César Ruiz Sanjuán |
En el presente artículo analizamos
en sus aspectos fundamentales la evolución teórica que ha experimentado
la interpretación de la obra de Marx desde las primeras corrientes que se
derivan de ella hasta las más actuales. Nos ocupamos primero del marxismo
tradicional, de su concepción determinista del materialismo histórico y su interpretación
historicista de la teoría del valor. Abordamos después las corrientes del marxismo
occidental que se oponen a las concepciones reduccionistas y economicistas de
la interpretación marxista dominante, para centrarnos finalmente en las
interpretaciones más recientes de la teoría social de Marx como crítica del
carácter fetichista de las formas de conciencia burguesas y las categorías de
la economía política.
Uno de los mayores problemas que se presentan al abordar un
proceso tan complejo como la recepción del pensamiento de Marx es el hecho de
no distinguir con claridad entre las distintas corrientes de interpretación que
se han derivado de su obra. Se habla generalmente de “marxismo”, en singular,
como si la tradición teórica que se deriva de la obra de Marx fuese única y
continua.
Pero esta tradición ha conocido múltiples transformaciones y
variantes a lo largo de su historia, por lo que sería más preciso hablar de
“marxismos”, en plural, y a partir de aquí definir los caracteres diferenciales
de cada uno de ellos. En este trabajo estudiaremos los elementos más relevantes
de estas diversas corrientes de interpretación, estableciendo las diferencias
esenciales que permiten distinguir entre ellas, lo que pondrá de manifiesto la
profunda distancia que las separa en muchos casos.
En una primera aproximación, distinguiremos entre el
marxismo tradicional o marxismo ortodoxo, por un lado, y el marxismo occidental
o marxismo crítico, por otro lado, realizando una periodización general de
ambas corrientes de interpretación y señalando las variantes fundamentales
dentro de cada una de ellas. Por marxismo tradicional entendemos la
interpretación oficial del pensamiento de Marx, que dominó indiscutidamente
desde su muerte hasta la segunda década del siglo XX. A partir de este momento
comienzan a surgir las diversas corrientes disidentes de la interpretación
oficial, entre las que se encuentran las distintas variantes del denominado
marxismo occidental.
El marxismo tradicional
o marxismo ortodoxo parte de los escritos de carácter más popular de Marx y de
las concepciones tradicionales de la economía política y de la filosofía de la
historia, y establece a partir de aquí una concepción economicista y
determinista de la sociedad y de la historia. Esta lectura restringida de la
teoría de Marx comienza con Engels, se desarrolla en la II Internacional,
fundamentalmente bajo la influencia de los escritos de Kautsky, y se consuma
con la codificación ideológica del marxismo-leninismo, que ofrece una
cosmovisión cerrada y vinculante que se establece como la doctrina oficial del
marxismo. El marxismo crítico o marxismo occidental parte de los escritos
científicos de la obra de Marx y desarrolla a partir de ellos el análisis y
crítica de las relaciones sociales capitalistas y de las formas de conciencia
invertida que éstas generan. Buena parte de estas corrientes de interpretación
vienen marcadas fundamentalmente por el propósito de “volver a Marx”. Para ello
es necesario superar las diversas acrecencias ideológicas que se han ido
mezclando con su teoría en el desarrollo de la tradición marxista y hacer una
lectura de su obra libre de los condicionamientos a los que ha estado sometida
en la interpretación dominante. Ello hace preciso, en primer lugar, identificar
con claridad esos condicionamientos externos, por lo que el concepto de
marxismo tradicional no es simplemente un concepto historiográfico, sino que
tiene que ser determinado con exactitud para establecer la línea de demarcación
que permita definir las distintas posiciones teóricas de las que parte la
interpretación.
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