26/2/15

La cuestión metodológica en la producción vygotskiana y la dialéctica marxista

El pensador ✆ Pablo Di Masso
Nancy Romanelli   |   He defendido la idea que para analizar un objeto de estudio a partir de la obra de Liev Siemiónovich Vygotskiy (1896-1934) es fundamental tener en cuenta las discusiones metodológicas y las contingencias históricas que marcaron el desarrollo de la producción del psicólogo bielorruso – después de todo, Vygotskiy, además de ser un teórico importante de la psicología, fue uno de los grandes epistemólogos de esa ciencia, y su busca del conocimiento siempre estuvo aliada con las necesidades urgentes de su tiempo histórico.

 ►Português
Tratar comprender la dimensión metodológica de una obra que establece interfaces con varios campos del conocimiento y que viene sufriendo las más diversas interpretaciones, como es el caso de la de Vygotskiy, se constituye en una empresa de veras desafiante. En vista de la complejidad de la tarea aquí presentada y de la falta de espacio para discutir el un artículo, pretendo, en este estudio, solamente hacer una modesta introducción, de cuño bibliográfico, a la perspectiva metodológica vygotskiana. Por lo tanto, primero presentaré la filiación dialéctica marxista de las ideas de Vygotskiy; en seguida, retomando brevemente el contexto histórico ruso soviético, tomaré algunos hechos temáticos que orientarán la búsqueda vygotskiyana por una psicología general fundamentada en el método materialista dialéctico; por último, rescataré algunos importantes sustentos metodológicos del abordaje histórico-cultural relacionándolos con el método dialéctico-marxista. Mi objetivo es contribuir, de alguna forma, a un mejor entendimiento de la estrecha relación que Vygotskiy estableció entre investigación teórica e investigación metodológica.

De hecho, fue intensa, original y profunda la propuesta vygotskiana de investigar las bases epistemológicas de la ciencia psicológica y de mostrar qué visiones del mundo y concepciones metodológicas son indisociables de la investigación científica. De acuerdo con una investigadora de la psicología soviética, “cualquier teoría científica, especialmente de las llamadas ciencias humanas, responde a una concepción general sobre la esencia del hombre, su origen, la naturaleza del conocimiento”, entre otros factores (Shuare, 1990, p. 13, traducción nuestra). Tal como enfatizan otros dos psicólogos, la dimensión filosófica y la concepción del mundo cumplen “una función metodológica general en la investigación psicológica” y, de esa forma, contribuyen a asegurar la objetividad y el “carácter científico de los resultados obtenidos de una investigación dada” (Zinchenko & Smirnov citado por Shuare, 1990, p. 12- 13).

Al abordar la dimensión metodológica de la obra vygotskiana somos inmediatamente transportados a una época marcada por feroces debates epistemológicos en el campo de la producción científica. Es inevitable preguntarnos contra qué y a favor de qué el autor bielorruso entabló sus luchas y tratar de comprender la síntesis metodológica que él emprendió, tanto en el campo de la ciencia psicológica como en su abordage histórico-cultural. Para situarnos en relación a esos cuestionamientos, cabe retomar, antes de todo, algunas inquietudes epistemológicas que alimentaron el trayecto intelectual de Liev Vygotskiy.

Las preocupaciones filosófico metodológicas de Vygotskiy

Para discutir la cuestión metodológica en la producción de Vygotskiy, cabe mencionar que, para el autor, el término “método”, grosso modo, conjuga dos acepciones que son básicas pero se mezclan: 1) método de pesquisa (en el sentido de los procedimientos técnicos a ser puestos en práctica) y 2) método epistemológico (la perspectiva filosófica más general, que dirige la investigación). Esas dos perspectivas son indisociables y se retroalimentam en un estudio científico de orientación dialéctica, estudio denominado por Vygotskiy de metodología (Vigotski, 1927/1999b).

Reconocido como uno de los grandes nombres de la psicologia del siglo XX, Vygotskiy siempre mostró interés por el conocimiento filosófico y por la producción artística, estableciendo, en sus pesquisas psicológicas, interfaces con los campos de la estética, semiótica, pedagogía, epistemología y otros; pero esos campos de investigación, los estudios experimentales por él conducidos y gran parte de su producción teórica fueron permeados por una preocupación central: la busca de los específicos fundamentos metodológicos de la ciencia psicológica. Como indicó Alieksiey Nikoláievich Lieóntiev (1903-1979), renombrado psicólogo que trabajó directamente con Vygotskiy, fue la cuestión del método la que orientó la obra vygotskiana, aunque las investigaciones del autor bielorruso representaban “apenas la primera etapa” de un amplio programa teórico y metodológico (Leontiev, 1999, p. 426).

