Karl Marx ✆ Jim |
Alfredo Apilanez | En
nuestra opinión el origen de la teoría marxista del valor coincide por un lado
con una necesidad de completar la formulación de David Ricardo (quién llegó a
explicar el 93% del valor por la aportación del trabajo a la producción pero no
extrajo las consecuencias oportunas de este hecho), que había sido la cumbre
máxima de la economía clásica, y, por otro lado, por la necesidad también imperiosa
de dar una fundamentación científica a la "injusticia moral" del
capitalismo, denunciada antes de Marx por muchos economistas y pensadores de su
tiempo (para empezar por el propio Engels en "La situación de la clase
obrera en Inglaterra").
Asimismo, el estudio del problema del origen del beneficio
empresarial (que había ocasionado enormes quebraderos de cabeza a Ricardo y a
todos los economistas clásicos, discusión apasionante en la que no vamos a
entrar a fondo por no ser el objeto del presente trabajo), llevó a Marx al
concepto de plusvalía (o trabajo excedente), y sólo a partir de ahí, a la idea
de explotación del obrero por el empresario capitalista que se apropia de una
parte de su tiempo o fuerza de trabajo sin dar nada a cambio. Es decir, como
vemos, el origen del beneficio capitalista (y esto tiene una importancia
decisiva desde el punto de vista moral), no reside en el
sacrificio por parte
del empresario de una parte de su consumo actual para destinarlo al consumo
futuro (esta es la llamada "teoría de la abstinencia" que aparece
como dogma teologal en todos los manuales de economía como justificación del
beneficio del empresario, aunque desde Schumpeter hay que reconocer que también
se habla del premio por la actitud innovadora de incorporación de nuevas
técnicas aunque cabría preguntarse cuántos empresarios encajarían en el tipo
ideal de Schumpeter que él veía como el salvador del sistema capitalista
desplazando hacia arriba lo que en términos keynesianos se denominaría
eficiencia marginal del capital (EMaK)), sino que es el resultado de una
apropiación, de un expolio de tiempo de trabajo que literalmente se
"roba" al obrero sin proporcionarle ninguna compensación. Esta
apropiación ilegítima que no figura en ningún código civil o penal es el origen
del enorme atractivo ético que tuvo el marxismo en el siglo XIX, y no porque
(como sus detractores siguen repitiendo como "loros" hasta el momento
actual), estas afirmaciones fueran recetillas para consumo fácil del obrero
ignorante incapaz de comprender los intrincados caminos de la economía teórica,
sino porque Marx fue capaz de convertir una teoría científica (lo decimos en el
mismo sentido en el que por ejemplo Samuelson reclama el calificativo de
científica para la teoría subjetiva del valor basado en las preferencias
individuales sobre los bienes de los individuos aislados, es decir, en la
demanda subjetiva de los consumidores), en un programa político de
transformación social.
Es cierto, sin embargo, que esta teoría del valor y de la
plusvalía tiene puntos débiles, sobre todo el llamado problema de la
transformación, es decir, cómo convertir valores en precios, ya que en el
mercado no nos encontramos valores sino precios de las mercancías, y en la
medida en que estos se alejen del valor real medido por el tiempo de trabajo
necesario para producir los bienes, podrán distorsionar el problema del origen
y la distribución de la ganancia empresarial. Sin entrar de lleno en esta
cuestión por no ser el objeto de este breve trabajo, nos remitiremos una vez
más al trabajo de Paul Sweezy que se basa a su vez, en el de Bortkiewicz (quién
por cierto, era crítico de Marx en este y otros muchos puntos), y diremos con
ellos que el problema no es esencial para el sostenimiento de la teoría y que
sólo depende del grado de abstracción en el que nos movamos, ya que Marx partía
de la igualdad de las composiciones orgánicas del capital en las distintas
industrias y esto lógicamente, es un supuesto muy restrictivo, pero aún
eliminándolo es posible como demuestra Sweezy, encontrar una forma de mantener
las leyes de movimiento de la producción capitalista, resultando que una
concepción correcta del problema de la transformación de valores en precios no
afecta a las leyes del desarrollo capitalista que el propio Marx describió
brillantemente por ejemplo en el famoso y malinterpretado "Manifiesto
Comunista".
