7/7/14

Karl Marx, la técnica y la dinámica larga de la acumulación

Karl Marx ✆ Karpop
Robert Boyer & Benjamin Coriat   |   De los Manuscritos de 1844 a las Notas marginales sobre Wagner de 1882, el tema de la técnica es omnipresente en la obra de Marx. Interviene de manera determinante en su obra económica y en su teoría del capitalismo; ya sea que se trate de la definición de la relación de explotación (a través de las categorías de intensidad y de productividad del trabajo), o de las condiciones de su difusión a través de las ramas productivas (las categorías de composición orgánica del capital y de tasa de ganancia tienen aquí un papel clave). Pero la técnica subyace también en aspectos esenciales de su representación y su visión política y filosófica acerca de la opresión y la enajenación (tema del trabajo "reificado" y "enajenado"). Así pues, sin riesgo de error, se puede afirmar que el tema de la técnica es central en Marx.

2°] Sin embargo, el lugar que ella ocupa en su sistema general de representación y de interpretación de la relación capitalista, y de su evolución, no es (y no ha sido) fácil y claramente definido. El "estatuto" o, si se prefiere, el "valor heurístico" del concepto (valdría mejor decir de los diferentes conceptos) de técnica que pueden ser encontrados en el texto de Marx ha dado lugar a conflictos de interpretación mayores. Citas y contracitas han sido a menudo conjuradas por las diversas corrientes marxistas, a
menudo en ocasión de polémicas directa· mente políticas.

3°] También, y dado que este "aniversario" es la ocasión de regresar a Marx y a su texto, conviene precisar cómo nos hemos vuelto a inclinar sobre Marx. De ninguna ma·nera está en nuestra intención pretender restablecer a Marx en su "verdad" o en su "pureza inicial y fundadora". El presente texto no tiene por ambición jugar el juego de "lo que verdaderamente dijo Marx".

I. Marx y la técnica: textos y tesis

De los textos de Marx relativos a la técnica, considerados en su conjunto y, sobre todo, en las relaciones que mantienen entre ellos, se desprende y se impone, según nosotros, una serie de puntos obligados de paso que constituyen una especie de pedestal, un conjunto de referencias estables en cuanto a tesis propiamente marxistas (o marxianas) relativas a la técnica. Por comodidad, se ha escogido presentar esta sucesión de puntos obligados de paso bajo la forma de tesis, y reagruparlas bajo dos títulos: las que tratan de la técnica en sus determinaciones abstractas y generales, y las que están en relación con la acumulación y con la dinámica larga del capitalismo.
I.1. Técnica y producción. Un sistema complejo de doble determinación
Bajo este título se pueden sacar a la luz dos series de tesis propiamente marxianas: las que consideran a la técnica dentro de un proceso de valorización del capital y las que se refieren al análisis de la técnica y de sus efectos en tanto que ésta constituye un soporte del proceso de trabajo. Antes sin embargo de presentar estas dos series de tesis, son necesarias algunas precisiones sobre el principio metodológico que permite su enunciado.
A. La producción capitalista y su doble determinación: Algunos puntos de método
Sobre el método utilizado en El Capital, no hay mejor analista que su autor. En una carta ya célebre dirigida a Engels, Marx alerta a los lectores potenciales del Capital sobre el punto clave siguiente:
Lo mejor que hay en mi libro –escribe– es: 1. (y es sobre ello que reposa toda la inteligencia de los hechos) la insistencia desde el primer capítulo del carácter doble del trabajo, según se exprese en valor de uso o valor de cambio; 2. El análisis de la plusvalía, independientemente de sus formas particulares [...] 1
Lo notable es que este mismo método es explícitamente establecido al tratar de la técnica. Ya sea que se trate del famoso Capítulo inédito o de los Manuscritos de 1861-63, donde examina el análisis de las categorías propias de la producción capitalista constituida en su forma general, Marx regresa sin cesar a la necesidad de considerar al proceso de producción capitalista en su doble determinación de proceso de trabajo, por una parte, y proceso de valorización del capital por la otra. Y esto con el fin mismo de poder dar cuenta de las relaciones que se establecen entre estas dos series de categorías de la producción.

