13/3/15

Hegel y Marx se hacen poesía | La dialéctica: unión de ideología y estética en la poesía de César Vallejo

César Vallejo
✆ Pablo Picasso, 1938
 “Todas las artes, todas las indagaciones metódicas del espíritu, lo mismo que todos nuestros actos y todas nuestras determinaciones morales tienen, al parecer, siempre por mira algún bien que deseamos conseguir; y por esta razón ha sido exactamente definido el bien cuando se ha dicho que es el objeto de todas nuestras aspiraciones.”Aristóteles

Ángel Luis del Barco   |   Hay muchas maneras de leer poesía (*) y de acercarse a ella. Se puede leer sin querer comprenderla, dejarse llevar por la estética que envuelve los versos, y que esta te traiga a la mente sentimientos que se creían olvidados. Se puede, también, buscar el significado de cada uno de los sonidos que aparezcan y llegar a saber, casi, lo que el poeta tenía en la cabeza cuando escribía. Pero también se puede leer la poesía a través de los versos y de los no versos, a través de lo que no está escrito, para poder comprender mejor lo que el poeta sí se decidió a poner en palabras.

Francamente, pienso que cada poeta se merece una forma diferente de ser leído y de ser comprendido. Para poner unos ejemplos hablaré de tres que siempre me han apasionado. El primero sería Lord Byron, a quien invariablemente leo dejándome llevar por la misma poesía, sin pensar en nada, llegando a tener en la mente escenas y sentimientos, que o creía olvidados o jamás había tenido; en el mismo lugar estarían las rimas de Bécquer. 

En el segundo caso colocaría a Góngora, pues su oscuridad y dificultad nos llevan a tener que ir desentrañando el significado de cada uno de los versos, hasta que consigo comprender el poema. Y en el último caso estaría Quevedo, de quien se puede decir que puede juntar los dos casos anteriores, puede hacer que te olvides de lo que estás leyendo a la vez que comprendes todos y cada uno de los versos, y eso es así porque entre verso y verso hay otro verso no escrito.

No creo que la poesía de Vallejo se parezca en nada a la poesía de Quevedo, pero sí tienen algo en común, los dos poetas utilizan el mismo método estético para hacer poesía. Un método que no radica en superar la simple belleza y dejarla atrás, que tampoco radica en complicar el lenguaje para hacerse ininteligible y dar a entender cosas que no son, (con lo que no estoy acusando a Góngora de hacerlo), sino una especie de unión superior de ambas cosas, en la que la belleza estética es superada, pero no desaparece, y el lenguaje se hace complicado no como causa sino como efecto. Es una unión muy diferente a la unión matemática de uno más uno igual a dos, es una unión dialéctica en la que aparece un tercer elemento que no permite que esa igualdad sea verdad.

La dialéctica de Vallejo le torna oscuro en demasiadas ocasiones, pero ello es debido a que prefiere ser complicado que no poder decir en sus poemas todo lo que implican sus conceptos, unos conceptos que cobran así un valor extremo, una significación que abarca mucho más de lo que abarca cuando es utilizada según las normas de la academia.

Así creo, y en consecuencia he actuado, que en los poemas de César Vallejo no hay sólo versos escritos, sino que hay lo que denominaré no versos, es decir, aquellos versos que Vallejo no escribió, no porque se le olvidara o quisiera ser más complicado, sino porque incluyen los conceptos, o mejor dicho, la significación de los conceptos que no se puede observar al leer los poemas, sino al releerlos y comprenderlos.

Sería un error muy grave, a mi parecer, decir que como causa de su ideología la dialéctica que Vallejo adopta es la misma que adoptó Marx al crear la nueva ideología socialista; decir que el comunismo afirmado por el propio Vallejo se iguala en su totalidad con el materialismo dialéctico de Marx. Es cierto, sin duda alguna, que Vallejo y su ideología se acercan mucho al materialismo del pensador alemán, pero, al igual que el propio Marx, Vallejo recoge gran parte de su dialéctica directamente de Hegel y a través de él recoge una dialéctica mucho más sencilla, la mayéutica de Sócrates y de Platón y la transformación que de esta hace Aristóteles.

De esta manera César Vallejo se nos presenta ante nuestros ojos de habitantes o pre habitantes del siglo veintiuno, con la dialéctica como método de hacer poesía, con la estética como puente entre esta y el ser humano y con la universalidad de la razón como fin último en el que se engloba la belleza de la poesía y una sociedad justa y racional que Vallejo comprende muy bien, por lo que resultaría estúpido acusarle, como se ha hecho en ocasiones de utópico. Pero dejaré este punto para más adelante.

Sabiendo así lo que quiero y puedo encontrar al leer la obra poética de Vallejo puedo acabar esta introducción sin miedo a que sean trastocadas mis intenciones. Creo, por otro lado, que resulta necesario, si queremos entender a Vallejo, hacer una unión de las dialécticas que Vallejo acoge para poder llegar a entender perfectamente cuál es el resultado que se observa en la poesía del poeta peruano. Veremos así cómo, desde la cercanía de Sócrates hasta la cerrazón de Marx, la dialéctica ha ido avanzándonos en la historia de la humanidad los poemas de Vallejo, y como este tiene como uno de sus grandes méritos, el ser capaz de hacer a Hegel y a Marx unos verdaderos pre poetas que se consuman en él.

Breve historia de la dialéctica

Se puede decir sin ningún miedo a equivocarse que el primer pensador en utilizar un método dialéctico fue ese genio ético de Atenas que era Sócrates. Como muy bien se sabe, Sócrates no dejó nada escrito y sólo podemos encontrar sus enseñanzas y pensamientos en los primeros libros de Platón, que durante muchos años no se separó ni un milímetro del pensamiento de su maestro. La dialéctica de Sócrates es en cierto sentido muy sencilla, posiblemente porque sus intenciones eran las de llegar a todos los ciudadanos de su Atenas natal, y sobre todo porque se trata tan solo de un método de desentrañar la verdad que hay en cada uno de nosotros. De esa manera jamás se suele decir de Sócrates que sea dialéctico, se le conoce como mayéutico, porque su sistema consiste en contraponer una tesis y una antítesis para poder deducir de esa contraposición una síntesis a la que se le opondrá nuevamente otra anti síntesis. Un método muy sencillo pero que consiguió grandes logros, un método, sin embargo, que si bien fue recogido perfectamente por su discípulo, fue ampliado en cuanto a su alcance en la formación del pensamiento filosófico de Platón, cuando este ya escribió sus obras de madurez, en las que se separa de su maestro.

Se descubrió así, con estos dos pensadores griegos, como la dialéctica era un verdadero método eficaz para sacar de las palabras y de los conceptos aquellas palabras y aquellos conceptos que no habían sido dichos pero que se incluían en las primeras afirmaciones. Pero no sólo eso, también se pudo ver cómo la dialéctica no tenía que quedarse en simple método de descubrimiento de la verdad, sino que era ya verdad en sí misma, era ya pensamiento, (no creo que nos ayudara en nada analizar qué partes de la filosofía platónica eran dialécticas y qué partes no).

