► “La
concepción materialista de la historia tiene muchos partidarios a quienes sirve
de excusa para no estudiar historia” | Federico
Engels, Carta a Konrad Schmidt, 1890
Friedrich Engels ✆ Eric Héroux |
Contexto
histórico-ideológico
El contexto histórico en que se sitúa la biografía
de Federico Engels, corresponde al periodo comprendido entre 1820 y 1895. Cronológicamente, Engels nace
a principios del siglo XIX en la región de la Prusia renana, en la actual
Alemania.
En este periodo, el actual territorio de Alemania, lo conformaba la “Confederación Germánica”, una unión libre de 39 estados establecida en 1815 en el Congreso de Viena, bajo el control, beneplácito y apoyo del imperio austriaco. Esta forma de gobierno, heredera directa de las anteriores formaciones políticas, se mantuvo hasta que definitivamente en 1871, bajo la dirección de Bismarck y Guillermo I, se crea oficialmente el II Reich o II Imperio Alemán.
En este periodo, el actual territorio de Alemania, lo conformaba la “Confederación Germánica”, una unión libre de 39 estados establecida en 1815 en el Congreso de Viena, bajo el control, beneplácito y apoyo del imperio austriaco. Esta forma de gobierno, heredera directa de las anteriores formaciones políticas, se mantuvo hasta que definitivamente en 1871, bajo la dirección de Bismarck y Guillermo I, se crea oficialmente el II Reich o II Imperio Alemán.
Así, tras la derrota napoleónica y el restablecimiento de
las políticas absolutistas y profundamente reaccionarias, Austria como estado
absoluto que es, vuelve a recobrar pleno protagonismo en la zona de la Europa
central. Tras esta situación, se imponen en Europa, toda una serie de gobiernos
de corte absolutista y reaccionario, que produce unas importantes reducciones
en las conquistas sobre derechos y libertades alcanzadas violentamente en la
revolución francesa.
Ante esta situación, surgen diferentes corrientes
revolucionarias y progresistas, encabezadas por los obreros y la pequeña
burguesía urbana, que ansia una situación de libertad, perdida con la derrota
de las conquistas revolucionarias de la revolución francesa.
Así, desde este momento de la restauración, surgirán
movimientos en demanda de una sociedad más progresista y la existencia de un
parlamento y una constitución para defender a los ciudadanos contra los poderes
absolutos.
Ello se entremezcla con protestas más concretas, encuadradas
en la sociedad de clases, donde los obreros empiezan a formar sus propias
asociaciones para demandar igualdad política, económica, y social, y que
recogen la herencia directa de las Trade
Unions del siglo XVIII como asociaciones sindicales para defender sus
derechos, ante el incipiente desarrollo de la nueva sociedad industrial de
clases.
Esta situación se agravo definitivamente el año de
nacimiento de Engels, en 1820, cuando estalla la primera de las
revoluciones liberal-burguesas del momento.
Federico Engels, no verá a tiempo el estallido de esta
revolución, pues nace a finales de 1820, pero parece como si su nacimiento
precisamente en esa fecha, augurara el futuro potencial revolucionario y
combativo que se iba a desatar en Europa en adelante. La revolución de 1820,
recoge esta esencia de derechos y libertades por parte de los sectores
populares y nacionalistas más progresistas, y avanzados, organizando la primera
de los ciclos revolucionarios liberal-burgueses de la primera mitad del siglo
XIX.
En esta revolución, dos son los factores ideológicos básicos
que intervienen en ella y le dan forma: el liberalismo y el nacionalismo.
En el primer aspecto, el liberalismo burgués se muestra
fundamental a la hora de explicar el desarrollo revolucionario en países como
España, donde se gesta un estallido liberal constitucionalista enfrentado a los
modelos reaccionarios y absolutistas impulsados por la restauración y la santa
alianza en 1815.
Por otro lado, el nacionalismo también se muestra
fundamental a la hora de interpretar las causas y motores ideológico-políticos
de esta revolución, concretado en los ejemplos claros de Sudamérica o Grecia,
que en este año comienzan sus revoluciones nacionales para liberarse de los
países que los colonizaban (España y Turquía).
De esta forma, esta revolución que si bien en el terreno
nacionalista va a tener una importancia básica en el surgimiento de nuevos
estados, con sus lógicos intereses económicos ( no olvidemos el estudio
que Marx y Engels, harán de la figura del libertador nacional
venezolano Simón Bolívar y su programa social de liberación) a nivel
político, inicia una constante reivindicativa en todo el siglo XIX aunque
inicialmente no tenga éxito ( las rebeliones son tarde o temprano
sofocadas por la maquinaria absolutista de la santa alianza.)
Así, aunque fracasa inicialmente, los ideales progresistas
de la revolución de 1820, se traspasan a toda Europa, y se asientan unos
ideales básicos de actuación como modelo y referente ideológico para todos los
movimientos revolucionarios que surgen posteriormente (1830, 1848) en el
continente europeo, aunque al final se radicalicen algunas posturas.
Entre estos principios políticos de que exigía la burguesía
liberal estaban: la reivindicación de una monarquía limitada parlamentaria,
asentada en un modelo constitucional (como la revolución francesa, americana,
la revolución liberal española…) y poner freno así a los modelos absolutistas y
reaccionarios impulsados en Europa tras la revolución francesa y la derrota
de Napoleón Bonaparte.
En referencia a esto, se reclama también una constitución
escrita, que ponga fin a los abusos absolutistas de los monarcas europeos, cuyo
poder volvía de nuevo (incluido en Francia) a ser ilimitado e incuestionable,
así como el fomento de elecciones libres y partidos políticos para que se
escoja entre una libertad de posibilidad a la representación política.
Otros elementos que caracterizarían las conquistas
revolucionarias de la burguesía liberal (estos no tan positivos) serian, sin
duda alguna, el carácter y efecto de estas elecciones y el modelo social
alternativo. El sufragio que proponen es siempre censitario (se excluyen a las
mujeres por ser consideradas incapaces, y los obreros por ser analfabetos y,
por tanto, ignorantes de los procesos políticos) y un modelo social claramente
desigual y clasista.
Así, se sustituye a la concepción piramidal semi-feudal de
los antiguos regímenes políticos absolutistas, por una sociedad dividida en
clases sociales, jerárquica y vertical donde los obreros y campesinos del campo
y de la ciudad, ocupan los escalones más bajos y miserables por su condición
económica ( no olvidemos que el factor económico, como motor de desarrollo
histórico siempre influye en segundo lugar a los factores políticos y sociales
de un determinado régimen y periodo histórico) como asalariados e ignorantes por
su nula formación escolar o intelectual son mal vistos entre las clases
dirigentes de la burguesía liberal ( en términos económicos, y ultra
conservadora en términos políticos) y, por tanto, considerados como seres
inferiores que no tienen derechos políticos ni sociales.
Fruto de este sistema de inestabilidad e incipiente
conflictividad social por el auge de las nuevas sociedades industriales
asentadas en el capitalismo y el orden burgués, surgen nuevos malestares, tanto
a nivel político entre los modelos políticos, como, fundamentalmente, a nivel
social, cuando empiezan los primeros síntomas de malestar social en forma de
protestas proletarias. Ejemplo de ello serian, a parte de las Trade Union (o
sindicatos obreros) surgidos a finales del siglo XVIII como asociaciones
laborales, también el ludismo y el cartismo.
El ludismo es un fenómeno propio del proletariado que surge
en Inglaterra ya en 1811, como método de protesta de los obreros que se dedican
a destruir las maquinas industriales, según ellos, causantes de todos los males
y las pésimas condiciones laborales y de explotación del proletariado, que
llevo a la destrucción de cientos de maquinas en todo el país y posteriormente
en todo el continente (en especial en Cataluña) Sin embargo, este movimiento,
que tuvo poca relevancia política, al poco tiempo cayó en el olvido y sus
propuestas anti-industriales que glorificaban el pasado gremial de los
artesanos cuando no se había desarrollado la industria poco a poco se fue
diluyendo.
Este movimiento, no pudo ser contemplado
por Engels ya que para 1820, si bien aun era fuerte, su época de auge
había ya cedido.
El movimiento que si que pudo contemplar y del que tomo
parte muy activamente incitando sus sectores mas izquierdistas fue el cartismo,
movimiento político proletario, surgido en Inglaterra (la región proletaria más
fuerte) a partir de 1838. Este movimiento, surge como consecuencia del clima de
crispación social que se llevaba viviendo en el continente ya desde la
revolución de 1830.
Engels, ya estaba inmerso en todos estos procesos para este
momento, y pudo contemplar el resurgir de las inestabilidades sociales
heredadas de la revolución liberal de 1820.
A nivel político, la rebelión se extiende como fruto,
nuevamente, de la unión de protestas nacionales-liberales por parte de los
sectores progresistas de la burguesía.
En el caso de las protestas liberales, destacan el caso de
Francia donde, tras elegir a un monarca limitado, se impone como
rey Carlos X de corte nuevamente absolutista y reaccionario que
suprime los pocos avances liberales logrados tras la revolución francesa.
Como critica a este sistema represivo, surgen estallidos
revolucionarios en julio de 1830 que, siguiendo la tónica liberal-burguesa,
destrona al rey déspota y establece como rey a Luis Felipe de Orleáns, que
establece una monarquía constitucional y liberal aperturista de corte laico.
A nivel nacional, surgen ya las primera reivindicaciones
nacionalistas de unificación nacional en Alemania (elemento que, como veremos
más tarde, apoyaran incondicionalmente Marx y Engels) y en Italia. Un
caso claro de ello fue la creación en Alemania, en 1835, del llamado
“Zollverein” o unión aduanera entre Prusia y otras regiones alemanas para
acercar posiciones y sentimientos comunes de identidad e identificación.
A nivel social o “extraoficial” como se ha tenido a mal
llamarlo (pues las rebeliones sociales son siempre, las que impulsan el
desarrollo de los grandes procesos históricos “desde arriba”) es un periodo
también muy tumultuoso y conflictivo desde inicios de la década, donde se va
desarrollando ya una crítica, no solo contra la monarquía, nobleza y
aristocracia, sino también contra la incipiente clase burguesa en desarrollo
que se empieza ya a desmarcar como clase privilegiada que dirige la nueva
sociedad clasista, y empeora aun mas las condiciones de vida, y explotación del
proletariado.
Como consecuencia de ello se desataron rebeliones en Lyón
(1831), Bélgica, Polonia, Italia, España… que creó un clima de conflictividad
social muy fuerte, y que conllevo a las protestas revolucionarias
anti-absolutistas en Francia, y posteriormente a la formación directamente de
un nuevo movimiento propio del proletariado como método de protesta y
reivindicación socio-política, el cartismo.