Definido de manera breve, el proceso de trabajo es: "el lugar específico en donde la actividad del hombre efectúa [...] con la ayuda de los medios de trabajo una modificación deseada de su objeto". En otros términos, es el lugar donde se efectúa un "cambio de forma" de las materias naturales con el fin de hacerlas útiles, de manera directa o indio recta, para el consumo privado o productivo. Es pues en sus determinaciones del punto de vista del valor de uso que el proceso de producción se define, y desde un principio.

En la producción capitalista, en tanto que forma histórica y determinada de la producción, el proceso de trabajo tal y como se le acaba de definir obedece a una determinación particular: se convierte en proceso de valorización del capital. Considerada bajo este ángulo, la técnica ya no debe ser analizada como simple "medio de trabajo", para ser considerada como soporte de la extracción del trabajo extra, bajo su doble forma de productividad y de intensidad del trabajo, debiendo ella misma ser relacionada con las categorías de plusvalía absoluta y plusvalía relativa. El proceso de valorización ejerce así una "primacía" sobre el proceso de trabajo.

En el Capítulo inédito, Marx es perfectamente claro sobre este punto. En efecto, escribe principalmente:
Aun si consideramos el proceso de producción bajo dos ángulos diferentes: 1] como proceso de trabajo, 2] como proceso de valorización, no nos queda más que decir que se trata de un trabajo único e indivisible. No se trabaja doblemente, una vez para crear un producto útil, valor de uso que transforma los medios en productos; otra vez para crear valor y plusvalía, valorizando el valor. (Cap. Inéd., p. 145, subrayado por K. M.)
Más adelante prosigue:
El proceso de trabajo se convierte en simple medio de valorización y autovalorización del capital, simple medio de producción de plusvalía. (Cap. lnéd., p. 151).
Sólo queda extraer la significación de estos conjuntos de tesis, en cuanto al estatuto de la técnica, de la producción capitalista.
B. La primacía del proceso de valorización y su significación crítica
Dos series de consecuencias resultan desde el punto de vista metodológico afirmadas por Marx mismo. Conciernen al concepto mismo de técnica en su contenido y su definición, por una parte, y a su lugar y su papel en la producción de plusvalía, por la otra.
·        La técnica: una relación social materializada
En lo que es propio de condiciones de lo que él llama "aplicaciones tecnológicas de la ciencia", Marx afirma su identidad y su irreductibilidad en por lo menos dos puntos:
−En la idea de principio de que las técnicas consideradas como objetos singulares y materiales no son "neutras.". Que son relaciones (sociales) materializadas, y en esta medida, las condiciones de valorización determinan sus características físicas como valor de uso. Es por otra parte en este sentido que son simples soportes en la extracción del sobretrabajo
−En la idea que se desprende enseguida, de que, si se considera a las técnicas en el proceso de su desarrollo y de su "aplicación" productiva, no es su nivel de desarrollo tecnológico lo que determina su aplicación, sino su adecuación −en un momento dado− en tanto que soporte de la extracción de sobretrabajo. Esta tesis es principal y explícitamente desarrollada en los Grundrisse. Después de un largo desarrollo sobre la "maquinaria" 3 (se trata de hecho de máquinas o de combinación de máquinas automatizadas), Marx acopia su pensamiento en un comentario concentrado, y escribe:
El que la maquinaria sea la forma más adecuada del valor de uso del capital fijo [subrayado de K. Marx] no implica de ninguna manera que la subsunción del capital sobre la relación social sea la mejor relación de producción social, la más adecuada para la utilización de la maquinaria.4
Esta tesis es importante para el análisis de las mutaciones que afectan al sistema productivo en un periodo de crisis. Permite por ejemplo clarificar fenómenos contemporáneos de "resurgencia" de procesos de trabajo muy poco desarrollados tecnológicamente. Esto ocurre con el retorno y la extensión del trabajo a domicilio (en la confección o el calzado, por ejemplo) en el momento en que la literatura oficial no habla más que de revolución microelectrónica. 5

