8/10/14

Friedrich Engels y el materialismo histórico

 “La concepción materialista de la historia tiene muchos partidarios a quienes sirve de excusa para no estudiar historia” | Federico Engels, Carta a Konrad Schmidt, 1890
Friedrich Engels ✆ Eric Héroux
Guillermo Fiscer Lamelas   |   Federico Engels nace el 28 de noviembre de 1820 en la ciudad alemana de Bremen, en la Prusia renana, dentro de una familia burguesa acomodada de un fabricante textil. Inicialmente, Engels no tendrá un ideal comunista, sino apenas un socialismo cercano al utopismo que le lleva a describir en los años 30 sus primeros artículos y escritos la pésima situación social de miseria y explotación en la que vivían los obreros de su región natal. En 1837, con 17 años Federico Engels, es obligado por su padre a abandonar el instituto cuando apenas le faltaba un año para concluirlo, y le instruye en el los negocios, primero en el familiar y luego en una casa de comercio en Bremen.

Contexto histórico-ideológico

El contexto histórico en que se sitúa la biografía de Federico Engels, corresponde al periodo comprendido entre 1820 y 1895. Cronológicamente, Engels nace a principios del siglo XIX en la región de la Prusia renana, en la actual Alemania.

En este periodo, el actual territorio de Alemania, lo conformaba la “Confederación Germánica”, una unión libre de 39 estados establecida en 1815 en el Congreso de Viena, bajo el control, beneplácito y apoyo del imperio austriaco. Esta forma de gobierno, heredera directa de las anteriores formaciones políticas, se mantuvo hasta que definitivamente en 1871, bajo la dirección de Bismarck y Guillermo I, se crea oficialmente el II Reich o II Imperio Alemán.

 Esta forma de gobierno, es herencia del periodo napoleónico, creada para frenar el poder del imperio austriaco en 1806 en París la Confederación del Rhin, como la unificación de estados, ducados, y reinos alemanes a modo de tapón contra la influencia austriaca y claramente aliados al imperio francés de Napoleón Bonaparte.

Así, tras la derrota napoleónica y el restablecimiento de las políticas absolutistas y profundamente reaccionarias, Austria como estado absoluto que es, vuelve a recobrar pleno protagonismo en la zona de la Europa central. Tras esta situación, se imponen en Europa, toda una serie de gobiernos de corte absolutista y reaccionario, que produce unas importantes reducciones en las conquistas sobre derechos y libertades alcanzadas violentamente en la revolución francesa.

Ante esta situación, surgen diferentes corrientes revolucionarias y progresistas, encabezadas por los obreros y la pequeña burguesía urbana, que ansia una situación de libertad, perdida con la derrota de las conquistas revolucionarias de la revolución francesa.

Así, desde este momento de la restauración, surgirán movimientos en demanda de una sociedad más progresista y la existencia de un parlamento y una constitución para defender a los ciudadanos contra los poderes absolutos.

Ello se entremezcla con protestas más concretas, encuadradas en la sociedad de clases, donde los obreros empiezan a formar sus propias asociaciones para demandar igualdad política, económica, y social, y que recogen la herencia directa de las Trade Unions del siglo XVIII como asociaciones sindicales para defender sus derechos, ante el incipiente desarrollo de la nueva sociedad industrial de clases.

Esta situación se agravo definitivamente el año de nacimiento de Engels, en 1820, cuando estalla la primera de las revoluciones liberal-burguesas del momento.

Federico Engels, no verá a tiempo el estallido de esta revolución, pues nace a finales de 1820, pero parece como si su nacimiento precisamente en esa fecha, augurara el futuro potencial revolucionario y combativo que se iba a desatar en Europa en adelante. La revolución de 1820, recoge esta esencia de derechos y libertades por parte de los sectores populares y nacionalistas más progresistas, y avanzados, organizando la primera de los ciclos revolucionarios liberal-burgueses de la primera mitad del siglo XIX.

En esta revolución, dos son los factores ideológicos básicos que intervienen en ella y le dan forma: el liberalismo y el nacionalismo.

En el primer aspecto, el liberalismo burgués se muestra fundamental a la hora de explicar el desarrollo revolucionario en países como España, donde se gesta un estallido liberal constitucionalista enfrentado a los modelos reaccionarios y absolutistas impulsados por la restauración y la santa alianza en 1815.

Por otro lado, el nacionalismo también se muestra fundamental a la hora de interpretar las causas y motores ideológico-políticos de esta revolución, concretado en los ejemplos claros de Sudamérica o Grecia, que en este año comienzan sus revoluciones nacionales para liberarse de los países que los colonizaban (España y Turquía).

De esta forma, esta revolución que si bien en el terreno nacionalista va a tener una importancia básica en el surgimiento de nuevos estados, con sus lógicos intereses económicos ( no olvidemos el estudio que Marx y Engels, harán de la figura del libertador nacional venezolano Simón Bolívar y su programa social de liberación) a nivel político, inicia una constante reivindicativa en todo el siglo XIX aunque inicialmente no tenga éxito ( las rebeliones son tarde o temprano sofocadas por la maquinaria absolutista de la santa alianza.)

Así, aunque fracasa inicialmente, los ideales progresistas de la revolución de 1820, se traspasan a toda Europa, y se asientan unos ideales básicos de actuación como modelo y referente ideológico para todos los movimientos revolucionarios que surgen posteriormente (1830, 1848) en el continente europeo, aunque al final se radicalicen algunas posturas.

Entre estos principios políticos de que exigía la burguesía liberal estaban: la reivindicación de una monarquía limitada parlamentaria, asentada en un modelo constitucional (como la revolución francesa, americana, la revolución liberal española…) y poner freno así a los modelos absolutistas y reaccionarios impulsados en Europa tras la revolución francesa y la derrota de Napoleón Bonaparte.

En referencia a esto, se reclama también una constitución escrita, que ponga fin a los abusos absolutistas de los monarcas europeos, cuyo poder volvía de nuevo (incluido en Francia) a ser ilimitado e incuestionable, así como el fomento de elecciones libres y partidos políticos para que se escoja entre una libertad de posibilidad a la representación política.

Otros elementos que caracterizarían las conquistas revolucionarias de la burguesía liberal (estos no tan positivos) serian, sin duda alguna, el carácter y efecto de estas elecciones y el modelo social alternativo. El sufragio que proponen es siempre censitario (se excluyen a las mujeres por ser consideradas incapaces, y los obreros por ser analfabetos y, por tanto, ignorantes de los procesos políticos) y un modelo social claramente desigual y clasista.

Así, se sustituye a la concepción piramidal semi-feudal de los antiguos regímenes políticos absolutistas, por una sociedad dividida en clases sociales, jerárquica y vertical donde los obreros y campesinos del campo y de la ciudad, ocupan los escalones más bajos y miserables por su condición económica ( no olvidemos que el factor económico, como motor de desarrollo histórico siempre influye en segundo lugar a los factores políticos y sociales de un determinado régimen y periodo histórico) como asalariados e ignorantes por su nula formación escolar o intelectual son mal vistos entre las clases dirigentes de la burguesía liberal ( en términos económicos, y ultra conservadora en términos políticos) y, por tanto, considerados como seres inferiores que no tienen derechos políticos ni sociales.

Fruto de este sistema de inestabilidad e incipiente conflictividad social por el auge de las nuevas sociedades industriales asentadas en el capitalismo y el orden burgués, surgen nuevos malestares, tanto a nivel político entre los modelos políticos, como, fundamentalmente, a nivel social, cuando empiezan los primeros síntomas de malestar social en forma de protestas proletarias. Ejemplo de ello serian, a parte de las Trade Union (o sindicatos obreros) surgidos a finales del siglo XVIII como asociaciones laborales, también el ludismo y el cartismo.

El ludismo es un fenómeno propio del proletariado que surge en Inglaterra ya en 1811, como método de protesta de los obreros que se dedican a destruir las maquinas industriales, según ellos, causantes de todos los males y las pésimas condiciones laborales y de explotación del proletariado, que llevo a la destrucción de cientos de maquinas en todo el país y posteriormente en todo el continente (en especial en Cataluña) Sin embargo, este movimiento, que tuvo poca relevancia política, al poco tiempo cayó en el olvido y sus propuestas anti-industriales que glorificaban el pasado gremial de los artesanos cuando no se había desarrollado la industria poco a poco se fue diluyendo.

Este movimiento, no pudo ser contemplado por Engels ya que para 1820, si bien aun era fuerte, su época de auge había ya cedido.

El movimiento que si que pudo contemplar y del que tomo parte muy activamente incitando sus sectores mas izquierdistas fue el cartismo, movimiento político proletario, surgido en Inglaterra (la región proletaria más fuerte) a partir de 1838. Este movimiento, surge como consecuencia del clima de crispación social que se llevaba viviendo en el continente ya desde la revolución de 1830.

Engels, ya estaba inmerso en todos estos procesos para este momento, y pudo contemplar el resurgir de las inestabilidades sociales heredadas de la revolución liberal de 1820.

A nivel político, la rebelión se extiende como fruto, nuevamente, de la unión de protestas nacionales-liberales por parte de los sectores progresistas de la burguesía.

En el caso de las protestas liberales, destacan el caso de Francia donde, tras elegir a un monarca limitado, se impone como rey Carlos X de corte nuevamente absolutista y reaccionario que suprime los pocos avances liberales logrados tras la revolución francesa.

Como critica a este sistema represivo, surgen estallidos revolucionarios en julio de 1830 que, siguiendo la tónica liberal-burguesa, destrona al rey déspota y establece como rey a Luis Felipe de Orleáns, que establece una monarquía constitucional y liberal aperturista de corte laico.

A nivel nacional, surgen ya las primera reivindicaciones nacionalistas de unificación nacional en Alemania (elemento que, como veremos más tarde, apoyaran incondicionalmente Marx y Engels) y en Italia. Un caso claro de ello fue la creación en Alemania, en 1835, del llamado “Zollverein” o unión aduanera entre Prusia y otras regiones alemanas para acercar posiciones y sentimientos comunes de identidad e identificación.

A nivel social o “extraoficial” como se ha tenido a mal llamarlo (pues las rebeliones sociales son siempre, las que impulsan el desarrollo de los grandes procesos históricos “desde arriba”) es un periodo también muy tumultuoso y conflictivo desde inicios de la década, donde se va desarrollando ya una crítica, no solo contra la monarquía, nobleza y aristocracia, sino también contra la incipiente clase burguesa en desarrollo que se empieza ya a desmarcar como clase privilegiada que dirige la nueva sociedad clasista, y empeora aun mas las condiciones de vida, y explotación del proletariado.