En 1832, una nueva reforma política en el parlamento
británico, concedía primacía política a la nueva burguesía industrial, dejando
perfectamente claro el nuevo rumbo de los tiempos (siendo nuevamente la
motivación económica el verdadero motor de este nuevo cambio histórico en la
política y la sociedad) y la gestación de la burguesía como nueva clase social
dirigente, heredando el viejo puesto a la nobleza. Ello, los obreros, lo
interpretaron como una traición a las viejas alianzas revolucionarias tejidas
con ellos en 1820 y 1830 y rápidamente se apresuraron a formar sus propias
organizaciones obreras. Fruto de ello nace en 1838 el movimiento cartista,
creado a partir de su más célebre reivindicación, la “carta del pueblo “(The
People’s Charter) una misiva que dirige esta asociación al parlamento
británico, exigiendo por primera vez ya no reivindicaciones de mejora
económica, si no derechos políticos abiertamente; Sufragio universal
masculino para los obreros, voto secreto, parlamentarios obreros, dieta para
los parlamentarios, parlamentos anuales, jornada laboral de 10 horas,
legislación del trabajo…toda una serie de reclamaciones que indican la mayoría
de edad de los movimientos obreros que, aunque aun muy moderados, empiezan ya a
obtener una cierta conciencia como sujetos activos de derechos políticos y que
llegaron incluso a provocar algunos estallidos violentos de protesta ( Newport,
1839).
Este clima de desarrollo del cartismo como movimiento más
desarrollado de las reivindicaciones obreras, lo vivió perfectamente Engels a
su llegada a Londres en 1842, donde puede vivir intensamente el auge del
movimiento cartista en aquella zona.
Federico Engels, aun joven y poco formado teóricamente,
asiste a todas las reuniones y debates de los cartistas, y entabla relaciones
personales de amistad con los militantes del ala más izquierdista (George
Harney) así como también con los socialistas utópicos franceses de Robert
Owen, publicando en “The Northern Star” y “The New Moral World” periódicos
oficiales de ambos movimientos respectivamente escritos sobre el desarrollo del
movimiento obrero en el continente, y desarrollando para el conocimiento de los
obreros,las teorías revolucionarias de Saint Simon, Cabet, Weitling, Proudhon, Fichte,Schelling, Hegel…
Así, poco a poco para la década de los 40, se había creado
ya en los obreros europeos, un clima de inestabilidad social y conciencia
reivindicativa por el surgimiento de infinidad de escritores e ideólogos
(socialistas utópicos, socialistas científicos, proletarios autoritarios, antiautoritarios
anarquistas…) que ira generando un caldo de cultivo perfecto para ir
gestando poco a poco un sentimiento insurgente que no tardaría en estallar
aprovechando motivaciones políticas apenas unos años mas tarde.
Poco a poco van apareciendo escritos y asociaciones
políticas de corte revolucionario que proporcionaran a los obreros una
conciencia revolucionaria fundamental. Es la época en que aparecen los textos
de Carlos Marx, Federico Engels, o Pierre-Joseph Proudhon que en
1840 publica su célebre obra “¿Que es la propiedad?” donde asienta unos ideales
basados en un antiautoritarismo colectivista cercano al anarquismo, así como
surgen los primeros escritos de Marx y Engels, a partir de 1844,
o las primeras agrupaciones de tipo político socialista, como la Liga de los
Justicieros, creada en 1836 de corte radical, en la que se
introducen Marx y Engels en 1845, y que en 1847 cambia su
nombre por la Liga de los Comunistas, adoptando los ideales del socialismo
científico comunista y el lema famoso: “¡Proletarios
de todos los países, uníos!”.
En 1848, poco antes del estallido revolucionario, ambos
miembros, como personalidades destacadas de la Liga, son encargados de redactar
un manifiesto programático de la Liga, titulado “Manifiesto del Partido
Comunista”, obra clave de los movimientos sociales posteriores y base
fundamental de lo que se conocerá como marxismo o comunismo científico. Este
escrito, junto con los textos de Proudhon, Blanqui, Fourier, Owen, supone el
detonante básico para el estallido revolucionario político de 1848 en todo el
continente europeo, con motivaciones políticas liberales y nacionalistas, una
vez más, aunque esta vez con la participación critica del proletariado no en
defensa de los intereses liberal-burgueses si no, para fomentar una rebelión de
tipo socialista obrero.
De esta manera, para 1848, en el momento del estallido
revolucionario, los obreros tienen ya en sus manos una sólida formación teórica
y doctrinal por parte de numerosos intelectuales obreros para aprovechar
cualquier enfrentamiento político para desatar una rebelión obrera de tipo
socialista y alcanzar los ideales que tanto propugnaban los citados autores.
Esta nueva rebelión, tiene lugar en el año 1848, y tuvo
nuevamente como motivaciones principales, al igual que en el caso de 1820 y
1830 cuestiones referentes al liberalismo burgués y al nacionalismo unificador
italiano y alemán. Sin embargo, tuvo la enorme diferencia de que, en esta
ocasión, a las reivindicaciones liberal-burguesas o nacionalistas únicamente
como en casos anteriores, se unía además las demandas del pueblo obrero en sus
ideales democráticos y sus peticiones sociales, muchas de ellas, totalmente
revolucionarias y socialistas, como inspiración de los nuevos ideales,
oponiéndose tanto a los regímenes absolutistas reaccionarios, como a los
gobiernos liberales de la burguesía, pues ambos eran considerados sus enemigos
potenciales.
En enero de 1848, estalla la insurrección popular en
Sicilia, el 23 y 24 de febrero, son los obreros de Paris, aun aliados con la
pequeña burguesía, los que se sublevan en una revolución, derrocan al gobierno
conservador de Luis Felipe de Orleáns, y proclaman en las calles la
II Republica Francesa. Posteriormente la rebelión se expande a partir de
febrero a Alemania, Italia, Hungría, Austria… reivindicando en todas ellas unos
ideales progresistas y demócratas consistentes en destruir los últimos
resquicios de las monarquías absolutas, abolir el feudalismo y la tenencia
servil de tierras, o formar estados nacionales democráticos, constitucionales y
parlamentarios fueron sus principales reivindicaciones de obreros y burgueses
que, inicialmente se pudieron llevar a cabo.
Sin embargo, en junio de 1848, el pueblo obrero de París,
levanto nuevamente las barricadas de lucha en protesta contra el nuevo poder de
la burguesía industrial, que no satisfacía las demandas del proletariado, y que
los usaba para sus intereses políticos, y luego se desentendía de ellos al
llegar al poder. Así, las propuestas más radicales de los obreros fueron desoídas
y su situación volvía a ser precaria.
Como consecuencia, el 2 de junio de 1848 los obreros armados
se alzan en todo París contra el gobierno burgués republicano y contra el
ejercito con las proclamas revolucionarias en la mano y exigiendo unas medidas
de tipo socialista, que fueron rechazadas por la burguesía.
Sin embargo, un ejército francés mucho mejor armado y
preparado consigue aplastar la revolución y cientos de obreros son fusilados
por la contrarrevolución burguesa. Ello provoco el desarrollo de la
contrarrevolución antisocialista por todo el continente.
También se desarrolla aquí los proyectos nacionalistas, en
concreto destaca la rebelión en Alemania donde, en 1848, se reúne el llamado
“Parlamento de Francfort” en la ciudad alemana, donde, investidos en los
estandartes del pretendido estado alemán, hacen reuniones y debates con 831
miembros de toda Alemania para fomentar la primera tentativa real de
unificación nacional. Sin embargo, el rey de Prusia Federico Guillermose
negó a aceptar la corona de Alemania y el emperador austriaco se opuso
frontalmente a dicho proyecto, por lo que, escasos de apoyos, decidieron
disolver el parlamento y las revoluciones progresistas e incluso socialistas a
favor de la unidad nacional (Sajonia, Palatinado, Renania, Westfalia, Baden… en
las que participo Engels activamente) fueron aplastadas, y con ello
los primeros proyectos a gran escala de unificación nacional de momento.
Así pues, con la derrota de los últimos focos
revolucionarios de 1848, y asentada la burguesía liberal en el poder de muchos
estados europeos, se dan por concluidas los ciclos revolucionarios surgidos a
principios del siglo XIX como oposición a la reacción absolutistas de la
restauración. Ahora, los obreros se dedicarían a madurar cada vez más sus
teorías y métodos revolucionarios para preparar más adelante y con mayor
eficacia una mayor revolución, con mayores apoyos y así alcanzar el triunfo de
los ideales socialistas obreros.
Así, poco a poco, el proceso unificador alemán se iba
asentando cada vez más, a través de las iniciativas del rey de
Prusia Guillermo I y su canciller Bismarck.
Al mismo tiempo en 1864 se crea, por iniciativa
de Marx y Engels, la I Internacional obrera con sede en Londres,
tras el auge y la expansión de los ideales socialistas y revolucionarios a
todos los obreros del mundo (bajo la divida clásica del marxismo) fomentando el
despertar e interés político de la clase obrera, y con el fin de despertar los
sentimientos de unión fraternal y solidaridad entre los obreros de todo el
mundo. En esta época, el suceso político protagonizado por los obreros más
importantes desde la revolución de 1848, fue sin duda los sucesos conocidos de
la Comuna de París en marzo de 1871.
Europa en esos momentos era un gran campo de batalla entre
Prusia (obsesionada por encauzar todos sus esfuerzos militares en lograr la
unificación nacional contra su enemigo natural francés) y Francia (temerosa de
perder su incuestionable supremacía político-militar en Europa a favor del
nuevo imperio alemán) y que se repetiría hasta finalizada la segunda guerra
mundial en sucesivas ocasiones.
Prusia, liderada por el canciller Bismarck, desarrollo
su ideal de unificación nacional imperialista y tras derrotar a Austria, se
propuso invadir Francia y cercar a París (tomando como rehén al emperador
francés Napoleón III) para completar así sus planes de unificación
nacional.
Como consecuencia de ello, el pueblo obrero de París, harto
de la ineficacia militar del ejército, y aquejado de profundas crisis
económicas, decide sublevarse tras un intento del gobierno burgués
de Thiers de tomar la artillería para evitar sublevaciones obreras.
Tras ello, el 18 de marzo de 1871 el pueblo de París se
subleva contra el gobierno de la III Republica Francesa y proclama el gobierno
popular de la Comuna de París. Era la primera vez que los obreros derrocaban a
un gobierno y tomaban directamente el poder, que pasaría a gestionarse en una
gran asamblea popular.