En definitiva, a pesar de algunos puntos objeto de discusión
todavía, queda claro el andamiaje sobre el que se sustenta la teoría de la
plusvalía marxista y cuál es su significado para el estudio del capitalismo.
Como corolario añadir que el desinterés actual por estas cuestiones en el
llamado paradigma neoclásico reside en la negativa a estudiar los aspectos
políticos que inevitablemente subyacen a los problemas supuestamente
científicos de la teoría económica (como por ejemplo y sin ir más lejos el de
la distribución de la renta, abandonado desde que Stuart Mill afirmara que la
producción era el problema científico del que se tenía que ocupar la Economía
Positiva, y la distribución quedaba en manos de la desprestigiada Economía
Normativa y de los políticos) , y que la preocupación, no sólo de Marx sino de
toda la economía clásica por el problema del valor, se deriva de un interés
primordial por la distribución de la renta entre las clases sociales, por cómo
se reparte la famosa "tarta" que representa el total de la producción
y de la riqueza de un territorio (la llamada distribución funcional de la
renta) y que el punto clave para lo que nos interesa aquí es la consideración
del beneficio empresarial como una deducción del producto total del trabajo
social (tratando de integrar pues en lo posible, la línea evolutiva de la
Economía clásica que va desde Locke y Petty, pasando por Smith y Ricardo, y
culminando en Sraffa), con lo cual es imposible pasar por alto el cálculo del
valor y la teoría del valor-trabajo en la que se basa.
Exposición de la ley
de variación de la tasa de ganancia
Para mí la ecuación clave que hay que tener siempre presente
es, basándome en Sweezy y Baran:
G= P' (1 - O) (1)
En (1) la variable dependiente es G (tasa de ganancia) y las independientes son P' (tasa de plusvalía) y O (composición orgánica del capital) y esto no es una casualidad matemática puesto que es evidente que P' y O son variables sobre las que puede incidir o manipular el empresario mientras que G sería el resultado de esas manipulaciones (el que probablemente haya empresarios que digan "emic" con la teoría ortodoxa neoclásica que su variable clave es el beneficio no cambia nada, aparte de que el beneficio y la tasa de ganancia no son isomorfos, lo importante es que para maximizar el beneficio se manipulan el grado de explotación y la renovación o conservación del capital fijo o constante sustituyendo el trabajo por capital). En fin, la función "etic" y muchas veces supuestamente inconsciente del empresario es maximizar la tasa de plusvalía o de explotación del obrero.
G= P' (1 - O) (1)
En (1) la variable dependiente es G (tasa de ganancia) y las independientes son P' (tasa de plusvalía) y O (composición orgánica del capital) y esto no es una casualidad matemática puesto que es evidente que P' y O son variables sobre las que puede incidir o manipular el empresario mientras que G sería el resultado de esas manipulaciones (el que probablemente haya empresarios que digan "emic" con la teoría ortodoxa neoclásica que su variable clave es el beneficio no cambia nada, aparte de que el beneficio y la tasa de ganancia no son isomorfos, lo importante es que para maximizar el beneficio se manipulan el grado de explotación y la renovación o conservación del capital fijo o constante sustituyendo el trabajo por capital). En fin, la función "etic" y muchas veces supuestamente inconsciente del empresario es maximizar la tasa de plusvalía o de explotación del obrero.
P' = P / V
O = C / V
y
G = P / (C + V) (2)
O = C / V
y
G = P / (C + V) (2)
Donde P sería el tiempo de trabajo excedente, V el capital
variable y C el capital constante, por ejemplo, en una jornada de trabajo de 8
horas diarias, si el trabajador cubre el valor de sus medios de subsistencia
(trabajo necesario) en 2 horas, las 6 horas restantes son trabajo excedente,
luego la tasa de plusvalía sería 6/2, es decir, el 300%.