Veamos un primer ejemplo de esa preocupación de Vygotskiy con el método, rescatando algunas interfaces que el autor estableció entre el arte y la psicología. Discurriendo sobre sus estrategias metodológicas en el texto “El significado histórico de la crisis en psicología” (un manuscrito concluído en 1927 y publicado póstumamente) (Vigotski, 1927/1999b),1 el autor deja clara, antes de todo, la influencia que recibió de la obra de Marx y Engels. Refiriéndose a los análisis literarios (sobre la fábula, el cuento y la tragedia) que él mismo realizó en su tesis de doctorado Psicologia del Arte (estudio concluido en 1925 y publicado póstumamente) (Vigotski, 1925/1999c), el autor relata cuánto se inspiró en la tesis marxista de que “el análisis del hombre es la clave de la anatomía del mono” (Marx, 1844/1978a, p. 120) (la idea de que el estudio de condiciones más elaboradas permite comprender formas más simples):
[...] partí de la idea de que las formas más desarrolladas del arte son la clave de las formas atrasadas, como la anatomía del hombre lo es en relación a la de los monos; que la tragedia de Shakespeare nos explica los enigmas del arte primitivo y no al contrario. Además, hago afirmaciones sobre todo el arte y no compruebo, sin embargo, mis conclusiones en la música, en la pintura etc. Por otro lado: ni siquiera las compruebo en todas o en la mayoría de las variedades de literatura; tomo solamente un cuento, una tragedia. ¿Con qué derecho? No estudié las fábulas ni las tragedias y menos una fábula dada y una tragediadada. Estudié las  que constituyen la base de todo el arte: la naturaleza y el mecanismo de la reacción estética. Me apoyé en los elementos generales de la forma y del material inherente a todo el arte. Escogí para el análisis la fábula, el cuento y la tragedia más difíciles, precisamente aquelo en que son especialmente patentes las leyes generales: seleccioné los monstruos dentro de las tragedias etc. Ese análisis presupone hacer abstracción de los trazos concretos de la fábula como un género determinado para concentrar el esfuerzo en la esencia de la reacción estética (Vigotski, 1927/1997, p. 374-375, cursivas y traducción nuestra).
1 Considerando que la mayor parte de los escritos de Vygotskiy fue publicada póstumamente, y como mi objetivo es situar históricamente al lector sobre la producción del autor, opté por insertar, en las referencias presentes en el cuerpo del texto, el año original en que fue producido, seguido por el año de la edición que utilicé. Adopté ese mismo criterio en las citas referentes a las obras de Marx y Engels. Las demás citas de este artículo cumplen las normas indicadas por la American Psychological Association (APA).

En la cita de arriba es posible observar que Vygotskiy, al elaborar su tesis de doctorado, ya estaba interesado en buscar la esencia contenida en las apariencias de los fenómenos, un procedimiento propio del análisis dialéctico de base marxista. Vygotskiy mismo recuerda la famosa tesis de Marx y Engels: “Si la esencia y la forma de manifestación coincidiecen (…) toda la ciencia sería innecesaria” (Marx & Engels citado por Vygotskiy, 1927/1999b, p. 383). No hay duda que las concepciones filosófico-metodológicas marxistas ejercerán significativa influencia en la producción del psicólogo bielorruso, dirigiendo sus escritos, presentaciones públicas y otras actividades; pero es preciso examinar la específica manera por la cual Vygotskiy incorporó al campo de la psicología el legado filosófico y metodológico de Marx y Engels, e intentar comprender, de forma más detallada, las contribuciones del autor bielorruso para la construcción de una posible psicología marxista.

Como veremos a lo largo de este artículo, las vías abiertas por Vygotskiy en su busca de una psicología marxista fueron bastante originales y forjadas en el embate epistemológico con la producción científica de su época. En su inquieta reflexión, el autor bielorruso no perdona   incluso a algunos colegas que, así como él, deseaban construir una psicología marxista, pero que, para eso, no consideraban la complejidad de tal intento y recurrían a dogmatismos y sociologismos (Vigotsky, 1927/1999b, p. 203-417).

Del todo inmerso en las contradicciones, esperanzas y grandes demandas que la Revolución Rusa de 1917 suscitaba, Vygotskiy procuró luchar, con toda su fuerza y genialidad, para la concretización de las transformaciones sociales tan deseadas por la población (Zanella, 2001, p.39). La nueva condición política exigía de las ciencias (y de las artes en general) soluciones concretas para los agudos problemas sociales, y la ciencia psicológica precisaba responder, con urgencia, a las demandas que le tocaban (Shuare, 1990, p.24-25). Aunque, a partir de 1928, el terror estalinista había destruído muchas conquistas de la revolución bolchevique, cabe recordar el compromiso político-social que motivó la producción vanguardista de figuras como Vygotskiy, Eisenstein, Mayakovskiy, y también de millones de otros personajes que tal vez no sean tan ilustres, pero trabajaron de forma igualmente ardua para democratizar al arte y la ciencia y colocarlas totalmente al servicio de las necesidades colectivas.