En esos momentos, Federico Engels se traslada a
París, participara activamente y dirigirá y apoyara a los líderes populares
para encauzar este proceso revolucionario. Marx y Engels estaban
exaltados pues veían en este gobierno comunista el apoyo definitivo a sus
teorías e ideas acerca del comunismo científico (a pesar de que los marxistas
eran en realidad minoritarios) y obtuvo el apoyo mayoritario de los miembros de
la I Internacional obrera, que apoyaron dicha revolución.
Sin embargo y como era de esperar, el gobierno republicano
de Thiers, lanzo y movilizo a todo su ejército y acabo por aplastar
totalmente al gobierno de la comuna, cuyos militantes fueron masacrados y
fusilados de lleno. Con ello, fracasaba el primer intento del proletariado de
erigir un gobierno socialista y obrero, el primero de la historia.
Tras ello, las tropas alemanas de Bismarck entran
en París, completan su unificación nacional, y proclaman el I Reich o I Imperio
Alemán, bajo el liderazgo del KáiserGuillermo I de Alemania. Este proceso
de unificación, fue apoyado siempre por Engels, aunque bajo unas vías
comunistas y desde abajo, pero fomentando la unidad nacional alemana en varios
de sus escritos junto a Marx.
Así, en 1830 en Bremen, lanza estas ideas en sus escritos,
planteando como necesidad revolucionaria del momento el unificar al pueblo y la
nación alemana, y propugnaba un estado alemán unificado y democrático, contra
la dominación reaccionaria y absolutista de Prusia.
Posteriormente, durante los estallidos revolucionarios
nacionalistas en Alemania en 1848, y la gestación del Parlamento de Francfort, Engels vuelve
a participa activamente en las revueltas a favor de una Alemania unificada y
socialista. Ya en el Manifiesto Comunista
(1848), Marx y Engels desarrollan la plataforma política de
los revolucionarios alemanes, y planteaba la necesidad real de una lucha
revolucionaria contra la burguesía, y la formación de una república alemana
indivisible, idea que fue circulando entre los obreros alemanes, poco antes del
estallido nacionalista de 1848.
Además, Engels insistía en esa época que la
emancipación de los pueblos libres, era la condición máxima para la futura
aparición de una Alemania libre y unificada, y por ello apoyaron los
movimientos nacionalistas de Polonia, Hungría, y Chequia contra el imperialismo
alemán. Posteriormente, en 1850, en su periódico de la Nueva Gaceta Renana
pro-socialista, publicaba artículos a favor de la revolución y de la unidad
alemana, estableciendo que los obreros alemanes debían luchar por una republica
alemana unida e indivisible y centralizar el poder obrero.
Posteriormente, Engels continuaría su apoyo a
estos procesos y en 1859-1860, publico dos panfletos que apoyaban los procesos
de unificación nacional de Italia y Alemania, titulados “Po y Rin” y “Saboya,
Niza y el Rin” apostando por un esfuerzo a favor de la unificación nacional
anti-belicista y “desde abajo”, es decir, desarrollando un poder popular a
través de la revolución.
Todo ello supuso un apoyo a los ideales de la unificación
nacional alemana de 1871, pero una crítica total al modo de gestación, reaccionario,
imperialista y absoluto en que se desarrollo por parte de Bismarck.
Poco después, tras la muerte de Karl Marx en 1883,
el panorama social del movimiento obrero socialista se centraría en ahondar más
en cuestiones ideológicas y resolver conflictos internos entre los diferentes
partidos comunistas de todo el continente, y preparar el desarrollo y
mantenimiento de nuevas internacionales obreras en épocas posteriores.
A nivel ideológico-filosófico, el entorno vital
de Engels, ve el desarrollo de un sinfín de ideologías y movimientos
filosóficos por toda Europa que nutren el desarrollo político europeo,
prácticamente a lo largo de todo el siglo XIX. Así, a nivel filosófico, aun
resonaban en Alemania, las viejas teorías y debates filosóficos de intelectuales
destacados como Hegel o Schelling.
De esta forma, a mediados de los años 30 y 40 del siglo XIX,
se había ido creando en el país, diferentes grupos intelectuales e ideológicos
que debatían diferentes posturas filosóficas en sus escritos. Así, entre estos
destacados grupos estaba los neohegelianos, aquellos jóvenes filósofos (entre
los que estaban Engels, Marx, o Stirner) recuperadores para esa
época de las ideas y escritos del filosofo alemán Georg Hegel, que se
basaba en la teoría de analizar todos los factores de la vida humana y sus
componente según un punto de vista basado en la dialéctica (un método de
razonamiento, de cuestionamiento y de interpretación de la realidad ) y de esa
forma tratar de descubrir y analizar las leyes que rigen la naturaleza y las
sociedades humanas según un método racional, a través del método de la lucha de
contrarios o contradicciones ( tesis-antítesis-síntesis).
Este sistema dialéctico será fundamental para la posterior
interpretación dialéctica de la historia y de la naturaleza que haría más
tarde Federico Engels, e idea fundamental que el pensador socialista
tomara para la elaboración de sus ideas, pero con un matiz clave que le
separara del filosofo alemán y es que Hegel, al igual que sus doctrinas,
eran muy idealistas, y místicas y argumentaba como base de este proceso
racional el desarrollo clave del espíritu sobrenatural, previa a la existencia
del mundo, que en palabras más comunes, tendería a interpretar como Dios en la
identidad real de ese espíritu que desarrolla la base de la vida humana y
natural. Y ello sería criticado muy duramente tanto por Engels como
por Marx, al considerar que esa interpretación divina de la dialéctica,
traicionaba los principios más básicos y elementales del materialismo filosófico.
A pesar de ello, los neohegelianos, sacan lo que de
progresista, izquierdista y racionalista tiene la filosofía
de Hegel y a través de ella realizan una crítica mordaz contra todo
el sistema absolutista y reaccionario de la monarquía prusiana, especialmente a
nivel religioso anticlerical y materialista y a nivel filosófico contra el
pensamiento reaccionario, pero que eran criticados por Engels, al
abstraerse totalmente de las luchas políticas.
Este grupo político, frecuentemente protagonizaba en salones
o aulas universitarias debates intensos contra filósofos de la época
como Friedich Schelling, el cual trataba en sus teorías de unir y
conciliar ciencia y religión y enemigo, por tanto, del método dialéctico y
racionalista de Hegel. En relación con ello, y desde las filas del
neohegelianismo, Engels, publica tres artículos contrarios a la ideología
de Schelling, (“Schelling y la revelación” 1841) criticando su filosofía
mística reaccionaria, y advirtiendo en su filosofía, el peligro del retorno al
escolasticismo religioso y por tratar de someter a la ciencia y la razón a las
ordenes y primacía de las supersticiones religiosas reaccionarias. Será una
época de críticas muy duras entre las diferentes facciones intelectuales
filosóficas del momento.
Además, en estas posturas materialistas y racionalistas,
también se dejaba ver la influencia en Alemania del político Ludwig
Feuerbach, el cual proclamo en su libro “La esencia del cristianismo” (1841)
sus teorías ideológicas del materialismo, el racionalismo y la critica religiosa
cercana al ateísmo ( que ya enunciara en su día Holbach en Francia)
por lo que al combinar materialismo con dialéctica, Engels se
convertiría en el primer filosofo que anunciara y fomentara abiertamente al
ateísmo militante en sus escritos como parte de su filosofía progresista.
También destaca en esta época una tendencia o facción más
radical del neohegelianismo filosófico, el llamado “hegelianismo
antiautoritario” protagonizado por Max Stirner, contra el cual arremeten
duramente Marx y Engels en su libro “La ideología alemana”
al serStirner, lo que siempre ha venido a bien decirse como el fundador del
anarquismo. Entre parte de sus teorías, Stirner en su obra “El único
y su propiedad” (1844) critica al estado, a la sociedad y a la moral como elementos
clave de la opresión de las masas e instituciones estatales contra la libertad
del individuo (que debe formar una sociedad de individualidades libres o
sociedad de egoístas) y que por tanto, colocaba por encima de todo, los
intereses del individuo y su libertad, contra la opresión de las masas o del
estado.
De esta forma, ese programa radical del hegelianismo
liderado por Stirner y que pone las bases ideológicas del futuro
anarquismo serán rebatidas por Marx y Engels en sus obras,
al igual que más tarde se verán obligados a luchar contra el anarquismo
de Proudhon o de Bakunin, muchas veces luchas encarnizadas sin
sentido, casi mas por recelos personales que ideológicos.
A nivel más popular y menos intelectual, destacan otras
aportaciones ideológicas que aparecen en este momento al movimiento obrero
revolucionario. Se trata de los socialistas utópicos, del incipiente comunismo,
y de las primeras teorías del anarquismo, que se encuadran como una aportación
ideológica fundamental para la formación política del proletariado.
Entre estos movimientos, destaca en primer lugar el
socialismo utópico, corriente socialista aparecido a finales del siglo XVIII e
inicios del XIX en toda Europa. Se le denomina así como distinción del
socialismo científico posterior de Engels y Marx, y por
considerarse sus propuestas como utópicas, irrealizables o incompletas, ya que
entre sus obras, sus autores prescindían de explicar el desarrollo histórico
del capitalismo ni ofrecer soluciones realistas ni lógicas para la situación político-social
del momento. Además, algunos de ellos, apoyaban la idea de aliarse con la
burguesía para el cambio social igualitario y creer por tanto en la buena fe y
voluntad de estos. Famosa y celebre es la premisa básica del socialismo
utópico, rechazada tanto por comunistas como anarquistas y basada en que “el
hombre es bueno por naturaleza, pero el ambiente que le rodea no le deja
serlo”.
Entre las medidas que propugnaban estos socialistas estaban
proyectos cooperativistas, socialistas e igualitarios de reparto equitativo de
los medios de producción a nivel pacifico (Robert
Owen, Saint-Simón, Charles Fourier, Etienne Cabet…) pero también
medidas de corte revolucionario e insurreccional
(Babeuf, Blanqui, Luis Blanc…)
Posteriormente, en la Comuna de París (1871) estas teorías
socialistas se pusieron en práctica durante un breve periodo de tiempo, pero al
final, la falta de una teoría clara con respecto a la toma o no del poder y la
indecisión acabaron por llevar al fracaso este proyecto socialista.
También destaca aquí el papel del comunismo,
fundamentalmente llevado a cabo por las asociaciones políticas revolucionarias
gestadas en Europa a través de la influencia en ellas de los ideales
de Karl Marx y Federico Engels. Entre sus aportaciones más
destacadas sin duda alguna están la Liga de los Comunistas y la I Internacional
obrera. Ambas agrupaciones ya han sido descritas previamente, pero desarrollan
una gran labor ideológica de desarrollo de los ideales comunistas científicos
tras la obra cumbre de este ideal, el “Manifiesto del partido comunista” (1848)
de Engels y Marx.
