25/9/15

Karl Marx y algunas curiosidades de su biografía

La aportación individual más decisiva en toda la historia del pensamiento socialista es la de Karl Marx (1818-1883). Nacido en Tréveris, a orillas del rio Mosela, era descendiente de una familia de rabinos judíos, pero su padre había roto con esa tradición y había además abandonado la religión hebrea para poder entrar en la sociedad burguesa gentil. Tal fenómeno no era insólito en la Alemania de aquel entonces, pues ésta era la única manera de encontrar plena aceptación social. 

Aunque Marx se crió, pues, en el seno de una familia hipotéticamente cristiana, las tradiciones culturales del judaísmo son una parte sustancial de su formación. Hasta el momento de entrar en la universidad, Karl Marx recibió una educación liberal burguesa. El vecino y amigo de la familia, el barón Ludwig von Westphalen, sin embargo, dio a conocer al muchacho algunas ideas revolucionarias, en especial las de Saint-Simon. Marx se enamoró de su hija, Jenny von Westphalen, y se prometió con ella a los dieciocho años. Esta mujer, magníficamente educada por su padre, sería la infalible compañera y colaboradora de Marx durante toda su vida.

En 1838, Marx se encontraba en la Universidad de Bonn, donde llevó una vida estudiantil particularmente agitada -escribió poemas, fue sancionado por la autoridad académica y se batió en un duelo- tras la cual se trasladó a la Universidad de Berlín orientado por su padre. Éste le ordenó que estudiara derecho, cosa que hizo, aunque lo fue sustituyendo por la filosofía. En la capital de Prusia, Karl Marx cambió de hábitos, leyó vorazmente y alternó poco, mientras seguía escribiendo versos de romántica intensidad y de calidad mediocre. Marx se graduó en Berlín en 1841, a los dos años de morir su padre, y casó, en 1843, con Jenny von Westphalen.

Durante sus años de estudio sufrió la influencia de la filosofía idealista alemana en su versión hegeliana. pero también la de varios de sus discípulos que la utilizaban revolucionariamente. Tal era el caso de David Friedrich Strauss, cuya Vida de Jesús apareció en 1835; en ella afirmaba Strauss que los Evangelios eran mitos por los que se expresa el Volksgeist o espíritu del pueblo. Bruno Bauer (1809-1882), que en 1840 iba un paso más allá, los calificaba de documento falsificado. Marx entró a formar parte de un club del que era miembro Bauer, en el seno del cual surgió el movimiento llamado de los Jóvenes Hegelianos. estos intentaban aplicar la filosofía de Hegel desproveyéndola, sin embargo, de la Idea Absoluta, que ellos consideraban una abstracción inasible.

Mientras tenía lugar esta revisión filosófica, los acontecimientos políticos agravaban la situación intelectual. Federico Guillermo IV reforzaba la censura, obligando con ello a muchos escritores a parar mientes en las condiciones sociales. Con ese motivo Marx escribió su primer artículo de calidad: un ataque mordaz contra la censura prusiana. Su horror contra la opresión de la libre circulación de las ideas no le abandonaría ya. Acto seguido comenzó a escribir para la Rheinische Zeitung o Gaceta Renana, un periódico liberal que se publicaba en Colonia, el centro industrial del Rin donde la burguesía luchaba contra el catolicismo feudal.

Director, al final, de la Gaceta, Marx se tuvo que enfrentar con problemas de política práctica para los que no le había preparado Berlín. Así, tuvo que defender a los campesinos que iban a las tierras comunales a hacer leña y a quienes se quería privar de tal derecho, o analizar las causas de la miserable situación de los viñadores del Mosela. A los cinco meses, la Gaceta Renana era suspendida por orden de la autoridad. En virtud de este evento, Marx volvió a replegarse en el estudio de la filosofía, en especial la filosofía religiosa de su época universitaria. La lectura de La esencia del cristianismo de Ludwig Feuerbach le llevó a atacar toda la cuestión desde la raíz, y a hacer sus primeras generalizaciones importantes acerca de la naturaleza humana.

Siendo aún Marx director de la revista, vino a verle un joven comunista, hijo sin embargo de un fabricante renano, llamado Friedrich Engels (1820-1891). Engels había nacido en Barmen, y había visto desde pequeño cómo funcionaban las máquinas de las fábricas textiles y también la miseria del incipiente proletariado alemán. El moralismo calvinista de su padre no influyó poco en su reacción de rebeldía contra la situación creada por el capitalismo. En realidad, a Engels le costó un penoso esfuerzo librarse del intenso pietismo calvinista de su familia, pero cuando encontró a Marx, había ya alcanzado conclusiones revolucionarias más radicales que las que a la sazón profesaba éste. Por otra parte, poseía una experiencia universitaria hasta cierto punto similar. Había pasado una época romántica, de poeta y escritor, y había estudiado en Bremen, haciendo su servicio militar en Berlín, donde había frecuentado el mismo grupo de Jóvenes Hegelianos que Marx. Mas la entrevista con Marx fue fría y, después de ella, Engels partió para Manchester, donde su padre poseía una fábrica textil.

Engels llegó a Manchester en medio de una crisis muy fuerte de la industria, al poco tiempo del final del Cartismo y cuando una oleada de pobreza y mendicidad asolaba al país. Engels decidió estudiar la situación, fruto de cuyo afán sería su importante libro La condición de la clase trabajadora en Inglaterra en 1844. Ello no le impidió entrar en relaciones amorosas con una obrera irlandesa, Mary Burns, quien deseaba la independencia de su país (y con la que viviría, sin casarse, al considerar que el matrimonio era una institución burguesa). Mientras tanto, Marx y su esposa Jenny habían partido para París, en 1843. Allí se editaban los Anales franco-alemanes (Deutsch-Französische Jahrbücher), en los que colaboraba Marx. Éste leyó en un número un interesante ensayo de Engels contra los economistas clásicos, en el que los tachaba de hipócritas y pseudocientíficos. Marx comenzó a escribir a Engels y a estudiar, muy seriamente, la economía política liberal en sus clásicos, sobre todo a Ricardo y Smith. Cuando Engels pasó por París camino de Barmen, la similitud de sus ideas con las de Marx cimentó la más duradera, firme y fructífera de las amistades.
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