Como consecuencia de ello se desataron rebeliones en Lyón (1831), Bélgica, Polonia, Italia, España… que creó un clima de conflictividad social muy fuerte, y que conllevo a las protestas revolucionarias anti-absolutistas en Francia, y posteriormente a la formación directamente de un nuevo movimiento propio del proletariado como método de protesta y reivindicación socio-política, el cartismo.

En 1832, una nueva reforma política en el parlamento británico, concedía primacía política a la nueva burguesía industrial, dejando perfectamente claro el nuevo rumbo de los tiempos (siendo nuevamente la motivación económica el verdadero motor de este nuevo cambio histórico en la política y la sociedad) y la gestación de la burguesía como nueva clase social dirigente, heredando el viejo puesto a la nobleza. Ello, los obreros, lo interpretaron como una traición a las viejas alianzas revolucionarias tejidas con ellos en 1820 y 1830 y rápidamente se apresuraron a formar sus propias organizaciones obreras. Fruto de ello nace en 1838 el movimiento cartista, creado a partir de su más célebre reivindicación, la “carta del pueblo “(The People’s Charter) una misiva que dirige esta asociación al parlamento británico, exigiendo por primera vez ya no reivindicaciones de mejora económica, si no derechos políticos abiertamente; Sufragio universal masculino para los obreros, voto secreto, parlamentarios obreros, dieta para los parlamentarios, parlamentos anuales, jornada laboral de 10 horas, legislación del trabajo…toda una serie de reclamaciones que indican la mayoría de edad de los movimientos obreros que, aunque aun muy moderados, empiezan ya a obtener una cierta conciencia como sujetos activos de derechos políticos y que llegaron incluso a provocar algunos estallidos violentos de protesta ( Newport, 1839).

Este clima de desarrollo del cartismo como movimiento más desarrollado de las reivindicaciones obreras, lo vivió perfectamente Engels a su llegada a Londres en 1842, donde puede vivir intensamente el auge del movimiento cartista en aquella zona.

Federico Engels, aun joven y poco formado teóricamente, asiste a todas las reuniones y debates de los cartistas, y entabla relaciones personales de amistad con los militantes del ala más izquierdista (George Harney) así como también con los socialistas utópicos franceses de Robert Owen, publicando en “The Northern Star” y “The New Moral World” periódicos oficiales de ambos movimientos respectivamente escritos sobre el desarrollo del movimiento obrero en el continente, y desarrollando para el conocimiento de los obreros,las teorías revolucionarias de Saint Simon, Cabet, Weitling, Proudhon, Fichte,Schelling, Hegel…

Así, poco a poco para la década de los 40, se había creado ya en los obreros europeos, un clima de inestabilidad social y conciencia reivindicativa por el surgimiento de infinidad de escritores e ideólogos (socialistas utópicos, socialistas científicos, proletarios autoritarios, antiautoritarios anarquistas…) que ira generando un caldo de cultivo perfecto para ir gestando poco a poco un sentimiento insurgente que no tardaría en estallar aprovechando motivaciones políticas apenas unos años mas tarde.

Poco a poco van apareciendo escritos y asociaciones políticas de corte revolucionario que proporcionaran a los obreros una conciencia revolucionaria fundamental. Es la época en que aparecen los textos de Carlos Marx, Federico Engels, o Pierre-Joseph Proudhon que en 1840 publica su célebre obra “¿Que es la propiedad?” donde asienta unos ideales basados en un antiautoritarismo colectivista cercano al anarquismo, así como surgen los primeros escritos de Marx y Engels, a partir de 1844, o las primeras agrupaciones de tipo político socialista, como la Liga de los Justicieros, creada en 1836 de corte radical, en la que se introducen Marx y Engels en 1845, y que en 1847 cambia su nombre por la Liga de los Comunistas, adoptando los ideales del socialismo científico comunista y el lema famoso: “¡Proletarios de todos los países, uníos!”.

En 1848, poco antes del estallido revolucionario, ambos miembros, como personalidades destacadas de la Liga, son encargados de redactar un manifiesto programático de la Liga, titulado “Manifiesto del Partido Comunista”, obra clave de los movimientos sociales posteriores y base fundamental de lo que se conocerá como marxismo o comunismo científico. Este escrito, junto con los textos de Proudhon, Blanqui, Fourier, Owen, supone el detonante básico para el estallido revolucionario político de 1848 en todo el continente europeo, con motivaciones políticas liberales y nacionalistas, una vez más, aunque esta vez con la participación critica del proletariado no en defensa de los intereses liberal-burgueses si no, para fomentar una rebelión de tipo socialista obrero.

De esta manera, para 1848, en el momento del estallido revolucionario, los obreros tienen ya en sus manos una sólida formación teórica y doctrinal por parte de numerosos intelectuales obreros para aprovechar cualquier enfrentamiento político para desatar una rebelión obrera de tipo socialista y alcanzar los ideales que tanto propugnaban los citados autores.

Esta nueva rebelión, tiene lugar en el año 1848, y tuvo nuevamente como motivaciones principales, al igual que en el caso de 1820 y 1830 cuestiones referentes al liberalismo burgués y al nacionalismo unificador italiano y alemán. Sin embargo, tuvo la enorme diferencia de que, en esta ocasión, a las reivindicaciones liberal-burguesas o nacionalistas únicamente como en casos anteriores, se unía además las demandas del pueblo obrero en sus ideales democráticos y sus peticiones sociales, muchas de ellas, totalmente revolucionarias y socialistas, como inspiración de los nuevos ideales, oponiéndose tanto a los regímenes absolutistas reaccionarios, como a los gobiernos liberales de la burguesía, pues ambos eran considerados sus enemigos potenciales.

En enero de 1848, estalla la insurrección popular en Sicilia, el 23 y 24 de febrero, son los obreros de Paris, aun aliados con la pequeña burguesía, los que se sublevan en una revolución, derrocan al gobierno conservador de Luis Felipe de Orleáns, y proclaman en las calles la II Republica Francesa. Posteriormente la rebelión se expande a partir de febrero a Alemania, Italia, Hungría, Austria… reivindicando en todas ellas unos ideales progresistas y demócratas consistentes en destruir los últimos resquicios de las monarquías absolutas, abolir el feudalismo y la tenencia servil de tierras, o formar estados nacionales democráticos, constitucionales y parlamentarios fueron sus principales reivindicaciones de obreros y burgueses que, inicialmente se pudieron llevar a cabo.

Sin embargo, en junio de 1848, el pueblo obrero de París, levanto nuevamente las barricadas de lucha en protesta contra el nuevo poder de la burguesía industrial, que no satisfacía las demandas del proletariado, y que los usaba para sus intereses políticos, y luego se desentendía de ellos al llegar al poder. Así, las propuestas más radicales de los obreros fueron desoídas y su situación volvía a ser precaria.

Como consecuencia, el 2 de junio de 1848 los obreros armados se alzan en todo París contra el gobierno burgués republicano y contra el ejercito con las proclamas revolucionarias en la mano y exigiendo unas medidas de tipo socialista, que fueron rechazadas por la burguesía.

Sin embargo, un ejército francés mucho mejor armado y preparado consigue aplastar la revolución y cientos de obreros son fusilados por la contrarrevolución burguesa. Ello provoco el desarrollo de la contrarrevolución antisocialista por todo el continente.

También se desarrolla aquí los proyectos nacionalistas, en concreto destaca la rebelión en Alemania donde, en 1848, se reúne el llamado “Parlamento de Francfort” en la ciudad alemana, donde, investidos en los estandartes del pretendido estado alemán, hacen reuniones y debates con 831 miembros de toda Alemania para fomentar la primera tentativa real de unificación nacional. Sin embargo, el rey de Prusia Federico Guillermose negó a aceptar la corona de Alemania y el emperador austriaco se opuso frontalmente a dicho proyecto, por lo que, escasos de apoyos, decidieron disolver el parlamento y las revoluciones progresistas e incluso socialistas a favor de la unidad nacional (Sajonia, Palatinado, Renania, Westfalia, Baden… en las que participo Engels activamente) fueron aplastadas, y con ello los primeros proyectos a gran escala de unificación nacional de momento.

Así pues, con la derrota de los últimos focos revolucionarios de 1848, y asentada la burguesía liberal en el poder de muchos estados europeos, se dan por concluidas los ciclos revolucionarios surgidos a principios del siglo XIX como oposición a la reacción absolutistas de la restauración. Ahora, los obreros se dedicarían a madurar cada vez más sus teorías y métodos revolucionarios para preparar más adelante y con mayor eficacia una mayor revolución, con mayores apoyos y así alcanzar el triunfo de los ideales socialistas obreros.

Así, poco a poco, el proceso unificador alemán se iba asentando cada vez más, a través de las iniciativas del rey de Prusia Guillermo I y su canciller Bismarck.

Al mismo tiempo en 1864 se crea, por iniciativa de Marx y Engels, la I Internacional obrera con sede en Londres, tras el auge y la expansión de los ideales socialistas y revolucionarios a todos los obreros del mundo (bajo la divida clásica del marxismo) fomentando el despertar e interés político de la clase obrera, y con el fin de despertar los sentimientos de unión fraternal y solidaridad entre los obreros de todo el mundo. En esta época, el suceso político protagonizado por los obreros más importantes desde la revolución de 1848, fue sin duda los sucesos conocidos de la Comuna de París en marzo de 1871.

Europa en esos momentos era un gran campo de batalla entre Prusia (obsesionada por encauzar todos sus esfuerzos militares en lograr la unificación nacional contra su enemigo natural francés) y Francia (temerosa de perder su incuestionable supremacía político-militar en Europa a favor del nuevo imperio alemán) y que se repetiría hasta finalizada la segunda guerra mundial en sucesivas ocasiones.

Prusia, liderada por el canciller Bismarck, desarrollo su ideal de unificación nacional imperialista y tras derrotar a Austria, se propuso invadir Francia y cercar a París (tomando como rehén al emperador francés Napoleón III) para completar así sus planes de unificación nacional.

Como consecuencia de ello, el pueblo obrero de París, harto de la ineficacia militar del ejército, y aquejado de profundas crisis económicas, decide sublevarse tras un intento del gobierno burgués de Thiers de tomar la artillería para evitar sublevaciones obreras.