El comunismo científico o socialismo científico, se
diferencia del utópico en que si establece una historia y un análisis del
desarrollo, auge y caída del capitalismo y ofrece una alternativa real al
sistema capitalista.
El primero se sustenta a través del materialismo histórico,
donde según palabras de Marx y Engels “la historia de la
humanidad es la historia de la lucha de clases” dando a la economía un papel
fundamental como motor de desarrollo de todos los sucesos históricos que
provocan el enfrentamiento entre clases y la desigualdad social. Estas ideas
las toman de la dialéctica racionalista de Hegel y el materialismo
de Feuerbach. Así mismo, y por obra de Engels, se sustentan también
en el materialismo dialéctico, según el cual toman las teorías
de Hegel en la explicación dialéctica o racional de la evolución de
la naturaleza y del ser humano según la contradicción
(tesis-antítesis-síntesis) y las teorías de Feuerbach en su
interpretación materialista de dicha evolución según el desarrollo natural de
las especies animales, al margen de todo intervencionismo o creacionismo divino
o sobrenatural tal y como afirma la escolástica.
Por último destaca la influencia ideológica del anarquismo incipiente
en la ideología del proletariado decimonónico. En este sentido, el anarquismo
es la corriente mas revolucionaria del movimiento obrero y ofrecen una
alternativa al capitalismo basada en la antítesis de todo lo que este
representa, es decir la supresión del estado, del capital, del gobierno y de
cualquier tipo de autoridad moral, política, coactiva, social, filosófica o
religiosa, y proponen a su vez un modelo social basado en ideales de libertad,
igualdad, apoyo mutuo y solidaridad entre sus miembros, a través de sociedades
comunistas no autoritarias sin ningún tipo de jerarquías ni gobiernos en ella,
y basada en la libre asociación, producción y distribución de los bienes
materiales de forma colectiva e igualitaria entre sus miembros. El marxismo
criticara en ellos el rechazo del anarquismo a la toma del poder político y del
estado y la creencia por su parte de que el estado se le destruye desde fuera,
sin participar en él, a través de la concienciación ideológica de la sociedad y
en última instancia de la insurrección revolucionaria contra el estado.
Entre los escritos más destacados estaban el citado Marx
Stirner, que si bien desarrolla teorías incipientes contra el estado, se basan
en fundamentos individualistas y no socialistas.
También destacan Pierre-Joseph Proudhon, anarquista
mutualista, que establece la necesidad de destruir el estado y la propiedad
privada, y la formación de colectividades antiautoritarias basadas en las
premisas de “trabaja lo que puede y recibe según su trabajo” de forma que,
aunque colectivista, reserva cierta concesión de la tierra en función del
trabajo. A su vez, destaca por ultimo en esta época las teorías de Mijaíl
Bakunin, anarquista colectivista, el cual también reconoce la necesidad de
destruir el estado y la propiedad privada, pero según los ideales del
colectivismo, la sociedad igualitaria no debe conceder ningún tipo de pequeña
propiedad y todo debe ser común a todos los trabajadores, según la idea “cada
cual según su trabajo a cada cual según sus necesidades” aunque reconocen que
el capital desaparecerá progresivamente. Marx yEngels tuvieron
enfrentamientos muy fuertes con Bakunin acerca de la cuestión de la
autoridad y el poder en la I Internacional que acabaron por fomentar la
expulsión del último del organismo.
Aspectos biográficos
y balance de la obra histórica de Engels
Federico Engels nace el 28 de noviembre de 1820 en la
ciudad alemana de Barmen, en la Prusia renana, dentro de una familia burguesa
acomodada de un fabricante textil. Inicialmente, Engels no
tendrá un ideal comunista, sino apenas un socialismo cercano al utopismo que le
lleva a describir en los años 30 sus primeros artículos y escritos la pésima
situación social de miseria y explotación en la que vivían los obreros de su
región natal.
En 1837, con 17 años Federico Engels, es obligado por
su padre a abandonar el instituto cuando apenas le faltaba un año para
concluirlo, y le instruye en el los negocios, primero en el familiar y luego en
una casa de comercio en Brema.
Con el estallido de la revolución de 1830, toda Alemania es
un autentico hervidero de movimientos revolucionarios, progresistas y
nacionalistas que Engels va a vivir de cerca en todo este periodo.
Asimismo, empieza a entrar en contacto con los grupos neohegelianos de
Alemania, empieza a fraguar su espíritu progresista radical, y asimilar
conceptos como dialéctica, materialismo, o socialismo, que empieza a calar
profundo y formar la identidad política del joven Engels. Allí, conoce la
fama de Carlos Marx, coincide con Stirner y se convierte en el
defensor del ala más progresista del hegelianismo filosófico de la época.
Sostiene con sus compañeros duros debates filosóficos contra el misticismo y
escolasticismo de Federico Schelling y escribe en 1841 su famoso
artículo “Schelling y la revelación” contra esta interpretación antihegeliana
de la realidad.
En 1842 se licencia del ejercito donde prestó servicio
militar y adquiere amplios conocimientos en la materia, y en noviembre, a
instancias de su padre, marcha a Londres, a realizar prácticas comerciales en
el negocio textil de su padre “Ermen and Engels”.
Sin embargo, ello (pese a los deseos de un padre
conservador) no frena ni mucho menos las inquietudes socialistas de su hijo, si
no que se acrecientan aun más, y allí entra en contacto con los círculos
cartistas que están en pleno auge. Conoce a sus representantes más
izquierdistas y publica en sus periódicos artículos, así como también entabla
relaciones con los socialistas utópicos cooperativistas seguidores de Robert
Owen y publica en la prensa oficial de este movimiento artículos sobre la
situación de la clase obrera en todo el continente.
Inicia una ardua labor de adoctrinamiento de los proletarios
ingleses, a los cuales habla de las teorías socialistas de Saint-Simon,
Fourier, Cabet, Proudon, Hegel, Schelling.
Así mismo, empieza a madurar sus teorías y modifican su
inicial socialismo reformista político, a favor de medidas comunistas
revolucionarias suprimiendo la propiedad privada y colocando como meta la
revolución social comunista., pero todavía un comunismo muy poco elaborado y
reflexionado, apenas algo ideológico. Ya por entonces en Alemania había oído
hablar de Carlos Marx y sus teorías radicales.
Sin embargo será a través de la reflexión y la observación
en Inglaterra donde da definitivamente el paso del socialismo moderado al
comunismo científico, evidenciado en dos grandes obras suyas de la época que
así lo atestiguan, los “Esbozos para la crítica de la economía política” (1844)
critica a la burguesía y al sistema económico capitalista, desde un punto de
vista cercano a las teorías del proletariado. Aquí, Engels, hacer sus
primeras interpretaciones del materialismo histórico, y establece que el
capitalismo, como cualquier sistema económico, tiene unas leyes que no eran
eterna y perfectas, si no fluctuantes y por ende, condenadas a una crisis
interna.
Además, se evidencia su paso al materialismo histórico en el
análisis social que hace de la clase obrera inglesa, donde establece que las
luchas políticas (o luchas de clase) eran fruto de los intereses materiales
(económicos) de cada clase social. Es decir, aquí se perfilaba ya de forma
incipiente su teoría más básica del materialismo donde las luchas de clase en
cada periodo histórico están ligadas al desarrollo de las fuerzas de producción
de cada época. Aquí pues, encierra ya un inicial comunismo científico
dialéctico, así como define el carácter clasista y vertical del estado inglés.
También destaca aquí su otra gran obra cumbre antes de
conocer a Marx, su libro “La situación de la clase obrera en Inglaterra”
(1845) donde analiza los devastadores efectos negativos que ha provocado la
revolución industrial en Inglaterra y la pésima situación paupérrima y mísera
de los proletarios ingleses. Así, analiza elementos y leyes básicas del capitalismo,
como las crisis cíclicas, la explotación de asalariados, el mantenimiento de un
grupo amplio de desempleados en reserva… de forma que a través de la dureza en
la descripción social de los obreros muestra la imposibilidad de acercamiento
en los intereses de la burguesía y el proletariado.
Posteriormente regresa a Alemania, donde previamente visita
a Carlos Marx en París en 1844 para acercar las primeras posiciones y
puntos en común entre ambos, que apenas casi se conocían. A pesar de ello, se
había iniciado ya una colaboración tímida entre ambos al mandar periódicamente Engels sus
obras a los periódicos de Marx, “La Gaceta Renana” y los “Anales
franco-alemanes”. Empiezan ya a realizar las primeras teorías e hipótesis
comunes en lo referido al campo del materialismo histórico, donde, en
contraposición con el materialismo aun idealista de Ludwig Feuerbach, Marx y Engels,
desarrollan ya una teoría materialista de la historia, y que ese materialismo
dialéctico debía aplicarse también a la hora de analizar, interpretar y
reflexionar acerca de los movimientos sociales a lo largo de la historia. Se
estaba fraguando en ellos la teoría del materialismo histórico, aunque aun
debatían sobre el método de unificar el materialismo y la dialéctica de Feuerbach yHegel,
para hacer una mezcla de los valores progresistas más destacados de ambos
autores.
Allí en París realizan, además, el primero libro escrito en
común entre ambos, denominado “La sagrada familia” (1844) como una exposición
de los nuevos ideales materialistas que habían reinterpretado entre ambos, y
por otra parte, se concibió como una dura crítica contra el idealismo de los
neohegelianos, con los que habían roto ya todo tipo de colaboración. Aquí,
establecen su concepción de la historia, donde esta es desarrolla no por seres
míticos ni legendarios, si no por el pueblo obrero y trabajador, y que ese
pueblo obrero, esas masas populares poco a poco se irían convirtiendo en
auténticos protagonistas del desarrollo de la historia, son ya no sujetos
activos, si no protagonistas y actores principales en la historia.
Poco después, en 1845 viaja a Bruselas donde se reúne con Carlos
Marx, y entre ambos terminan de perfilar lo que sería su teoría materialista de
la historia. Allí, entre ambos, escriben un nuevo libro, “La ideología alemana” no publicada hasta 1932 en la URSS.
En esta nueva obra básica, se critica nuevamente al
idealismo no materialista de los hegelianos y sus partidarios, así como la
interpretación aun excesivamente mística del materialismo de Feuerbach, y
arremeten contra lo que ellos llaman “ideólogos pequeñoburgueses” que se niegan
a aceptar sus interpretaciones sobre la dictadura del proletariado o la lucha
de clases, a favor de un socialismo pacifista y utópico para ellos.