Creemos que esta tesis se opone claramente a una visón lineal del desarrollo tecnológico, que es sin embargo la visón dominante. Como reacción, esta representación coloca en el centro de su explicación el estado de las relaciones sociales de producción, y el espacio que éstas abren o cierran a las tecnologías socialmente disponibles en cuanto a su aplicación.
  • La técnica como soporte de la productividad y de la intensidad del trabajo
  • La segunda significación crítica desde el punto de vista, que le es propio, concierne a la afirmación de que la tecnología es soporte no sólo del incremento de la productividad, sino también de la intensidad del trabajo. Es evidente que este segundo aspecto (la técnica como soporte del aumento y la intensidad del trabajo) es el que vale ser comentado. Pues se trata de un punto de vista propio de Marx que, aquí también, lo separa de los escritos de los economistas de su tiempo, como de aquellos que le han sucedido.6 Así, a propósito del tratamiento de las máquinas por Ricardo, Marx marca su diferencia con respecto a toda la economía política clásica:
Para él [para Ricardo] la jornada no cambia jamás de tamaño ni el trabajo de intensidad, de manera que la productividad del trabajo es el único factor variable. (El Capital, t. II, p. 114).
Se volverá a encontrar la importancia del papel de estas combinaciones entre productividad, intensidad y duración del trabajo en la tesis 2. Bastará aquí hacer notar que si Marx analiza el desarrollo tecnológico como algo que tiene que ver también con un aumento de la intensidad del trabajo, es en el seno de su propio sistema de referencia y por un motivo teórico esencial: dado que el capitalista no paga el "trabajo" sino la fuerza de trabajo adquirida por un tiempo determinado, todo desarrollo tecnológico que permita comprimir los "poros" de la jornada de trabajo para obtener una mayor cantidad de gestos productivos en un mismo tiempo, responde para Marx a la intensidad del trabajo y no a la productividad. La categoría de intensidad juega en la acumulación un papel clave, dado que está en el origen de la producción de plusvalía absoluta.

Tendremos más adelante la oportunidad de mostrar que estas particularidades del análisis de Marx van a conducir a teorizaciones originales cuando se trate de dar cuenta de las evoluciones posteriores en el autor de El Capital.
·        Técnica y proceso de trabajo: la división del trabajo y el maquinismo como instrumento de control
Nos proponemos bajo este título presentar dos concepciones de Marx relativas al efecto de la técnica sobre el trabajo concreto (lo que la sociología del trabajo, y más recientemente la economía, designan bajo el término de "calificación"). Marx adelanta dos tesis, solidarias entre ellas:
  • La técnica es instrumento de reducción del saber complejo de oficio en trabajo simplificado.
  • Es instrumento de control sobre el trabajo vivo.

Aquí son necesarias varias observaciones.

Para empezar, y esto apenas tiene necesidad de ser precisado, estas tesis son "simétricas" en relación a la precedente. Si la técnica tiene (también) por objeto reducir el trabajo complejo de oficio en trabajo "simplificado", es para hacer el proceso de trabajo más "adecuado" a las limitaciones de la valorización: la capacidad para un obrero dueño de un oficio de negociar su tasa de salario (y cuyas condiciones de uso de su fuerza son superiores a las del obrero del cual no se consume en el proceso de trabajo más que un trabajo concreto simplificado).

Por lo mismo, si la técnica es instrumento de "control" sobre el trabajo, eso indica, que en igualdad de circunstancias, la eficacia de este control es un parámetro central de la determinación del grado de intensidad del trabajo, y con ello de la extracción de plusvalía absoluta.

No se hace aquí más que encontrar la doble determinación indicada por Marx del proceso de producción como proceso de trabajo y proceso de valorización, habida cuenta de que se trata de un proceso único e indivisible.

Si nos adentramos más en la determinación de las cosas, nos parece necesaria aquí una doble precisión:
a] De principio una determinación negativa: las consideraciones de Marx conciernen al trabajo concreto y no podrían de ninguna manera y sin mediación ser utilizadas en un razonamiento en términos de trabajo abstracto. Así, la técnica no es reducción del "trabajo complejo" a "trabajo simple": estas dos categorías se desprenden de una problemática enteramente diferente, y el paso de la una (en términos de trabajo concreto) a la otra (valor y trabajo abstractos) no puede efectuarse sin mediaciones. Así las tesis que se esfuerzan, por ejemplo, en justificar las jerarquías salariales tal y como son observables y constituidas, reportándolas a categorías de trabajo "simple" y "complejo", aparecen como particularmente discutibles.7
 b] Positivamente, la significación de esta tesis nos parece que es la siguiente. Se trata simplemente para Marx −siguiendo a Ure, como veremos− de registrar el hecho de que la forma que reviste el objeto técnico "máquina", y las modalidades de su desarrollo, cristalizan relaciones de fuerza en el saber entre obreros y capital. Es en ese sentido, y no por "accidente" o como un efecto secundario, que la técnica tiende a hacer caducos los conocimientos de antiguos oficios. Esta reducción del trabajo complejo de los oficios es, por el contrario, una de las determinaciones centrales del desarrollo del capital en el curso mismo de su proceso.
Hay además que hacer notar que el hecho de que el trabajo sea "simplificado" no significa que se trate de "trabajo simple". La idea de simplificación introduce una visión relativa. El trabajo vivo requerido no es simplificado más que en relación a lo que era antes de la aparición de la maquinaria.8