Tras ello, el 18 de marzo de 1871 el pueblo de París se subleva contra el gobierno de la III Republica Francesa y proclama el gobierno popular de la Comuna de París. Era la primera vez que los obreros derrocaban a un gobierno y tomaban directamente el poder, que pasaría a gestionarse en una gran asamblea popular.

En esos momentos, Federico Engels se traslada a París, participara activamente y dirigirá y apoyara a los líderes populares para encauzar este proceso revolucionario. Marx y Engels estaban exaltados pues veían en este gobierno comunista el apoyo definitivo a sus teorías e ideas acerca del comunismo científico (a pesar de que los marxistas eran en realidad minoritarios) y obtuvo el apoyo mayoritario de los miembros de la I Internacional obrera, que apoyaron dicha revolución.

Sin embargo y como era de esperar, el gobierno republicano de Thiers, lanzo y movilizo a todo su ejército y acabo por aplastar totalmente al gobierno de la comuna, cuyos militantes fueron masacrados y fusilados de lleno. Con ello, fracasaba el primer intento del proletariado de erigir un gobierno socialista y obrero, el primero de la historia.

Tras ello, las tropas alemanas de Bismarck entran en París, completan su unificación nacional, y proclaman el I Reich o I Imperio Alemán, bajo el liderazgo del KáiserGuillermo I de Alemania. Este proceso de unificación, fue apoyado siempre por Engels, aunque bajo unas vías comunistas y desde abajo, pero fomentando la unidad nacional alemana en varios de sus escritos junto a Marx.

Así, en 1830 en Bremen, lanza estas ideas en sus escritos, planteando como necesidad revolucionaria del momento el unificar al pueblo y la nación alemana, y propugnaba un estado alemán unificado y democrático, contra la dominación reaccionaria y absolutista de Prusia.

Posteriormente, durante los estallidos revolucionarios nacionalistas en Alemania en 1848, y la gestación del Parlamento de Francfort, Engels vuelve a participa activamente en las revueltas a favor de una Alemania unificada y socialista. Ya en el Manifiesto Comunista (1848), Marx y Engels desarrollan la plataforma política de los revolucionarios alemanes, y planteaba la necesidad real de una lucha revolucionaria contra la burguesía, y la formación de una república alemana indivisible, idea que fue circulando entre los obreros alemanes, poco antes del estallido nacionalista de 1848.

Además, Engels insistía en esa época que la emancipación de los pueblos libres, era la condición máxima para la futura aparición de una Alemania libre y unificada, y por ello apoyaron los movimientos nacionalistas de Polonia, Hungría, y Chequia contra el imperialismo alemán. Posteriormente, en 1850, en su periódico de la Nueva Gaceta Renana pro-socialista, publicaba artículos a favor de la revolución y de la unidad alemana, estableciendo que los obreros alemanes debían luchar por una republica alemana unida e indivisible y centralizar el poder obrero.

Posteriormente, Engels continuaría su apoyo a estos procesos y en 1859-1860, publico dos panfletos que apoyaban los procesos de unificación nacional de Italia y Alemania, titulados “Po y Rin” y “Saboya, Niza y el Rin” apostando por un esfuerzo a favor de la unificación nacional anti-belicista y “desde abajo”, es decir, desarrollando un poder popular a través de la revolución.

Todo ello supuso un apoyo a los ideales de la unificación nacional alemana de 1871, pero una crítica total al modo de gestación, reaccionario, imperialista y absoluto en que se desarrollo por parte de Bismarck.

Poco después, tras la muerte de Karl Marx en 1883, el panorama social del movimiento obrero socialista se centraría en ahondar más en cuestiones ideológicas y resolver conflictos internos entre los diferentes partidos comunistas de todo el continente, y preparar el desarrollo y mantenimiento de nuevas internacionales obreras en épocas posteriores.

A nivel ideológico-filosófico, el entorno vital de Engels, ve el desarrollo de un sinfín de ideologías y movimientos filosóficos por toda Europa que nutren el desarrollo político europeo, prácticamente a lo largo de todo el siglo XIX. Así, a nivel filosófico, aun resonaban en Alemania, las viejas teorías y debates filosóficos de intelectuales destacados como Hegel o Schelling.

De esta forma, a mediados de los años 30 y 40 del siglo XIX, se había ido creando en el país, diferentes grupos intelectuales e ideológicos que debatían diferentes posturas filosóficas en sus escritos. Así, entre estos destacados grupos estaba los neohegelianos, aquellos jóvenes filósofos (entre los que estaban Engels, Marx, o Stirner) recuperadores para esa época de las ideas y escritos del filosofo alemán Georg Hegel, que se basaba en la teoría de analizar todos los factores de la vida humana y sus componente según un punto de vista basado en la dialéctica (un método de razonamiento, de cuestionamiento y de interpretación de la realidad ) y de esa forma tratar de descubrir y analizar las leyes que rigen la naturaleza y las sociedades humanas según un método racional, a través del método de la lucha de contrarios o contradicciones ( tesis-antítesis-síntesis).

Este sistema dialéctico será fundamental para la posterior interpretación dialéctica de la historia y de la naturaleza que haría más tarde Federico Engels, e idea fundamental que el pensador socialista tomara para la elaboración de sus ideas, pero con un matiz clave que le separara del filosofo alemán y es que Hegel, al igual que sus doctrinas, eran muy idealistas, y místicas y argumentaba como base de este proceso racional el desarrollo clave del espíritu sobrenatural, previa a la existencia del mundo, que en palabras más comunes, tendería a interpretar como Dios en la identidad real de ese espíritu que desarrolla la base de la vida humana y natural. Y ello sería criticado muy duramente tanto por Engels como por Marx, al considerar que esa interpretación divina de la dialéctica, traicionaba los principios más básicos y elementales del materialismo filosófico.

A pesar de ello, los neohegelianos, sacan lo que de progresista, izquierdista y racionalista tiene la filosofía de Hegel y a través de ella realizan una crítica mordaz contra todo el sistema absolutista y reaccionario de la monarquía prusiana, especialmente a nivel religioso anticlerical y materialista y a nivel filosófico contra el pensamiento reaccionario, pero que eran criticados por Engels, al abstraerse totalmente de las luchas políticas.

Este grupo político, frecuentemente protagonizaba en salones o aulas universitarias debates intensos contra filósofos de la época como Friedich Schelling, el cual trataba en sus teorías de unir y conciliar ciencia y religión y enemigo, por tanto, del método dialéctico y racionalista de Hegel. En relación con ello, y desde las filas del neohegelianismo, Engels, publica tres artículos contrarios a la ideología de Schelling, (“Schelling y la revelación” 1841) criticando su filosofía mística reaccionaria, y advirtiendo en su filosofía, el peligro del retorno al escolasticismo religioso y por tratar de someter a la ciencia y la razón a las ordenes y primacía de las supersticiones religiosas reaccionarias. Será una época de críticas muy duras entre las diferentes facciones intelectuales filosóficas del momento.

Además, en estas posturas materialistas y racionalistas, también se dejaba ver la influencia en Alemania del político Ludwig Feuerbach, el cual proclamo en su libro “La esencia del cristianismo” (1841) sus teorías ideológicas del materialismo, el racionalismo y la critica religiosa cercana al ateísmo ( que ya enunciara en su día Holbach en Francia) por lo que al combinar materialismo con dialéctica, Engels se convertiría en el primer filosofo que anunciara y fomentara abiertamente al ateísmo militante en sus escritos como parte de su filosofía progresista.

También destaca en esta época una tendencia o facción más radical del neohegelianismo filosófico, el llamado “hegelianismo antiautoritario” protagonizado por Max Stirner, contra el cual arremeten duramente Marx y Engels en su libro “La ideología alemana” al serStirner, lo que siempre ha venido a bien decirse como el fundador del anarquismo. Entre parte de sus teorías, Stirner en su obra “El único y su propiedad” (1844) critica al estado, a la sociedad y a la moral como elementos clave de la opresión de las masas e instituciones estatales contra la libertad del individuo (que debe formar una sociedad de individualidades libres o sociedad de egoístas) y que por tanto, colocaba por encima de todo, los intereses del individuo y su libertad, contra la opresión de las masas o del estado.

De esta forma, ese programa radical del hegelianismo liderado por Stirner y que pone las bases ideológicas del futuro anarquismo serán rebatidas por Marx y Engels en sus obras, al igual que más tarde se verán obligados a luchar contra el anarquismo de Proudhon o de Bakunin, muchas veces luchas encarnizadas sin sentido, casi mas por recelos personales que ideológicos.

A nivel más popular y menos intelectual, destacan otras aportaciones ideológicas que aparecen en este momento al movimiento obrero revolucionario. Se trata de los socialistas utópicos, del incipiente comunismo, y de las primeras teorías del anarquismo, que se encuadran como una aportación ideológica fundamental para la formación política del proletariado.

Entre estos movimientos, destaca en primer lugar el socialismo utópico, corriente socialista aparecido a finales del siglo XVIII e inicios del XIX en toda Europa. Se le denomina así como distinción del socialismo científico posterior de Engels y Marx, y por considerarse sus propuestas como utópicas, irrealizables o incompletas, ya que entre sus obras, sus autores prescindían de explicar el desarrollo histórico del capitalismo ni ofrecer soluciones realistas ni lógicas para la situación político-social del momento. Además, algunos de ellos, apoyaban la idea de aliarse con la burguesía para el cambio social igualitario y creer por tanto en la buena fe y voluntad de estos. Famosa y celebre es la premisa básica del socialismo utópico, rechazada tanto por comunistas como anarquistas y basada en que “el hombre es bueno por naturaleza, pero el ambiente que le rodea no le deja serlo”.

Entre las medidas que propugnaban estos socialistas estaban proyectos cooperativistas, socialistas e igualitarios de reparto equitativo de los medios de producción a nivel pacifico (Robert Owen, Saint-Simón, Charles Fourier, Etienne Cabet…) pero también medidas de corte revolucionario e insurreccional (Babeuf, Blanqui, Luis Blanc…)

Posteriormente, en la Comuna de París (1871) estas teorías socialistas se pusieron en práctica durante un breve periodo de tiempo, pero al final, la falta de una teoría clara con respecto a la toma o no del poder y la indecisión acabaron por llevar al fracaso este proyecto socialista.