Al contrario que Platón, Aristóteles rompió desde muy temprano con las enseñanzas de su maestro, de tal manera que desde sus primeras obras el pensador estagirita incluyó ya la dialéctica en una plenitud total, dejando casi de lado su función metodológica y agarrar la fuerza de pensamiento que le permitía la buena utilización de la dialéctica. Sin embargo, no se puede decir que Aristóteles fuera un verdadero dialéctico, más bien se perdió en muchas ocasiones en el uso de pensamiento dialéctico. Posiblemente la verdadera razón de que ello fuera así radicaba en que en tiempos de Aristóteles la polis griega ya estaba totalmente disgregada y no se preocupó demasiado, el maestro de Alejandro, en utilizar la dialéctica para crear un marco ético que defendiera la pervivencia de la polis, con lo que tuvo, por así decirlo, que empezar de nuevo en cuanto a las zonas del pensamiento donde usar esa dialéctica que ya había asumido desde el principio, todo lo contrario que sus dos antecesores, que habían trabajado uno tras otro para que la dialéctica sirviera como marco ético en el cual se salvaría la polis.

No podemos olvidar esta marco ético que se incluía en la dialéctica de los pensadores atenienses, pues va a ser el principal punto de la filosofía griega que recogerá Hegel para introducirla dentro de un marco mucho más grande. Porque va a ser precisamente Hegel el que haga de la dialéctica el apoyo más importante de toda la filosofía y el pensamiento de izquierdas del XIX y del XX. Hegel va a ser el que haga de la dialéctica una verdadera filosofía a la vez que un método, y ello es así porque es la que hace comprender todo el programa filosófico de Hegel. Pero dentro de ese esquema hay dos puntos que se van a ver en la poesía de Vallejo, no expuestos de una manera filosófica, pero sí entre los poemas que van desde HN a EspAC.

En primer lugar considerar el pensamiento dialéctico como un simple punto de partida para alcanzar la meta final que radicará en Hegel en la filosofía y en Vallejo en la libertad. Tenemos así un paso del Doxa al Episteme, un paso que se realiza inconscientemente pero que permite trabajar luego en todos los puntos que nos hacen comprender la realidad. Así lo expone Hegel:...puesto que esta exposición versa solamente sobre el saber que se manifiesta no parece ser por ella misma la ciencia libre, que se mueve bajo su figura peculiar, sino que puede considerarse, desde este punto de vista, como el camino de la conciencia natural que pugna por llegar al verdadero saber o como el camino del alma que recorre la serie de sus configuraciones como otras tantas estaciones de tránsito que su naturaleza le traza, depurándose así hasta elevarse al espíritu y llegando, a través de la experiencia completa de sí misma al conocimiento de lo que en sí misma es.1 La relación profunda que hay entre este punto y Vallejo aparecerá más tarde.

Hay otro punto más, en el que el pensamiento de Hegel se junta con el pensamiento de Vallejo en sus poemas, a lo largo de todas sus obras Vallejo muestra tremendas contradicciones, verdaderas pugnas y contraposiciones, unas luchas que Vallejo descubre sin lugar a dudas en Hegel y posteriormente en Marx, (digo posteriormente teniendo en cuenta el curso de la historia de los acontecimientos, Hegel era anterior a Marx). La idea fantástica que rodea el uso de estas luchas y de estas aparentes contradicciones radica en que no se basan en la oposición, sino en el hecho de negar aquello que quiere superarse no para dejarlo atrás, sino para quedarnos con el producto de lo negado, ...no es un movimiento puramente negativo... se trata del escepticismo que ve siempre en el resultado solamente la pura nada, haciendo abstracción de que esta nada determina la nada de aquello de lo que es resultado.2 Veremos posteriormente como este es uno de los puntos que han confundido a los estudiosos de Vallejo, que o no podían o no querían ver la solución a las aparentes contradicciones que impregnan su obra. Hegel había conseguido crear todo un sistema filosófico basado en la utilización de la dialéctica, lo que le llevaba, al igual que a Vallejo, a ser oscuro en muchas ocasiones. Pero hay una diferencia fundamental entre la filosofía hegeliana y la poesía de Vallejo, la dialéctica de Hegel no es una dialéctica revolucionaria, más bien todo lo contrario, a Hegel le costó mucho reconocer el derecho a la rebelión y siempre se le ha acusado de ser un dialéctico más bien conservador, cosa con la que personalmente no estoy de acuerdo, pero que evidentemente ha hecho de él un pensador muy difícil de comprender dentro de cualquier revolución.

Sin embargo la filosofía de Hegel no cayó en vacío, si bien su influencia radicó en la enorme crítica que le realizó Marx, no es menos cierto que el propio Marx afirmó hacer esa crítica desde el propio pensamiento hegeliano, acusando así a Hegel de no ser hegeliano. Marx recogió todo el pensamiento hegeliano y sobre todo su dialéctica pero para darle la vuelta, pues para Marx la dialéctica de Hegel era perfecta pero estaba andando de cabeza. Este cambio, esta vuelta que hizo Marx con respecto al pensamiento de Hegel fue lo que permitió que la dialéctica se tornara revolucionaria y que por ello mismo esté mucho más cerca del pensamiento de Vallejo. Esto y la importancia que Marx atribuyó a las economías nacionales e internacionales creó lo que hoy conocemos como el materialismo dialéctico, la base filosófica fundamental para la revolución de 1917.

Pero no nos confundamos, el hecho de que Marx consiguiera hacer de la dialéctica un arma revolucionaria no significa que Vallejo adopte de ‘pe a pa’ la teoría marxista, más bien habría que decir que Vallejo sabe ser un gran marxista, pues uno de los puntos fundamentales de la filosofía marxista (que provenía de Hegel) consiste en no sacar las cosas de su contexto, no romper con la historia para querer hacer valer las mismas teorías cien años más tarde, por eso precisamente Vallejo realiza una fuerte crítica a los que él llama marxistas gramaticales, aquellos seguidores de las teorías de Marx que no quieren cambiarlas ni un ápice. Los marxistas gramaticales que persiguen la realización del marxismo al pie de la letra, obligando a la realidad social a comprobar liberal y fielmente la teoría del materialismo histórico... van en contra de la vida.3 La crítica que Vallejo realiza en este párrafo es contra el materialismo histórico, pero a mi parecer Vallejo la realiza desde el materialismo histórico, algo así como lo que Marx hizo con Hegel.

Creo que con estas pocas páginas nos podemos hacer una pequeña idea de lo que es la dialéctica y de qué manera es tomada por Vallejo, aunque este segundo punto es el que va a cubrir todo el trabajo. Tras leer yo mismo lo que acabo de escribir me doy cuenta de que han quedado demasiadas cuestiones sin resolver, pero la respuesta a esas preguntas es la función del trabajo, veremos así cómo la influencia de Hegel va a ser mucho más profunda, cómo la comprensión del marxismo es mucho más importante y veremos cómo se pueden resolver las contradicciones dentro del ámbito de la dialéctica.

