Karl Marx ✆ Aldéhy |
Existe la creencia de que tener algo en propiedad, negocios
o inversiones en sus más variadas formas, es lo que garantiza una gestión
eficiente tanto de la propia vida como de la sociedad. Potestad que se le niega
a quien esté privado de esa relación tan personal y directa con los bienes, por
esperar que el Estado le remedie lo que él es incapaz de conseguir a base de
los mecanismos que la democracia liberal le brinda. A este dogma hoy tan
instalado, con versiones constantemente actualizadas, es a lo que Maurice Dobb
llamó “argumento del tendero” (Argumentos sobre socialismo, 1960), ya que
cualquier propietario, aunque solo lo sea del papel o del apunte informático de
sus acciones o similares, está convencido de que esa posesión es indispensable
para asegurarse su vida y la de sus descendientes.
Una versión algo más elaborada del “argumento del tendero”
asegura que nadie puede ser libre e independiente si no es propietario. Según
los que defienden esto, la propiedad y la empresa personal serían las bases de
la auténtica “libertad”, lo que no deja de ser