Karl Marx ✆ A.d. |
Rolando Astarita | Tal vez una de las consecuencias
políticas más importantes asociadas a la tesis de que existe una lógica de la
mercancía y del capital tiene que ver con la crítica de Marx del fetichismo de
la mercancía. Como se explica en el blog de Ezequiel1, el fetichismo consiste
en atribuir a una cosa propiedades que no tiene. En el caso particular de las
mercancías, el fetichismo pasa por tomar a las mercancías «como lo que son a
primera vista», como si tuvieran propiedades que les son propias, y no
sociales. Ezequiel agrega que el fetichismo comienza cuando el valor de cambio
es visto como una cualidad del valor de uso al que está unido. En el mismo
sentido, en El Capital Marx cita al economista del común que piensa que
«el valor (el valor de cambio) es un atributo de las cosas» (p. 101, tomo I). Y
define el fetichismo como una situación en la cual la relación social entre
personas toma la forma de cosas, y las cosas parecen tomar vida propia,
independiente de los seres humanos y dominando su vida. Por eso
existe similitud con el discurso religioso, donde los productos de la mente
humana aparecen como seres independientes, dotados de vida y entrando en
relaciones tanto entre ellos, como con los seres humanos.
La crítica de Marx al fetichismo
de la mercancía es entonces parte esencial del programa revolucionario que
propone el marxismo, en tanto busca liberar al ser humano de toda forma de
opresión.
Determina también la necesidad de que los productores organicen
la producción sobre una base en común, y distribuyan de forma consciente y
planificada los tiempos de trabajo. Debe tenerse en cuenta que cuando Marx
habla del fetichismo no se refiere solo, ni principalmente, a una falsa
conciencia o ilusión, ya que en su visión es la misma sociedad productora de
mercancías la que da lugar a que los objetos se autonomicen con respecto
a los seres humanos. Por este motivo, la crítica del fetichismo de la mercancía
está indisolublemente ligada al análisis de la dialéctica de la mercancía, en
particular, a la forma valor. El objetivo de esta nota es introducir en esta
crítica y presentar algunas conclusiones de tipo político, que profundizan en
el mismo sentido de lo que presenté en la nota anterior sobre la lógica del
capital, fundamento del programa revolucionario y humanista del marxismo, esto
es, que apuesta al pleno desarrollo de la individualidad humana a partir del
trabajo asociado y cooperativo.
En otros términos, se sostiene
aquí que la teoría crítica del fetichismo de la mercancía no es un mero tema
académico, ni una teoría para agradar los oídos del progresista bienpensante,
(¿acaso no hay charlatanes «críticos del fetichismo» que utilizan la teoría de
Marx para apoyar ideológicamente a regímenes burocrático-estatistas-capitalistas?)
sino está en la esencia del programa político del marxismo y de su
crítica subversiva de la sociedad capitalista y del mercado. Dada su
extensión, divido la nota en dos partes.
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