26/2/15

La cuestión metodológica en la producción vygotskiana y la dialéctica marxista

El pensador ✆ Pablo Di Masso
Nancy Romanelli   |   He defendido la idea que para analizar un objeto de estudio a partir de la obra de Liev Siemiónovich Vygotskiy (1896-1934) es fundamental tener en cuenta las discusiones metodológicas y las contingencias históricas que marcaron el desarrollo de la producción del psicólogo bielorruso – después de todo, Vygotskiy, además de ser un teórico importante de la psicología, fue uno de los grandes epistemólogos de esa ciencia, y su busca del conocimiento siempre estuvo aliada con las necesidades urgentes de su tiempo histórico.

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Tratar comprender la dimensión metodológica de una obra que establece interfaces con varios campos del conocimiento y que viene sufriendo las más diversas interpretaciones, como es el caso de la de Vygotskiy, se constituye en una empresa de veras desafiante. En vista de la complejidad de la tarea aquí presentada y de la falta de espacio para discutir el un artículo, pretendo, en este estudio, solamente hacer una modesta introducción, de cuño bibliográfico, a la perspectiva metodológica vygotskiana. Por lo tanto, primero presentaré la filiación dialéctica marxista de las ideas de Vygotskiy; en seguida, retomando brevemente el contexto histórico ruso soviético, tomaré algunos hechos temáticos que orientarán la búsqueda vygotskiyana por una psicología general fundamentada en el método materialista dialéctico; por último, rescataré algunos importantes sustentos metodológicos del abordaje histórico-cultural relacionándolos con el método dialéctico-marxista. Mi objetivo es contribuir, de alguna forma, a un mejor entendimiento de la estrecha relación que Vygotskiy estableció entre investigación teórica e investigación metodológica.

Karl Marx contra Louis Althusser

Domenico  Losurdo   |   El joven Marx acusa a la sociedad de su tiempo  como “negación del humanismo positivo (positiver Humanismus), del “ humanismo  cabal” (vollendeter  Humanismus) (2) y el “ humanismo real” (realer Humanismus) (1) Formula su programa revolucionario enunciando  un “imperativo categórico  de echar por tierra todas aquellas relaciones en que el hombre es un ser degradado, sojuzgado, abandonado y despreciable” (3). Hay que acabar con un orden social en el que el hombre “está bajo el dominio  de relaciones y elementos inhumanos” (y no logra ser todavía “ un real entre genéricos ”(4) Para Louis Althusser estas formulaciones son ingenuidades ideológicas, felizmente superadas por el Marx ,maduro, más o menos  a partir de 1846 cuando se produjo la “ruptura epistemológica”  y la retórica humanista, ayuna de la lucha de clases, habría dado paso al materialismo histórico  o , mejor dicho, a la ciencia de la historia.

Es una interpretación, que en el plano filosófico adolece de confundir la lucha por el reconocimiento y la inclusión real del esclavo o semiesclavo  en la categoría de hombre con un humanismo edificante que desconoce o aparta el conflicto social. En realidad hemos visto como el joven Engels invita al obrero  a “salvar su humanidad” mediante la “rebelión contra la burguesía”,  es decir no con llamamientos morales  genéricos e indefinidos sino con una concreción política, con el cuestionamiento de un sistema social bien definido. Y La Ideología Alemana se burla de Max Stirner quien había dicho que “los negros protagonistas de la revolución de Haití y los negros cimarrones de todas las colonias no quieren  liberarse a sí mismos sino al hombre” (5)

Marxismo y postmarxismo

Karl Marx
✆ Joaquín Rodríguez 
Carlos X. Blanco   |   Las ideologías, a diferencia de las naciones y otras identidades, caducan muy pronto. No sobreviven más allá de un siglo y si parecen prolongar su existencia esto no es sino a costa de graves mutaciones que perjudican su esencia, la hacen morir. Llamaremos metábasis a este cambio sustancial de las ideologías. No puede dejar de existir metábasis ideológica cuando se dan transformaciones sociales de gran envergadura. El vínculo funcional entre los productos ideológicos y las condiciones sociales que los generaron se rompe con los cambios socioeconómicos. Es evidente que una sociedad puede dejar hacer uso de productos ideológicos genuinos, acogiéndose a residuos y fantasmas de ideologías ya pasadas: entonces esas ideologías fosilizadas, no evolucionadas, acaban desempeñando pese a todo su función social. Esta situación es la que nos presenta una Totalidad Social: todo, lo genuino y lo falseado, es por igual producto y agente causal. Una ideología es “actual” (las ideologías no son verdaderas ni falsas, sino que siempre se trata de realidades deformadas) o “caduca”. Y en ambas situaciones, una ideología siempre es activa y funcional. Hay ideologías vigentes o caducas, pero todas son efectivas, todas cumplen un papel real y efectivo, todas son deformaciones epistémicamente hablando.

Después de años estudiando el marxismo, me he dado cuenta de que su componente ideológico (más allá de su utillaje y sus categorías, aún válidas, en el análisis filosófico o económico-político) se encuentra hoy –siglo XXI- en una situación idéntica a la del liberalismo. Como ideologías decimonónicas ambas, nacidas al calor de un movimiento de emancipación de la burguesía, el marxismo y el liberalismo nacieron como movimientos derivados del espíritu jacobino. Tras Rousseau y la Ilustración, nadie lo puede negar, vinieron las guillotinas y Robespierre.