28/6/14

La transitoriedad histórica del capital | La tendencia descendiente de ganancia desde el siglo XIX

Esteban Ezequiel Maito  |  El artículo presenta estimaciones de la tasa de ganancia para catorce países en el largo plazo. La rentabilidad muestra una clara tendencia descendente, si bien existen períodos de recuperación parcial, tanto en los países centrales como en los periféricos. El comportamiento de la tasa de ganancia confirma así las previsiones hechas por Marx de su tendencia y la transitoriedad histórica del modo de producción. Finalmente, se realiza una estimación de la tasa de ganancia mundial para las últimas décadas, destacándose también el papel particular de China en la rentabilidad sistémica durante el último decenio.

Introducción

Existe, en los orígenes mismos de la economía política clásica, una preocupación por la tendencia al descenso de la tasa de ganancia. Adam Smith y David Ricardo, entre otros, han sostenido a su manera su existencia. La tendencia sistémica a la crisis y la generación insuficiente de beneficios han sido también reflejadas por otros grandes exponentes de corrientes económicas diferentes de la escuela clásica,
expresando, por un lado, el carácter eminentemente real de la tendencia y, por el otro, las particularidades teóricas de las corrientes económicas. Ricardo fundamentaba la tendencia en el encarecimiento del costo laboral por una productividad agrícola decreciente, ante la necesidad de expandirse sobre tierras de peor calidad. Sin embargo, el supuesto ricardiano de una productividad marginal decreciente en la agricultura (que los neoclásicos extrapolaron a toda actividad productiva) ha demostrado ser en definitiva irreal. La rentabilidad muestra una tendencia descendente,no porque la productividad decrece, sino justamente porque se incrementa en términos históricos.

El proceso de producción capitalista es un proceso de valorización (D – D´) por medio de la explotación de la fuerza de trabajo (D – M …P … – M´ – D´). El capital adelantado en forma de dinero (D) es intercambiado por mercancías (M) -medios de producción, insumos (capital constante, CC) y fuerza de trabajo (capital variable, CV)-. La fuerza de trabajo, a diferencia de los medios de producción y los insumos, tiene la potestad de generar un valor adicional al de su reproducción.

De este modo, se realiza el proceso de producción propiamente dicho (P) en el que la fuerza de trabajo, empleando los medios de producción, transforma los insumos resultando en una masa de mercancías de un valor global mayor al previo (M´). En el producto final, aparece así transferido el capital constante empleado y un valor adicional que se descompone en capital variable (valor de reproducción de la fuerza de trabajo retribuido por el capitalista)y la ganancia en tanto valor generado por la fuerza de trabajo que excede el de su reproducción.

El capital va de este modo transmutando de capital-dinero a capital- mercancías, luego a capital-productivo, para finalmente retornar a la forma de capital-mercancías y capital-dinero de un mayor valor. Este último paso es el que implica la venta en el mercado (M´-D´), la realización de la ganancia y del ciclo de valorización. La necesidad que cada capital tiene de vender a un menor precio que sus competidores, y abarcar una mayor cuota de mercado, implica un creciente gasto en capital constante fijo -maquinaria e infraestructura- que permita aumentar la productividad y reducir el valor individual de las mercancías, incluido el de la fuerza de trabajo.

El crecimiento relativo del capital constante se da en detrimento del capital variable, destinado a la reproducción de la fuerza de trabajo, siendo esta última la única fuente de la ganancia. El capital encuentra así su propio límite interno. En tanto tal, su única finalidad es incrementarse a partir de la plusvalía extraída a la fuerza de trabajo, pero su único medio es el incremento relativo del capital constante respecto al capital variable.

En los términos de Marx, este descenso tendencial de la tasa de ganancia se daría independientemente de un descenso o estancamiento de los salarios en relación a las ganancias, es decir con una tasa de plusvalía (ganancias/capital variable) constante o creciente:
“Este descenso relativo creciente del capital variable en proporción al constante y, por tanto, en relación al capital total (…), hace que la composición orgánica del capital en su conjunto sea cada vez más elevada, y la consecuencia directa de esto es que la cuota de plusvalía se exprese en una cuota general de ganancia decreciente, aunque permanezca invariable e incluso aumente el grado de explotación del trabajo. (…) La tendencia progresiva de la cuota general de ganancia a bajar sólo es, pues, una expresión característica del régimen capitalista de producción del desarrollo ascendente de la fuerza productiva social del trabajo”.
La tendencia descendente de la tasa de ganancia no se impone necesariamente en forma constante, puede presentar períodos de crecimiento. Existen factores contrarrestantes de esta tendencia, algunos de los cuales han sido identificados por Marx y Grossmann: aumento del grado de explotación de la fuerza de trabajo, abaratamiento del capital constante, pago de la fuerza de trabajo por debajo de su valor, aumento de la velocidad de rotación del capital, exportación de capital, comercio exterior para la ampliación de mercados, entre otros.

Estos factores contrarrestantes son tan propios del sistema como su tendencia al derrumbe. En su análisis de la tendencia, Marx deja de lado algunos de estos elementos para centrarse en los determinantes centrales y esenciales de largo plazo. Los factores contrarrestantes sólo en el largo plazo. Sus propias características, que en un principio tienden a elevar la rentabilidad, encuentran límites, terminan diluidas u operando posteriormente en el sentido contrario. Si el abaratamiento de los elementos que conforman el capital constante reduce en principio el valor relativo de este respecto a las ganancias, elevando la rentabilidad, posteriormente será ese mismo abaratamiento el que promoverá un mayor gasto en capital constante en el marco de la competencia.

Grossmann concluye que sin estas contratendencias el derrumbe del sistema sería mucho más abrupto:
“La operación de estas contratendencias transforma el derrumbe en crisis periódicas, de modo que el proceso de  acumulación no es algo continuo sino que toma la forma de ciclos periódicos (…) Al tiempo que todas estas contratendencias son gradualmente castradas, los antagonismos del capitalismo mundial se vuelven progresivamente más nítidos y la tendencia al derrumbe se acerca a la forma final de un colapso absoluto”.
Si el sistema tiende a una menor rentabilidad, agota paulatinamente su propio sustento. Pero ¿existe en los hechos empíricos esta tendencia? El presente trabajo intenta contribuir al debate acerca de esta tendencia inmanente del modo de producción capitalista a liquidar sus propias bases.



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