26/10/14

La teoría de la lucha de clases

✆ Eneko
Raúl Prada Alcoreza | Ninguna teoría es autopoiesis; toda teoría ha sido ideada por humanos. Los humanos cuando construyen teorías no lo hacen de cero; parten de condiciones de posibilidad culturales, de saberes, de conocimientos, de ciencias; es decir, toman en cuenta otras teorías, se podría decir anteriores. A su vez Estas condiciones de posibilidad culturales se asientan en otras condiciones de posibilidad, que hacen como de substrato existencial; hablamos de condiciones de posibilidad devenidos de la experiencia social y de la memoria social. Se puede llamarlas condiciones de posibilidad históricas. La teoría de la lucha de clases no escapa a estas condicionantes.

Marx elabora esta teoría no solamente confrontando críticamente los problemas de su tiempo, sino partiendo del bagaje cultural, filosófico, científico heredado. El manejo del concepto de clases ya estaba en boga, quizás de una manera notoria desde el cuadro económico de los fisiócratas, del cuadro económico de Quesnay. Forma parte del uso discursivo común, sobre todo el político, cuando emerge de los debates. El concepto de lucha estaba difundido en su polisemia, adquiriendo distintas connotaciones, dependiendo de las circunstancias. Quizás se aproximaba al sentido más usual al concepto de guerra, también irradiado en su polisemia. 

La teoría del ciclo largo de Mandel y la historia económica

Guy Pierre   |   Al igual que las crisis de la primera mitad del siglo XIX, las crisis de 1967 y de 1974 despertaron entre los economistas un interés mayor para los problemas  de fluctuaciones económicas. En efecto, desde los últimos años de la década de 1960 a la fecha se han registrado un gran número de publicaciones en torno a estos problemas. Pero casi todos esos trabajos se limitan a las fluctuaciones cíclicas de tipo Juglar. Muy pocos se centran en los ciclos de mayor duración. El capítulo IV de El Capita- lismo tardío de Mandel, sobre las ondas largas ocupa, pues, un lugar específico dentro de estas publica- ciones. Con este capítulo, Mandel reabre un debate que los economistas marxistas pusieron de lado desde la "eliminación" de Kondratieff y que, sin embargo, es de sumo interés para la comprensión de la historia del capitalismo. Ahora bien, ¿Cuál es la aportación de Mandel a la teoría de los ciclos largos?

Algunos autores han intentado contestar ya a esta pregunta. Sin embargo, sus trabajos padecen de un gran defecto. En forma general, tratan, con base en un análisis a la vez partidista y parcial, de negar o resaltar la aportación de Mandel a la teoría de los ciclos mayores. Tal hecho se observa en los escritos de Richard B. Day y de Héctor Guillén Romo.2

La clase obrera en el Manifiesto Comunista

Ilustración para la edición del Manifiesto Comunista
✆ Fernando Vicente 
Ariel  Mayo   |   La burguesía, la clase que controla los medios de producción en el capitalismo, tiende a pensar que toda la organización social gira en torno de sus decisiones. Si hay producción, intercambio, distribución, es gracias a los esfuerzos de los señores empresarios, quienes son capaces de manipular tanto a la materia inerte como a los trabajadores. Así, materias primas, herramientas y obreros se mueven al compás de las decisiones empresariales. La visión que la burguesía desarrolla sobre sí misma tiene poco que ver con la realidad. La burguesía es en la medida en que existe la clase obrera. La relación entre ambas clases es la que determina los rasgos centrales del capitalismo. De ahí la importancia de una comprensión adecuada de la relación entre las dos clases principales de la sociedad moderna.

En la actualidad, los conceptos de clase y lucha de clases, así como también el de capitalismo, ocupan un lugar relativamente marginal en la enseñanza académica. En el momento en que existe la mayor cantidad de asalariados de la historia, resulta paradójico que el trabajo, la producción y la lucha de clases se vuelvan invisibles para el mundo académico (afirmación tajante que, por supuesto, admite excepciones). De ahí la necesidad de volver una y otra vez a los clásicos, quienes nos hablan con un desparpajo del que carecen los autores de papers. El clásico de los clásicos para el examen de la relación capital – trabajo es, sin lugar a dudas, el Manifiesto Comunista, texto que tiene la enorme ventaja de no haber sido escrito para un público universitario sino para los trabajadores.1