Socialismo y socialismo de guerra

La comprensión, por parte de Vallejo, del marxismo y de la revolución que conlleva hace que el poeta comprenda también la diferencia que existe entre el socialismo y la sociedad socialista con la que sueña, y el socialismo de guerra, un término que acuñó por primera vez Lenin para dar a entender la aplicación del marxismo dentro de una revolución y de una guerra en la que las condiciones normales de vida son trastocadas de una manera trascendental.

Esta comprensión que realiza Vallejo hace que aplique también la idea del socialismo de guerra o leninismo a su poesía. El lograr esta humanización del individuo, esta humanización de todos los individuos, esta humanización de la colectividad, esta humanización del mundo entero, esta humanidad que para Vallejo era fraternidad, amor y dicha, valía a los ojos del poeta hasta el sacrificio y la muerte física individual porque al morir por una causa así no se moría, se trasmitía el propio soplo vital a los que se quedaban: Se llevaron al héroe, /y corpórea y aciaga entró su boca en nuestro aliento.4

La idea es ya más que famosa para tener que explicarla, pero lo importante en este caso es que la idea proviene de la aplicación de la dialéctica a su ideología y a su poesía, para unificarlas y conseguir de esa manera una poesía revolucionaria, no una poesía de guerra, no una poesía que nos muestre los desastres y nos dé ánimos sobre la victoria de los que defienden nuestra ideología, sino una poesía que es ya dialéctica y es ya revolucionaria, que es ya revolución; ...la victoria sobre la muerte no crea un supervivencia personal e individual; cree, por el contrario, una inmortalidad general en la supervivencia de los ideales y de la causa en la que creían los muertos individuales, y por los cuales aceptaron la necesidad del sacrificio de su vida como útil y fructífero para la colectividad. Es la pervivencia de esos ideales, personificados en las populares masas lo que le interesa.5

Estas palabras nos acercan a uno de los poemas más dialécticos y más revolucionarios de Vallejo, Masa, en el que Vallejo es capaz de escribir en unos pocos versos toda una teoría revolucionaria que no sólo viene de Marx sino que también recoge posiciones hegelianas.

Masa es el poema número de doce de EspAC, posiblemente el libro de poemas en el que Vallejo mostró más claramente su dialéctica revolucionaria, y representa sin duda alguna la culminación de un proceso dialéctico de unión de todas aquellas fuentes ideológicas que afectaron el mundo de vallejiano. En el poema el autor recrea varios pasajes bíblicos, como la resurrección de muertos, pero lo hace no como lo hacía en HN y T, sino para superar el problema que se le planteaba con su creencia cristiana, y lo supera sustituyendo a Dios y a le religión en pleno. La masa sustituye al milagro. Es decir, ella es la única capaz de realizarlo. Dios es una realidad colectiva de carnes y huesos concretos y universales. Frente al dolor cósmico, el amor de toda la humanidad, el movimiento de la masa en el abrazo, es la resurrección. La vida no es así el resultado dinámico del movimiento.6
Entonces, todos los hombres de la tierra
le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;
incorporóse lentamente,
abrazó al primer hombre; echóse a andar...

La dialéctica de Vallejo le ha llevado en uno de sus últimos poemas a algo a lo que ya había querido llegar con la filosofía de Hegel, todo lo contrario que Marx, que creyó necesario la eliminación de la religión. No se trata de lo que quería Marx, la eliminación, sino de su superación, una superación dialéctica, que proviene de la negación de la misma religión, no para dejarla en la nada sino para dejarla en aquello de lo que nada es. Hegel, en sus escritos de juventud había querido denominar a esta concepción religiosa, la religión sensible. Al mismo tiempo, escuchamos frecuentemente que la masa (de los hombres) tiene que tener una religión sensible. No sólo la masa, también el filósofo la necesita. Monoteísmo de la razón y del corazón, politeísmo de la imaginación y del arte: ¡esto es lo que necesitamos! 7

Todo este movimiento dialéctico que se puede observar en cuanto a la religión nos lleva a algo mucho más importante, la excepcional relación entre teoría y praxis que es capaz de crear Vallejo. Podríamos decir que esta relación es la base para que pueda funcionar, tanto en el poema como en la realidad, la religión sensible y la sociedad socialista a la que aspira Vallejo. En Vallejo las teorías sólo tienen validez cuando la vida las confirma, no al contrario... En Vallejo, la vida puede transformar la teoría. Praxis e idea son un complejo dialéctico multiplicador.8 Por esto precisamente Vallejo criticaba tan duramente a los marxistas gramaticales, porque rompían totalmente la posibilidad de crear una relación dialéctica entre la teoría y la praxis. Y eso es lo que Vallejo consigue en Masa, que el hombre pueda cambiar la religión y en general todo lo que le rodea, que no sea el hombre el que tenga que cambiar según indiquen las ideologías y en general las ideas. El hombre, el ser humano cambia por sí mismo, pero forzar ese cambio es romper la relación dialéctica.

A la vez que Vallejo consigue esa relación entre la teoría y la praxis consigue, ya no solo en el poema Masa, una relación dialécticamente igual entre el pensamiento y su poesía. Sería absurdo, por otra parte, que Vallejo entrara en las relaciones dialécticas sólo de una manera teórica cuando en su teoría se incluye, de una manera implícita, la aplicación a la práctica poética de las relaciones dialécticas. En Vallejo no hay un rechazo del pensamiento conceptual, sino la aparición de un nuevo vínculo entre poesía y pensamiento. De esta conjunción salen beneficiados a la par tanto la reflexión como la poética.9 Y esto es así porque Vallejo no es un pensador filosófico como Hegel o Marx, sino un poeta, y como poeta filósofo debe crear esa relación en la que no se elimine ninguna de las dos posibilidades.

Si Vallejo consigue crear una relación dialéctica entre la poesía y el pensamiento es evidente que este último sólo se va a encontrar en su forma más pura dentro de su poesía; ...se diría que en El arte y la revolución trata de elaborar una teoría marxista del arte que no es sino un pálido ensayo de lo que su poesía pone admirablemente en ejercicio; es decir, la verdadera teoría de Vallejo es su praxis poética, donde las oposiciones y disyunciones que aquí le atormentan se unifican de modo armonioso y enriquecen con un sentido dinámico y plural las imágenes claves de su experiencia histórica.10

Con esta forma de entender el socialismo y el socialismo de guerra sería sumamente equivocado decir que Vallejo está haciendo utopía, que la esperanza de Vallejo de la unificación de la humanidad no es más que un mero sueño de un hombre que quiere la victoria de la república. De utópicos se acusó a Platón, a Hegel y a Marx, pero los tres demostraron con su filosofía que los acusadores estaban equivocados; Vallejo lo va a mostrar con su poesía, en la que demuestra perfectamente que comprende lo que es el socialismo y por ello mismo que comprende la necesidad de la acción. Vallejo se da cuenta de que teorías y doctrinas no bastan para crear la nueva sociedad, de que los hombres deben recurrir a la acción si quieren construir un mundo nuevo.11 Y esto no es más que comprender perfectamente lo que es el socialismo de guerra o leninismo.

