6/1/15

Dictadura y democracia en el capitalismo | La autoridad capitalista en el proceso de producción

Karl Marx ✆ Ken Mafli 
Ariel Mayo   |   El capitalismo es la primera forma de organización social dominante a nivel mundial. Como tal, demostró una extraordinaria flexibilidad para adaptarse a circunstancias variadas, sin perder eficacia en su capacidad para apropiarse el plustrabajo realizado por la clase trabajadora (1). Esto es así porque el capitalismo está basado en la explotación de los trabajadores por la burguesía, dueña de los medios de producción. Si se tienen dudas acerca de la validez de la última afirmación basta constatar la ferocidad con que la burguesía defiende su propiedad (guerras, golpes de Estado, represiones, asesinatos, torturas y sigue la lista).

La realidad de la explotación capitalista implica que la clase obrera está obligada a ceder una parte sustancial de su tiempo vital a la burguesía, sin recibir nada a cambio. En otras palabras, los trabajadores producen de manera gratuita para la burguesía durante una parte de la jornada laboral. Esta explotación se da por medio del trabajo asalariado, que supone la existencia de trabajadores libres de toda forma de dependencia personal (por ejemplo, esclavitud, servidumbre feudal, etc.). Además, en buena parte del planeta existen regímenes políticos democráticos, esto es, los gobernantes son elegidos por el voto de los ciudadanos, con la particularidad que, entre estos últimos, los trabajadores constituyen la mayoría.

Un marxisme pour le XXIe siecle | Colloque international consacré à l’œuvre de Nicos Poulantzas

L’œuvre de Nicos Poulantzas (1936-1979) alimente aujourd’hui au plan international les recherches marxistes parmi les plus novatrices. Etat, crise, classes sociales, mondialisation, Europe, transformation des rapports de production, fascisme… sur tous ces sujets, Poulantzas a fait évoluer le marxisme sur des voies inexplorées, en s’appuyant sur les classiques – Rosa Luxemburg et Gramsci, parmi d’autres – mais en ouvrant également le marxisme à des influences extérieures, celle de Michel Foucault par exemple. Cette œuvre se situe à la charnière de deux époques : le capitalisme d’après-guerre, et son cycle de croissance ininterrompu de trois décennies, et la période issue de l’entrée en crise de ce cycle dans la première moitié des années 1970, dont nous ne sommes à bien des égards pas encore sortis. C’est ce qui confère à la pensée de Poulantzas sa très grande actualité.

Si la Grande-Bretagne, l’Allemagne ou encore l’Amérique latine connaissent de puissantes traditions de recherche poulantzassiennes depuis plusieurs décennies, on ne peut pas en dire autant de la France, pourtant pays d’élection de Poulantzas. Comme tout ce qui touche de près ou de loin au marxisme, l’œuvre de Poulantzas a été l’objet en France, depuis les années 1980, d’un remarquable silence.