También destaca aquí el papel del comunismo, fundamentalmente llevado a cabo por las asociaciones políticas revolucionarias gestadas en Europa a través de la influencia en ellas de los ideales de Karl Marx y Federico Engels. Entre sus aportaciones más destacadas sin duda alguna están la Liga de los Comunistas y la I Internacional obrera. Ambas agrupaciones ya han sido descritas previamente, pero desarrollan una gran labor ideológica de desarrollo de los ideales comunistas científicos tras la obra cumbre de este ideal, el “Manifiesto del partido comunista” (1848) de Engels y Marx.

El comunismo científico o socialismo científico, se diferencia del utópico en que si establece una historia y un análisis del desarrollo, auge y caída del capitalismo y ofrece una alternativa real al sistema capitalista.

El primero se sustenta a través del materialismo histórico, donde según palabras de Marx y Engels “la historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases” dando a la economía un papel fundamental como motor de desarrollo de todos los sucesos históricos que provocan el enfrentamiento entre clases y la desigualdad social. Estas ideas las toman de la dialéctica racionalista de Hegel y el materialismo de Feuerbach. Así mismo, y por obra de Engels, se sustentan también en el materialismo dialéctico, según el cual toman las teorías de Hegel en la explicación dialéctica o racional de la evolución de la naturaleza y del ser humano según la contradicción (tesis-antítesis-síntesis) y las teorías de Feuerbach en su interpretación materialista de dicha evolución según el desarrollo natural de las especies animales, al margen de todo intervencionismo o creacionismo divino o sobrenatural tal y como afirma la escolástica.

Por último destaca la influencia ideológica del anarquismo incipiente en la ideología del proletariado decimonónico. En este sentido, el anarquismo es la corriente mas revolucionaria del movimiento obrero y ofrecen una alternativa al capitalismo basada en la antítesis de todo lo que este representa, es decir la supresión del estado, del capital, del gobierno y de cualquier tipo de autoridad moral, política, coactiva, social, filosófica o religiosa, y proponen a su vez un modelo social basado en ideales de libertad, igualdad, apoyo mutuo y solidaridad entre sus miembros, a través de sociedades comunistas no autoritarias sin ningún tipo de jerarquías ni gobiernos en ella, y basada en la libre asociación, producción y distribución de los bienes materiales de forma colectiva e igualitaria entre sus miembros. El marxismo criticara en ellos el rechazo del anarquismo a la toma del poder político y del estado y la creencia por su parte de que el estado se le destruye desde fuera, sin participar en él, a través de la concienciación ideológica de la sociedad y en última instancia de la insurrección revolucionaria contra el estado.

Entre los escritos más destacados estaban el citado Marx Stirner, que si bien desarrolla teorías incipientes contra el estado, se basan en fundamentos individualistas y no socialistas.

También destacan Pierre-Joseph Proudhon, anarquista mutualista, que establece la necesidad de destruir el estado y la propiedad privada, y la formación de colectividades antiautoritarias basadas en las premisas de “trabaja lo que puede y recibe según su trabajo” de forma que, aunque colectivista, reserva cierta concesión de la tierra en función del trabajo. A su vez, destaca por ultimo en esta época las teorías de Mijaíl Bakunin, anarquista colectivista, el cual también reconoce la necesidad de destruir el estado y la propiedad privada, pero según los ideales del colectivismo, la sociedad igualitaria no debe conceder ningún tipo de pequeña propiedad y todo debe ser común a todos los trabajadores, según la idea “cada cual según su trabajo a cada cual según sus necesidades” aunque reconocen que el capital desaparecerá progresivamente. Marx yEngels tuvieron enfrentamientos muy fuertes con Bakunin acerca de la cuestión de la autoridad y el poder en la I Internacional que acabaron por fomentar la expulsión del último del organismo.


Aspectos biográficos y balance de la obra histórica de Engels

Federico Engels nace el 28 de noviembre de 1820 en la ciudad alemana de Barmen, en la Prusia renana, dentro de una familia burguesa acomodada de un fabricante textil. Inicialmente, Engels no tendrá un ideal comunista, sino apenas un socialismo cercano al utopismo que le lleva a describir en los años 30 sus primeros artículos y escritos la pésima situación social de miseria y explotación en la que vivían los obreros de su región natal.

En 1837, con 17 años Federico Engels, es obligado por su padre a abandonar el instituto cuando apenas le faltaba un año para concluirlo, y le instruye en el los negocios, primero en el familiar y luego en una casa de comercio en Brema.

Con el estallido de la revolución de 1830, toda Alemania es un autentico hervidero de movimientos revolucionarios, progresistas y nacionalistas que Engels va a vivir de cerca en todo este periodo. Asimismo, empieza a entrar en contacto con los grupos neohegelianos de Alemania, empieza a fraguar su espíritu progresista radical, y asimilar conceptos como dialéctica, materialismo, o socialismo, que empieza a calar profundo y formar la identidad política del joven Engels. Allí, conoce la fama de Carlos Marx, coincide con Stirner y se convierte en el defensor del ala más progresista del hegelianismo filosófico de la época. Sostiene con sus compañeros duros debates filosóficos contra el misticismo y escolasticismo de Federico Schelling y escribe en 1841 su famoso artículo “Schelling y la revelación” contra esta interpretación antihegeliana de la realidad.

En 1842 se licencia del ejercito donde prestó servicio militar y adquiere amplios conocimientos en la materia, y en noviembre, a instancias de su padre, marcha a Londres, a realizar prácticas comerciales en el negocio textil de su padre “Ermen and Engels”.

Sin embargo, ello (pese a los deseos de un padre conservador) no frena ni mucho menos las inquietudes socialistas de su hijo, si no que se acrecientan aun más, y allí entra en contacto con los círculos cartistas que están en pleno auge. Conoce a sus representantes más izquierdistas y publica en sus periódicos artículos, así como también entabla relaciones con los socialistas utópicos cooperativistas seguidores de Robert Owen y publica en la prensa oficial de este movimiento artículos sobre la situación de la clase obrera en todo el continente.

Inicia una ardua labor de adoctrinamiento de los proletarios ingleses, a los cuales habla de las teorías socialistas de Saint-Simon, Fourier, Cabet, Proudon, Hegel, Schelling.

Así mismo, empieza a madurar sus teorías y modifican su inicial socialismo reformista político, a favor de medidas comunistas revolucionarias suprimiendo la propiedad privada y colocando como meta la revolución social comunista., pero todavía un comunismo muy poco elaborado y reflexionado, apenas algo ideológico. Ya por entonces en Alemania había oído hablar de Carlos Marx y sus teorías radicales.

Sin embargo será a través de la reflexión y la observación en Inglaterra donde da definitivamente el paso del socialismo moderado al comunismo científico, evidenciado en dos grandes obras suyas de la época que así lo atestiguan, los “Esbozos para la crítica de la economía política” (1844) critica a la burguesía y al sistema económico capitalista, desde un punto de vista cercano a las teorías del proletariado. Aquí, Engels, hacer sus primeras interpretaciones del materialismo histórico, y establece que el capitalismo, como cualquier sistema económico, tiene unas leyes que no eran eterna y perfectas, si no fluctuantes y por ende, condenadas a una crisis interna.

Además, se evidencia su paso al materialismo histórico en el análisis social que hace de la clase obrera inglesa, donde establece que las luchas políticas (o luchas de clase) eran fruto de los intereses materiales (económicos) de cada clase social. Es decir, aquí se perfilaba ya de forma incipiente su teoría más básica del materialismo donde las luchas de clase en cada periodo histórico están ligadas al desarrollo de las fuerzas de producción de cada época. Aquí pues, encierra ya un inicial comunismo científico dialéctico, así como define el carácter clasista y vertical del estado inglés.

También destaca aquí su otra gran obra cumbre antes de conocer a Marx, su libro “La situación de la clase obrera en Inglaterra” (1845) donde analiza los devastadores efectos negativos que ha provocado la revolución industrial en Inglaterra y la pésima situación paupérrima y mísera de los proletarios ingleses. Así, analiza elementos y leyes básicas del capitalismo, como las crisis cíclicas, la explotación de asalariados, el mantenimiento de un grupo amplio de desempleados en reserva… de forma que a través de la dureza en la descripción social de los obreros muestra la imposibilidad de acercamiento en los intereses de la burguesía y el proletariado.

Posteriormente regresa a Alemania, donde previamente visita a Carlos Marx en París en 1844 para acercar las primeras posiciones y puntos en común entre ambos, que apenas casi se conocían. A pesar de ello, se había iniciado ya una colaboración tímida entre ambos al mandar periódicamente Engels sus obras a los periódicos de Marx, “La Gaceta Renana” y los “Anales franco-alemanes”. Empiezan ya a realizar las primeras teorías e hipótesis comunes en lo referido al campo del materialismo histórico, donde, en contraposición con el materialismo aun idealista de Ludwig Feuerbach, Marx y Engels, desarrollan ya una teoría materialista de la historia, y que ese materialismo dialéctico debía aplicarse también a la hora de analizar, interpretar y reflexionar acerca de los movimientos sociales a lo largo de la historia. Se estaba fraguando en ellos la teoría del materialismo histórico, aunque aun debatían sobre el método de unificar el materialismo y la dialéctica de Feuerbach yHegel, para hacer una mezcla de los valores progresistas más destacados de ambos autores.

Allí en París realizan, además, el primero libro escrito en común entre ambos, denominado “La sagrada familia” (1844) como una exposición de los nuevos ideales materialistas que habían reinterpretado entre ambos, y por otra parte, se concibió como una dura crítica contra el idealismo de los neohegelianos, con los que habían roto ya todo tipo de colaboración. Aquí, establecen su concepción de la historia, donde esta es desarrolla no por seres míticos ni legendarios, si no por el pueblo obrero y trabajador, y que ese pueblo obrero, esas masas populares poco a poco se irían convirtiendo en auténticos protagonistas del desarrollo de la historia, son ya no sujetos activos, si no protagonistas y actores principales en la historia.

Poco después, en 1845 viaja a Bruselas donde se reúne con Carlos Marx, y entre ambos terminan de perfilar lo que sería su teoría materialista de la historia. Allí, entre ambos, escriben un nuevo libro, “La ideología alemana” no publicada hasta 1932 en la URSS.

En esta nueva obra básica, se critica nuevamente al idealismo no materialista de los hegelianos y sus partidarios, así como la interpretación aun excesivamente mística del materialismo de Feuerbach, y arremeten contra lo que ellos llaman “ideólogos pequeñoburgueses” que se niegan a aceptar sus interpretaciones sobre la dictadura del proletariado o la lucha de clases, a favor de un socialismo pacifista y utópico para ellos.