Sabe también, se ve sobre todo en PH y EspAC, lo que significa no ser un utópico, lo que significa tener que pasar por ladictadura del proletariado, porque eso es lo que es exactamente, un mero paso hacia esa sociedad justa. Ese nuevo orden social, que ha de reemplazar al actual, no es otro que el orden comunista o socialista. El puente entre ambos mundos: la dictadura proletaria.12

Fuera del terreno poético cabría decir que Vallejo adopta perfectamente las relaciones dialécticas que muestra en su poesía. Así el poeta-hombre se maravilla ante las posiciones ideológicas de revolucionarios como Leon Trotsky, que se negaban a dejar cerradas las relaciones dialécticas una vez que había triunfado la revolución. Otras tantas lecciones de libertad ha dado Trotsky. Su propia oposición a Stalin es una prueba de que Trotsky no quiere seguir la corriente cuando ella discrepa de su espíritu. En medio de la incolora comunión espiritual que observa el mundo comunista ante los métodos soviéticos, la insurrección trotskista constituye un movimiento de gran significación histórica. Constituye el nacimiento de un nuevo espíritu revolucionario, dentro de un estado revolucionario.13

César Vallejo y el materialismo dialéctico

La relación entre Vallejo y el materialismo dialéctico es una de las más difíciles de explicar en la vida del poeta, posiblemente porque Vallejo comprendió perfectamente la filosofía marxista. Con Vallejo no nos encontramos a un poeta revolucionario y sumamente idealista, sino todo lo contrario, sabe y afirma que hacer idealismo es hacer utopía, y lo que él pretende es hacer la revolución por todo el mundo.

Pero la dificultad más grande radica, sin lugar a dudas, en las contradicciones que encontramos no sólo en su poesía sino también en sus cartas y en sus obras no poéticas. Sin embargo es posible entender cuáles son causas de esas contradicciones ideológicas, y lo que es más importante, si realmente existen esas contradicciones.

Para entender bien el problema hay que hablar de la profunda crisis personal que invadió a Vallejo desde su llegada a Europa, de tal manera que se van a juntar dos fundamentos psicológicos muy importantes, su crisis y la pasión social que Vallejo ya había mostrado en HN. Ya en HN el poeta exclamaba: y cuándo nos veremos con los demás, al borde/ de una mañana eterna, desayunados todos. Puede verse implícita en estos versos la pasión social que adquirirá un acento tan intenso años después en los poemas de EspAC; a estos versos responde en EspAC la invocación de la unidad, sencilla, justa, colectiva, eterna. Así como la resurrección del muerto en el poema Masa por el amor unánime de todos los hombres de la tierra.14 La pasión social de unidad de los hombres no va a desaparecer en ningún momento de la obra vallejiana, sin embargo era más que muy importante para el poeta superar la crisis personal, y es en esos momentos cuando descubre la importancia del marxismo. En las concepciones filosóficas del marxismo Vallejo encuentra explicación y respuesta a preguntas anteriores que se había formulado. Es por ello que en PP y PH no encontramos tanto el reflejo de una crisis, como los inicios de una ruptura que en EspAC se harán evidentes.15

Todavía dentro de ese problema que resulta ser la superación de una crisis personal se puede ver que las bases de la entrada de Vallejo en el materialismo dialéctico estaban ya en HN de una manera implícita, al cuestionarse Vallejo la validez del idealismo. En la poética de su primer libro se encuentra ya buena parte de las interrogaciones y conflictos posteriores. De entre ellas, como lo ha hecho notar Julio Ortega, adquiere una especial relevancia el cuestionamiento del idealismo. Este cuestionamiento más tarde abocará en una salida y una defensa radical del materialismo dialéctico.16

Integrado ya como poeta pensador y analista del materialismo dialéctico Vallejo obtiene una victoria y una derrota. Por un aparte puede por fin alejar las dudas que aparecían tan claramente en T, inundándose totalmente por su ideología y ese amor fraternal que siente por todos los hombres. Pero por otro lado las dudas que le inundaban personalmente se han incluido ahora en su pensamiento ideológico. Este punto ha sabido verlo con mucho acierto Américo Ferrari, que sin embargo no ha querido o no ha sabido entender cuáles eran las verdaderas razones de esas dudas; ...no hay tal conciliación y que la visión vallejiana del mundo no coincide sino muy parcialmente con la concepción marxista. Refiriéndonos al conflicto fundamental existencia-tiempo-muerte hemos dicho que Vallejo no lo supera, y no lo supera porque en su obra los contrarios se oponen de manera irreductible sin abolirse jamás dialécticamente.17

Ferrari ha cometido varios errores en este pequeño párrafo, por otra parte fundamental, con respecto al pensamiento dialéctico no sólo de Vallejo sino de cualquier marxista que no defienda las tesis gramaticales.

Para empezar Ferrari rompe totalmente la idea dialéctica que se incluye en las concepciones del materialismo histórico, y que es precisamente lo que Ferrari no puede ver en Vallejo, se trata de la relación teoría-praxis histórica. Es evidente y normal que Vallejo no tenga la misma visión del mundo ni las mismas concepciones sobre este que Marx, por la sencilla razón de que la historia está dentro del movimiento dialéctico en el que nos movemos y que ya había visto Hegel. Las tesis marxistas no tienen que ser cambiadas ni reformuladas para que tengan validez, como piensan algunos, sino sencillamente han de ser comprendidas en el momento histórico en que se estén pensando. Así Vallejo ha de comprenderlas dentro de una historia de entre guerras y en plena efervescencia revolucionaria para la gente de izquierdas.

Más abajo Ferrari demuestra, con una ineptitud total, que no comprende de qué se trata la dialéctica ni sus movimientos y oposiciones al afirmar que los contrarios, en la obra de Vallejo, se oponen de una manera irreductible sin abolirse jamás dialécticamente. ¡Por favor! En dialéctica los contrarios jamás se anulan o eliminan sino que se superan, precisamente porque la dialéctica no es victoria sino unión, unión de los que se enfrentan, unión de los que se odian en lo que Hegel denominaría una figura superior. Y Ferrari parece haberse cerrado los ojos al no ver que la esperanza vallejiana de un mundo en armonía no es la victoria de los buenos sobre los malos, sino la unión de ambos en un mundo armonioso gracias a la astucia de la razón. Es más, en la misma poesía de Vallejo podemos encontrar versos que nos indican cómo Vallejo comprendía esa parte de la dialéctica y no esperaba la victoria de los republicanos sino para matar a la muerte.
¡Serán dados los besos que no pudisteis dar!
¡Sólo la muerte morirá! ¡La hormiga...18
Voluntarios,
por la vida, por los buenos, matad
a la muerte, matad a los malos!19
Varios días ha muerto aquí el disparo
y ha muerto el cuerpo en su papel de espíritu.20
¡Y horrísima es la guerra, solivianta,
lo pone a uno largo, ojoso;
da tumba la guerra, de caer
da dar un salto extraño de antropoide!21

Ferrari vuelve a equivocarse cuando afirma, unas páginas más adelante22 que el hecho de que Marx propugnara el ateísmo como fundamental para su doctrina demuestra la imposibilidad de acercar demasiado al pensador alemán y al poeta peruano. Es cierto que Vallejo critica, aunque sea de una manera implícita, esa posición de Marx, pero la base a través de las ideas de Hegel, de la esperanza en una religión sensible. El hecho de que Vallejo no estuviera de acuerdo con todos los puntos de la teoría de Marx no indica más que estaba en otra época y que las esperanzas eran otras, no indica otra cosa que el hecho de que Vallejo estaba actuando decididamente de una manera dialéctica y no estaba dispuesto a quedarse estancado en unas ideas que desde el principio propugnaban la revolución, incluso dentro de la revolución.

