29/9/14

La praxis y la evolución del pensamiento de Marx

Rigoberto Pupo   |   En el proceso de la evolución  filosófica de Marx, desde su Tesis doctoral, la Gaceta del Rhin, el período intermedio en que escribe la Crítica del derecho político hegeliano, hasta los Anales  Franco Alemanes (1844) su concepción de la práctica ha ido logrando nuevas determinaciones[1]. Ya en 1844, Marx aborda la práctica como actividad material transformadora, haciendo énfasis especial en la revolución, en calidad de práctica política decisiva del proletariado. Esta concepción encontrará un nivel superior de concreción en los Manuscritos económicos y filosóficos de 1844, obra donde Marx expone la significación de la práctica productiva, es decir, una nueva forma de práctica social, la determinante, sin la cual es imposible comprender las otras formas de praxis humanas, en sus determinaciones y condicionamientos[2].

Los Manuscritos económicos y filosóficos de 1844 son escritos bajo la influencia directa del proletariado francés, de los estudios realizados por Marx,  la Revolución francesa, así también como de sus investigaciones en la economía política. Ya desde febrero de 1844, Marx se dirige al estudio profundo de los clásicos de la economía política (Say, Sharbek, Smith y Ricardo). 

Subjetividad y dialéctica en Marx

Eduardo Álvarez   |   A partir del significado que la filosofía moderna asignó a la noción del sujeto, se plantea el modo en que dicho concepto es reinterpretado en el pensamiento de Marx, distinguiendo el nuevo sentido que el término adquiere en los planos más importantes y diversos en los que Marx lleva a cabo esa revisión: el plano que toma en consideración la insuperable condición natural del hombre, el que atiende al sentido de la dialéctica y de la totalidad en que se desarrolla la praxis social, el que destaca la condición social del individuo y, finalmente, el que plantea la discusión con el humanismo tradicional en relación con la posible autonomía del hombre.

De Hegel a Marx: el sentido de la razón y el problema de la inteligibilidad de la experiencia

El idealismo alemán se veía a sí mismo como la filosofía de la libertad. En las cartas que intercambian entre sí Hölderlin, Schelling y Hegel en su época juvenil se observa su común admiración por el modo en que Fichte combate el dogmatismo mediante la afirmación de un yo que no se somete al dato necesario de la naturaleza, sino que se enfrenta a ella subordinándola al sentido moral de su acción y proclamando así su libertad. 

Karl Marx o la subjetividad práctica como fundamento

Karl Marx ✆ A.d. 
Miguel Candioti   |   En 1888 Friedrich Engels añadía como apéndice a su Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica Alemana una versión levemente modificada de once notas inéditas de Marx contra la filosofía de Feuerbach, que serían popularizadas desde entonces como lasTesis sobre Feuerbach. Las notas originales habían sido apuntadas por Marx en Bruselas allá por 1845 como uno de los primeros borradores de La ideología alemana, obra que él redactaría inmediatamente después, entre ese mismo año y el siguiente, junto al propio Engels. Sin embargo, como Marx mismo explica en 1859, la publicación de esta voluminosa obra no pudo concretarse en su momento, y sus autores, conformes con haber logrado a través de ella esclarecer sus propias ideas, la entregan “a la crítica roedora de los ratones” (cfr. Marx, 1976: 519). Resulta entonces paradójico que el viejo Engels “más de cuarenta años más tarde” (Engels, 1976: 354), se decidiera a dar a conocer las Tesis, pero silenciosamente retocadas por su pluma y completamente aisladas de La ideología alemana, cuya publicación él desdeñó explícitamente alegando que “en el manuscrito no figura la crítica de la doctrina feuerbachiana” (ibid.).

Marxismo y subjetividad humana

Karl Marx ✆ Alfredo Rajoy
Mario A. Solano   |   Contrario a los dogmas del positivismo ingenuo, las investigaciones en las Ciencias Humanas no pueden prescindir de las visiones filosóficas de determinadas entidades, que son parte de sus áreas de interés. Así, el concepto de homo oeconomicus, para referirse a lo fundamental de la subjetividad humana, concibiéndola como una esencia fija proclive a un adquisitivismo ilimitado y egoísta, a la codicia y a la rivalidad, constituye sin duda alguna un elemento clave, a menudo implícito y subyacente, con el cual se opera, en teorías económicas como la liberal, la neoliberal, la neoclásica y la keynesiana, así como en otras teorías de amplia influencia como lo es “la teoría de los juegos” y en muchas de las microteorías propias del ámbito de la Psicología, la Sociología y la Antropología.

No obstante, el homo oeconomicus constituye una auténtica construcción ideológica (en el sentido de construcción a-histórica, falsa y sesgada en favor de determinados intereses socioeconómicos) que a pesar de sus limitaciones epistemológicas, sirve de supuesto para una gran cantidad de políticas de amplia influencia en las sociedades contemporáneas, tanto en un plano nacional como internacional. Así ocurre, por ejemplo, con las políticas estatales que supuestamente pretenden combatir el serio deterioro ecológico con base en el referente normativo que se resume en la expresión “el que contamina paga”.