En esta gran obra, Marx y Engels, publican
por primera vez sus grandes teorías e hipótesis definitivas acerca de la
interpretación de la concepción materialista de la historia o “materialismo
histórico” y que hizo de la historia una concepción revolucionaria y científica
por primera vez… Así, para Marx y Engels, el desarrollo de las
fuerzas y métodos productivos, así como las condiciones de vida sociales, son
el fundamento básico para el desarrollo de la historia en cada periodo. Es
decir, que las fuerzas y métodos de producción son el motor básico que mueve la
historia y condiciona los procesos políticos, sociales y económicos de cada
fase de la historia. Por tanto los factores de los cambios históricos no
deberían buscarse en cuestiones políticas, religiosas, o ideológicas, si no exclusivamente
en las motivaciones materialistas de las clases sociales en cada momento (idea
que se describirá en otras obras con las fases productivas de esclavismo,
feudalismo, capitalismo, y socialismo).
Además, este desarrollo es un proceso fijo y regular que
siempre se cumple, siendo la verdadera motivación del desarrollo histórico,
donde el desarrollo de las fuerzas en primacía a las relaciones de producción,
generan una contradicción interna muy fuerte que tiene su máxima expresión en
la lucha de clases, motor de las sociedades de cada periodo histórico , lo cual
produce una revolución o cambio brusco ( no siempre progresista) y ello
conlleva a la formación de una nueva etapa o periodo de la historia. Para Marx y Engels,
esta es la estructura fija y lineal que sufren todos las civilizaciones a lo
largo de la historia, y que se observa en el transito esclavismo-feudalismo
(Roma, o Francia) o feudalismo-capitalismo (en las sociedades industrializadas
como Inglaterra). Sin embargo, no pueden dar una explicación clara acerca de la
futura o posible transición capitalismo-socialismo y el futuro estado o
sociedad o modelo alternativo que se impondrá en el futuro de la revolución
socialista. Ello fue criticado como una debilidad de interpretación del materialismo
histórico de Engels, y “solucionado” por Lenin en su obra “El
estado y la revolución” donde establece que tipo de estado y sociedad se habría
de imponer tras el triunfo de la revolución socialista.
Así pues, en esta obra, como se dijo, se establecen las
causas del desarrollo, nacimiento, auge, y futura caída y decadencia del
sistema económico capitalista tras el triunfo de la revolución socialista
mundial. Y para ahondar en esa caída, el proletariado, no solo debe esperar las
contradicciones internas del capitalismo, si no acelerar esa caída a través de
la toma del poder político y el establecimiento de un gobierno de transición o
“dictadura del proletariado” que conduciría, automáticamente, a la sociedad
comunista y la desaparición del estado, de la propiedad y de las clases
sociales. Así pues, esta obra recoge los preceptos básicos más importantes del
materialismo histórico de Engels, y realiza una correcta interpretación
del desarrollo de la historia, a pesar de la ya citada debilidad acerca del
futuro de la sociedad comunista post-revolucionaria, tal y como lo reconocerán
los futuros líderes socialistas soviéticos, herederos supuestos de esta obra.
Más tarde, y ya a mediados de los años 40, poco antes del
estallido de la revolución de 1848, Engels entra en contacto con una
organización socialista radical inglesa con la idea de crear junto a Marx un
autentico partido político obrero que aglutinara a las masas proletarias y
preparase el asalto al poder político. Así, eligen como su objetivo a la
llamada “Liga de los Justicieros” creada en 1836 y, desde dentro, la transforma
pasando a ser una organización política de tipo socialista utópica radical, a
un autentico partido comunista científico ya en 1847 y donde Marx y Engels,
ocuparan los puestos de máxima responsabilidad y organización. Cambian su
utópico lema de “Todos los hombre son hermanos” por el lema marxista y emblema
del comunismo “ Proletarios de todos los países, uníos!” expresión máxima
del internacionalismo proletario socialista.
Así, en los estatutos de la Liga, creados por Marx y Engels,
se establece que “la finalidad de la Liga es derrocar a la burguesía, el
dominio del proletariado, suprimir la sociedad de clase, y crear una nueva
sociedad sin clases ni propiedad privada”. Ello evidencia el radicalismo
comunista de esta organización apenas un año antes del estallido de 1848.
Asimismo, dadas sus dotes ideológicas, la Liga insto a Marx y Engels a
redactar un manifiesto programático de la organización. Posteriormente, viajan
a Bruselas nuevamente a finales de 1847 donde trabajan esos meses en la
elaboración exclusiva del manifiesto. Fruto de ello es la publicación en
febrero de 1848, del “Manifiesto del Partido Comunista” como obra básica de
referencia de la doctrina comunista científica en todo el planeta.
Es aquí, en este manifiesto, escrito entre los dos
filósofos, donde se enuncia por primera vez la teoría revolucionaria del
proletariado, la concepción del mundo, el materialismo histórico ( la historia
de la humanidad es la historia de la lucha de clases, referencia básica
resumida de la doctrina materialista de la historia) la teoría de la lucha de
clases, y la primacía del proletariado como clase creadora de una nueva
sociedad.
En él se contiene que el capitalismo está irremediablemente
destinado a su desaparición, y que, tras la conquista del poder político por la
clase obrera a través de la dictadura del proletariado se llegaría a una nueva
sociedad sin clases ni estado, el socialismo. Así, establecen que la historia
de la humanidad, es la historia de la lucha de clases, entre explotadores y
explotados, opresores y oprimidos, dominantes y dominados, donde la sociedad
capitalista ocupa el papel opresor, explotador y dominador que sustituye al
feudalismo servil para crear una nueva sociedad basada en las injusticias y
contradicciones de clase y la opresión de unos pocos (burgueses) a todo el
pueblo obrero.
Además establecen que, para el desarrollo del programa
materialista de la historia, la existencia de la propiedad privada era un
obstáculo a batir, ya que es una lacra al desarrollo de las fuerzas de
producción. De esta forma, la sociedad capitalista aumenta los enfrentamientos
entre fuerzas y relaciones de producción, que generan unas contradicciones
internas, lo cual conduce directamente a las crisis periódicas del sistema
capitalista. Para ello, la burguesía capitalista, utiliza nuevos métodos, como
abrir mercados, conquistas otros espacios, y enriquecerse por otras vías a
través del imperialismo (como fase superior de un capitalismo decadente en
crisis) y que genera guerras y enfrentamientos en el mundo.
De esta manera, solo
con la revolución socialista internacional, y la instauración de la dictadura
del proletariado, puede suponer una salida y una solución a la problemática y
los sufrimientos que adolece el proletariado. Para ello, es necesario un
partido comunista dirigente, que encauce el proceso revolucionario y guíe al
proletariado hacia la toma del poder político y la destrucción de la burguesía,
a través del internacionalismo proletario. Así de dice textualmente en el
manifiesto; “el proletariado se valdrá del poder
político para ir despojando gradualmente a la burguesía de todo el capital, de
todos los instrumentos de producción, el proletariado organizado como clase
dominante y procurando aumentar las fuerzas productivas”.
Ésto del proletariado organizado como clase dominante no es
otra cosa que la dictadura del proletariado en su más alta expresión, dicho en
otras palabras, como la alternativa real al sistema capitalista.
Posteriormente, con el desarrollo y el estallido de las
revoluciones de 1848, estas estallan en su versión progresista y nacionalista
en Alemania. Como ya vimos, Federico Engels, era un entusiasta defensor de
la unificación nacional alemana desde abajo, a través de revoluciones
populares, y estos estallidos le suponían una doble opción; la unificación
nacional de Alemania, y el desarrollo de las teorías revolucionarias del
socialismo, lo cual queda expresado en su texto de las “Reivindicaciones del
partido comunista de Alemania” (1848) como documento político de los obreros
alemanes, a favor de la revolución social, y sobre todo a favor de la
consecución de una república alemana única e indivisible.
Para ello, fundaron comités de la Liga de los Comunistas en
toda Alemania en el momento del estallido de la revolución, para de ese modo
tener un caldo de cultivo perfecto a la hora del estallido revolucionario y
nacionalista en Alemania dentro de poco tiempo. Así, y según las teorías de Engels,
de que solo se hará una Alemania unida, y democrática cuando se respeten los
derechos de los pueblos oprimidos, esto trajo como consecuencia, el necesario
apoyo, por parte de Engels y de la mayoría de los comunistas alemanes, de las
luchas de liberación nacional contra el imperialismo germano de Hungría,
Polonia y Chequia entre 1848-1849.
Tras la derrota de la revolución en París, la reacción
antisocialista se desata por todo el continente contra los militantes
socialistas.
Sin embargo entre 1848-1849, la revolución pasa a Alemania,
y le toca el turno a los revolucionarios alemanes de tomar parte activa en el
desarrollo de los acontecimientos históricos. En 1848 se reúne la “Dieta de
Francfort” con el propósito de declarar la unificación nacional de Alemania y
crear una constitución nacional. Sin embargo, el pueblo obrero, se niega a
reconocer a esta dieta y su proyecto de constitución monárquica reaccionaria y
redactan su proyecto de “constitución imperial” en 1849 y lanzarse a una
insurrección armada contra el gobierno imperial ante las presiones del ejercito
prusiano. La insurrección estalla en Renania y poco a poco se extiende por todo
el país.
El propio Federico Engels, deja su lugar en la
retaguardia europea, y se traslada a la ciudad alemana de Elberfeld donde sus
conocimientos de estrategia militar le servirían para dirigir las operaciones
militares contra el ejército, y así tratar de encauzar la revolución. Forma un
comité, levanta barricadas, arma perfectamente a los obreros, sitúa las piezas
de artillería, las defensas….y así extender la insurrección popular a otras
zonas cercanas.
A pesar de ello, y consciente de su inferioridad numérica, Engels no
formula ningún tipo de reivindicación política revolucionaria comunista y
simplemente se pone al servicio de los obreros en sus estrategias armadas. Pero
la presencia de partidarios suyos junto a él en las barricadas, despierta
recelos entre las facciones más moderadas de los insurrectos, e insta a Engels,
a abandonar la ciudad para evitar un estallido revolucionario de tipo comunista
en la ciudad, por lo que el 14 de mayo de 1849 abandonaba entre honores la
ciudad alemana.
Posteriormente, recorrió junto con Marx los
diferentes centros de la rebelión en el país (Colonia, Baden, Palatinado, Fráncfort
) para posteriormente trasladarse en una nueva insurrección armada al
Palatinado, a Offenbach, mostrándose nuevamente como un brillante estratega
militar, siempre en primera línea de fuego en las barricadas. Posteriormente,
en julio de 1849 pasa a Suiza exiliado y con ella se producen las últimas
derrotas definitivas de la revolución alemana. Esta revolución, para Engels,
dejaba atrás las teorías y experiencias del socialismo utópico, para imponer
como una necesidad real y evidente las teorías de la revolución armada del
comunismo científico, aunque en esta ocasión hubiera sido derrotada.