Lo que sí es cierto es que la posición poética de Vallejo, la influencia que había tenido durante tanto tiempo de la religión hacen que el poeta dé un carácter espiritual al materialismo dialéctico. El profundo significado de la visión bíblico-cristiana no ha sido superado, sino incorporado profundamente al cuerpo del humanismo marxista.23

Y es precisamente en esas diferencias que Vallejo tiene con respecto a Marx, que se acerca a las posiciones hegelianas, y en el tránsito de un pensador a otro es donde Vallejo cree encontrar la revolución; el punto de partida de esta doctrina transformadora o revolucionaria del pensamiento arranca de la diferencia fundamental entre la dialéctica idealista de Hegel y la dialéctica materialista de Marx.24

No perdamos de vista ni un solo momento los pasos que hemos dado, porque de la misma manera que Vallejo es capaz de entender el materialismo dialéctico y aplicarlo a su poesía va a hacer, sin dejar la dialéctica, que aparezca la revolución. Una revolución mucho más profunda que la que se vivió en 1917. La revolución de Vallejo afecta a los esquemas de propio pensamiento revolucionario.

La llegada de la revolución

Vallejo no sólo entra así, de lleno, en el materialismo dialéctico, sino que además llega a posiciones marxistas por una vía diferente, la vía de la poesía que se acerca a los problemas de la calle.

Marx había afirmado en su ideología materialista que el trabajo es el punto de partida de la vida, y que por lo tanto todos los problemas radicaban en la inadecuación del trabajador y del trabajo a las exigencias económicas, defendiendo siempre las posiciones del trabajador. El trabajo deja de ser a partir de aquí una simple manera de ganarse la vida y pasa a ser una posición dialéctica que Marx recoge de Hegel, una posición que a su vez Hegel había recogido de Aristóteles y que parte de la diferencia entre Poiesis yPraxis, siendo el primero el trabajo que se realiza para obtener un fruto, mientras que el segundo es el trabajo que forma al trabajador. El trabajo se convierte en el puente que une la simple necesidad de comer y la esperanza de todo hombre en hacerse universal, e incluyéndose en la dialéctica amo-esclavo pasa a ser el formador del trabajador que toma la parte del esclavo y que en el trabajo ve la posibilidad de superar esta figura dialéctica para hacerse libre. Y así el trabajo no sólo forma sino que es capaz de crear cultura. En la multiplicidad de los objetos y determinaciones afectados se desarrolla la cultura teórica. Esta no consiste sólo en una multiplicidad de representaciones y conocimientos, sino también en la movilidad y rapidez del representar y del tránsito de una representación a otra, en la comprensión de relaciones complejas y universales, etc. Es la cultura del entendimiento y por lo tanto también del lenguaje. La cultura práctica que se logra por medio del trabajo consiste en la necesidad que se produce a sí misma y en el hábito de estar ocupado. Consiste además en la limitación del obrar por la naturaleza del material y sobre todo por el arbitrio de otros, en el hábito de una actividad objetiva que se adquiere con esta disciplina, y en habilidades universalmente válidas.25

Vallejo no sólo recoge estas posiciones dialécticas sino que además se suma a la posición de Engels, que es capaz de encontrar la estética del trabajo; ...el trabajo es mucho más que eso. Es la condición básica y fundamental de toda la vida humana. Y lo es en tal grado que, hasta cierto punto, debemos decir que el trabajo ha creado al propio hombre.26

Vallejo no quiere quedarse en la posición de Engels, quiere encontrar la verdadera importancia del trabajo en su propia estética, principalmente en el libro Rusia en 1931. Vallejo descubre esa postura en una de las películas de Einsenstein, que le lleva a decir: La que trae Einsenstein es una estética del trabajo, [...] El trabajo se erige así en sustancia primera, génesis y destino general del arte. Algo más adelante escribe: ¿Qué vemos y sentimos en el fondo de estas formas del proceso social? El trabajo, el gran recreador del mundo, el esfuerzo de los esfuerzos, el acto de los actos; y conectando con su poesía: No es la masa lo más importante, sino el movimiento de la masa, el acto de la masa, como no es la materia la matriz de la vida, sino el movimiento de la materia (desde Heráclito a Marx).27

Vallejo no está haciendo más que demostrar que él es un poeta pensador, no un filósofo-sociólogo-economista como eran Marx y Engels. Es normal que su camino corra por el del arte y no por el de los procesos económicos, consigue así esa unión entre el arte y la ideología que tan importante va a ser en su libre EspAC. El trabajo es el padre de la vida, el centro del arte. Las demás formas de la actividad social no son más que expresiones específicas y diversificadas del acto primero de la producción económica: el trabajo.28

Pues bien, lo importante en todo esto es que Vallejo descubre algo más que la sencilla estética del trabajo, con la que parecía haber roto todo el proceso dialéctico, descubre que la estética del trabajo no es sólo una postura poética sino que es la esperanza de algo mucho más universal, de algo que consiga que no haya estética en el trabajo de unos pocos hombres y de unos pocos países, sino que sea toda la humanidad la que se forme y se poetice con el trabajo que realiza, algo que se llama revolución. El concepto estética del trabajo no implica, únicamente un planteamiento poético. Vallejo entiende que es una nueva tendencia global que se da como resultado de los cambios que la revolución ha introducido en el mundo.29

Vallejo ha sabido encontrar, y poner, el trabajo en el centro de la actividad estética y por lo tanto esta pasa a ser el concepto fundamental del desarrollo humano, el momento final del desarrollo dialéctico, algo muy parecido a lo que Hegel había pensado en sus escritos de juventud: Finalmente, la idea que unifica a todas las otras, la idea de la belleza, tomando la palabra en un sentido platónico superior. Estoy ahora convencido de que el acto supremo de la razón, al abarcar todas las ideas, es un acto estético, y que la verdad y la bondad se ven hermanadas sólo en la belleza.30