Según Shuare (1990), la así llamada psicología soviética (desde el período posrevolucionario hasta el año en que la autora escribió la introducción a su investigación, en diciembre de 1988) “muestra un trazo que la diferencia marcadamente de otros sistemas científicos y que representa su punto de partida metodológico. Se trata de las relaciones entre la ciencia psicológica y la filosofía” (p.11, traducción nuestra). De acuerdo con la autora, “una de las características más notables de la psicología soviética” reside en el hecho de haberse definido esa psicología como “una ciencia que busca una concepción filosófica determinada – el materialismo dialéctico e histórico”. Fue a partir de esa referencia central que la ciencia psicológica soviética pasó, entonces, a “desarrollar su pesquisa científica” (p.11, traducción nuestra). No obstante, Shuare comenta que la existencia de un punto de partida común para los investigadores no significaba, en teoría, que las investigaciones deberían ser orientadas por un “sistema rígido de normas y ‘recetas’ o de procedimientos técnicos”, pues esa rigidez podría conducir a la “dogmatización del conocimiento científico” (Yudin citado por Shuare, 1990, p. 13, traducción nuestra).

Es un hecho que la dimensión político-social estaba orgánica y directamente asociada a los avances de las artes y las ciencias, al menos en la primera década de la Revolución Rusa, mas no se puede restringir el contexto local a la producción de un autor cosmopolita y de vastos intereses como Vygotskiy, ni tomar el marxismo como el único referente en el desarrollo de sus formulaciones, a pesar de la inegable influencia, en la obra del psicólogo bielorruso, de las ideas de Marx y Engels.

El lector de los escritos vygotskianos siempre se sorprende con la profundidad y la cantidad de batallas teórico metodológicas que el psicólogo tuvo con diferentes enfoques filosóficos (estructuralismo, idealismo, fenomenología, entre otros) y teorías psicológicas (behaviorismo, psicoanálisis, reflejología, reactología y tantas más); se sorprende, nuevamente, al verlo  adentrarse en la psicología del arte y vérselas con la fábula, el cuento y la tragedia; y sigue sorprendiéndose al deparar en sus inovadores análisis del Hamlet de Sheakespeare y del simbolismo y del formalismo rusos. El estudioso de los escritos vygotskianos se impresiona, además con la lista de pensadores, filósofos y científicos que, de forma más o menos directa y en diferentes momentos de su vida, influenciaon el trayecto intelectual del psicólogo bielorruso: Espinosa, Hegel, Darwin, Janet, Piaget, Lévy-Bruhl...

No obstante, la diversificada formación cultural de Vygotskiy no diluye o minimiza, en absoluto, la importancia del marxismo en su obra. De diversas formas, el materialismo dialéctico se revela y ejerce en el trabajo de Vygotskiy, como, por ejemplo, cuando el psicólogo contemplaba, al investigar un determinado objeto de estudio, toda la producción científica que estuvese a su alcance, buscando, así, no solo sumar información, sino alcanzar una superación dialéctica, un salto cualitativo o un nivel más profundo de conocimiento.

En busca de El Capital de la psicología

Aunque la obra del psicólogo bielorruso venía siendo blanco de las más distintas interpretaciones, los comentaristas vygotskianos reconocen, generalmente, que las ideas de Marx y Engels desempeñaron un importante papel en la vasta producción del autor (Wertsch, 1985; Shuare, 1990); algunos estudiosos cuestionan, con todo, si esa influencia fue determinante y primordial o debe ser vista solamente como una influencia que se igualaría a otras tantas que permearon el trabajo del psicólogo (Van der Veer & Valsiner, 2006).

Aunque no haya uniformidad entre los comentaristas en relación al peso que se deba atribuir, en la extensa producción del autor, a la teoría marxista, parece bastante válida la interpretación de Duarte (2001, p. 80) que “la obra de Vygotskiy no puede ser bien comprendida si intentamos separarla de sus fundamentos filosóficos, especialmente aquellos más directamente ligados al universo de la filosofía marxista”. Esa perspectiva filosófica, que dirigió el trabajo de Vygotskiy y para la cual el psicólogo dirigió constantemente la atención de la comunidad científica, tiene como uno de sus elementos centrales la “noción del hombre histórico, que se constituye en cuanto sujeto a partir de las relaciones que establece con otros hombres” (Zanella, 2001, p. 87).

En su busca de la psicología del hombre histórico, Vygotskiy desarrolló una amplia y dinámica obra; pero esa vasta producción se caracterizó, según Vieriesov (1999), por tres vectores centrales: consciencia, objetividad y monismo, más precisamente, por la busca, de carácter monista, de una teoría científico-objetiva de la consciencia humana. De acuerdo con Vieriesov, es posíble identificar, durante cierto período de la obra de Vygotskiy, conflictos entre el presupuesto científico-monista del autor bielorruso y las teorías psicológicas de carácter dualista a las cuales él se acercó, ya que esas teorías mantenían dividida la relación entre consciencia y realidad social. Vygotskiy, según Vieriesov, se aproximó inicialmente a las dos orientaciones marcadamente dualistas: la reflejología (hasta 1924) y el “estructuralismo comportamental” (de 1925 a 1927); esbozando, gradualmente, un abordaje monista con su teoria histórico-cultural (de 1927 a 1934). El comentarista resalta que, aunque Vyigotskiy se había identificado con algunos supuestos de las corrientes arriba mencionadas, el autor bielorruso, con sus indagaciones teórico-metodológicas, siempre estuvo a la cabeza de esas corrientes. Vieriesov afirma, además, que el desarrollo de la producción vygotskiana está intrínsecamente vinculado a los propios conflictos con los cuales el psicólogo se topó a lo largo de su trayectoria (Veresov, 1999, p. 193-207).