Tras esto, Federico Engels publica un nuevo
escrito “La campaña alemana por la constitución imperial” (1849) donde narraba
desde un punto de vista militar y social el desarrollo de la revolución alemana
de 1848-1849 y destacando por encima de todo el papel histórico protagonista
jugada en ella por las masas revolucionarias de obreros y campesinos,
desarrollando una vez la teoría socialista de la insurrección armada.
Poco después, y a finales de 1849, Federico Engels viaja
a Londres donde se instala nuevamente junto a Carlos Marx. Allí
reorganizan la Liga de los Comunistas (destacando el papel central jugado por
estos en la revolución alemana) y prosiguen con su campaña de agitación
revolucionaria. Posteriormente, en 1850 la nueva publicación de Marx, la
“Nueva Gaceta Renana” vería la publicación de varios artículos de Engels sobre
la revolución franco-alemana de 1848-49, y el análisis que ambos harían sobre
estos sucesos.
No obstante, las crisis internas empezaron a aflorar dentro
de la Liga comunista, y tras una propuesta de Marx y Engels de
reorientar tácticas de lucha a favor de una visión más pausada, una sección
insurreccional criticó estas medidas y fomentó la preparación inmediata de una
nuevo levantamiento revolucionario, que provoco una escisión interna.
Así, en este periodo, ambos filósofos se
lanzaron a una síntesis de las experiencias revolucionarias hasta el momento,
que Federico Engels acometió en sus obras “La guerra campesina en
Alemania” y “Revolución y contrarrevolución en Alemania” desarrollando que la
doctrina marxista se fue gestando poco a través del desarrollo de la practica
revolucionaria. Es, además, en esta época cuando Marx y Engels acuñan
los términos de la dictadura del proletariado así expresada en “La lucha de clases en Francia”; “es la
declaración de la revolución permanente, de la dictadura de clase del
proletariado como punto necesario para la supresión de las diferencias de clase
en general, de las relaciones de producción, de las relaciones sociales, para
la subversión de todas las ideas que broten de estas relaciones sociales”
De otra parte, en su libro “La guerra campesina en Alemania” (1851-52), Engels analizo
las causas y resultados de la gran revuelta antifeudal de los campesinos de
Alemania ocurrida en 1525 (y liderada por personalidades comunalistas
destacadas como Thomas Muntzer) Obviamente, analiza las causas y la
interpretación de este conflicto según la idea del materialismo histórico, la
lucha de clases y el papel fundamental de la fortísima crisis económica, y la
hambruna del campesinado como elementos fundamentales a la hora de explicar
dicho acontecimiento revolucionario. A su vez, destaca el papel jugado por el
campesinado en esta lucha de clases, concluyendo que este tipo de rebeliones
campesinas, a falta de un organismo organizativo se debilita y que fracaso por
la traición en su seno de la pequeña burguesía, y la particularidad local de
Alemania, evocando las personalidades destacadas de la gran revolución
campesina, como su líder Thomas Muntzer y tantos otros líderes
campesinos revolucionarios juzgados y ejecutados.
En su otro libro “Revolución
y contrarrevolución en Alemania” (1852) hace un análisis más profundo de
las causas y la génesis de desarrollo de la revolución alemana de 1848, y
realiza una autentica apología a la teoría marxista de la insurrección armada,
elevándola como elemento militar casi a la categoría de arte, tal y como dice:
“La insurrección es un arte, sometida a ciertas reglas que si no se observan dan al traste con el partido que las desdeña. Jamás se debe jugar a la insurrección hasta que no esté totalmente preparada, una vez comenzada la insurrección hay que hacerlo con decisión y pasar a la ofensiva bélica, atacar por sorpresa al enemigo…”
Sin embargo, la situación económica de ambos empezó a
empeorar y pasar penurias económicas que llevo pese a su desagrado a Federico
Engels en 1850 a trasladarse a Manchester para, nuevamente, retomar las
actividades comerciales en el negocio de su padre Ermen and Engels. Así, su
situación mejoro considerablemente, desde 1860 fue apoderado y ya en 1864 socio
de la asociación invirtiendo sus ahorros en los negocios y aumentando
considerablemente su fortuna personal.
Sin embargo, era una época de penurias económicas para Marx,
que se encontraba sin trabajo y con la necesidad de colaborar en el
mantenimiento de sus hijos (situación de pobreza extrema que conllevo la muerte
de sus hijos) lo cual motivo a Engels a ayudar a su amigo
consiguiéndole trabajo como reportero del New York Tribune e incluso
escribiendo artículos por él, que luego Marx haría pasar como suyos
para así ganar algo de dinero.
Además, a partir de 1850, Engels se dedico a
mejorar su formación personal y comenzó el estudio de un sinfín de lenguas de
todo el mundo, llegando a aprender latín, griego, ruso, persa, lenguas
escandinavas, gaélico-irlandés, frisón, escocés, rumano, búlgaro, aparte de
inglés y alemán, sus lenguas maternas. En total, llego a hablar hasta 20
idiomas. Así, también llego a estudiar y dominar las ciencias naturales de la
física, química, biología…para así interpretar sus teorías de la dialéctica. En ese contexto, se agrado de la publicación de Charles
Darwin “El origen de las especies” el cual suponía una clara teoría a
favor de los elementos más básicos del materialismo dialéctico y la teoría de
la evolución racional de las especies animales.
A finales de los 60 y 70 cuando los movimientos de
unificación nacional se hacen más intensos, Federico Engels, aprovecha la
coyuntura para apoyar las luchas de unidad nacional en sus libros “ Po y Rin” y
“Saboya, Niza y Rin” (1859-60) con la idea de fomentar la unificación alemana
desde abajo a través de revoluciones populares.
Se producen por ello, diferencias y luchas internas en el
seno del movimiento socialista alemán entre quienes apoyan la unificación
“desde arriba” y los que, como Engels, apoyan un proceso de unidad
nacional de tipo revolucionario socialista.
Es, su vez, en este contexto cuando los esfuerzos de Marx y Engels por
crear un organismo internacional del proletariado encuentran sus frutos con la
aparición, el 28 de septiembre de 1864, del mitin fundacional de la I
Internacional obrera con sede en Londres, con el objetivo de fomentar la
solidaridad y cooperación internacional del proletariado de todo el mundo, y
unir el esfuerzo de los diferentes movimientos obreros de todo el mundo.
Además, esta organización suponía la victoria moral del
comunismo científico como corriente ideológica mayoritaria en el seno de la
organización obrera, a pesar de encontrarse con la oposición de los
antiautoritarios proudhonianos y bakuninistas. Así, poco después, las condiciones políticas en Alemania se
volvieron propicias para crear en ese lugar un nuevo partido obrero por
iniciativa de Engels, la “Unión general de obreros alemanes” en 1869
dirigido por Bebel y Liebknecht, y que fueron la punta de lanza
de los ideales marxistas en su pis natal.
Es una época en que Carlos Marx se lanza a la
redacción de “El capital” obra cumbre de la economía socialista, y que era
frecuentemente apoyado y asesorado por Engels.
En este contexto nos situamos cuando se produce el estallido
de otra gran revuelta social en Europa, la Comuna de París. Explicada
anteriormente, este gobierno popular, formado como reacción armada en marzo de
1871 del pueblo obrero parisino ante la ineficacia del gobierno republicano de Thiers,
y los abusos económicos cometidos contra ellos, suponen la primera vez en la
historia en que el pueblo obrero derroca a un gobierno y toma el poder en un
país, suponiendo una iniciativa nunca vista antes.
También en este conflicto obrero estará físicamente presente Engels,
como miembro del consejo general de la internacional obrera, alentó a los
obreros de todo el mundo a apoyar este gobierno revolucionario popular, y
redacto informes detallados sobre la evolución de la revolución obrera en cada
instante, apoyando a los comuneros, aconsejándoles en cuestiones políticas y
militares….a pesar de lo cual, el ejército francés consigue aplastar la
rebelión y sus militantes fusilados y masacrados, y Engels consigue
exiliarse.
Tras esta experiencia, Marx y Engels,
desarrollan cada vez más su teoría acerca de la toma del poder y la actitud en
ese caso del proletariado a raíz del libro “La guerra civil en Francia” (1871) donde
establecen la necesidad de destruir, no transformar, la maquinaria represiva
del estado en cuando se tenga la posibilidad de acceder al gobierno. Después de ello, las tensiones entre Marx y Engels,
y de Bakunin, enfrentados en los métodos de lucha del proletariado
generaran duros debates y descalificaciones comunes, que conllevara a la
estrategia de llevar una mayoría procomunista a las asambleas de la
internacional obrera, calificar a la Alianza para la Democracia Socialista de Bakunin como
un medio de infiltración, control y dominación de la Internacional, hasta
acabar por expulsarles directamente del organismo por las discrepancia acerca
del tema de la autoridad. Con la escisión anarquista, la internacional obrera
se traslado a Nueva York donde falleció definitivamente por la escasa
influencia en el movimiento obrero.
Poco a poco, las tareas de Marx y Engels se
centraban en escribir artículos y textos en apoyo de los movimientos obreros de
todo el mundo, al margen de la colaboración en grande proyectos socialistas.
Posteriormente, Federico Engels, continua escribiendo
diferentes obras ideológicas, como el caso del “Anti-Duhring” (1878) en el cual Engels, a base de criticar
los métodos reformistas de diversas personalidades, realizo una exposición acerca
del método dialéctico y la concepción comunista del mundo en todos los terrenos
(filosofía, naturaleza, economía, política, socialismo..) fomentando las
teorías de la dialéctica de la naturaleza como contraposición al idealismo de
personalidades como Eugenio Duhring, y demostrando que la dialéctica de la
naturaleza posee las mismas leyes que aquellas que se aplican al desarrollo del
proyecto materialista de la historia.
Esta es, sin duda alguna, la época final de más desarrollo
ideológico de Engels, que publica sus teorías más destacadas acerca de la
dialéctica, del materialismo y del comunismo científico. Así, publica otro gran libro, “El papel del trabajo en la transformación del mono al hombre”
(1876) en el cual, Engels establece que el trabajo es la fuente de
todas las riquezas, y donde la naturaleza proporciona las materias primas para
la transformación de los recursos en riqueza. Así, establece que el trabajo, es
la condición básica de la vida humana por lo que el trabajo hace al hombre.