Vallejo no ha perdido el camino de la dialéctica, sencillamente decidió inventarse un nuevo camino que le llevara a los mismos fines, descubriendo así la revolución. Hay que entender que para Vallejo, como para todo buen marxista, la revolución no es más que un paso, un paso hacia esa sociedad de unidad entre los hombres. Si la estética se ha convertido en el punto final eso es lo que hay que encontrar con la lucha armada, que sólo tiene derecho a comenzar cuando el trabajo no tenga ningún rasgo de formación del trabajador y se convierta en la primera figura de la relación dialéctica amo-esclavo. Es evidente que para que el trabajador se pueda levantar contra toda esa sociedad que le oprime tiene que tomar conciencia de sí mismo, y no sólo él, sino todos los trabajadores deben tomar conciencia de su posición, cuanto esto ocurre el trabajador descubre toda la universalidad que lleva dentro y está preparado para pasar a una nueva figura dialéctica mediante la revolución. La grandeza del proletario nace de la conciencia de su miseria; su violencia es metódica, espontánea, y al mismo tiempo, ordenada a un fin; su caos individual no es una cualidad negativa porque estando sujeto a la teoría y praxis (espíritu y acción colectiva), está dirigida a un fin en el cual los contrarios se anulan en la síntesis suprema de la frenética armonía; él quiere amar evangélicamente a sus enemigos, aún a traición (y el medio es también antitético aquí, pero sigue siendo instrumental respecto al fin.31

Paoli ha visto muy bien la dialéctica de Vallejo, y aunque yo eliminaría la palabra ‘anulan’ por lo ya dicho, se da cuenta de que lo que busca Vallejo es la síntesis de los contrarios. Y todo en la revolución va a ser de la misma manera, una lucha de contrarios con la esperanza de conseguir una síntesis encarnada en una figura superior, en un mundo mejor. Si en T este choque de contrarios en la mayoría de los poemas, no hace más que provocar chispas de ironía o de angustia, en la colección de poemas que configuran PP y PH hay un intento cada vez más evidente de transitoriedad y de síntesis.32 En EspAC esta síntesis se va a hacer evidente llamando a la muerte de la muerte.

Pero la revolución no se queda en eso, y en esta postura va a tener que ver mucho la experiencia de la guerra civil española, la revolución es mucho más que la lucha de unos contra otros, aunque sea con la esperanza de un mundo más universal, la revolución es la lucha contra el mal en general, son todos los hombres los que deben luchar contra el mal, que en la historia se personifica en un bando de la guerra, pero que puede superarse. Así Vallejo cree en la necesidad de la revolución armada, pero la revolución, para él, no es simplemente una lucha de pobres contra los ricos, de los obreros contra le capitalismo. Es una lucha de la humanidad para crear un mundo de paz y de amor.33

He dicho que la guerra de España influyó mucho en la posición de Vallejo, y eso es algo que se hace más evidente en su último libro de poesías. Y es que Vallejo, al igual que gran parte del mundo tenían puestos sus ojos y su fe en la victoria de los republicanos, en el freno a las ideologías fascistas que estaban avanzando por toda Europa, por eso la guerra civil española no era una guerra más. La acción de los milicianos nace del sufrimiento, del sufrimiento de las masas que esperan adquirir el derecho a ser hombres. Esta no es una guerra como otras guerras, y la muerte en esta guerra no es como otras muertes. Es una guerra cuya finalidad es la paz entre los hombres, es una muerte que redimirá a la humanidad.34 No valen en este caso las acusaciones de algunos grupos de personas en cuanto a que la mejor manera de tener la pez entre los hombres es no hacer la guerra, porque esta guerra de España no fue comenzada por la humanidad que quería la paz, sino por los enemigos de la vida, fue comenzada por la muerte hecha personas en lo que se llamó el bando nacional.

Por todo esto es irracional decir que Vallejo muestra en su poesía un profundo pesimismo, puesto que la esperanza de Vallejo en que triunfe la revolución es mucho más grande, y es más grande porque sustituye su pesimismo no por el optimismo sin más, sino que lo sustituye por el valor, por la lucha, por la fe en el pueblo, en un pueblo en el que confía, confía en que tome conciencia de sí mismo porque ha visto que en España hasta el más analfabeto se ha vuelto autoconsciente de su pobreza y de su derecho de ser hombres libres en la universalidad.

Para todo ello, Vallejo ni siquiera ha tenido que salir del arte, porque como ya he pronunciado antes, la verdadera ideología de Vallejo se encuentra en su poesía.

Vallejo, al descubrir la necesidad de la revolución, no se ha alejado en ningún momento de las posiciones dialécticas, sino que más bien ha descubierto la forma de entrar en un nuevo proceso dialéctico que va a afirmar la universalidad del ser humano y de la obra humana, una universalidad que a la vez que lleva a la razón a la más grande obra humana se acerca a cada uno de los individuos con nombre y apellidos y con necesidades diferentes.

Va a ser este punto donde aparecerán los mayores conflictos en cuanto a la posición dialéctica de Vallejo, puesto que como veremos seguirá las tesis marxistas para en algunos casos tornarse más que ambiguo (que no contradictorio) con las posiciones idealistas de la dialéctica de Hegel, a quien Marx criticó su llegada a lo universal.

El paso a lo universal (Masa)

Desde sus primeras obras Vallejo intenta acercarse a todos los hombres y comprenderlos, sobrepasar la miseria de la vida humana, pero mientras en HN y en T lo hace de una manera solitaria, en PH y EspAC lo va a hacer de una manera colectiva producto del proceso dialéctico que la ideología del autor sufrió a lo largo de los años. En HN y T se puede ver la frustración de Vallejo al fracasar en su intento; ...se nota el anhelo de trascender la miseria de la condición humana, de conseguir una existencia armoniosa y unificada. En sus primeras obras, Vallejo tiende a buscar una solución personal al problema de la existencia a través del amor sexual o de un amor que reproduce el ambiente integrado del hogar perdido, pero, en general, fuera de algunos momentos de felicidad sus anhelos quedan frustrados.35 Eso es fundamentalmente lo que espera Vallejo del mundo, que sea un segundo hogar, que el individuo se encuentre en el mundo como en su propia familia, más aun, que la sociedad civil sea la familia de todas las personas que la componen. Algo que no tiene problemas en cuanto a su ideología pues había sido afirmado tanto por Hegel como por Marx.

A través de sus libros se puede ver cómo Vallejo evoluciona para comprender que en solitario jamás podrá conseguir ese propósito, porque el hecho de ser persona ya le lleva a ser social, a relacionarse con los demás, a ser universal. La universalidad de esa voluntad libre por sí es la relación simple y formal consigo mismo en su individualidad, relación autoconsciente, pero, fuera de ello, carente de contenido. De este modo el sujeto es persona.36

Va a ser en EspAC donde Vallejo se tornará por primera vez totalmente colectivo y progresista. Es en EspAC, donde Vallejo adopta por primera vez, en su poesía, una actitud explícita y plenamente colectiva y, por lo tanto, plenamente progresiva.37

Vallejo se ha dado cuenta así de que si desea que la esperanza de un mundo futuro en paz y armonía pueda realizarse, va a tener que ser mediante la unión de todos los hombres, pero el problema que se plantea ahora es cómo hacer esto. Un primer paso está ya dado, por el propio proceso dialéctico, la definición que Hegel hacía de hombre nos daba la oportunidad de entrar ya directamente en lo universal. Pero eso no basta, las relaciones dialécticas que Vallejo trata en su poesía no se pueden parar en esa definición, y en esa forma primaria de universalidad, sino que tiene que ir a su propio terreno, allí donde realmente él ha hecho funcionar la dialéctica, su poesía, para que la dialéctica misma supere ese tránsito hacia lo universal. El poeta puede hasta cambiar en cierto modo, la estructura literal y fonética de una misma palabra, según los casos. Y esto, en vez de restringir el alcance socialista y universal de la poesía, como pudiera creerse, lo dilata al infinito. Sabido es que cuanto más personal (repito, no digo individual) es la sensibilidad del artista, su obra es más universal y colectiva.38