La parte V restituye el valor de la fuerza de trabajo, es
decir, "reproduce el equivalente de su propio valor y produce, además, un
excedente, una plusvalía, que puede variar, que puede estar más o menos de
acuerdo con las circunstancias" (Sweezy). Así pues, el capital variable
recibe este nombre porque aumenta con el proceso de producción en la cantidad
que forma la plusvalía.
En todo esto damos por supuesta la ecuación básica (no sólo
de la teoría económica marxista sino de toda la economía clásica cambiando
solamente la terminología), de la distribución del valor en capital constante,
variable y plusvalía:
Valor total=C+V+P =(capital fijo+ capital variable + plusvalía) (3)
Valor total=C+V+P =(capital fijo+ capital variable + plusvalía) (3)
Por supuesto, sabemos que C sólo representa el valor de los
materiales y la maquinaria usados en el proceso de producción que no sufre
ninguna alteración cuantitativa de su valor, de ahí su nombre de capital
constante.
Vamos al grano pues que todo esto es archisabido:
Formulación de las
fuerzas que producen la variación de la tasa de ganancia
Partimos de las siguientes premisas en este nivel de abstracción:
Partimos de las siguientes premisas en este nivel de abstracción:
1) Tendencia a aumentar de O (composición orgánica del capital).
Esto es evidente por si sólo y no necesita mayor
demostración (digamos que es apodíctico o axiomático). Esta tendencia es
intrínseca y esencial al capitalismo (al moderno, al post-moderno y al del
siglo XV en Venecia), la sustitución de capital variable por capital constante
persigue "ahorrar costes salariales" y aumentar la productividad del
trabajo empleado. Las consecuencias históricas de este proceso son dialécticas
y enormemente importantes pero vamos a introducir antes a todos los actores de
la película para después desarrollar el argumento. Sólo decir por ahora que
este crecimiento tendencial de O hace que decrezca G (ver ecuación 1), y que el
grado en el que ello se produzca dependerá de las fuerzas contrarrestantes que
compensarán esa caída, pero la tendencia es "objetiva". Lo que
negamos es que esta tendencia sea necesariamente la dominante (y por eso usamos
el término variación y no el de reducción o disninución, que es el que utilizan
Marx y Sweezy, al referirnos a la evolución de esta tendencia histórica y
esencial en el sistema económico capitalista), y con ello no queremos decir que
sea poco importante ni que no sea la tendencia esencial del modo de producción
capitalista. Sólo afirmamos que como en la teoría hegeliana dialéctica del paso
de la cantidad a la cualidad puede haber una época histórica en la que las
causas contrarrestantes sean más potentes que la tendencia esencial y ello
creemos que de hecho ha ocurrido en la mayor parte de la evolución del
capitalismo y probablemente siga ocurriendo ahora en nuestros días.
Concluyendo: El capitalista ahorrará como pueda capital variable sustituyéndolo
por maquinaria (capital constante) pero ese ahorro de costes temporal lleva en
su interior la semilla de su propia destrucción al disminuir la plusvalía
extraída. Como dicen los economistas ortodoxos: "céteris páribus",
que es como decir para nosotros, en el nivel más elevado de abstracción.
2) Tendencia a aumentar de P' (tasa de plusvalía=P/V):
En contradicción dialéctica e histórica con la tendencia
anteriormente expuesta a aumentar de la composición orgánica del capital
aparece la tendencia intrínseca al capitalismo de incrementar la tasa
explotación del trabajo por el capital. Esto se puede realizar de tres formas
principales y en cada período histórico habrá que estudiar la influencia
respectiva de cada una de ellas:.
a) Variación de la duración de la jornada de trabajo. El aumento o reducción de la jornada de trabajo produce un aumento o reducción absolutas de la tasa de plusvalía, aumentando o reduciendo la importancia del tiempo de trabajo excedente en relación al necesario.
b) Variación de la productividad del trabajo (con la consiguiente disminución del tiempo de trabajo necesario para cubrir los gastos mínimos de subsistencia del trabajador humano).
