Karl Marx ✆ A.d. |
Sperber es especialista en historia europea del siglo
diecinueve. De ahí que su mérito mayor sea analizar a Marx como lo que fue: un
intelectual comprometido con las luchas sociales y políticas de su tiempo.
Además de las contribuciones de Marx como filósofo y economista y su
participación en el incipiente movimiento obrero de la época, el autor destaca
su quehacer como periodista -por ejemplo, durante muchos años fue corresponsal
europeo del periódico New York Tribune- así como su vida privada y familiar.
El libro no es un elogio incondicional de Marx ni tampoco una diatriba ideológica en su contra. Procura ser una descripción y análisis ponderados de una vida compleja y apasionada. La publicación Publishers Weekly, considerada la “biblia del mundo editorial”, opina que esta probablemente será la biografía estándar de Marx durante muchos años.
Dos años antes, en 2011, la editorial de la Universidad de
Yale había publicado el libro titulado “Por qué Marx tenía razón”, del eminente
crítico literario británico Terry Eagleton, profesor distinguido de las
universidades de Lancaster, Inglaterra, y Notre Dame, en los Estados Unidos. El
autor se dedica a refutar, con prosa lúcida y aguda, diez objeciones comunes
formuladas a la obra del inspirador del marxismo.
Un antecedente curioso de estas nuevas indagaciones sobre el
autor de El Capital fue el libro, denso, es cierto, pero inteligente y
provocador, del filósofo francés Jacques Derrida publicado en 1993 con el
sugerente título “Los espectros de Marx”. Producto de una conferencia sobre el
futuro del marxismo celebrada en el 1991 en la Universidad de California, el
ensayo no escatima en críticas de Marx, pero tampoco en esfuerzos por mostrar
su pertinencia para el análisis del capitalismo globalizado de hoy.
Derrida, como se sabe, es una de las grandes figuras
asociadas a las corrientes posmodernas de pensamiento. Algunos, posmodernos y
marxistas, han considerado a los primeros opositores sin remedio de los
segundos. Es interesante, pues, que uno de los autores más prominentes
vinculados al posmodernismo decidiera reivindicar aspectos importantes, tal vez
medulares, de las preocupaciones de Marx.
Hasta Mario Vargas Llosa, marxista en sus inicios, pero
luego defensor de postulados centrales del neoliberalismo contemporáneo, ha
encontrado ocasión para recordar con cierta nostalgia al revolucionario
socialista alemán. En su libro reciente “La civilización del espectáculo”, el
Premio Nobel peruano coloca a Marx entre los responsables de generar “la
tradición más viva y creadora de la cultura occidental” por su “cuestionamiento
incesante de todo lo existente”, junto a figuras como Sócrates, Platón, Freud,
Shakespeare, Kant, Dostoyevski, Joyce, Nietzsche y Kafka. Así, puestos todos en
una sola oración sintética y abarcadora.
¿Qué puede explicar este retorno a Marx?
Una explicación posible es la distancia. El siglo diecinueve
se nos antoja lejano. De la Guerra Fría sólo quedan vestigios. Ello facilita que
se pueda estudiar a Marx prescindiendo de las distorsiones de su pensamiento
debidas a detractores y seguidores. Además, la prevalencia de un capitalismo
sin freno, como el que hemos vivido en décadas recientes, ha sacado a la plena
luz del día las características de ese sistema económico advertidas por aquel
pensador radical que fue testigo de su desarrollo en etapas tempranas y
cruciales.
Habrá Marx para rato.