Esa es la mejor manera que tiene Vallejo para llegar a lo universal, haciendo poesía, haciendo la poesía que sale de su conciencia, porque lo que él ve lo puede hacer poesía, a la vez que construye una teoría ideológica de la estética. Por eso Vallejo critica a los que creen que por utilizar las palabras que traía la nueva ciencia ya estaban haciendo poesía. Esas palabras, esos conceptos y cualesquiera otros han de ser comprendidos, se ha de tomar conciencia de ellos para que se puedan plasmar en una poesía sin romper las relaciones dialécticas que están incluidas en muchos de los conceptos. De esa manera Vallejo puede acercarse a la realidad a la vez que está haciendo poesía, de esa manera el poeta se adentra en lo universal sin olvidarse en ningún momento de los personajes de la calle. Más bien ocurre que Vallejo acierta a utilizar la dialéctica para que su poesía sea la poesía de todos con los que él se identifica, los mendigos, los hambrientos, los guerreros, los pobres y las personas. A lo largo de toda su producción poética, Vallejo siempre perseguirá que su poesía sea, no sólo léxicamente nueva, sino de manera muy especial, emocionalmente actual e inmersa en su época. Para ello utilizará una estrategia poética determinada por una constante renovación de formas y contenidos, sustentada por la creencia absoluta de que en el ser humano se conjuga, en una sistemática lucha de contrarios, multitud de sentimientos a veces contradictorios. Su poesía, al contrario, siempre será sorprendentemente coherente y clara, a pesar de su aparente hermetismo.39

Así Vallejo ha conseguido, haciendo poesía, llegar a la universalidad, allí donde se debe comprender cada momento de la historia y desde donde se puede ver y ayudar a cada persona que lo necesite. Porque si bien la dialéctica le ha permitido alcanzar esta cima del pensamiento, la misma estrategia hace que la poesía vuelva hacia las personas individuales desde donde partió, y Vallejo lo consigue sin lugar a dudas. El poeta no está haciendo un mero símbolo general de su soldado del ejército republicano. Es siempre un individuo personal:
Combatiente...
.......................
vigentes tus creencias personales,
distinto de carácter...40

No nos podemos olvidar ni un momento de esos nombres que aparecen en EspAC, de esos Ramón Collar, Pedro Rojas,Ernesto Zúñiga, etc. Son personas reales, personas que protagonizaron algún momento de la guerra civil española, que se convirtieron en nombres que estaban en la boca de los combatientes. La gran hazaña de Vallejo en cuanto a los proletarios que luchaban en la guerra consistía en, a través de la poesía, hacer que la individualidad de cada uno se igualara con el ser social que se necesitaba. Consiguió que los hombres y los ciudadanos fueran uno solo, consiguió que la familia y la sociedad donde vivía el ciudadano tuvieran las mismas características. Por eso España es la madre de todos nosotros en el penúltimo poema de EspAC.

Una vez que Vallejo ha alcanzado la universalidad a través de la poesía, el problema radica ahora en qué se va a encarnar ese universal. Pues la dialéctica, desde Sócrates hasta Marx, jamás ha hablado de elementos espirituales que no tuvieran una realidad en la historia. y ese va a ser el gran problema, pues en sus poemas en ningún momento especifica de qué se trata ese mundo de paz y armonía con el que tanto sueña. Dos son las posibilidades conocidas, el súper Estado de Hegel o la sociedad civil de Marx y su crítica al Estado de Hegel. Pero hay una nueva posibilidad, la que pienso que Vallejo acogió, una sociedad civil con carácter estatal. Claro está que Vallejo en ningún momento hace alusión a esa encarnación de lo universal. Sin embargo, las esperanzas, las características, los valores que Vallejo incluye en sus poemas nos llevan a pensar que el poeta tenía pensado la realidad de ese futuro esperanzador.

Antes de pasar a la realidad del espíritu universal debo volver a hablar del poema Masa. Principalmente porque es el poema donde Vallejo alcanza la universalidad más dialéctica. En tan sólo diecisiete versos Vallejo expone el proceso dialéctico que lleva desde la individualidad hasta la universalidad. Un proceso dialéctico que realizaron tanto Sócrates como Platón, Aristóteles, Hegel, y Marx. Vallejo lo realiza en su campo, haciendo poesía, sin explicaciones y por lo tanto con mucha más dificultad, pero incluyendo conceptos dialécticos que pertenecen a Hegel, Marx, y al cristianismo.

Vallejo realiza la trayectoria de la esperanza en la resurrección, no la resurrección de los que ya han muerto, sino de los que se sabe que van a morir. Y sólo es posible superar este peligro cuando el hombre se haga universal, cuando tome conciencia de que pertenece a la misma especie que todos los demás humanos que ve por la calle. Sólo entonces, cuando el hombre se vea a sí mismo como un ser universalmente válido, es posible, que a pesar de que los hombres tengan que morir sin remisión, se haya vencido a la muerte.

El final de la historia

El final de la historia fue un concepto introducido en la dialéctica por Hegel. Pero hemos de tener mucho cuidado al hablar de él. No se trata de que la historia se vaya a parar y a partir de entonces ya no se vea nada nuevo bajo el sol. Decir eso sería de estúpidos, y nos consta que de eso no pecaba Hegel. El concepto es mucho más complicado. A lo largo de la historia de la humanidad el hombre ha ido consiguiendo diferentes conceptos de libertad a través de su realización y de su plasmación en leyes y costumbres. El final de la historia es la realización del último concepto de libertad, tanto de una manera individual como de una manera colectiva. Hegel creía que el final de la historia había llegado tras la revolución francesa y el imperio napoleónico. Marx criticó esta postura al introducir un nuevo concepto de libertad en el que se incluían las nuevas relaciones económicas que aparecían a finales del diecinueve. Para Marx el final de la historia no solo no ha llegado sino que falta mucho para que llegue, pues su nuevo concepto de libertad es totalmente contrario a las sociedades capitalistas que dominan medio mundo.

Vallejo está mucho más cercano a Marx que a Hegel, el poeta jamás aceptaría que la libertad ya ha sido realizada en todos sus conceptos, pues la esperanza de Vallejo está puesta en una sociedad futura donde realmente se realice la libertad, donde el hombre se realice a sí mismo.

Sin embargo Vallejo recoge un concepto muy importante de la dialéctica de Hegel, la Sittlichkeit, la eticidad. Un conjunto de valores y creencias, de costumbres éticas de las que participan todos los ciudadanos de la comunidad, y de la que es necesario que todos participen para que la comunidad sea universal. Finalmente la eticidad se ve hecha real a través de leyes e instituciones, pero que de ninguna manera puede quedarse estancada y fuera de los movimientos de la historia.