Así, con el aumento de la productividad del trabajo, se produce un aumento de la plusvalía relativa, es decir, una disminución del tiempo que el trabajador necesita para reproducir su fuerza de trabajo. Esta es una de las características esenciales del capitalismo: mediante la revolución constante de los medios de producción, se producen unos aumentos enormes de productividad que aumentan la plusvalía relativa, dicho en otras palabras: el tiempo de trabajo necesario (el que necesita el trabajador para reproducir su fuerza de trabajo), disminuye enormemente.
c) Variación del salario real: Quizás sea esta la tendencia menos importante (aunque como diré al final sólo el estudio empírico-estadístico puede resolver estas cuestiones), porque partimos como Marx de que el salario tiende a ajustarse a su nivel de subsistencia, aunque ese nivel está determinado por la evolución histórico-cultural de las necesidades sociales en cada momento histórico y por el estado del ejército de reserva de trabajadores desempleados que tiende a deprimir el salario real.
Así pues, el conflicto dialéctico entre estas tres fuerzas
dará como resultante un aumento o disminución de la tasa de plusvalía en cada
momento histórico.
Repetimos una vez más: el que la tendencia intrínseca del
capitalismo sea a un incremento de la explotación del hombre, en cada época
concreta puede haber contratendencias que incluso anulen o superen a la
anterior, quedando así en suspenso el resultado de esta interaccción, lo
importante es conocer en cada momento histórico las fuerzas que actúan y la
importancia de cada una de ellas.
Decir además, que estas dos fuerzas esenciales a la evolución
y al funcionamiento del capitalismo no se pueden separar mecánicamente
considerándolas independientes una de otra, esto lo hacemos sólo a título de
ilustrar en este nivel de abstracción las características de cada una de ellas
y su influencia en la tasa de ganancia.
Sin embargo, es evidente que la tendencia al aumento de la
intensidad de la explotación es un fenómeno íntimamente ligado al aumento de la
composición orgánica del capital ya que la sustitución, del llamado en los
manuales de Teoría Económica, factor trabajo, por maquinaria produce dos
efectos que un ojo no adiestrado puede confundir fácilmente, que son, por un
lado, el aumento de la plusvalía relativa ligado al aumento de la productividad
del trabajo empleado (producción total / nº de trabajadores), y por el otro, el
aumento también de la composición orgánica del capital, al sustituir capital
variable por capital constante, dándose el hecho contradictorio de que el
primero eleva la tasa de ganancia del empresario, y el segundo la reduce, y que
la relación entre las dos tendencias es una vez más dialéctica con lo que
queremos decir que el resultado final será incierto y dependerá de las
contratendencias que actúen en cada momento. Si bien a efectos expositivos
insistimos como hizo Marx en la separación analítica de ambas, abandonaremos
esta separación cuando pasemos a analizar sus interacciones materiales e
históricas.
Causas que influyen
en la tasa de ganancia, en P', en O, o en ambas
Hemos visto a lo largo del siglo XX la enorme capacidad
adaptativa del capitalismo que contra la opinión de la mayoría de los marxistas
clásicos, ha conseguido equilibrar las tendencias internas que le llevaban a su
destrucción mediante la actuación de sus contratendencias.
A continuación enumeraremos las variables que determinan
principalmente el sentido creciente o decreciente que en cada coyuntura
histórica adopta la tasa de ganancia, incidiendo en cuáles son las más
importantes en este momento histórico y dejando para otro trabajo las múltiples
y en mi opinión creativas maneras de ayudar a que las fuerzas intrínsecamente
destructivas que tiene el propio sistema en su interior (cual troyanos que lo
van corroyendo por dentro), vayan haciendo su tarea corrosiva para alcanzar el
objetivo revolucionario, pero estas cuestiones de táctica política las dejamos
para otra discusión teniendo muy presente que la importancia del trabajo
teórico es enorme y sirve para adecuar la acción práctico- política a la
realidad de cada momento histórico y de cada totalidad social.