Establece como ejemplo de adaptación y transformación, el transito físico que
desarrolla el ser humano desde mono a hombre en su aspecto fisiológico y su
adaptación física al nuevo ambiente que le rodea y sus nuevas necesidades
físicas. Para Engels, algunos de estos órganos físicos (como las manos)
desempeñaban una función que se fue adaptando al medio ambiente (las manos con
otros usos, posición erecta, desarrollo de la laringe, desaparición de excesivo
bello corporal, lenguaje hablado, técnicas de autodefensa, de caza y pesca,
desarrollo de la agricultura, hilado, tejido, navegación. Así se concluye pues,
que el hombre se desarrolla y evoluciona gracias al trabajo.
También destaca otra gran obra suya a la hora de la
interpretación del desarrollo materialista de la historia en su obra “Del socialismo utópico al socialismo
científico” (1880) en la cual hace una evolución histórica de las
diferentes corrientes del socialismo premarxista y luego pasa a describir los
elementos básicos de la filosofía marxistas como elemento científico realista.
Realiza un recorrido de la evolución de las ciencias naturales según su método
dialéctico, desde la antigua Grecia, a los árabes medievales y el progreso
acelerado de este fenómeno en poco espacio de tiempo, la crítica al idealismo místico
alemán de Hegel o Feuerbach, el análisis de las insurrecciones
obreras de los años 30 y 40…para definir la concepción materialista de la
historia como la única evolución y análisis lógico de los procesos históricos y
sociales según el análisis de las fuerzas y medios de producción a lo largo de
la historia (medievo, modernidad, contemporaneidad) así lo dice textualmente en
la obra citada de Engels:
“la concepción materialista de la historia parte de la tesis de que la producción, es la base de todo orden social de que en todas las sociedad que desfilan por la historia la distribución de los productos, y la división social de los hombres en clases es determinada por lo que la sociedad produce y como lo produce, por ello los cambios deben buscarse en las transformaciones operadas en el modo de producción y cambio”
Así, aquí se desarrolla las concepciones más básicas de la
teoría del materialismo histórico según la opinión de que son los métodos de
producción y los conflictos sociales que conllevan a la lucha de clases, los
que son realmente el verdadero motor que empuja los fenómenos, cambios,
desarrollos y etapas a lo largo de la historia de las sociedades.
Además, establece el método de producción propia de cada
época de la historia según los sistemas económicos feudales (sistema de
servidumbre, vasallaje, arriendo y compra-venta de las tierras) capitalistas
(obreros asalariados que venden su fuerza de trabajo) el cambio de los
productores, de las clases privilegiadas y beneficiadas (nobleza feudal, terratenientes
ricos, burguesía industrial…) y con ello el cambio en el desarrollo histórico
de los métodos de producción económica.
Por último, hace un pequeño resumen de la evolución
histórica de los medios de producción y sus características fundamentales según;
sociedad medieval (pequeña producción individual, arrendamiento y servidumbre
en beneficio del señor feudal) sociedad capitalista ( transformación y
gestación de la industria según las manufacturas, concentración de los medios
de producción en grandes talleres industriales, con el obrero asalariado como
parte explotada y la figura del capitalista como propietario y beneficiario de
los medios de producción y los métodos de producción a cambio del salario de
por vida, se fomenta una competencia radical, y la gestación de una masa de
desempleados en la reserva, elementos que Engels interpreta como fenómenos
contradictorios que repondrían al método dialéctico hegeliano
tesis-antítesis-síntesis) y por último la revolución proletaria (se solucionan
las contradicciones internas, el obrero conquista el poder a través del partido
y socializa los métodos y medios de producción, desaparece la autoridad de la
burguesas, del capital y del estado, y el hombre es libre y dueño de su vida)
todo ello protagonizado como un proceso de cambio económico según los medios de
producción y la economía siempre como el motor que mueve los cambios
sociales. Se puede interpretar esta como una obra cumbre de la
interpretación materialista de la historia.
Posteriormente, en 1881, Federico Engels ahonda en
la idea de la acción política de los obreros y publica varios artículos en
periódicos socialistas, incidiendo en la necesidad de un partido obrero fuerte
e independiente, de masas, como método imprescindible de lucha y para la toma
del poder político. Posteriormente, publica otra gran obra la “Dialéctica de la Naturaleza” (1883)
donde hace una evolución y desarrollo de las ciencias naturales desde el
renacimiento a la época de Charles Darwin demostrando que en todo momento
la naturaleza se producía dialécticamente y que la única forma de acceder a
ella era con la dialéctica materialista a través de unos procesos racionales y
científicos.
En 1883, fallece en Londres Karl Heinrich Marx lo
cual dejo totalmente hundido a Federico Engels, por considerarle un amigo, un
padre ideológico y un compañero inseparable. Tal es el sentimiento expresado
por Engels en el funeral de Marx, en el famoso discurso ante la
tumba de Marx que hace Engels en honor a su antiguo
compañero:
“El 14 de marzo, a las tres menos cuarto de la tarde, dejó de pensar el más grande pensador de nuestros días. Apenas le dejamos dos minutos solo, y cuando volvimos, le encontramos dormido suavemente en su sillón, pero para siempre.
Es de todo punto imposible calcular lo que el proletariado militante de Europa y América y la ciencia histórica han perdido con este hombre. Harto pronto se dejará sentir el vacío que ha abierto la muerte de esta figura gigantesca.
Así como Darwin descubrió la ley del desarrollo de la naturaleza orgánica, Marx descubrió la ley del desarrollo de la historia humana: el hecho, tan sencillo, pero oculto bajo la maleza ideológica, de que el hombre necesita, en primer lugar, comer, beber, tener un techo y vestirse antes de poder hacer política, ciencia, arte, religión, etc.; que, por tanto, la producción de los medios de vida inmediatos, materiales, y por consiguiente, la correspondiente fase económica de desarrollo de un pueblo o una época es la base a partir de la cual se han desarrollado las instituciones políticas, las concepciones jurídicas, las ideas artísticas e incluso las ideas religiosas de los hombres y con arreglo a la cual deben, por tanto, explicarse, y no al revés, como hasta entonces se había venido haciendo. Pero no es esto sólo. Marx descubrió también la ley específica que mueve el actual modo de producción capitalista y la sociedad burguesa creada por él. El descubrimiento de la plusvalía iluminó de pronto estos problemas, mientras que todas las investigaciones anteriores, tanto las de los economistas burgueses como las de los críticos socialistas, habían vagado en las tinieblas.
Dos descubrimientos como éstos debían bastar para una vida. Quien tenga la suerte de hacer tan sólo un descubrimiento así, ya puede considerarse feliz. Pero no hubo un sólo campo que Marx no sometiese a investigación -y éstos campos fueron muchos, y no se limitó a tocar de pasada ni uno sólo- incluyendo las matemáticas, en la que no hiciese descubrimientos originales. Tal era el hombre de ciencia. Pero esto no era, ni con mucho, la mitad del hombre. Para Marx, la ciencia era una fuerza histórica motriz, una fuerza revolucionaria. Por puro que fuese el gozo que pudiera depararle un nuevo descubrimiento hecho en cualquier ciencia teórica y cuya aplicación práctica tal vez no podía preverse en modo alguno, era muy otro el goce que experimentaba cuando se trataba de un descubrimiento que ejercía inmediatamente una influencia revolucionaria en la industria y en el desarrollo histórico en general. Por eso seguía al detalle la marcha de los descubrimientos realizados en el campo de la electricidad, hasta los de Marcel Deprez en los últimos tiempos.
Pues Marx era, ante todo, un revolucionario. Cooperar, de este o del otro modo, al derrocamiento de la sociedad capitalista y de las instituciones políticas creadas por ella, contribuir a la emancipación del proletariado moderno, a quién él había infundido por primera vez la conciencia de su propia situación y de sus necesidades, la conciencia de las condiciones de su emancipación: tal era la verdadera misión de su vida. La lucha era su elemento. Y luchó con una pasión, una tenacidad y un éxito como pocos. Primera Gaceta del Rin, 1842; Vorwärts de París, 1844; Gaceta Alemana de Bruselas, 1847; Nueva Gaceta del Rin, 1848-1849; New York Tribune, 1852 a 1861, a todo lo cual hay que añadir un montón de folletos de lucha, y el trabajo en las organizaciones de París, Bruselas y Londres, hasta que, por último, nació como remate de todo, la gran Asociación Internacional de Trabajadores, que era, en verdad, una obra de la que su autor podía estar orgulloso, aunque no hubiera creado ninguna otra cosa.
Por eso, Marx era el hombre más odiado y más calumniado de su tiempo. Los gobiernos, lo mismo los absolutistas que los republicanos, le expulsaban. Los burgueses, lo mismo los conservadores que los ultrademócratas, competían a lanzar difamaciones contra él. Marx apartaba todo esto a un lado como si fueran telas de araña, no hacía caso de ello; sólo contestaba cuando la necesidad imperiosa lo exigía. Y ha muerto venerado, querido, llorado por millones de obreros de la causa revolucionaria, como él, diseminados por toda Europa y América, desde la minas de Siberia hasta California. Y puedo atreverme a decir que si pudo tener muchos adversarios, apenas tuvo un solo enemigo personal. Su nombre vivirá a través de los siglos, y con él su obra”Tras ello, Federico Engels, se dedica a concluir las obras inconclusas de Marx (tercer tomo de El Capital) y a reorganizar todas las obras de su viejo amigo. No obstante a pesar de ello, no descuida su producción ideológica, y poco tiempo después, publica otra gran obra de referencia del materialismo histórico sobre la génesis y desarrollo del estado a través del tiempo en su libro clave “El origen de la familia, la propiedad privada y el estado” (1884) donde pone los cimientos del estudio marxistas en las sociedad primitivas prehistóricas, así como el origen, etapas y desarrollo de la institución familiar. Pero en el, Federico Engels, hace un análisis del origen y evolución del estado, con motivaciones siempre económicas, y su desaparición en el futuro. Muestra como fue surgiendo el estado y el papel fundamental que tiene este último en la lucha de clases como efecto de las contradicciones de los métodos y medios de producción, y que por ello, el estado es un instrumento de las clases opresoras y por ello debe desaparecer con toda su maquinaria. Asimismo lo dice el propio Engels:
“Con la desaparición de las clases, desaparecerá el estado. La sociedad, reorganizando la producción sobre la base de una libre asociación de iguales, enviara toda la maquinaria del estado al lugar que le corresponde; el museo de antigüedades con el hacha de bronce”
Así, se realiza una autentica historia del desarrollo de la
familia y las instituciones familiares a lo largo de la historia y las
diferentes culturas y sociedades (tribus endogamias-exogámicas, poliandria en
los indios iroqueses norteamericanos según el sistema de parentesco…)
introduciéndose un orden de evolución cronológica de la humanidad prehistórica,
en función de las condiciones de producción de bienes materiales, que serian;
salvajismo, barbarie y civilización.