En los poemas de Vallejo se observa cómo incluye este concepto hegeliano en la esperanza y en la revolución. Esa universalidad de la que ya hemos hablado incluye ese carácter ético que debe incluir el universal.

Pensado ya el final de la historia Hegel construyó un Estado demasiado fuerte en el que se encarnaba todo el universal y que en ningún momento se olvidaba de la gente particular. Marx criticó a Hegel que para realizar la libertad se fuera a un Estado poderoso en el que se superaba la sociedad civil. Marx pensaba que si lo que se quiere es superar lo negativo de la sociedad civil no nos podemos ir a una instancia superior, donde en la realidad es muy imposible que lo negativo se torne positivo.

Vallejo no especifica nunca dónde acaba su proceso dialéctico, pero parece claro que su adhesión al materialismo dialéctico le debe llevar a tener en mente una sociedad civil en la que lo negativo se elimina gracias a la aceptación de ese carácter ético que pertenece a todos los hombres de la tierra. Pero en realidad todo esto no es más que una esperanza de ver en Vallejo una dialéctica acabada en su poesía, cuando la muerte le impidió seguir escribiendo tras la derrota de los republicanos.

Es cierto que la dialéctica de Vallejo no acaba, pero no por ello pierde valor, pues su mayor valía consiste en que es la estrategia poética que el poeta peruano utiliza en todos sus poemas, una estrategia poética que une en su poesía la estética y la ideología, para crear una poesía muy personal y por lo tanto, siguiendo a Vallejo, universal.

Bibliografía

Vallejo, C. Poemas en prosa; Poemas humanos; España aparta de mí este cáliz. Ed. Cátedra. Madrid 1988.
Vallejo, C. Epistolario general. Ed. Pre-textos. Valencia 1982.
Flores, A. y otros. Aproximaciones a César Vallejo. Ed. Las Américas. N.Y. 1971.
Ortega, J. y otros. César Vallejo. El escritor y la crítica. Ed. Taurus. Madrid 1981.
Hegel, G. W. F. Principios de la filosofía del derecho. Ed. Edhasa. Barcelona 1988.
Hegel, G. W. F. Fenomenología del espíritu. Ed. FCE. Madrid 1983.
Hegel, G. W. F. Escritos de juventud. Ed. FCE. México D.F. 1981.
Marcuse, H. Razón y revolución. Ed. Alianza. Madrid 1979.
Marx, K. y Engels, F. Manifiesto comunista y otros escritos. Ed. Grijalbo. Barcelona 1975.

Notas

1 Hegel, G. W. F. Fenomenología del espíritu. pg 54.
2 Hegel, G. W. F. Fenomenología del espíritu. pg 55.
3 Vélez, J. Introducción a España aparta de mí este cáliz. pg 27.
4 Monguió, L. La muerte y la esperanza en la poesía última de Vallejo; en César Vallejo. El escritor y la crítica. pg 374.
5 Monguió, L. La muerte y la esperanza en la poesía última de Vallejo; en César Vallejo. El escritor y la crítica. pg 375.
6 Vélez, J. Introducción a España aparta de mí este cáliz. pg 37.
7 Hegel, G. W. F. Escritos de juventud. pg 220.
8 Vélez, J. Introducción a España aparta de mí este cáliz. pg 27.
9 Vélez, J. Introducción a España aparta de mí este cáliz. pg 21.
10 Oviedo, J. M. Vallejo entre la vanguardia y la revolución; en César Vallejo. El escritor y la crítica. pg 415, 416.
11 Flores, A. Aproximaciones a César Vallejo. pg 328.
12 Oviedo, J. M. Vallejo entre la vanguardia y la revolución; en César Vallejo. El escritor y la crítica; las palabras son de Vallejo, publicadas en Mundial, 3 de mayo de 1929.
13 Oviedo, J. M. Vallejo entre la vanguardia y la revolución; en César Vallejo. El escritor y la crítica; las palabras son de Vallejo, publicadas en Mundial, 1 de febrero de 1929.
14 Ferrari, A. Poesía, teoría, ideología; en César Vallejo. El escritor y la crítica. pg 393.
15 Vélez, J. Introducción a España aparta de mí este cáliz. pg 27.
16 Vélez, J. Introducción a España aparta de mí este cáliz. pg 19.
17 Ferrari, A. Poesía, teoría, ideología; en César Vallejo. El escritor y la crítica. pg 395.
18 Vallejo, C. España aparta de mí este Cáliz. Poema I.
19 Vallejo, C. España aparta de mí este Cáliz. Poema I.
20 Vallejo, C. España aparta de mí este Cáliz. Poema VII.
21 Vallejo, C. España aparta de mí este Cáliz. Poema X.
22 Ferrari, A. Poesía, teoría, ideología; en César Vallejo. El escritor y la crítica. pg 397.
23 Paoli, R. España, aparta de mí este cáliz; en Flores, A. Aproximaciones a César Vallejo. pg 349.
24 Oviedo, J. M. Vallejo entre la vanguardia y la revolución; en César Vallejo. El escritor y la crítica; las palabras son de Vallejo, publicadas en Mundial, 3 de mayo de 1929.
25 Hegel, G. W. F. Principios de la filosofía del derecho. Párrafo 197; pgs. 272,273.
26 Engels, F. El papel del trabajo en la transformación del hombre en mono; en Vélez, J. Introducción a España aparta de mí este cáliz. pgs. 35,36.
27 Vallejo, C. Rusia en 1931; en Vélez, J. Introducción a España aparta de mí este cáliz. pg 36.
28 Vallejo, C. Rusia en 1931; en Vélez, J. Introducción a España aparta de mí este cáliz. pg 38.
29 Vélez, J. Introducción a España aparta de mí este cáliz. pg 38.
30 Hegel, G. W. F. Escritos de juventud. pg 220.
31 Paoli, R. España, aparta de mí este cáliz; en Flores, A. Aproximaciones a César Vallejo. pg 356.
32 Vélez, J. Introducción a España aparta de mí este cáliz. pg 28.
33 Higgins, J. César Vallejo. El escritor y la crítica. pg 329.
34 Higgins, J. César Vallejo. El escritor y la crítica. pg 335.
35 Higgins, J. César Vallejo. El escritor y la crítica. pg 325.
36 Hegel, G. W. F. Principios de la filosofía del derecho. Párrafo 35; pg 102.
37 Bosch, R. Sentido existencial del hombre en guerra en Vallejo; en Flores, A. Aproximaciones a César Vallejo. pg 342.
38 Vallejo, C. El arte y la revolución; en Vélez, J. Introducción a España aparta de mí este cáliz. pg 28.
39 Vélez, J. Introducción a España aparta de mí este cáliz. pg 20.
40 Bosch, R. Sentido existencial del hombre en guerra en Vallejo; en Flores, A. Aproximaciones a César Vallejo. pg 345.

(*) Abreviaturas utilizadas
HN: Los Heraldos negros.
T: Trilce.
PP: Poemas en prosa.
PH: Poemas humanos.
EspAC: España, aparta de mí este cáliz.