Así, todas las visiones desarrolladas, principal pero no exclusivamente, por la sociología del trabajo en términos de descalificación del trabajo, constituyen (cuando pretenden referirse a esto) una interpretación sumamente restrictiva, una incomprensión de Marx. Que el trabajo sea en efecto "simplificado" no significa que no requiera habilidad, destreza, rapidez y resistencia. 9 Que estas cualidades del valor de uso de la fuerza de trabajo no sean en general reconocidas como elementos de calificación, y no sean socialmente validadas en el salario y las categorías oficiales de clasificación, tiene que ver con otra historia: la de las relaciones de fuerza entre las clases que no tienen más que poco que ver con la cuestión de la evaluación del grado de "complejidad" del trabajo requerido y gastado. Como diferencia (y a menudo en oposición) respecto a las visiones desarrolladas por la sociología del trabajo en términos de descalificación (y algunas veces en términos de "descalificación-sobrecalificación"), la tesis de Marx en lo que concierne al efecto del desarrollo del maquinismo sobre la naturaleza del trabajo vivo requerido, se limita, según parece, a algunas proposiciones simples. El maquinismo se desarrolla a través de un doble proceso:
−de separación del trabajo de concepción con respecto al de ejecución.
−de la parcelación de ambos.
El objetivo de "control" sobre el trabajo vivo constituye la categoría determinante de las formas concretas que reviste este doble proceso. El trabajo está parcelado, pues no es más que bajo esta forma como históricamente el capital ha podido convertirlo en "norma" (piénsese en las "units of labour" del cientific management de Taylor) sometida a un control.

Autores contemporáneos, siguiendo estas indicaciones de Marx, serán así conducidos, principalmente a propósito del taylorismo y del fordismo, a proponer análisis originales.
I.2. Técnica y acumulación: La dinámica larga y sus contradicciones [1]
Si se pasa del análisis de la técnica en tanto que forma y soporte general de la producción, al de la acumulación considerada en el nivel social y en un largo periodo, tres series de tesis parecen poder resumir lo esencial de la visión de Marx. Fuera de la muy famosa ley "tendencial" de la baja de la tasa de ganancia, hemos escogido aquí presentar otras dos tesis que establecen a la vez tanto la condición de existencia de una acumulación larga, como la de la formación y desarrollo de las crisis.
A. La ley "tendencial" de la baja de la tasa de ganancia [2]
El principio que está en el origen del enunciado de la ley no puede ser más conocido. En la dinámica larga la tendencia es a la sustitución capital-trabajo. Como ésta se traduce por un entorpecimiento de la composición orgánica del capital (C/V), Marx deduce de ello una ley "tendencial" a la baja de la tasa de ganancia (PL/(C+V)). En el capítulo mismo en que esta leyes formulada, Marx sin embargo se esmera por enunciar una larga lista de causas que contrarían la ley. De aquí también que la calificación que escoge sea "tendencial".

Estas precisiones y precauciones no impedirán que se desarrolle una larga y vigorosa polémica, que prosigue hasta hoy. De esto hablaremos en la tercera parte. En esta etapa, baste recordar que la importancia y la intención "crítica" del enunciado de esta ley −así sea tendencial− consisten en el hecho de afirmar el carácter eminente y esencialmente contradictorio del capital. Es por eso que Marx pretende separarse radicalmente de los paradigmas de la teoría del equilibrio que con J. B. Say está ya en gestación, y que conocerá el extraordinario auge que todos conocemos.

Pero, y es esto lo que nos parece que debe ser retornado netamente, si la visión del capital propuesta por Marx es esencialmente contradictoria, no por ello dejó de explorar las vías y las condiciones de posibilidad de una reproducción ampliada que no necesariamente desemboque en una crisis.




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