No se pretende escudriñar, en este artículo, los conflictos arriba mencionados (por más importante que sea esa tarea), pero sí apuntar las motivaciones políticas, filosóficas y metodológicas que llevaron al psicólogo a priorizar el conjunto consciencia-objetividad- monismo. Entre las diversas razones que contribuyeron a que Vygotskiy se dirigiera hacia  esa tríada, cabe destacar, aqui, la participación visceral del autor en la propuesta de la Revolución de 1917 y el desafío – aceptado por él y otros investigadores soviéticos – de elaborar una psicología dialético-marxista que contemplase la dimensión histórico-materialista del psiquismo. Esa perspectiva “historicista” del desarrollo psíquico puede ser considerada, en la opinión de Shuare (1990, p. 59), el principal eje articulador de la producción vygotskiana. De acuerdo con la comentarista, el eje de la cuestión presupone que los fenómenos psíquicos son “sociales por su origen” y que estudiarlos implica entender que “la historia del psiquismo humano es la historia social de su constitución” (p. 61, cursiva de la autora, traducción nuestra).

Fue en la dialéctica marxista que Vygostskiy procuró recursos para investigar el estado de crisis en que se hallaba la psicología, ciencia que, según el autor, generalmente no  consideraba la naturaleza social e histórica de los fenómenos psíquicos. En el manuscrito “El significado histórico de la crisis en psicología” (Vigotski, 1927/1999b), ya mencionado en este texto, Vygotskiy identificó la necesidad de la ciencia psicológica de disponer de su propio El Capital, o sea, de un conjunto articulado de supuestos teórico metodológicos forjados a partir de los principios dialéctico-materialistas. El autor creía que la psicología precisaría construir una “ciencia general” (también por él denominada “teoría intermediaria”) que, al analizar dialécticamente las producciones de las diversas “ciencias particulares” (las varias “disciplinas” o “dominios” del campo de la psicología), procediese, entonces, a una “elaboración y generalización” de aquellas diversificadas producciones, algo que sería “imposible dentro de cada disciplina [psicológica] por separado” (p. 244).

Fiel al enfoque dialético-materialista, Vygotskiy afirmaba que la psicología, al elaborar su ciencia general, necesitaba adoptar “la perspectiva realista objetiva –esto es, materialista en gnoseología y dialéctica en lógica– para el análisis del conocimiento científico”. Por lo tanto, el autor bielorruso nos recuerda que, para el materialismo dialéctico, es la realidad la que “determina nuestra experiencia (...), el objeto de la ciencia y su método”; él destaca, además, la imposibilidad de estudiar “los conceptos de cualquier ciencia prescindiendo de las realidades representadas por esos conceptos” (Vigotski, 1927/1999b, p. 246). Al proceder así, Vygotskiy evidencia su opcióno por un abordaje psicológico comprometido con entender al hombre concreto (el ser humano insertado en su realidad histórica objetiva), al reiterar que el psiquismo es -él también– una realidad objetiva que puede ser develada por medio de la comprensión dialéctica.

Al entender la dialéctica como perspectiva “universal al máximo” que “abarca la naturaleza, el pensamiento, la historia”, Vygotskiy definió la “ciencia general” psicológica como “materialismo psicológico” o “dialéctica de la psicologia” (Vigotski, 1927/1999b, p. 393). Esa “ciencia general” tendría el potencial de sobrepasar las arraigadas, estáticas y ahistóricas orientaciones psicológicas, de carácter metafísico y/o mecánico materialista que limitaban profundamente, a entender del autor, el desarrollo de la psicología (p. 342-343). Con su perspectiva dinámica e histórica, la “dialéctica de la psicología” estudiaría las “formas más generales del devenir” y cómo ellas se manifiestan “en el comportamiento y en los procesos de conocimiento” (p.247).

Antes de continuar analizando la propuesta vygotskiana de una “ciencia general” como expresión del “materialismo psicológico” o “dialéctica de la psicología”, cabe señalar algunos aspectos del método dialéctico-marxista.

En el posfacio a la segunda edición de El Capital, Marx afirma que, en la perspectiva dialéctico-materialista, lo ideal y lo material son dos manifestaciones diferentes de una y la  misma naturaleza: “lo ideal no es nada más que lo material, traspuesto y traducido en la cabeza del hombre” (Marx, 1873/1982b, p. 20, énfasis nuestro). Referiéndose a su método de investigación, en Para una crítica de la economía política, el filósofo alemán afirma que la realidad concreta “aparece en el pensamiento como proceso de síntesis, como resultado, no como punto de partida, aunque sea el punto de partida efectivo (...)” (Marx, 1859/1982a, p.14). Ese proceso de síntesis, alcanzado por medio de un análisis objetivo de la realidad, tiene potencial transformador, pues el sujeto, después de aprender la “unidad de lo diverso”, se  modifica a sí mismo y, al mismo tiempo, puede generar nuevos movimientos en la realidad social.

