Karl Marx ✆ Ali Radicali |
Patricia Lambruschini |
El trabajo aborda la peculiar concepción que Karl Marx tenía sobre la
libertad, analizando sus dimensiones fundamentales y tratando de identificar
sus puntos de encuentro y desencuentro con las concepciones más representativas
de la teoría política moderna. El punto de partida es la afirmación que el
autor realiza, en sus escritos juveniles, de que el objetivo del comunismo es
la emancipación humana, en oposición a una emancipación meramente política. La
tesis que se intenta abonar es que, en relación al problema de la libertad, la
concepción de Marx puede ser entendida como un movimiento de herencia, ruptura
y superación del pensamiento político moderno. Aunque el trabajo aborda una
problemática de carácter teórico, pretende ser una herramienta para pensar nuestro
presente histórico y los desafíos que éste plantea, así como la vigencia de las
ideas de Marx para asumirlos.
La libertad en la
teoría política moderna
Como es sabido, los problemas por excelencia de la teoría
política moderna fueron el problema de la libertad y el de las formas de
organización social que permiten su pleno desenvolvimiento. Quienes se
dedicaron a indagar estas cuestiones —en el agitado con‑ texto de la revolución
burguesa y su lucha contra el absolutismo y la restauración posterior—,
concibieron distintas formas de libertad que, a grandes rasgos, podríamos sintetizar
en tres tipos fundamentales:
1. La libertad
liberal, entendida como el “silencio de la ley” (silentium legis) proclama que nadie está obligado a hacer lo que la ley no
manda ni impedido de hacer lo que ella no prohíbe explícitamente , de modo que
salvo en esas excepciones, el individuo es libre de actuar conforme a su
voluntad. Se trata de una libertad cuyo objetivo primordial es proteger al individuo de los potenciales
abusos del poder y, fundamentalmente, del poder del Estado, razón por la cual
ella es considerada como una libertad negativa
. John Locke es uno de los fundadores del liberalismo, pero también una de sus
manifestaciones más radicales. En efecto, Locke fue uno de los primeros en
plantear la apropiación del propio cuerpo (esto es, de las propias capacidades
y habilidades) como una precondición de la libertad del individuo, quitando con
ello toda legitimidad a la esclavitud y la servidumbre, y fue uno de los
primeros en considerar como una expresión de dicha libertad a la propiedad
obtenida mediante el propio trabajo. Asimismo, Locke fue quien elaboró y
justificó filosóficamente el derecho de resistencia a la opresión y a la insurrección
(ius
resistendi), derecho que será uno de los estandartes fundamentales de la
revolución burguesa.
2. La libertad
entendida como autonomía (autodeterminación y autogobierno) alcanza sus expresiones
más acabadas, por un lado, en la voluntad general de Rousseau, según la cual los
individuos actúan obedeciendo las leyes que ellos mismos se han dado como miembros
del Estado y, por otro lado, en el imperativo categórico de Kant, según el cual
los sujetos obran siguiendo los dictados de su conciencia moral y sin tener en
cuenta ninguna otra motivación que no sea el deber mismo. Se trata en estos
casos de una libertad positiva por la cual, obedeciendo a la ley (que es
esencialmente universal y, por ende, racional), el individuo se obedece a sí
mismo, pues obedece a su propia razón.
3. En fin, está la libertad tal como la entiende Hegel, es
decir, como libertad conciente‑de‑sí,
idea ésta que sintetiza y supera a las dos concepciones anteriores. En sus Principios de la Filosofía del Derecho,
Hegel reseña el devenir de la Idea de Libertad que se ha vuelto objetiva y
real: a lo largo de un recorrido que comienza en la propiedad y que culmina en
el Estado, describe la libertad que se ha realizado históricamente en las
instituciones, en las leyes, en las costumbres, en las relaciones entre los
hombres, todas las cuales son consideradas como objetivaciones del Espíritu. La
libertad conciente‑de‑sí (que Hegel esboza
en sus Principios... y desarrolla más específicamente en su Filosofía de la historia universal) es
la libertad que se ha realizado en el Estado moderno y es para el filósofo la forma
más acabada de libertad. Es la libertad que se ha vuelto reflexiva sobre sí
misma, la libertad que se sabe libre y se quiere libre: la que se
autocomprende como una conquista histórica, como el resultado de un proceso de
emancipación y que quiere ser libre precisamente porque sabe lo que significa
no serlo. Una libertad que se ignora a sí misma como libertad, esto es, como
una conquista social e histórica, no es una auténtica libertad.
Cabe señalar que, a diferencia del contractualismo, para
Hegel el Estado en cuyo seno se desarrollarían la libertad y la razón no es una
idea normativa sino que es real: es lo que el Estado efectivamente es según su
concepto, según su finalidad intrínseca, y es también lo que ha llegado a ser
realmente cuando, devenido y realizado
históricamente, la filosofía lo conoce. Por otro lado, Hegel critica la idea del contrato social planteando
que el Estado no es un mero artificio surgido de la voluntad de los individuos
sino que es una totalidad orgánica anterior a sus partes y condición de posibilidad de la voluntad real y concreta; de lo que
se deduce que para Hegel la libertad nunca es una libertad solipsista como en el planteo iusnaturalista,
sino siempre una libertad colectiva.
Sólo porque la libertad se ha realizado en la comunidad estatal, puede el
individuo desarrollar su particularidad y ser libre también él.
Como se desprende de lo que hemos dicho, para la teoría
política moderna la forma de organización en la cual la libertad estaría
plenamente garantizada no es la sociedad sino el Estado. Como sostiene Norberto
Bobbio, tanto en los contractualistas como en Hegel, el Estado es visto como la
forma más desarrollada o, a lo sumo, la menos imperfecta de convivencia
humana. El Estado, con sus leyes e instituciones, es entendido como el ámbito
de la Razón y, por lo tanto, como el ámbito que permitiría a los hombres llevar
una vida acorde a su carácter racional y desenvolver todas sus potencialidades,
especialmente la libertad.
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