Leon Trotsky ✆ Alan Korell |
Emmanuel Barot | El entrelazamiento de cuestiones de clase,
de nación y de raza, y también de género, se encuentra hoy en el centro de los
debates teóricos y militantes de la izquierda radical. Retomar la manera en que
Marx mismo había abordado este tema será útil, tanto para recordar que este
debate no ha surgido en la actualidad, aunque se ha renovado profundamente, y
que contrariamente a lo que se cree, nos puede aportar varios elementos en este
plano. Una de las objeciones clásicas que se le hacen a Marx y al
marxismo consiste en estigmatizarlo como portador de un “eurocentrismo”
congénito, un economicismo y un obrerismo rígidos, y una visión determinista y
unilineal, esencialmente evolucionista, de un proceso histórico que tendría en
todas partes del planeta los mismos estadios de desarrollo, induciendo con esto
un único esquema en materia de transición revolucionaria. Ciertamente, en el
joven Marx, algunos desarrollos del Manifiesto de 1848 o diversos artículos de
comienzos de los años 1850, en un contexto en el que le llama la atención
esencialmente el desarrollo del modo de producción capitalista y del
proletariado en Europa (sobre todo en Francia, en Alemania y en una Inglaterra
que sirve de telón de fondo y como ejemplo emblemático para todo El capital),
contienen tesis que exaltan el rol revolucionario del capitalismo en la
civilización de las naciones “bárbaras”.