Prado Jr. (1973) resalta que el conocimiento se presenta en la consciencia humana no como una copia ipsis litteris de la realidad, sino, como demuestran las palabras de Marx arriba citadas, como una traducción, o sea una aprensión o representación mental de lo concreto. Esa distinción es central para diferenciar los puntos de vista idealista (o metafísico) y mecánico materialista, del punto de vista dialéctico-marxista, y para comprender también la presencia del monismo materialista de Vygotskiy.

En los análisis de Vygotskiy (1927/1999b, p. 391) sobre el método dialéctico, el autor resalta que, aunque ese método represente “la palanca por medio de la cual la filosofía dirige a la ciencia”, no tiene sentido proceder a una aplicación directa del materialismo dialéctico a la psicología, así como es imposible aplicarla directamente a la historia o a la sociología. Se hace mucho más necesaria la creación de una metodologia, o sea, una ciencia general o “teoria intermediaria”, evitándose así el riesgo de producir “una tosca deformación del marxismo y de la psicologia” (p.392).

El psicólogo bielorruso afirma que Marx formuló una ciencia de la historia – el materialismo histórico – ciencia que ciertamente es subsidiada por el materialismo dialéctico, pero que fue creada para estudiar categorías y leyes propias de la sociología.2 Vygotskiy enfatiza, además, que la dialéctica opera con categorías abstractas que son válidas para cualquier campo del saber, pero que se comete un tremendo error epistemológico al intentar aplicar la dialéctica, directamente, a una determinada área del conocimiento sin establecer principios metodológicos intermediarios que respondan, simultáneamente, a las directrices dialécticas generales y a las especificidades del área en cuestión. El mismo error ocurriría al  aplicar, ingenuamente, los conceptos oriundos del materialismo histórico (tales como las nociones de clase social, mercado, plusvalía). Esa actitud apresurada y simplista en nada contribuiría, de acuerdo  con Vygotskiy, a que la psicología construyese su El Capital. El psicólogo bielorruso no  esperaba encontrar en el marxismo la solución al problema de la comprensión del psiquismo, pero sí aprender “en la generalidad del método de Marx cómo se construyó la ciencia, cómo enfocar el análisis de la psique” (Vigotski, 1927/1999b, p. 395, énfasis de la autora) - en otras palabras, cómo elaborar una metodología propia de la psicología.

2 La cuestión del método no fue desarrollada de forma sistemática por Marx; él se limitó a aplicar el método a la historia, como afirma Prado Jr. (1973). Ese hecho pudo haber favorecido distintas interpretaciones y denominaciones de la producción teórico-metodológica marxiana, tales como: 1) “materialismo histórico y dialéctico”, en cuanto teoría de la historia (“materialismo histórico”) que agrega de forma inseparable una teoría del conocimiento (“materialismo dialéctico”) (Althusser, 1979; Prado Jr, 1973); 2) “dialéctica”, que incorpora, en sí, una concepción materialista e histórica (Vieira Pinto, 1979); 3) “materialismo histórico”, se omite la “dialéctica” al considerar que el historicismo es, por sí mismo, dialéctico (Gramsci, 1999). Vygotskiy, con todo, realizó un análisis que contemplaba, al mismo tiempo, la imbricación y la diferenciación entre la teoría de la historia (contenidos sociológicos) y la teoría del conocimiento (método dialéctico) en la producción de Marx, incluyendo, en sus análisis, los estudios realizados por Engels en La Dialéctica de la Naturaleza (Engels, 1876/1991); por tanto, es con esa interpretación, que el artículo aquí presentado se propone  trabajar.

Al considerar que la “teoría de la historia” (o materialismo histórico) ya había sido creada, Vygotskiy defendió la tesis de que sería necesario formular otros “materialismos” científicos,  tales como el “materialismo biológico” y el “materialismo psicológico”. Esas “teorías intermediarias” precisarían ser constituidas a partir de un amplo diálogo entre las distintas orientaciones internas que pertenecen a un campo dado del saber. La expectativa del autor en relación a la ciencia psicológica era que ese diálogo metodológico entre sus distintas corrientes superase dialécticamente las difíciles y antiguas contradicciones que reinaban en esa ciencia. Vygotskiy veía con optimismo la crisis en la psicología, y creía que una profunda crítica dialéctica de las  proposiciones idealistas y mecanicistas podría promover la constitución de una nueva ciencia psicológica. Vygotskiy reconocía en la sofisticación metodológica una oportunidad sin par para una comprensión verdaderamente histórica y social del psiquismo humano. Se hacía necesario, así, identificar urgentemente los elementos no científicos y metafísicos que, a lo largo de los siglos, se habían adherido a la psicología como “al casco de un trasatlántico” (Vigotski, 1927/1999b, p. 416). Vygotskiy tenía consciencia de que esa psicología además no existía y que su construcción exigiría grandes esfuerzos y una mirada crítica y madura, por parte de la comunidad científica, de la psicología en crisis, pues la creación de la ciencia general psicológica reconfiguraría el cuadro global de la psicología existente. Sabía, también, que ese cuestionamiento metodológico precisaría abarcar no solo el campo de la psicología, sino también otras áreas del conocimiento. Él no era ajeno al hecho de que tal psicología solo podría comenzar a constituirse en el umbral de una “nueva sociedad” (p. 417).

