17/4/14

La democracia y el problema del poder | Las victorias y derrotas colectivas tienen lugar en gran medida al nivel del imaginario político

  • La pluralidad y fragmentación de las identidades y actores sociales en el mundo contemporáneo deberían ser una fuente de pesimismo político
  • Construir una perspectiva política, en las nuevas condiciones, en la cual el mantener abierta la brecha entre universalidad y particularidad se vuelve la matriz misma del imaginario político es el verdadero desafío que enfrenta la democracia contemporánea.
Foto: Ernesto Laclau
Ernesto Laclau   |  Las discusiones sobre la viabilidad de la democracia en lo que puede ser llamada una era "posmoderna" ha girado principalmente alrededor de dos temas centrales: 1) La presente dispersión y fragmentación de los actores políticos, ¿no conspira en contra de la emergencia de identidades fuertes que podrían operar como puntos nodales para la consolidación y expansión de prácticas democráticas?; y 2) ¿no es esta misma multiplicidad la fuente de un particularismo de los objetivos sociales que podría resultar en la disolución de discursos emancipatorios más abarcadores, considerados como constitutivos del imaginario democrático? El primer tema está conectado con la creciente conciencia de las ambigüedades de esos mismos movimientos sociales sobre los cuales se depositaron tantas esperanzas en los años setenta. No hay duda de que su aparición implicó una expansión del imaginario igualitario a áreas cada vez más amplias de las relaciones sociales. Sin

El proyecto post-marxista | Aporte y crítica a Ernesto Laclau

Karl Marx ✆ Zazzle
Henry Veltmeyer  [2006]  |  El trabajo de Ernesto Laclau constituye una contribución al pensamiento post-marxista. En la opinión anticipada por el mismo Laclau en el prefacio de la edición española de Hegemonía y Estrategia socialista. Hacia una Radicalización de la Democracia, escrito junto a Chantal Mouffe: “él [el libro] ha estado desde entonces [su publicación en 1985] en el centro de una serie de debates, al mismo tiempo, teóricos y políticos (...) en el mundo anglosajón” (p.VII). Y así fue. Algunos pueden ignorar o restar importancia a este aspecto, por ejemplo Borón (1996), pero no hay dudas de que el libro de Laclau y Mouffe persiste como un punto de referencia crítico en el debate aún vigente que rodea a lo que algunos prefieren ver como un impasse teórico, como una crisis que pone en cuestión no sólo al marxismo, también a todas las formas de análisis estructural, lo mismo que a la construcción de grandes teorías asociadas al proyecto Iluminista del siglo XVIII para establecer una mejor forma de sociedad en la cual haya progreso económico, justicia social y democracia. Pero la verdadera cuestión (y es una pregunta hecha por Borón, entre otros) es si el post-marxismo, en los términos formulados por Laclau y Mouffe, como proyecto teórico y político, ha tenido un impacto directo, teórico y práctico en el mundo real, en las luchas actuales, y aún más específicamente, en el surgimiento de “nuevos movimientos sociales” en América Latina (Calderón, 1995; Escobar y Álvarez, 1992). En términos menos ambiciosos o