En esta gran obra, Marx y Engels, publican por primera vez sus grandes teorías e hipótesis definitivas acerca de la interpretación de la concepción materialista de la historia o “materialismo histórico” y que hizo de la historia una concepción revolucionaria y científica por primera vez… Así, para Marx y Engels, el desarrollo de las fuerzas y métodos productivos, así como las condiciones de vida sociales, son el fundamento básico para el desarrollo de la historia en cada periodo. Es decir, que las fuerzas y métodos de producción son el motor básico que mueve la historia y condiciona los procesos políticos, sociales y económicos de cada fase de la historia. Por tanto los factores de los cambios históricos no deberían buscarse en cuestiones políticas, religiosas, o ideológicas, si no exclusivamente en las motivaciones materialistas de las clases sociales en cada momento (idea que se describirá en otras obras con las fases productivas de esclavismo, feudalismo, capitalismo, y socialismo).

Además, este desarrollo es un proceso fijo y regular que siempre se cumple, siendo la verdadera motivación del desarrollo histórico, donde el desarrollo de las fuerzas en primacía a las relaciones de producción, generan una contradicción interna muy fuerte que tiene su máxima expresión en la lucha de clases, motor de las sociedades de cada periodo histórico , lo cual produce una revolución o cambio brusco ( no siempre progresista) y ello conlleva a la formación de una nueva etapa o periodo de la historia. Para Marx y Engels, esta es la estructura fija y lineal que sufren todos las civilizaciones a lo largo de la historia, y que se observa en el transito esclavismo-feudalismo (Roma, o Francia) o feudalismo-capitalismo (en las sociedades industrializadas como Inglaterra). Sin embargo, no pueden dar una explicación clara acerca de la futura o posible transición capitalismo-socialismo y el futuro estado o sociedad o modelo alternativo que se impondrá en el futuro de la revolución socialista. Ello fue criticado como una debilidad de interpretación del materialismo histórico de Engels, y “solucionado” por Lenin en su obra “El estado y la revolución” donde establece que tipo de estado y sociedad se habría de imponer tras el triunfo de la revolución socialista.

Así pues, en esta obra, como se dijo, se establecen las causas del desarrollo, nacimiento, auge, y futura caída y decadencia del sistema económico capitalista tras el triunfo de la revolución socialista mundial. Y para ahondar en esa caída, el proletariado, no solo debe esperar las contradicciones internas del capitalismo, si no acelerar esa caída a través de la toma del poder político y el establecimiento de un gobierno de transición o “dictadura del proletariado” que conduciría, automáticamente, a la sociedad comunista y la desaparición del estado, de la propiedad y de las clases sociales. Así pues, esta obra recoge los preceptos básicos más importantes del materialismo histórico de Engels, y realiza una correcta interpretación del desarrollo de la historia, a pesar de la ya citada debilidad acerca del futuro de la sociedad comunista post-revolucionaria, tal y como lo reconocerán los futuros líderes socialistas soviéticos, herederos supuestos de esta obra.

Más tarde, y ya a mediados de los años 40, poco antes del estallido de la revolución de 1848, Engels entra en contacto con una organización socialista radical inglesa con la idea de crear junto a Marx un autentico partido político obrero que aglutinara a las masas proletarias y preparase el asalto al poder político. Así, eligen como su objetivo a la llamada “Liga de los Justicieros” creada en 1836 y, desde dentro, la transforma pasando a ser una organización política de tipo socialista utópica radical, a un autentico partido comunista científico ya en 1847 y donde Marx y Engels, ocuparan los puestos de máxima responsabilidad y organización. Cambian su utópico lema de “Todos los hombre son hermanos” por el lema marxista y emblema del comunismo “ Proletarios de todos los países, uníos!” expresión máxima del internacionalismo proletario socialista.

Así, en los estatutos de la Liga, creados por Marx y Engels, se establece que “la finalidad de la Liga es derrocar a la burguesía, el dominio del proletariado, suprimir la sociedad de clase, y crear una nueva sociedad sin clases ni propiedad privada”. Ello evidencia el radicalismo comunista de esta organización apenas un año antes del estallido de 1848.

Asimismo, dadas sus dotes ideológicas, la Liga insto a Marx y Engels a redactar un manifiesto programático de la organización. Posteriormente, viajan a Bruselas nuevamente a finales de 1847 donde trabajan esos meses en la elaboración exclusiva del manifiesto. Fruto de ello es la publicación en febrero de 1848, del “Manifiesto del Partido Comunista” como obra básica de referencia de la doctrina comunista científica en todo el planeta.

Es aquí, en este manifiesto, escrito entre los dos filósofos, donde se enuncia por primera vez la teoría revolucionaria del proletariado, la concepción del mundo, el materialismo histórico ( la historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases, referencia básica resumida de la doctrina materialista de la historia) la teoría de la lucha de clases, y la primacía del proletariado como clase creadora de una nueva sociedad.

En él se contiene que el capitalismo está irremediablemente destinado a su desaparición, y que, tras la conquista del poder político por la clase obrera a través de la dictadura del proletariado se llegaría a una nueva sociedad sin clases ni estado, el socialismo. Así, establecen que la historia de la humanidad, es la historia de la lucha de clases, entre explotadores y explotados, opresores y oprimidos, dominantes y dominados, donde la sociedad capitalista ocupa el papel opresor, explotador y dominador que sustituye al feudalismo servil para crear una nueva sociedad basada en las injusticias y contradicciones de clase y la opresión de unos pocos (burgueses) a todo el pueblo obrero.

Además establecen que, para el desarrollo del programa materialista de la historia, la existencia de la propiedad privada era un obstáculo a batir, ya que es una lacra al desarrollo de las fuerzas de producción. De esta forma, la sociedad capitalista aumenta los enfrentamientos entre fuerzas y relaciones de producción, que generan unas contradicciones internas, lo cual conduce directamente a las crisis periódicas del sistema capitalista. Para ello, la burguesía capitalista, utiliza nuevos métodos, como abrir mercados, conquistas otros espacios, y enriquecerse por otras vías a través del imperialismo (como fase superior de un capitalismo decadente en crisis) y que genera guerras y enfrentamientos en el mundo.

De esta manera, solo con la revolución socialista internacional, y la instauración de la dictadura del proletariado, puede suponer una salida y una solución a la problemática y los sufrimientos que adolece el proletariado. Para ello, es necesario un partido comunista dirigente, que encauce el proceso revolucionario y guíe al proletariado hacia la toma del poder político y la destrucción de la burguesía, a través del internacionalismo proletario. Así de dice textualmente en el manifiesto; “el proletariado se valdrá del poder político para ir despojando gradualmente a la burguesía de todo el capital, de todos los instrumentos de producción, el proletariado organizado como clase dominante y procurando aumentar las fuerzas productivas”.

Ésto del proletariado organizado como clase dominante no es otra cosa que la dictadura del proletariado en su más alta expresión, dicho en otras palabras, como la alternativa real al sistema capitalista.

Posteriormente, con el desarrollo y el estallido de las revoluciones de 1848, estas estallan en su versión progresista y nacionalista en Alemania. Como ya vimos, Federico Engels, era un entusiasta defensor de la unificación nacional alemana desde abajo, a través de revoluciones populares, y estos estallidos le suponían una doble opción; la unificación nacional de Alemania, y el desarrollo de las teorías revolucionarias del socialismo, lo cual queda expresado en su texto de las “Reivindicaciones del partido comunista de Alemania” (1848) como documento político de los obreros alemanes, a favor de la revolución social, y sobre todo a favor de la consecución de una república alemana única e indivisible.

Para ello, fundaron comités de la Liga de los Comunistas en toda Alemania en el momento del estallido de la revolución, para de ese modo tener un caldo de cultivo perfecto a la hora del estallido revolucionario y nacionalista en Alemania dentro de poco tiempo. Así, y según las teorías de Engels, de que solo se hará una Alemania unida, y democrática cuando se respeten los derechos de los pueblos oprimidos, esto trajo como consecuencia, el necesario apoyo, por parte de Engels y de la mayoría de los comunistas alemanes, de las luchas de liberación nacional contra el imperialismo germano de Hungría, Polonia y Chequia entre 1848-1849.

Tras la derrota de la revolución en París, la reacción antisocialista se desata por todo el continente contra los militantes socialistas.

Sin embargo entre 1848-1849, la revolución pasa a Alemania, y le toca el turno a los revolucionarios alemanes de tomar parte activa en el desarrollo de los acontecimientos históricos. En 1848 se reúne la “Dieta de Francfort” con el propósito de declarar la unificación nacional de Alemania y crear una constitución nacional. Sin embargo, el pueblo obrero, se niega a reconocer a esta dieta y su proyecto de constitución monárquica reaccionaria y redactan su proyecto de “constitución imperial” en 1849 y lanzarse a una insurrección armada contra el gobierno imperial ante las presiones del ejercito prusiano. La insurrección estalla en Renania y poco a poco se extiende por todo el país.

El propio Federico Engels, deja su lugar en la retaguardia europea, y se traslada a la ciudad alemana de Elberfeld donde sus conocimientos de estrategia militar le servirían para dirigir las operaciones militares contra el ejército, y así tratar de encauzar la revolución. Forma un comité, levanta barricadas, arma perfectamente a los obreros, sitúa las piezas de artillería, las defensas….y así extender la insurrección popular a otras zonas cercanas.

A pesar de ello, y consciente de su inferioridad numérica, Engels no formula ningún tipo de reivindicación política revolucionaria comunista y simplemente se pone al servicio de los obreros en sus estrategias armadas. Pero la presencia de partidarios suyos junto a él en las barricadas, despierta recelos entre las facciones más moderadas de los insurrectos, e insta a Engels, a abandonar la ciudad para evitar un estallido revolucionario de tipo comunista en la ciudad, por lo que el 14 de mayo de 1849 abandonaba entre honores la ciudad alemana.

Posteriormente, recorrió junto con Marx los diferentes centros de la rebelión en el país (Colonia, Baden, Palatinado, Fráncfort ) para posteriormente trasladarse en una nueva insurrección armada al Palatinado, a Offenbach, mostrándose nuevamente como un brillante estratega militar, siempre en primera línea de fuego en las barricadas. Posteriormente, en julio de 1849 pasa a Suiza exiliado y con ella se producen las últimas derrotas definitivas de la revolución alemana. Esta revolución, para Engels, dejaba atrás las teorías y experiencias del socialismo utópico, para imponer como una necesidad real y evidente las teorías de la revolución armada del comunismo científico, aunque en esta ocasión hubiera sido derrotada.