Delari , Jr. (2000, p.61) llama la atención al hecho que Vygotskiy, al confrontarse con la crisis de la ciencia psicológica y constatar que las diferentes “psicologías de su tiempo” no conseguían “estudiar lo que hay de específicamente humano en el hombre”, lanzó “las bases para la construcción de una psicología humana” que tenía “por objeto la consciencia”. Así, la propuesta era que la ciencia psicológica, al adoptar la consciencia como objeto de estudio y valiéndose de una metodología propia de investigación (de orientación materialista-dialéctica), superase una serie de antiguas y arraigadas concepciones dualistas — cuerpo-mente, subjetivo-objetivo, razón-emoción, entre tantas otras —, constituyéndose como una ciencia monista,3 materialista y objetiva del hombre histórico. No obstante, serias restricciones políticas comenzaron a despuntar: el dogmatismo estalinista pasó, gradualmente, a impornerse en la producción científica, coartando los avances y concepciones de vanguardia (en las artes y en las ciencias) que habían marcado la fase inicial de la Revolución Rusa. En el inicio de la década de 1930 el propio Vygotskiy pasó a “sufrir ataques por su supuesta liga con filósofos y psicólogos idealistas mencheviques” (Van der Veer & Valsiner, 2006, p. 334).

3 Es importante resaltar que el monismo tiene una amplia tradición en la historia de la filosofía y no se restringe al monismo marxista. Vale también mencionar que la concepción monista de Espinosa ejerció, como apunta Delari Jr. (2000), fuerte influencia en la obra de Vygotskiy.

No hay duda que la busca de El Capital de la psicología por parte del psicólogo bielorruso y de sus colaboradores, fue una tarea extremadamente audaz, pues indicó la forma como el marxismo influyó el abordaje histórico-cultural. En lo que se refiere a la inédita alternativa que Vygotskiy ofreció para manejar la crisis de la psicología de su época (la posibilidad de la formulación de una ciencia general psicológica), cabe recalcar que ese proyecto, que solo podría ser emprendido colectivamente, no alcanzó las proporciones soñadas por el autor. Al mismo tiempo, el abordaje histórico-cultural se tornó una más entre las “escuelas” de la psicología (ciencia que, al parecer, aún vive en profunda crisis epistemológica) (Yuriévich citado por Veresov, 2010, p. 267-268).

Algunos fundamentos metodológicos del abordaje histórico-cultural

De la misma forma que Marx en El Capital analizó algunas categorías genéricas de la economía capitalista (como, por ejemplo, el mercado), procurando estudiarlas dialécticamente para así develar el funcionamiento social, Vygotskiy también procuró estudiar dialécticamente categorías o estructuras específicas del ser humano que pudiesen develar el funcionamiento psíquico. Él las reconoció en las “funciones psíquicas superiores” – memoria lógica, atención voluntaria, formación de conceptos, imaginación, entre otras –, buscando comprender, en la inter relación dinámica y en el desarrollo de esas funciones, el proceso de formación social de la consciencia.

No obstante, se observa en las investigaciones vygotskianas que, al mismo tiempo que estudiaba el desarrollo de las funciones psíquicas superiores, el autor procuraba extraer de sus pesquisas posibles principios generales para la ciencia psicológica. En un conjunto de notas de 1929 (posteriormente publicado con el título “Psicología concreta del hombre”), el autor hace hizo la siguiente nota (que anticipa su “ley genética general del desarrollo cultural”): “Ley general: cualquier función del desarrollo cultural del niño aparece en escena dos veces, en dos planos – primero en el social, después en el psicológico, primero entre las personas como categoría interpsicológica, después – dentro del niño [como categoría intrapsicológica]”. Recurriendo a una “paráfrasis de Marx” (sexta tesis sobre Feuerbach) (Marx, 1845/1978b), él anotó también que “la naturaleza psicológica de la persona es el conjunto de las relaciones sociales, transferidas hacia dentro y que se volvieron funciones de la personalidad y formas de su estructura” (Vigotski, 1929/2000, p. 26-27).

La intrínseca relación entre los planos psicológico y social, arriba mencionada, es también indicativa del monismo materialista de Vygotskiy; con todo, esa relación solamente se puede consolidar con la idea de la mediación del signo, la cual, entre 1927 y 1928, se volvió, para el autor, el definitivo factor dialéctico unificador de las categorías inter e intrapsicológicas. De acuerdo con Vieriesov (1999), la mediación del signo pasó a ser vista por el psicólogo bielorruso como un tipo de relación o un “principio explicativo” del vínculo existente entre la consciencia y el medio social, pudiendo ser denominada “método objetivo monista de análisis de la mente” (p. 194, traducción nuestra). Ese método ganaría cuerpo entre 1933 y 1934, con la idea de unidad de análisis desarrollada por el autor (abordada abajo).

