12/5/14

Thomas Piketty: ¿De la talla de Adam Smith, Karl Marx o John Maynard Keynes? | Reconoce que sólo ha leído de Marx el ‘Manifiesto del Partido Comunista’

Vicente Lozano  |  El influyente Martin Wolf, jefe de análisis del Financial Times, ha dicho con razón que Thomas Piketty ha escrito "un libro extraordinariamente importante". Le Capital au XXIe siècle (Seuil), publicado en 2013 en Francia y traducido al inglés -Capital in the Twenty-First Century (Belknap Press, 2014)- el pasado marzo lo es. Sin duda.

Se trata de una obra clave por sí misma y por el momento en el que se ha escrito. Es un documentadísimo trabajo sobre el capitalismo y la desigualdad social... que ha aparecido justo cuando la mayor crisis económica desde el crack bursátil de 1929 ha ahondado las diferencias sociales que existen en algunos de los países más desarrollados. Hablar de capitalismo, liberalismo, rentas del capital, del trabajo y desigualdad social en este tiempo postrecesión es demasiado apetitoso. Por eso, el dominical británico The Observer titulaba así una larga entrevista que hizo a Piketty el pasado 13 de abril: "Occupy tenía razón: el capitalismo ha fallado al mundo". En otras palabras, ¿ha proporcionado Piketty el cuerpo doctrinal que necesitan los movimientos antiglobalización y antisistema, desde Occupy Wall Street al 15-M, que han proliferado en todo el mundo con la crisis? ¿Se debe a ello que el economista francés haya generado la
mayor discusión académica y mediática sobre economía en los últimos años? ¿Por qué The Economist le ha llamado "el moderno Marx"?

Veamos lo que dice Piketty, después de un exhaustivo análisis de millones de datos y estadísticas en una veintena de países desarrollados en los últimos tres siglos:

1.  El capitalismo es un buen sistema económico para generar riqueza, pero no corrige automáticamente los incrementos de desigualdad.

2.  Los ricos son cada vez más ricos. La relación entre el valor generado por las rentas de capital (el patrimonio) y el creado por la renta nacional (el trabajo, básicamente) no es constante a lo largo del tiempo. Cuanto más bajo es el crecimiento económico, más peso tienen en la riqueza de un país las rentas de capital. Es decir, los ricos son cada vez más ricos respecto al resto de la población. Lo formuló con su famoso r > g (donde r es el rendimiento del capital y g, la tasa de crecimiento económico)

3.  La riqueza se concentra. Las rentas de capital tienden a agruparse mucho más que las rentas del trabajo, por lo que con el paso del tiempo los hijos de los ricos serán más ricos que sus padres, mientras que la renta del resto de la sociedad crece mucho más lentamente.

4.  Un parón en el siglo XX. Piketty comprueba este fenómeno en sus análisis de los siglos XVIII y XIX y dice que en el siglo XX el incremento de la desigualdad se ha frenado por las dos guerras mundiales y por la política económica fuertemente redistributiva que aplicaron todos los gobiernos posteriores a las conflagraciones. El acelerado crecimiento económico mundial de la segunda mitad del siglo XX, la implantación de políticas fiscales progresivas y la generalización de los sistemas de protección social redujeron la diferencia entre el retorno de las rentas de capital y el de las del trabajo.

5.  Vuelta a la desigualdad en el XXI. El economista francés observa cómo las diferencias de renta se han acentuado desde los años 70 hasta ahora. Las economías desarrolladas han vuelto al crecimiento sostenido, pero débil, de forma que se reproduce su argumentación: la riqueza se concentra en cada vez menos manos. Piketty dice que si no se corrige, las sociedades desarrolladas podrían alcanzar niveles de desigualdad similares a los de épocas anteriores a la revolución industrial. Si las diferencias son demasiado elevadas, dice Piketty,  se reduce la igualdad de oportunidades y, por tanto, se pone en riesgo la democracia. El economista pone como ejemplo lo sucedido en Rusia desde el desmoronamiento de la Unión Soviética, donde una oligarquía cada vez más reducida y adinerada controla el país.

6.  ¿Solución? Subir impuestos a los grandes patrimonios. Aquí es donde Piketty, que reconoce que sólo ha leído de Karl Marx el Manifiesto del  partido comunista, se opone a cualquier postulado marxista. Es un demócrata que tiene la experiencia del comunismo y su análisis quiere poner de manifiesto, como ya hemos dicho, el peligro que supone el aumento de la desigualdad para la democracia. Pero la solución que propone es lo más flojo de su argumentación... porque es una utopía: la creación de un impuesto a la riqueza, que se aplicaría en todo el mundo,  para redistribuirla en la sociedad.

Con todo, Piketty ha revolucionado el debate económico en estos primeros años del siglo. Tanto, que hay quien considera que será tan influyente como el propio Marx, Adam Smith o John Maynard Keynes. Una exageración, quizá, pero para comprobarlo sólo hace falta dejar que pase el tiempo.