Tras esto, Federico Engels publica un nuevo escrito “La campaña alemana por la constitución imperial” (1849) donde narraba desde un punto de vista militar y social el desarrollo de la revolución alemana de 1848-1849 y destacando por encima de todo el papel histórico protagonista jugada en ella por las masas revolucionarias de obreros y campesinos, desarrollando una vez la teoría socialista de la insurrección armada.

Poco después, y a finales de 1849, Federico Engels viaja a Londres donde se instala nuevamente junto a Carlos Marx. Allí reorganizan la Liga de los Comunistas (destacando el papel central jugado por estos en la revolución alemana) y prosiguen con su campaña de agitación revolucionaria. Posteriormente, en 1850 la nueva publicación de Marx, la “Nueva Gaceta Renana” vería la publicación de varios artículos de Engels sobre la revolución franco-alemana de 1848-49, y el análisis que ambos harían sobre estos sucesos.

No obstante, las crisis internas empezaron a aflorar dentro de la Liga comunista, y tras una propuesta de Marx y Engels de reorientar tácticas de lucha a favor de una visión más pausada, una sección insurreccional criticó estas medidas y fomentó la preparación inmediata de una nuevo levantamiento revolucionario, que provoco una escisión interna.

Así, en este periodo, ambos filósofos se lanzaron a una síntesis de las experiencias revolucionarias hasta el momento, que Federico Engels acometió en sus obras “La guerra campesina en Alemania” y “Revolución y contrarrevolución en Alemania” desarrollando que la doctrina marxista se fue gestando poco a través del desarrollo de la practica revolucionaria. Es, además, en esta época cuando Marx y Engels acuñan los términos de la dictadura del proletariado así expresada en “La lucha de clases en Francia”; “es la declaración de la revolución permanente, de la dictadura de clase del proletariado como punto necesario para la supresión de las diferencias de clase en general, de las relaciones de producción, de las relaciones sociales, para la subversión de todas las ideas que broten de estas relaciones sociales”

De otra parte, en su libro “La guerra campesina en Alemania” (1851-52), Engels analizo las causas y resultados de la gran revuelta antifeudal de los campesinos de Alemania ocurrida en 1525 (y liderada por personalidades comunalistas destacadas como Thomas Muntzer) Obviamente, analiza las causas y la interpretación de este conflicto según la idea del materialismo histórico, la lucha de clases y el papel fundamental de la fortísima crisis económica, y la hambruna del campesinado como elementos fundamentales a la hora de explicar dicho acontecimiento revolucionario. A su vez, destaca el papel jugado por el campesinado en esta lucha de clases, concluyendo que este tipo de rebeliones campesinas, a falta de un organismo organizativo se debilita y que fracaso por la traición en su seno de la pequeña burguesía, y la particularidad local de Alemania, evocando las personalidades destacadas de la gran revolución campesina, como su líder Thomas Muntzer y tantos otros líderes campesinos revolucionarios juzgados y ejecutados.

En su otro libro “Revolución y contrarrevolución en Alemania” (1852) hace un análisis más profundo de las causas y la génesis de desarrollo de la revolución alemana de 1848, y realiza una autentica apología a la teoría marxista de la insurrección armada, elevándola como elemento militar casi a la categoría de arte, tal y como dice:
“La insurrección es un arte, sometida a ciertas reglas que si no se observan dan al traste con el partido que las desdeña. Jamás se debe jugar a la insurrección hasta que no esté totalmente preparada, una vez comenzada la insurrección hay que hacerlo con decisión y pasar a la ofensiva bélica, atacar por sorpresa al enemigo…”
Sin embargo, la situación económica de ambos empezó a empeorar y pasar penurias económicas que llevo pese a su desagrado a Federico Engels en 1850 a trasladarse a Manchester para, nuevamente, retomar las actividades comerciales en el negocio de su padre Ermen and Engels. Así, su situación mejoro considerablemente, desde 1860 fue apoderado y ya en 1864 socio de la asociación invirtiendo sus ahorros en los negocios y aumentando considerablemente su fortuna personal.

Sin embargo, era una época de penurias económicas para Marx, que se encontraba sin trabajo y con la necesidad de colaborar en el mantenimiento de sus hijos (situación de pobreza extrema que conllevo la muerte de sus hijos) lo cual motivo a Engels a ayudar a su amigo consiguiéndole trabajo como reportero del New York Tribune e incluso escribiendo artículos por él, que luego Marx haría pasar como suyos para así ganar algo de dinero.

Además, a partir de 1850, Engels se dedico a mejorar su formación personal y comenzó el estudio de un sinfín de lenguas de todo el mundo, llegando a aprender latín, griego, ruso, persa, lenguas escandinavas, gaélico-irlandés, frisón, escocés, rumano, búlgaro, aparte de inglés y alemán, sus lenguas maternas. En total, llego a hablar hasta 20 idiomas. Así, también llego a estudiar y dominar las ciencias naturales de la física, química, biología…para así interpretar sus teorías de la dialéctica. En ese contexto, se agrado de la publicación de Charles Darwin “El origen de las especies” el cual suponía una clara teoría a favor de los elementos más básicos del materialismo dialéctico y la teoría de la evolución racional de las especies animales.

A finales de los 60 y 70 cuando los movimientos de unificación nacional se hacen más intensos, Federico Engels, aprovecha la coyuntura para apoyar las luchas de unidad nacional en sus libros “ Po y Rin” y “Saboya, Niza y Rin” (1859-60) con la idea de fomentar la unificación alemana desde abajo a través de revoluciones populares.

Se producen por ello, diferencias y luchas internas en el seno del movimiento socialista alemán entre quienes apoyan la unificación “desde arriba” y los que, como Engels, apoyan un proceso de unidad nacional de tipo revolucionario socialista.

Es, su vez, en este contexto cuando los esfuerzos de Marx y Engels por crear un organismo internacional del proletariado encuentran sus frutos con la aparición, el 28 de septiembre de 1864, del mitin fundacional de la I Internacional obrera con sede en Londres, con el objetivo de fomentar la solidaridad y cooperación internacional del proletariado de todo el mundo, y unir el esfuerzo de los diferentes movimientos obreros de todo el mundo.

Además, esta organización suponía la victoria moral del comunismo científico como corriente ideológica mayoritaria en el seno de la organización obrera, a pesar de encontrarse con la oposición de los antiautoritarios proudhonianos y bakuninistas. Así, poco después, las condiciones políticas en Alemania se volvieron propicias para crear en ese lugar un nuevo partido obrero por iniciativa de Engels, la “Unión general de obreros alemanes” en 1869 dirigido por Bebel y Liebknecht, y que fueron la punta de lanza de los ideales marxistas en su pis natal.

Es una época en que Carlos Marx se lanza a la redacción de “El capital” obra cumbre de la economía socialista, y que era frecuentemente apoyado y asesorado por Engels.

En este contexto nos situamos cuando se produce el estallido de otra gran revuelta social en Europa, la Comuna de París. Explicada anteriormente, este gobierno popular, formado como reacción armada en marzo de 1871 del pueblo obrero parisino ante la ineficacia del gobierno republicano de Thiers, y los abusos económicos cometidos contra ellos, suponen la primera vez en la historia en que el pueblo obrero derroca a un gobierno y toma el poder en un país, suponiendo una iniciativa nunca vista antes.

También en este conflicto obrero estará físicamente presente Engels, como miembro del consejo general de la internacional obrera, alentó a los obreros de todo el mundo a apoyar este gobierno revolucionario popular, y redacto informes detallados sobre la evolución de la revolución obrera en cada instante, apoyando a los comuneros, aconsejándoles en cuestiones políticas y militares….a pesar de lo cual, el ejército francés consigue aplastar la rebelión y sus militantes fusilados y masacrados, y Engels consigue exiliarse.

Tras esta experiencia, Marx y Engels, desarrollan cada vez más su teoría acerca de la toma del poder y la actitud en ese caso del proletariado a raíz del libro “La guerra civil en Francia” (1871) donde establecen la necesidad de destruir, no transformar, la maquinaria represiva del estado en cuando se tenga la posibilidad de acceder al gobierno. Después de ello, las tensiones entre Marx y Engels, y de Bakunin, enfrentados en los métodos de lucha del proletariado generaran duros debates y descalificaciones comunes, que conllevara a la estrategia de llevar una mayoría procomunista a las asambleas de la internacional obrera, calificar a la Alianza para la Democracia Socialista de Bakunin como un medio de infiltración, control y dominación de la Internacional, hasta acabar por expulsarles directamente del organismo por las discrepancia acerca del tema de la autoridad. Con la escisión anarquista, la internacional obrera se traslado a Nueva York donde falleció definitivamente por la escasa influencia en el movimiento obrero.

Poco a poco, las tareas de Marx y Engels se centraban en escribir artículos y textos en apoyo de los movimientos obreros de todo el mundo, al margen de la colaboración en grande proyectos socialistas.

Posteriormente, Federico Engels, continua escribiendo diferentes obras ideológicas, como el caso del “Anti-Duhring” (1878) en el cual Engels, a base de criticar los métodos reformistas de diversas personalidades, realizo una exposición acerca del método dialéctico y la concepción comunista del mundo en todos los terrenos (filosofía, naturaleza, economía, política, socialismo..) fomentando las teorías de la dialéctica de la naturaleza como contraposición al idealismo de personalidades como Eugenio Duhring, y demostrando que la dialéctica de la naturaleza posee las mismas leyes que aquellas que se aplican al desarrollo del proyecto materialista de la historia.

Esta es, sin duda alguna, la época final de más desarrollo ideológico de Engels, que publica sus teorías más destacadas acerca de la dialéctica, del materialismo y del comunismo científico. Así, publica otro gran libro, “El papel del trabajo en la transformación del mono al hombre” (1876) en el cual, Engels establece que el trabajo es la fuente de todas las riquezas, y donde la naturaleza proporciona las materias primas para la transformación de los recursos en riqueza. Así, establece que el trabajo, es la condición básica de la vida humana por lo que el trabajo hace al hombre. Establece como ejemplo de adaptación y transformación, el transito físico que desarrolla el ser humano desde mono a hombre en su aspecto fisiológico y su adaptación física al nuevo ambiente que le rodea y sus nuevas necesidades físicas. Para Engels, algunos de estos órganos físicos (como las manos) desempeñaban una función que se fue adaptando al medio ambiente (las manos con otros usos, posición erecta, desarrollo de la laringe, desaparición de excesivo bello corporal, lenguaje hablado, técnicas de autodefensa, de caza y pesca, desarrollo de la agricultura, hilado, tejido, navegación. Así se concluye pues, que el hombre se desarrolla y evoluciona gracias al trabajo.