El signo como instrumento mediador fue resuelto metodológicamente a partir de 1930; a esa relación Vygotskiy la denominó “método instrumental”. Ese método fue  representado por el psicólogo mediante la fórmula A – X – B, en la cual la relación estímulo-respuesta o excitante-reflejo (A – B), hasta entonces vista por la perspectiva reflejológica como una relación inmediata, pasa a ser mediada, de acuerdo con Vygotskiy, por un signo (X) (por ejemplo, el lenguaje verbal, las diferentes formas de numeración y cálculo, las obras de arte, la escritura, etc.). Para el autor cabe hablar, a partir de entonces, de otras dos conexiones: A – X y X – B (Vigotski, 1930/1999a). El método instrumental buscó explicar, de forma esquemática, la importancia del signo como mediador en la formación de la consciencia, y por tanto, como el principal agente responsable de la capacidad exclusivamente humana de autodominio consciente de la conducta, capacidad que fue desarrollada por medio de la apropiación de las funciones psíquicas superiores.

En la producción de Vygotskiy se torna cada vez más evidente la preocupación metodológica por el análisis cualitativo del desarrollo psicológico; y, como indica Wertsch (1985, p. 17), con un abordaje metodológico que prioriza la idea de proceso, al revés del de producto. Para dar cuenta de tal intento, Vygotskiy creó el método genético (o “genético causal” o “genético-experimental”). Ese método exige al investigador, en sus pesquisas experimentales, la creación de mediaciones simbólicas que busquen la génesis, o sea, el origen del desarrollo, y le impone la necesidad de una explicación de los fenómenos (y no solamente su descripción); en fin, busca conocer la esencia (y no solamente la apariencia) de los fenómenos psicológicos. Ese método reforzó las pesquisas de Vygotskiy y colaboradores sobre el vínculo existente entre aprendizaje y desarrollo, sustentando sus estudios sobre el importante papel de los conceptos en el proceso de formación de la consciencia.

En la fase final de su producción, Vygotskiy expone su “método de análisis por unidades”, el cual permitiría investigar el denominador común existente entre funciones sistémicas directamente inter relacionadas. En el caso del pensamiento y del lenguaje, el autor identificó el significado de la palabra como la unidad básica, o factor común a esas dos instancias (Vigotski, 1934/2001). En el significado de la palabra el autor reconoció, además, el principio explicativo organizador de la consciencia humana. La mediación semiótica de la palabra en el pensamiento, aliada a la idea del desarrollo de la consciencia, se sofisticó al final de su producción, principalmente cuando Vygotskiy pasó a concebir la relación entre las funciones psíquicas elementales (de naturaleza biológica) y las superiores (de origen cultural) de forma dinámica y sistémica. La idea de sistema psicológico desarrollada por el autor fue, así, fundamental para el avance de su monismo materialista (Vigotski, 1934/2001). Según Shuare (1990), el psicólogo bielorruso, al contemplar las operaciones semióticas en el desarrollo de las funciones psíquicas superiores, avanzó en la comprensión de la complejidad de los procesos psíquicos y en el entendimiento del tránsito de la “historia natural de la psique hacia el ámbito de las formaciones históricas del comportamiento” (p.67, traducción nuestra).

Vale señalar, además, la importancia que asume la idea dialético-marxista de “crisis” en la obra vygotskiana. La crisis y su potencia transformadora fueron reconocidas por Vygotskiy, como he mencionado anteriormente, en los impasses epistemológicos experimentados por la ciencia psicológica, pero lo crisis como condición propulsora de saltos cualitativos también fue identificada por el autor a lo largo de la filogénesis y de la ontogénesis del desarrollo psíquico humano. Esa concepción dialéctica de crisis propició una comprensión dinámica del proceso de constitución de la consciencia.

El modesto conjunto de factores arriba expuesto representa solo parte de las formulaciones teórico metodológicas desarrolladas por Vygotskiy; sin embargo, incluso al considerar la estrechez del conjunto aqui presentado, es posible identificar el intento del autor bielorruso de construir un abordaje científico y objetivo de la consciencia humana, abordaje que se fundamenta en una perspectiva monista y en la suposición de un psiquismo que tiene como fuente para su desarrollo los procesos históricos y culturales. El autor demostró, así, que logró  aprender “en la globalidad del método de Marx cómo se construyó la ciencia, cómo enfocar el análisis de la psique” (Vigotski, 1927/1999b, p. 395, cursivas de la autora).

Consideraciones finales

Después de este breve rescate de la cuestión metodológica en la obra de Vygotskiy, serán sintetizados, en seguida, los principales contenidos aqui abordados. En este tema serán también extraídas algunas conclusiones preliminares, entre las diversas posibilidades interpretativas e indagatorias que el presente estudio pueda suscitar.

