Karl Marx ✆ A.d. |
Hernán Andrés
Kruse | Luego de analizar el proceso de cambio, Marx
trata el tema de la circulación de mercancías. Lo primero que hace es enfatizar
que cuando alude a la mercancía-dinero, hace referencia al oro. ¿Cuál es la
misión fundamental del oro? ¿Qué es lo que le suministra al mundo de las
mercancías? El objetivo esencial del oro es suministrar a las mercancías el
material por cuyo intermedio se expresarán sus valores. De esa forma, el oro no
hace más que funcionar “como medida general de valores”, función que lo transforma
en dinero, o lo que es lo mismo, en “mercancía equivalencial específica”. Al
ser las mercancías “trabajo humano materializado” y ser a raíz de ello
comensurables, sus valores pueden medirse en función de una mercancía que se
transforma en la medida común de valor de aquéllas, es decir, pueden medirse en
dinero. Para Marx, “el dinero, como medida de valores, es la forma o
manifestación necesaria de la medida inmanente de valor de las mercancías: el
tiempo de trabajo”. La expresión del valor de cualquier mercancía en oro - “una
tonelada de hierro = dos onzas de oro”-, es su precio (dos onzas de oro).
Expresar que una tonelada de hierro vale dos onzas de oro, es expresar que el
precio de la tonelada de hierro es de dos onzas de oro. Al tener el oro carácter
de dinero, al ser el equivalente general de las mercancías, la ecuación “1
tonelada de hierro = 2 onzas de oro” no necesita vincularse con las demás
ecuaciones o expresiones de valor. “La expresión relativa de valor desarrollada
o la serie infinita de expresiones relativas de valor se convierte en forma
específicamente relativa de valor de la mercancía dinero”, sentencia Marx.
El precio de una mercancía no se confunde con ésta ya que
constituye una forma que se diferencia de su “corporeidad real y tangible”; en
otros términos, la forma dinero de las mercancías es ideal o imaginaria. El
valor del hierro es invisible; sin embargo, existe dentro de él y queda
representado a través de su vínculo con el oro – una tonelada de hierro = dos
onzas de oro -, vínculo que es un espectro situado en su cabeza. Como la
expresión del valor del hierro – 1 tonelada de hierro = 2 onzas de oro – es
puramente ideal, para efectuar esta operación es necesario manejar oro
imaginario. Lo mismo cabe decir respecto a las restantes mercancías. Al ejercer
la función de medida de valor (las dos onzas de oro son la medida del valor de
la tonelada de hierro), el dinero actúa como dinero imaginario o ideal. Pese a
que la función de medida de los valores de las mercancías implica dinero imaginario
o ideal, “el precio depende íntegramente del material real dinero”. El valor de
una tonelada de hierro, o lo que es lo mismo, la cantidad de trabajo contenido
en esa cantidad de hierro, se expresa en dos onzas de oro, que para Marx es
“una cantidad imaginaria de la mercancía dinero en la que se contiene la misma
suma de trabajo”. En virtud de ello, una tonelada de hierro vale dos onzas de
oro, pero si se toman como medidas de valor la plata o el cobre, la tonelada de
hierro valdría X cantidades de plata o X cantidades de cobre, cantidades que
serían diferentes a las dos onzas de oro que expresan el valor de la tonelada
de hierro. Si el oro y la plata funcionan como medida de valores de las
mercancías, el hierro – y el resto de las mercancías – tendrán un precio en oro
y otro en plata. Ambos precios no se modificarán mientras la relación entre el
oro y la plata permanezca inalterable. Cada cambio que experimente esta
relación provocará una alteración en el vínculo establecido entre los precios
de las mercancías expresados en oro y los precios de las mercancías expresados
en plata, demostrando así “que el duplicar la medida de valor contradice a la
función de ésta”.
Marx utiliza la siguiente ecuación para expresar el precio
de las mercancías: a mercancía A (determinadas cantidades de lienzo, por
ejemplo) = x oro (determinadas cantidades de oro); y así con el resto de las
mercancías. ¿En qué se convierten los valores de las mercancías? Según Marx,
dichos valores se transforman “en cantidades imaginarias de oro de diferente
magnitud; es decir, en magnitudes de nombre igual, en magnitudes de oro”. Las
cantidades diferentes de oro (20 varas de lienzo = 2 onzas de oro; una tonelada
de hierro = 3 onzas de oro; etc.) pueden compararse y medirse entre sí, lo que conduce
a la búsqueda de “una cantidad fija de oro como a su unidad de medida”. Luego
de dividirse en partes alícuotas, dicha unidad de medida se convierte en
patrón.
Para Marx, el dinero cumple dos funciones diferentes, según
se lo considere como medida de valores y como patrón de precios. Considerado
como medida de valores, el dinero (el oro) no hace más que encarnar socialmente
trabajo humano. Considerado como patrón de precios, el dinero (el oro) no es
otra cosa que un peso fijo y específico de metal. Al ser una medida de valores,
el dinero (el oro) convierte los valores de las mercancías en cantidades de oro
que son imaginarias (20 varas de lienzo valen 2 onzas de oro; una tonelada de
hierro vale tres onzas de oro; etc.). A través del dinero como medida de
valores pueden medirse las mercancías (consideradas como valores). Por
intermedio del oro pueden medirse los valores del lienzo y el hierro. Como
patrón de precios, el dinero mide “las cantidades de oro por una cantidad de
oro fija, y no el valor de una cantidad de oro por el peso de otra”. Existe un
patrón de precios, expresa Marx, cuando se fija un específico peso de oro como
unidad de medida. El dinero como patrón de precios estará en condiciones de
cumplir su tarea de la mejor manera posible cuanto menor sea la oscilación de
la cantidad de oro que hace las veces de unidad de medida. Ahora bien, “el oro
sólo puede funcionar como medida de valores por ser también él un producto del
trabajo y por tanto, al menos potencialmente, un valor variable”.
Marx considera que el cambio del valor del oro no repercute
sobre su función como patrón de precios. Si de un día para el otro el oro
valiera mil por ciento menos, el valor de doce onzas de oro seguirá siendo doce
veces superior al valor de una onza de oro. En los precios, sentencia Marx, lo
único que importa es la proporción que se da entre diferentes cantidades de
oro. Cuando el valor del oro sube o baja, el peso de la onza de oro permanece
invariable, al igual que el de sus partes alícuotas; en consecuencia, por más
que se modifique su valor, el oro continúa prestando los mismos servicios como
patrón de precios. Lo mismo acontece si se tiene en cuenta la función del oro
como medida de valores. Las alzas o bajas en el valor del oro no perturban su
función como medida de valores. Estas alzas o subas afectan de igual manera a
todas las mercancías (levita, lienzo, trigo, té, café, hierro, etc.); a raíz de
ello, “caeteris paribus, dejan intangibles sus mutuos valores relativos, aunque
todos se expresen ahora en un precio oro superior o inferior al de antes”.
Marx finaliza su análisis del dinero como medida de valores
y como patrón de precios, enhebrando proposiciones acerca del valor del oro y
los precios de las mercancías. Si permanece constante el valor del oro (si no
se producen subas o bajas), aumentan los precios de las mercancías con carácter
general siempre que suban sus valores. Si los valores de las mercancías no
suben ni bajan (permanecen constantes), los precios de las mercancías suben con
carácter general si baja el valor del dinero. “Y viceversa. Los precios de las
mercancías sólo pueden bajar con carácter general, suponiendo que permanezca
constante el valor del dinero, si bajan sus valores, permaneciendo constantes
los valores de las mercancías cuando baje el valor del oro”.