También destaca otra gran obra suya a la hora de la interpretación del desarrollo materialista de la historia en su obra “Del socialismo utópico al socialismo científico” (1880) en la cual hace una evolución histórica de las diferentes corrientes del socialismo premarxista y luego pasa a describir los elementos básicos de la filosofía marxistas como elemento científico realista. Realiza un recorrido de la evolución de las ciencias naturales según su método dialéctico, desde la antigua Grecia, a los árabes medievales y el progreso acelerado de este fenómeno en poco espacio de tiempo, la crítica al idealismo místico alemán de Hegel o Feuerbach, el análisis de las insurrecciones obreras de los años 30 y 40…para definir la concepción materialista de la historia como la única evolución y análisis lógico de los procesos históricos y sociales según el análisis de las fuerzas y medios de producción a lo largo de la historia (medievo, modernidad, contemporaneidad) así lo dice textualmente en la obra citada de Engels:
“la concepción materialista de la historia parte de la tesis de que la producción, es la base de todo orden social de que en todas las sociedad que desfilan por la historia la distribución de los productos, y la división social de los hombres en clases es determinada por lo que la sociedad produce y como lo produce, por ello los cambios deben buscarse en las transformaciones operadas en el modo de producción y cambio”
Así, aquí se desarrolla las concepciones más básicas de la teoría del materialismo histórico según la opinión de que son los métodos de producción y los conflictos sociales que conllevan a la lucha de clases, los que son realmente el verdadero motor que empuja los fenómenos, cambios, desarrollos y etapas a lo largo de la historia de las sociedades.

Además, establece el método de producción propia de cada época de la historia según los sistemas económicos feudales (sistema de servidumbre, vasallaje, arriendo y compra-venta de las tierras) capitalistas (obreros asalariados que venden su fuerza de trabajo) el cambio de los productores, de las clases privilegiadas y beneficiadas (nobleza feudal, terratenientes ricos, burguesía industrial…) y con ello el cambio en el desarrollo histórico de los métodos de producción económica.

Por último, hace un pequeño resumen de la evolución histórica de los medios de producción y sus características fundamentales según; sociedad medieval (pequeña producción individual, arrendamiento y servidumbre en beneficio del señor feudal) sociedad capitalista ( transformación y gestación de la industria según las manufacturas, concentración de los medios de producción en grandes talleres industriales, con el obrero asalariado como parte explotada y la figura del capitalista como propietario y beneficiario de los medios de producción y los métodos de producción a cambio del salario de por vida, se fomenta una competencia radical, y la gestación de una masa de desempleados en la reserva, elementos que Engels interpreta como fenómenos contradictorios que repondrían al método dialéctico hegeliano tesis-antítesis-síntesis) y por último la revolución proletaria (se solucionan las contradicciones internas, el obrero conquista el poder a través del partido y socializa los métodos y medios de producción, desaparece la autoridad de la burguesas, del capital y del estado, y el hombre es libre y dueño de su vida) todo ello protagonizado como un proceso de cambio económico según los medios de producción y la economía siempre como el motor que mueve los cambios sociales. Se puede interpretar esta como una obra cumbre de la interpretación materialista de la historia.

Posteriormente, en 1881, Federico Engels ahonda en la idea de la acción política de los obreros y publica varios artículos en periódicos socialistas, incidiendo en la necesidad de un partido obrero fuerte e independiente, de masas, como método imprescindible de lucha y para la toma del poder político. Posteriormente, publica otra gran obra la “Dialéctica de la Naturaleza” (1883) donde hace una evolución y desarrollo de las ciencias naturales desde el renacimiento a la época de Charles Darwin demostrando que en todo momento la naturaleza se producía dialécticamente y que la única forma de acceder a ella era con la dialéctica materialista a través de unos procesos racionales y científicos.

En 1883, fallece en Londres Karl Heinrich Marx lo cual dejo totalmente hundido a Federico Engels, por considerarle un amigo, un padre ideológico y un compañero inseparable. Tal es el sentimiento expresado por Engels en el funeral de Marx, en el famoso discurso ante la tumba de Marx que hace Engels en honor a su antiguo compañero:
“El 14 de marzo, a las tres menos cuarto de la tarde, dejó de pensar el más grande pensador de nuestros días. Apenas le dejamos dos minutos solo, y cuando volvimos, le encontramos dormido suavemente en su sillón, pero para siempre. 
Es de todo punto imposible calcular lo que el proletariado militante de Europa y América y la ciencia histórica han perdido con este hombre. Harto pronto se dejará sentir el vacío que ha abierto la muerte de esta figura gigantesca. 
Así como Darwin descubrió la ley del desarrollo de la naturaleza orgánica, Marx descubrió la ley del desarrollo de la historia humana: el hecho, tan sencillo, pero oculto bajo la maleza ideológica, de que el hombre necesita, en primer lugar, comer, beber, tener un techo y vestirse antes de poder hacer política, ciencia, arte, religión, etc.; que, por tanto, la producción de los medios de vida inmediatos, materiales, y por consiguiente, la correspondiente fase económica de desarrollo de un pueblo o una época es la base a partir de la cual se han desarrollado las instituciones políticas, las concepciones jurídicas, las ideas artísticas e incluso las ideas religiosas de los hombres y con arreglo a la cual deben, por tanto, explicarse, y no al revés, como hasta entonces se había venido haciendo. Pero no es esto sólo. Marx descubrió también la ley específica que mueve el actual modo de producción capitalista y la sociedad burguesa creada por él. El descubrimiento de la plusvalía iluminó de pronto estos problemas, mientras que todas las investigaciones anteriores, tanto las de los economistas burgueses como las de los críticos socialistas, habían vagado en las tinieblas. 
Dos descubrimientos como éstos debían bastar para una vida. Quien tenga la suerte de hacer tan sólo un descubrimiento así, ya puede considerarse feliz. Pero no hubo un sólo campo que Marx no sometiese a investigación -y éstos campos fueron muchos, y no se limitó a tocar de pasada ni uno sólo- incluyendo las matemáticas, en la que no hiciese descubrimientos originales. Tal era el hombre de ciencia. Pero esto no era, ni con mucho, la mitad del hombre. Para Marx, la ciencia era una fuerza histórica motriz, una fuerza revolucionaria. Por puro que fuese el gozo que pudiera depararle un nuevo descubrimiento hecho en cualquier ciencia teórica y cuya aplicación práctica tal vez no podía preverse en modo alguno, era muy otro el goce que experimentaba cuando se trataba de un descubrimiento que ejercía inmediatamente una influencia revolucionaria en la industria y en el desarrollo histórico en general. Por eso seguía al detalle la marcha de los descubrimientos realizados en el campo de la electricidad, hasta los de Marcel Deprez en los últimos tiempos. 
Pues Marx era, ante todo, un revolucionario. Cooperar, de este o del otro modo, al derrocamiento de la sociedad capitalista y de las instituciones políticas creadas por ella, contribuir a la emancipación del proletariado moderno, a quién él había infundido por primera vez la conciencia de su propia situación y de sus necesidades, la conciencia de las condiciones de su emancipación: tal era la verdadera misión de su vida. La lucha era su elemento. Y luchó con una pasión, una tenacidad y un éxito como pocos. Primera Gaceta del Rin, 1842; Vorwärts de París, 1844; Gaceta Alemana de Bruselas, 1847; Nueva Gaceta del Rin, 1848-1849; New York Tribune, 1852 a 1861, a todo lo cual hay que añadir un montón de folletos de lucha, y el trabajo en las organizaciones de París, Bruselas y Londres, hasta que, por último, nació como remate de todo, la gran Asociación Internacional de Trabajadores, que era, en verdad, una obra de la que su autor podía estar orgulloso, aunque no hubiera creado ninguna otra cosa.
Por eso, Marx era el hombre más odiado y más calumniado de su tiempo. Los gobiernos, lo mismo los absolutistas que los republicanos, le expulsaban. Los burgueses, lo mismo los conservadores que los ultrademócratas, competían a lanzar difamaciones contra él. Marx apartaba todo esto a un lado como si fueran telas de araña, no hacía caso de ello; sólo contestaba cuando la necesidad imperiosa lo exigía. Y ha muerto venerado, querido, llorado por millones de obreros de la causa revolucionaria, como él, diseminados por toda Europa y América, desde la minas de Siberia hasta California. Y puedo atreverme a decir que si pudo tener muchos adversarios, apenas tuvo un solo enemigo personal. Su nombre vivirá a través de los siglos, y con él su obra”
Tras ello, Federico Engels, se dedica a concluir las obras inconclusas de Marx (tercer tomo de El Capital) y a reorganizar todas las obras de su viejo amigo. No obstante a pesar de ello, no descuida su producción ideológica, y poco tiempo después, publica otra gran obra de referencia del materialismo histórico sobre la génesis y desarrollo del estado a través del tiempo en su libro clave “El origen de la familia, la propiedad privada y el estado” (1884) donde pone los cimientos del estudio marxistas en las sociedad primitivas prehistóricas, así como el origen, etapas y desarrollo de la institución familiar. Pero en el, Federico Engels, hace un análisis del origen y evolución del estado, con motivaciones siempre económicas, y su desaparición en el futuro. Muestra como fue surgiendo el estado y el papel fundamental que tiene este último en la lucha de clases como efecto de las contradicciones de los métodos y medios de producción, y que por ello, el estado es un instrumento de las clases opresoras y por ello debe desaparecer con toda su maquinaria. Asimismo lo dice el propio Engels:
“Con la desaparición de las clases, desaparecerá el estado. La sociedad, reorganizando la producción sobre la base de una libre asociación de iguales, enviara toda la maquinaria del estado al lugar que le corresponde; el museo de antigüedades con el hacha de bronce”
Así, se realiza una autentica historia del desarrollo de la familia y las instituciones familiares a lo largo de la historia y las diferentes culturas y sociedades (tribus endogamias-exogámicas, poliandria en los indios iroqueses norteamericanos según el sistema de parentesco…) introduciéndose un orden de evolución cronológica de la humanidad prehistórica, en función de las condiciones de producción de bienes materiales, que serian; salvajismo, barbarie y civilización.