Destacándose el papel del historicismo en la obra vygotskiana y tomándose como referencia la triada temática “consciencia, monismo y objetividad”, se procura realizar, aquí, algunas reflexiones globales sobre el método materialista dialéctico en la producción vygotskiana. Se comentó la forma sofisticada por la cual Vygotskiy aprendió el legado marxista (el autor evitó tanto las importaciones de conceptos del materialismo histórico cuanto las aplicaciones directas del materialismo dialéctico al campo de la producción psicológica). Se abordó la propuesta vygotskiana de creación de una ciencia general para la psicología, como también para otras áreas del conocimiento. Se rescató la “ley genética del desarrollo cultural” (y, en consecuencia, las tentativas vygotskianas de encontrar principios generales para la psicologia). Se abordó además de forma muy breve el “método instrumental” y la importancia de la mediación semiótica en el desarrollo de la consciencia (el signo como instrumento de la constitución histórica del psiquismo, a lo largo de la filogénesis y de la ontogénesis, y el significado de la palabra como principio organizador de la consciencia humana). Fueron destacados los avances propiciados por el método genético (método que prioriza la idea de proceso, al contario de producto) y las ricas posibilidades abiertas por el “método de análisis por unidades” (directriz metodológica que permite identificar factores comunes entre fenómenos directamente relacionados). Se mencionó la preocupación vygotskiana por entender, de forma dinámica y sistémica, la génesis y la evolución de las funciones psíquicas superiores, así como como la importancia de la noción de sistema psicológico que él desarrolló.

Esos temas no  agotan, en absoluto, la amplia contribución metodológica de Vygotskiy a la producción psicológica (y, también, a la teoría del conocimiento). Tales contribuciones además merecen, por cierto, estudios más profundos que identifiquen las singularidades de la metodología vygotskiana, inclusive porque la forma por la cual el autor traduce la dialéctica marxista para la  psicología puede contribuir a solucionar varios problemas fundamentales en diferentes áreas del conocimiento. El vanguardista abordaje metodológico de Vygotskiy, de acuerdo con Vieriesov (1999), no debe, por tanto, ser visto como un mero tema de época o un detalle en su vasta obra, pues, por lo que todo indica, los análisis epistemológicos y las formulaciones metodológicas del autor continúan extremadamente actuales y expresan “una moderna concepción con un potencial metodológico, que no fue completamente explorado” (p. 197, traducción nuestra).

Explorar la obra de Vygotskiy a profundidad no es tarea simple; como apunta Delari Jr. (2010), las ediciones de los escritos del autor apenas contemplan, hasta el momento, parte de su vasta producción (en Brasil, tan solo diez por ciento); además de esa dificultad, el investigador que no conoce la lengua rusa tiene que vérselas, frecuentemente, con problemas de traducción. Además, recientemente, algunas anotaciones de Vygotskiy pertenecientes al acervo de su família fueron organizadas y comentadas por una investigadora de su obra, de lo que resultó la revelación de importantes aspectos de los “bastidores” de su producción. En uno de esos escritos, cuando el autor bielorruso aborda la cuestión de la liberdad, menciona la necesidad de “traer el spinozismo a la vida en la psicología marxista” (Vigotski, 1932 citado por Záviershnieva, 2010, p. 66, traducción nuestra). Temas de ese género no son solo curiosidades; ellos indican, en realidad, importantes cuestiones metodológicas que pueden ser profundizadas. Los estudios que se han acercado, en la obra vygotskiana, a la influencia de Spinoza y el papel de la emoción, de los afectos y de la volición en la consciencia; las pesquisas que analizan la función del drama en la formación de la personalidad y las interfaces entre arte y psicología (el presente dossier presenta importantes trabajos con esas temáticas) – todos ellos abren, también, diversas puertas para comprender y ampliar la reflexión metodológica en la perspectiva histórico-cultural.

Por último, vale destacar el beneficio para el investigador que se inspira en la obra vygotskiana, de familiarizarse con las sofisticadas soluciones teórico-metodológicas que el psicólogo elaboró, procurando entenderlas no como conceptos aislados, sino en el conjunto de la discusión epistemológica realizada por el autor. Como demonstró el propio psicólogo bielorruso, la producción científica de filiación dialéctico-marxista se ejerció en dos niveles más o menos simultáneos: el “particular” y el “general”. Como la investigación puntual no se limita necesariamente a sí misma, teniendo potencial para develar también principios más generales de un campo dado de conocimiento, lo “particular” y lo “general” se revelan en continua inter-relación. Rescatar, en el campo de la investigación científica, la dialéctica que se establece entre esos dos niveles, por cierto trae implicaciones de diversos órdenes, en especial cuando se considera las múltiples interpretaciones que la perspectiva histórico-cultural viene sufriendo a lo largo del tiempo; mientras tanto, una evaluación más consistente de esas y otras implicaciones puede venir a exigir al pesquisador de la obra vygotskiana un contacto próximo tanto con las proposiciones epistemológicas formuladas por Vygotski como con las teorizaciones filosófico-metodológicas elaboradas por Marx y Engels.

Referencias

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Psicologia em Estudo, Maringá, v. 16, n. 2, p. 199-208, abr./jun. 2011
Traducción: Efraín Aguilar

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