La aportación individual más decisiva en toda la historia
del pensamiento socialista es la de Karl Marx (1818-1883). Nacido en Tréveris,
a orillas del rio Mosela, era descendiente de una familia de rabinos judíos,
pero su padre había roto con esa tradición y había además abandonado la
religión hebrea para poder entrar en la sociedad burguesa gentil. Tal fenómeno
no era insólito en la Alemania de aquel entonces, pues ésta era la única manera
de encontrar plena aceptación social.
Aunque Marx se crió, pues, en el seno de
una familia hipotéticamente cristiana, las tradiciones culturales del judaísmo
son una parte sustancial de su formación. Hasta el momento de entrar en la
universidad, Karl Marx recibió una educación liberal burguesa. El vecino y
amigo de la familia, el barón Ludwig von Westphalen, sin embargo, dio a conocer
al muchacho algunas ideas revolucionarias, en especial las de Saint-Simon. Marx
se enamoró de su hija, Jenny von Westphalen, y se prometió con ella a los
dieciocho años. Esta mujer, magníficamente educada por su padre, sería la
infalible compañera y colaboradora de Marx durante toda su vida.
En 1838, Marx se encontraba en la Universidad de Bonn, donde
llevó una vida estudiantil particularmente agitada -escribió poemas, fue
sancionado por la autoridad académica y se batió en un duelo- tras la cual se
trasladó a la Universidad de Berlín orientado por su padre. Éste le ordenó que
estudiara derecho, cosa que hizo, aunque lo fue sustituyendo por la filosofía.
En la capital de Prusia, Karl Marx cambió de hábitos, leyó vorazmente y alternó
poco, mientras seguía escribiendo versos de romántica intensidad y de calidad
mediocre. Marx se graduó en Berlín en 1841, a los dos años de morir su padre, y
casó, en 1843, con Jenny von Westphalen.
Durante sus años de estudio sufrió la influencia de la
filosofía idealista alemana en su versión hegeliana. pero también la de varios
de sus discípulos que la utilizaban revolucionariamente. Tal era el caso de
David Friedrich Strauss, cuya Vida de Jesús apareció en 1835; en ella afirmaba
Strauss que los Evangelios eran mitos por los que se expresa el Volksgeist o
espíritu del pueblo. Bruno Bauer (1809-1882), que en 1840 iba un paso más allá,
los calificaba de documento falsificado. Marx entró a formar parte de un club
del que era miembro Bauer, en el seno del cual surgió el movimiento llamado de
los Jóvenes Hegelianos. estos intentaban aplicar la filosofía de Hegel
desproveyéndola, sin embargo, de la Idea Absoluta, que ellos consideraban una
abstracción inasible.
Mientras tenía lugar esta revisión filosófica, los
acontecimientos políticos agravaban la situación intelectual. Federico
Guillermo IV reforzaba la censura, obligando con ello a muchos escritores a
parar mientes en las condiciones sociales. Con ese motivo Marx escribió su
primer artículo de calidad: un ataque mordaz contra la censura prusiana. Su
horror contra la opresión de la libre circulación de las ideas no le
abandonaría ya. Acto seguido comenzó a escribir para la Rheinische Zeitung o
Gaceta Renana, un periódico liberal que se publicaba en Colonia, el centro
industrial del Rin donde la burguesía luchaba contra el catolicismo feudal.
Director, al final, de la Gaceta, Marx se tuvo que enfrentar
con problemas de política práctica para los que no le había preparado Berlín.
Así, tuvo que defender a los campesinos que iban a las tierras comunales a
hacer leña y a quienes se quería privar de tal derecho, o analizar las causas
de la miserable situación de los viñadores del Mosela. A los cinco meses, la
Gaceta Renana era suspendida por orden de la autoridad. En virtud de este
evento, Marx volvió a replegarse en el estudio de la filosofía, en especial la
filosofía religiosa de su época universitaria. La lectura de La esencia del cristianismo
de Ludwig Feuerbach le llevó a atacar toda la cuestión desde la raíz, y a hacer
sus primeras generalizaciones importantes acerca de la naturaleza humana.
Siendo aún Marx director de la revista, vino a verle un
joven comunista, hijo sin embargo de un fabricante renano, llamado Friedrich
Engels (1820-1891). Engels había nacido en Barmen, y había visto desde pequeño
cómo funcionaban las máquinas de las fábricas textiles y también la miseria del
incipiente proletariado alemán. El moralismo calvinista de su padre no influyó
poco en su reacción de rebeldía contra la situación creada por el capitalismo.
En realidad, a Engels le costó un penoso esfuerzo librarse del intenso pietismo
calvinista de su familia, pero cuando encontró a Marx, había ya alcanzado conclusiones
revolucionarias más radicales que las que a la sazón profesaba éste. Por otra
parte, poseía una experiencia universitaria hasta cierto punto similar. Había
pasado una época romántica, de poeta y escritor, y había estudiado en Bremen,
haciendo su servicio militar en Berlín, donde había frecuentado el mismo grupo
de Jóvenes Hegelianos que Marx. Mas la entrevista con Marx fue fría y, después
de ella, Engels partió para Manchester, donde su padre poseía una fábrica
textil.
Engels llegó a Manchester en medio de una crisis muy fuerte
de la industria, al poco tiempo del final del Cartismo y cuando una oleada de
pobreza y mendicidad asolaba al país. Engels decidió estudiar la situación,
fruto de cuyo afán sería su importante libro La condición de la clase
trabajadora en Inglaterra en 1844. Ello no le impidió entrar en relaciones
amorosas con una obrera irlandesa, Mary Burns, quien deseaba la independencia
de su país (y con la que viviría, sin casarse, al considerar que el matrimonio
era una institución burguesa). Mientras tanto, Marx y su esposa Jenny habían
partido para París, en 1843. Allí se editaban los Anales franco-alemanes
(Deutsch-Französische Jahrbücher), en los que colaboraba Marx. Éste leyó en un
número un interesante ensayo de Engels contra los economistas clásicos, en el
que los tachaba de hipócritas y pseudocientíficos. Marx comenzó a escribir a
Engels y a estudiar, muy seriamente, la economía política liberal en sus
clásicos, sobre todo a Ricardo y Smith. Cuando Engels pasó por París camino de
Barmen, la similitud de sus ideas con las de Marx cimentó la más duradera,
firme y fructífera de las amistades.
http://movil.sierranortedigital.com/ |