En el salvajismo estamos en el estadio más básico de la evolución humana en bosques y árboles desarrollando el lenguaje, la pesca y caza, el uso del fuego, la aparición de las primeras viviendas.

En la barbarie estamos en un estadio intermedio, donde se introduce la alfarería, domesticación y cría de animales, cultivo de plantas, hortalizas y adobes para los hogares. No obstante hace una interpretación un tanto libre de el nivel de desarrollo y coloca en primaria a los asirios con respecto a los americanos al comer los primeros carne y considerarles como más evolucionados. Sabemos por el desarrollo histórico que ello no fue siempre así y que se equivoco en sus interpretaciones. También aparece la fundición de metales de hierro, el arado y la escritura. En la civilización es cuando se produce un desarrollo cada vez mayor de elaboración de productos y donde nacen la familia, la propiedad y el estado.

En lo referido a la familia, Engels caracteriza su paso por diferentes etapas y periodos (matriarcado, patriarcado, poligamia, monogamia, poliandria…) y las diferentes formas de familia en función de la relación de esta entre sí (consanguínea, sindiasmica, monogámica).

En lo referido a la propiedad, mientras que en América no existía, esta si se da en Europa, inicialmente como gens o conjunto de familias, donde el hombre era propietario de animales y esclavos, dominando medios y métodos de producción en una sola mano individual fomentando el nacimiento de la propiedad individual. Para perpetuar esta división social de unos que se apoderan de los medios, nace una institución, que es el estado.

En lo referido al estado, nace como juez y método para asegurar la propiedad privada sobre la producción de unos pocos, y como método de control por parte de los gobiernos, lo cual puede conllevar, como en el imperio romano a una gran concentración de poder. Así, el estado lo inventan los poderosos para dominar a los siervos y esclavos, lo que luego según el cambio de métodos de producción, serán los obreros y proletarios asalariados.

Así pues, en los últimos 20 años de su vida, Federico Engels, continúa con mucha vitalidad su labor de escritor, y de ideólogo, publicando numerosos artículos acerca de diversas cuestiones político-sociales.

En 1889 se funda en París la II Internacional obrera socialista, donde, aunque no será fomentada por el, acude como miembro destacado Engels, y critica muy duramente a los oportunistas políticos de la socialdemocracia, así como a los anarquistas, a los que considera traidores y burgueses.

Cada 1° de mayo, sigue acudiendo a las manifestaciones de los obreros ingleses y luchando por la causa del proletariado.

En 1894 surge una gran polémica en el seno de los socialistas franceses y socialdemócratas alemanes, los cuales pretenden conceder la pequeña propiedad a los pequeños campesinos y arrendatarios. Ello va a ser duramente criticado por Federico Engels, en su artículo “El problema del campesinado en Francia y Alemania” (1894) al argumentar que ello no iba más que a perpetuar la propiedad privada del capital, e instando a los socialistas a convertirse en una fuerza considerable en el campo y así atraerse al campesinado rural al comunismo.

Federico Engels, viejo, enfermo y cansado, fallece de un cáncer de esófago el 5 de agosto de 1895. Así, de esta forma, con su muerte fallece definitivamente el último de los dos grandes ideólogos que ha dado el socialismo y más concretamente el socialismo científico que ellos mismos fundaron.

Suya, de Engels, es gran parte de la aportación de la concepción materialista de la historia, como consecuencia de los cambios económicos, motor del desarrollo histórico, cuyas contradicciones entre métodos y relaciones productivas llevan hacia el conflicto social o lucha de clases por el bien material, y ello, a su vez, a la aparición de nuevas etapas y periodos de la historia.

También es protagonista casi por entero de la gestación del materialismo dialéctico, según una evolución racional, reflexionada y lógica de los fenómenos de la naturaleza, según leyes evolutivas y científicas naturales, pero nunca divinas, pues este fue un factor que siempre criticaron en las filosofías idealistas.

Obras publicadas por Federico Engels
1840
Artículos para los Deutsch-Französische Jahrbücher (Anales franco-alemanes). Marx y Engels, publicado en febrero de 1844.
La sagrada familia. Marx y Engels, publicado en septiembre de 1844.
1845 (E): La situación de la clase obrera en Inglaterra.
1846 (M/E): Feuerbach. Oposición entre las concepciones materialistas e idealistas.
1847 (E): Principios del comunismo.
1848 (M/E): Manifiesto del Partido Comunista.
1850
1850 (M/E): Circular del Comité Central a la Liga Comunista.
1851 (E): Carta de Engels a Marx (21 de agosto de 1851).
1851-1852 (E): Revolución y contrarrevolución en Alemania.
1852 (E): El reciente proceso de Colonia.
1856 (E): Discurso en el aniversario del People’s Paper.
1860
1868 (E): Reseña del primer tomo de El Capital de Carlos Marx para el Demokratisches Wochenblatt.
1870
1871 (M/E): De las resoluciones de la Conferencia de Delegados de la Asociación Internacional de los Trabajadores.
1871 (E): Sobre la acción política de la clase obrera.
1872 (E): Carta de Engels a Theodor Cuno (24 de enero de 1872)
1872 (M/E): Las pretendidas escisiones de la Internacional.
1872 (M/E): De las Resoluciones del Congreso General celebrado en La Haya, 2-7 de septiembre de 1872.
1873 (E): Contribución al problema de la vivienda.
1873 (E): De la autoridad.
1873 (E): Los bakuninistas en acción: Memoria sobre el levantamiento en España en el verano de 1873
1873 (E): Carta de Engels a Auguste Bebel (20 de junio de 1873)
1874 (E): Carta de Engels a Friedrich Adolph Sorge (12 [-17] de septiembre de 1874)
1874 (E): El programa de los emigrados blanquistas de la Comuna.
1874 (E): Prefacio a La Guerra Campesina en Alemania
1875 (E): Carta de Engels a Auguste Bebel (18-28 de marzo de 1875).
1875 (E): Carta de Engels a Piotr Lavrovich Lavrov (12-17 de nov. de 1875).
1875-76 (E): Introducción a “La Dialéctica de la Naturaleza”.
1876 (E): El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre.
1878 (E): Carlos Marx.
1878 (E): Viejo prólogo para el [Anti-]Dühring: Sobre la dialéctica.
1878 (E): La revolución de la ciencia de Eugenio Dühring (“Anti-Dühring”)
1879 (M/E): De la carta circular a A. Bebel, W. Liebknecht, W. Bracke y otros.
1880
1880 (E): Del socialismo utópico al socialismo científico.
1883 (E): Dialéctica de la Naturaleza.
1883 (E): Discurso ante la tumba de Marx.
1884 (E): El origen de la familia, la propiedad privada y el estado.
1884 (E): Marx y la Neue Reinische Zeitung (1848-1849).
1885 (E): Contribución a la historia de la Liga de los Comunistas.
1885 (E): Del prólogo al segundo tomo de El Capital de Marx.
1886 (E): Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana.
1886 (E): Carta a Florence Kelley-Wischnewetzky (28 de diciembre de 1886).
1887 (E): Prefacio a la segunda edición de Contribución al problema de la vivienda.
1888 (E): El papel de la violencia en la historia.
1890
1890 (E): Carta de Engels a Konrad Schmidt (5 de agosto de 1890)
1890 (E): Carta de Engels a Otto von Boenigk (21 de agosto de 1890)
1890 (E): Carta de Engels a José Bloch (21 de septiembre de 1890)
1890 (E): Carta de Engels a Konrad Schmidt (27 de octubre de 1890)
1891 (E): Prólogo a la edición inglesa de 1892 de Del socialismo utópico al socialismo científico
1891 (E): Prólogo de F. Engels al libro Crítica al Programa de Gotha
1891 (E): Carta de Engels a Karl Kautsky (23 de febrero de 1891)
1891 (E): Introducción a La guerra civil en Francia de Carlos Marx.
1891 (E): Contribución a la crítica del proyecto de programa socialdemócrata de 1891.
1892 (E): Prefacio a la 2a. edición alemana de 1892 de La situación de la clase obrera en Inglaterra.
1893 (E): Carta de Engels a Nikolai Frantsevich Danielson (24 de febrero de 1893)
1893 (E): Carta de Engels a Franz Mehring (14 de julio de 1893)
1893 (E): Carta de Engels a Nikolai Frantsevich Danielson (17 de octubre de 1893)
1894 (E): Acerca de la cuestión social en Rusia.
1894 (E): Carta de Engels a W. Borgius (25 de enero de 1894)
1894 (E): Advertencia preliminar al artículo “Los bakuninistas en acción”.
1894 (E): La venidera revolución italiana y el Partido Socialista.
1894 (E): El problema campesino en Francia y Alemania.
1895 (E): Introducción a la edn. de 1895 de Las luchas de clases en Francia de 1848 a 1850 de Marx.
1895 (E): Carta de Engels a Werner Sombart (11 de marzo de 1895).

Bibliografía

- “Federico Engels”, Vladimir Lenin, ediciones en lenguas extranjeras, 1918.
- “Federico Engels”, Auguste Cornu, 1976.
- “Clases sociales en el pensamiento de Federico Engels”, ediciones Villalar, 1978.
- “Conversaciones con Marx y Engels”, Hans Magnus Enzensberger, Anagrama, 1974.
- “Engels selected writing”, Federico Engels, Penguin Books, 1967.
- “Engels”, Terrell Carvel, Oxford university, 1981.
- “Engels y el marxismo”, Francisco Fernández Buey, Fundación Investigaciones Marxistas, 1998.
- “Engels y la filosofía de Hegel”, Kopnin, 1975.
- “Friedrich Engels biografía” Gustav Mayer, Fondo de Cultura Económica, 1979.
- “Friedrich Engels, dialéctica de la naturaleza, y del socialismo utópico al socialismo científico”, Ángel Luis González, Magisterio Español, 1977.
- “Marx, Engels, y la revolución de 1848”, Fernando Claudin, siglo XXI, 1975.
- “El materialismo histórico en torno a dos textos de Marx-Engels”, José Maria Garrido García, ZYX, 1970.
- “El pensamiento filosófico de Engels”, Giuseppe Prestipino, 1977.
- “Teorías del estado en Marx y Engels”, Francisco Balaguer Callejón, universidad, 1986.
- “A cien años de la muerte de Federico Engels”, Revista Marxismo Hoy, Fundación de estudios socialistas Federico Engels, junio 1995.
Transcripción: ►Marx desde Cero
 




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