En el salvajismo estamos en el estadio más básico de la
evolución humana en bosques y árboles desarrollando el lenguaje, la pesca y
caza, el uso del fuego, la aparición de las primeras viviendas.
En la barbarie estamos en un estadio intermedio, donde se
introduce la alfarería, domesticación y cría de animales, cultivo de plantas,
hortalizas y adobes para los hogares. No obstante hace una interpretación un
tanto libre de el nivel de desarrollo y coloca en primaria a los asirios con
respecto a los americanos al comer los primeros carne y considerarles como más
evolucionados. Sabemos por el desarrollo histórico que ello no fue siempre así
y que se equivoco en sus interpretaciones. También aparece la fundición de
metales de hierro, el arado y la escritura. En la civilización es cuando se
produce un desarrollo cada vez mayor de elaboración de productos y donde nacen
la familia, la propiedad y el estado.
En lo referido a la familia, Engels caracteriza su
paso por diferentes etapas y periodos (matriarcado, patriarcado, poligamia,
monogamia, poliandria…) y las diferentes formas de familia en función de la
relación de esta entre sí (consanguínea, sindiasmica, monogámica).
En lo referido a la propiedad, mientras que en América no
existía, esta si se da en Europa, inicialmente como gens o conjunto de
familias, donde el hombre era propietario de animales y esclavos, dominando
medios y métodos de producción en una sola mano individual fomentando el
nacimiento de la propiedad individual. Para perpetuar esta división social de
unos que se apoderan de los medios, nace una institución, que es el estado.
En lo referido al estado, nace como juez y método para
asegurar la propiedad privada sobre la producción de unos pocos, y como método
de control por parte de los gobiernos, lo cual puede conllevar, como en el
imperio romano a una gran concentración de poder. Así, el estado lo inventan
los poderosos para dominar a los siervos y esclavos, lo que luego según el
cambio de métodos de producción, serán los obreros y proletarios asalariados.
Así pues, en los últimos 20 años de su vida, Federico
Engels, continúa con mucha vitalidad su labor de escritor, y de ideólogo,
publicando numerosos artículos acerca de diversas cuestiones político-sociales.
En 1889 se funda en París la II Internacional obrera
socialista, donde, aunque no será fomentada por el, acude como miembro
destacado Engels, y critica muy duramente a los oportunistas políticos de
la socialdemocracia, así como a los anarquistas, a los que considera traidores
y burgueses.
Cada 1° de mayo, sigue acudiendo a las manifestaciones de
los obreros ingleses y luchando por la causa del proletariado.
En 1894 surge una gran polémica en el seno de los
socialistas franceses y socialdemócratas alemanes, los cuales pretenden
conceder la pequeña propiedad a los pequeños campesinos y arrendatarios. Ello
va a ser duramente criticado por Federico Engels, en su artículo “El problema
del campesinado en Francia y Alemania” (1894) al argumentar que ello no iba más
que a perpetuar la propiedad privada del capital, e instando a los socialistas
a convertirse en una fuerza considerable en el campo y así atraerse al
campesinado rural al comunismo.
Federico Engels, viejo, enfermo y cansado, fallece de un
cáncer de esófago el 5 de agosto de 1895. Así, de esta forma, con su muerte
fallece definitivamente el último de los dos grandes ideólogos que ha dado el
socialismo y más concretamente el socialismo científico que ellos mismos
fundaron.
Suya, de Engels, es gran parte de la aportación de la
concepción materialista de la historia, como consecuencia de los cambios
económicos, motor del desarrollo histórico, cuyas contradicciones entre métodos
y relaciones productivas llevan hacia el conflicto social o lucha de clases por
el bien material, y ello, a su vez, a la aparición de nuevas etapas y periodos
de la historia.
También es protagonista casi por entero de la gestación del
materialismo dialéctico, según una evolución racional, reflexionada y lógica de
los fenómenos de la naturaleza, según leyes evolutivas y científicas naturales,
pero nunca divinas, pues este fue un factor que siempre criticaron en las
filosofías idealistas.
Obras publicadas por Federico
Engels
1840
Artículos para los Deutsch-Französische Jahrbücher (Anales
franco-alemanes). Marx y Engels, publicado en febrero de 1844.
La sagrada familia. Marx y Engels, publicado en septiembre
de 1844.
1845 (E): La situación de la clase obrera en Inglaterra.
1846 (M/E): Feuerbach. Oposición entre las concepciones
materialistas e idealistas.
1847 (E): Principios del comunismo.
1848 (M/E): Manifiesto del Partido Comunista.
1850
1850 (M/E): Circular del Comité Central a la Liga Comunista.
1851 (E): Carta de Engels a Marx (21 de agosto de 1851).
1851-1852 (E): Revolución y contrarrevolución en Alemania.
1852 (E): El reciente proceso de Colonia.
1856 (E): Discurso en el aniversario del People’s Paper.
1860
1868 (E): Reseña del primer tomo de El Capital de Carlos
Marx para el Demokratisches Wochenblatt.
1870
1871 (M/E): De las resoluciones de la Conferencia de
Delegados de la Asociación Internacional de los Trabajadores.
1871 (E): Sobre la acción política de la clase obrera.
1872 (E): Carta de Engels a Theodor Cuno (24 de enero de
1872)
1872 (M/E): Las pretendidas escisiones de la Internacional.
1872 (M/E): De las Resoluciones del Congreso General
celebrado en La Haya, 2-7 de septiembre de 1872.
1873 (E): Contribución al problema de la vivienda.
1873 (E): De la autoridad.
1873 (E): Los bakuninistas en acción: Memoria sobre el
levantamiento en España en el verano de 1873
1873 (E): Carta de Engels a Auguste Bebel (20 de junio de
1873)
1874 (E): Carta de Engels a Friedrich Adolph Sorge (12 [-17]
de septiembre de 1874)
1874 (E): El programa de los emigrados blanquistas de la
Comuna.
1874 (E): Prefacio a La Guerra Campesina en Alemania
1875 (E): Carta de Engels a Auguste Bebel (18-28 de marzo de
1875).
1875 (E): Carta de Engels a Piotr Lavrovich Lavrov (12-17 de
nov. de 1875).
1875-76 (E): Introducción a “La Dialéctica de la
Naturaleza”.
1876 (E): El papel del trabajo en la transformación del mono
en hombre.
1878 (E): Carlos Marx.
1878 (E): Viejo prólogo para el [Anti-]Dühring: Sobre la
dialéctica.
1878 (E): La revolución de la ciencia de Eugenio Dühring
(“Anti-Dühring”)
1879 (M/E): De la carta circular a A. Bebel, W. Liebknecht,
W. Bracke y otros.
1880
1880 (E): Del socialismo utópico al socialismo científico.
1883 (E): Dialéctica de la Naturaleza.
1883 (E): Discurso ante la tumba de Marx.
1884 (E): El origen de la familia, la propiedad privada y el
estado.
1884 (E): Marx y la Neue Reinische Zeitung (1848-1849).
1885 (E): Contribución a la historia de la Liga de los
Comunistas.
1885 (E): Del prólogo al segundo tomo de El Capital de Marx.
1886 (E): Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica
alemana.
1886 (E): Carta a Florence Kelley-Wischnewetzky (28 de
diciembre de 1886).
1887 (E): Prefacio a la segunda edición de Contribución al
problema de la vivienda.
1888 (E): El papel de la violencia en la historia.
1890
1890 (E): Carta de Engels a Konrad Schmidt (5 de agosto de
1890)
1890 (E): Carta de Engels a Otto von Boenigk (21 de agosto
de 1890)
1890 (E): Carta de Engels a José Bloch (21 de septiembre de
1890)
1890 (E): Carta de Engels a Konrad Schmidt (27 de octubre de
1890)
1891 (E): Prólogo a la edición inglesa de 1892 de Del
socialismo utópico al socialismo científico
1891 (E): Prólogo de F. Engels al libro Crítica al Programa
de Gotha
1891 (E): Carta de Engels a Karl Kautsky (23 de febrero de
1891)
1891 (E): Introducción a La guerra civil en Francia de
Carlos Marx.
1891 (E): Contribución a la crítica del proyecto de programa
socialdemócrata de 1891.
1892 (E): Prefacio a la 2a. edición alemana de 1892 de La
situación de la clase obrera en Inglaterra.
1893 (E): Carta de Engels a Nikolai Frantsevich Danielson
(24 de febrero de 1893)
1893 (E): Carta de Engels a Franz Mehring (14 de julio de
1893)
1893 (E): Carta de Engels a Nikolai Frantsevich Danielson
(17 de octubre de 1893)
1894 (E): Acerca de la cuestión social en Rusia.
1894 (E): Carta de Engels a W. Borgius (25 de enero de 1894)
1894 (E): Advertencia preliminar al artículo “Los
bakuninistas en acción”.
1894 (E): La venidera revolución italiana y el Partido
Socialista.
1894 (E): El problema campesino en Francia y Alemania.
1895 (E): Introducción a la edn. de 1895 de Las luchas de
clases en Francia de 1848 a 1850 de Marx.
1895 (E): Carta de Engels a Werner Sombart (11 de marzo de
1895).
Bibliografía
- “Federico Engels”,
Vladimir Lenin, ediciones en lenguas extranjeras, 1918.
- “Federico Engels”,
Auguste Cornu, 1976.
- “Clases sociales en
el pensamiento de Federico Engels”, ediciones Villalar, 1978.
- “Conversaciones con
Marx y Engels”, Hans Magnus Enzensberger, Anagrama, 1974.
- “Engels selected
writing”, Federico Engels, Penguin Books, 1967.
- “Engels”,
Terrell Carvel, Oxford university, 1981.
- “Engels y el
marxismo”, Francisco Fernández Buey, Fundación Investigaciones Marxistas,
1998.
- “Engels y la
filosofía de Hegel”, Kopnin, 1975.
- “Friedrich Engels
biografía” Gustav Mayer, Fondo de Cultura Económica, 1979.
- “Friedrich Engels,
dialéctica de la naturaleza, y del socialismo utópico al socialismo
científico”, Ángel Luis González, Magisterio Español, 1977.
- “Marx, Engels, y la
revolución de 1848”, Fernando Claudin, siglo XXI, 1975.
- “El materialismo
histórico en torno a dos textos de Marx-Engels”, José Maria Garrido García,
ZYX, 1970.
- “El pensamiento
filosófico de Engels”, Giuseppe Prestipino, 1977.
- “Teorías del estado
en Marx y Engels”, Francisco Balaguer Callejón, universidad, 1986.
- “A cien años de la
muerte de Federico Engels”, Revista Marxismo Hoy, Fundación de estudios
socialistas Federico Engels, junio 1995.
Transcripción: ►Marx
desde Cero
http://www.claseshistoria.com/ |