Karl Marx ✆ Zazzle |
Henry Veltmeyer [2006] | El trabajo de Ernesto Laclau constituye una
contribución al pensamiento post-marxista. En la opinión anticipada por el
mismo Laclau en el prefacio de la edición española de Hegemonía y Estrategia socialista. Hacia una Radicalización de la
Democracia, escrito junto a Chantal Mouffe: “él [el libro] ha estado desde
entonces [su publicación en 1985] en el centro de una serie de debates, al mismo
tiempo, teóricos y políticos (...) en el mundo anglosajón” (p.VII). Y así fue.
Algunos pueden ignorar o restar importancia a este aspecto, por ejemplo Borón
(1996), pero no hay dudas de que el libro de Laclau y Mouffe persiste como un
punto de referencia crítico en el debate aún vigente que rodea a lo que algunos
prefieren ver como un impasse teórico, como una crisis que pone en cuestión no
sólo al marxismo, también a todas las formas de análisis estructural, lo mismo
que a la construcción de grandes teorías asociadas al proyecto Iluminista del
siglo XVIII para establecer una mejor forma de sociedad en la cual haya
progreso económico, justicia social y democracia. Pero la verdadera cuestión (y
es una pregunta hecha por Borón, entre otros) es si el post-marxismo, en los
términos formulados por Laclau y Mouffe, como proyecto teórico y político, ha
tenido un impacto directo, teórico y práctico en el mundo real, en las luchas
actuales, y aún más específicamente, en el surgimiento de “nuevos movimientos
sociales” en América Latina (Calderón, 1995; Escobar y Álvarez, 1992). En
términos menos ambiciosos o
idealistas, la pregunta es si el post-marxismo
ofrece una perspectiva teórica útil y, en relación al marxismo, un conjunto superior
de herramientas intelectuales para el análisis de las luchas y de los
movimientos para el cambio.
No obstante estas preguntas, el libro de Laclau y Mouffe (en
adelante HES) y otros escritos de igual carácter como New Reflexion on the Revolution of our time (en adelante NR)
proveen de un punto de referencia útil al aporte crítico del pensamiento post-marxista.
Proponemos encargarnos de tal aporte en relación a la pretensión de Laclau y
otros post-marxistas de dar una necesaria y saludable extensión al pensamiento
marxista, en otras palabras, de ser una crítica del marxismo dentro del
marxismo.
Por el contrario, nosotros sostenemos que el
post-estructuralismo constituye un abandono del marxismo y el rechazo de los
principios del materialismo histórico en los que éste se basa. En este
contexto, afirmamos que el post-marxismo no es sino el último de una serie de
ataques a la posibilidad de la Ciencia
Social, tanto en su versión marxista como en la no marxista. En efecto, el post-estructuralismo
supone el rechazo a los principios y al método que define a la Ciencia Social como
tal, en la medida en que entre estos principios quedan comprometidos tres: el objetivismo (la realidad objetiva de
las condiciones materiales tomadas como “hechos sociales”), el estructuralismo (la existencia de
estructuras que subyacen a las relaciones sociales y que son sólo visibles en
sus efectos y aprehensibles de manera parcial) y la racionalidad de los procesos de cambio de gran escala. La base de
un ataque de estas características es una epistemología idealista (subjetivismo,
situacionismo y nihilismo) que subyace tanto al post-marxismo como al postmodernismo.
Nosotros criticamos y establecemos los límites y contradicciones del
postestructuralismo tal cual es formulado por Laclau, tomando en cuenta la
manifiesta incapacidad del idealismo para construir las bases para el análisis
concreto de cualquier formación social históricamente dada o movimiento social,
sea novedoso o de otro tipo. En este marco también desafiamos las pretensiones
del post-estructuralismo de constituirse como una forma de análisis superior al
marxismo.
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