Haremos una enumeración descriptiva pero sin profundizar en
cada una de ellas por la intención de brevedad (y confiando en demostrar más
adelante al eximio lector que esa brevedad no es sinónimo de limitaciones
expositivas sino intencionada), e insistiendo en la necesidad de hacer trabajos
histórico-concretos para evaluar la importancia de cada una de ellas en nuestra
época y la posibilidad revolucionaria de "acentuar las contradicciones
internas del capital". Para ello tomaremos dos ejemplos que ilustren el
método de razonamiento y en el resto indicaremos solamente algunas pinceladas
de lo que en posteriores trabajos confiamos en explorar más a fondo el papel en
la ley y en la situación histórica actual de cada uno de estos factores, y por
qué no, también en la política. Así pues, daremos solamente unas
"pinceladas" para indicar humildemente las posibles hipótesis a
explorar.
1)Papel de los sindicatosPapel en la ley: La fuerza sindical si es poderosa realmente puede combatir la tendencia depresiva que ejerce el ejército de reserva de mano de obra sobre los salarios y deprimir la tasa de ganancia, elevando los salarios reales y tratando de reducir la jornada de trabajo.
Situación actual: Decir solamente que en nuestra época la
evolución del capital hacia una concentración oligopólica en la mayoría de los
sectores estratégicos obstaculiza mucho la influencia sindical, esto sin hablar
de la degeneración burocrático-conservadora de los sindicatos modernos
(pongamos como ejemplo la aceptación resignada de las agencias temporales de
colocación de capital privado que abaratan la contratación y en algunos casos
vampirizan parte del propio salario en concepto de retribución por
"servicios prestados" realizando tareas de mediación laboral que correspondían
anteriormente al INEM, esto sin hablar de la connivencia con el gobierno del PP
firmando pacto tras pacto y dando por tanto una imagen de acuerdo con la
política neoliberal del gobierno).
2) Acción del EstadoPapel en la ley: El Estado moderno interviene en favor del capital para favorecer la acumulación y eliminar trabas a la misma (sindicales, contractuales, etc.), aumentando por ejemplo las facilidades para la renovación del capital constante y por tanto el aumento de O (composición orgánica del capital). Pero en su acción dialéctica y en función del momento histórico concreto (Estado del bienestar de los años 60), el Estado puede detraer plusvalía de la acumulación con fines de estímulo keynesiano de la demanda agregada, mediante impuestos y demás "bocaos", y por tanto, ocasionar un declive de la tasa de ganancia que retrase la acumulación del capital y por tanto el desarrollo de las llamadas "contradicciones objetivas" del sistema.
Situación actual: Como hemos señalado en repetidas ocasiones
en este trabajo, cuál de las dos fuerzas predomine es un resultado al que sólo
se podrá llegar a través del estudio de cada situación histórico-concreta. Pero
como avance y dada la importancia de este agente en la sociedad moderna, diré
que el papel actual parece ser más el de eliminar las trabas que retrasaban la
acumulación en el Estado del bienestar para fomentar la renovación del capital
fijo y la informatización progresiva de la producción con vistas al llamado por
expertos como Manuel Castells, predominio apabullante de la economía de la
información (por supuesto, solamente en el mundo desarrollado). Es decir, en
nuestra opinión la hipótesis sería considerar al Estado actualmente como un
estímulo sobre todo para aumentar mucho más P' que O contribuyendo así a la
elevación de la ganancia del capital.
También se podrían añadir las protecciones arancelarias
ahora tan de moda para favorecer al capital nacional, el estímulo y apoyo
efectivo con privilegios de todo tipo (como por ejemplo las amnistías fiscales
dadas en España a empresas "estratégicas" para que superaran sus
crisis, cosa por cierto que no tiene mucho que ver con la ideología neoliberal
predominante en instituciones como la Unión Europea) de las multinacionales de
cada país en su lucha imperialista por el mercado mundial, etc.
3) Exportación de capital
(Ver trabajos de Lenin, Rosa Luxembourg, Hilferding). Se
trata de analizar el estado actual del llamado "comercio desigual" de
los economistas latinoamericanos, partiendo del papel de la exportación de
capital de los países desarrollados en la reducción de su composición orgánica
ya que la inversión en el tercer mundo se realiza en industrias mucho más
intensivas en trabajo que en el primer mundo, así pues la composición orgánica
del capital interior y exterior (lo que en Macroeconomía ortodoxa se denomina
producto nacional bruto, en contraposición al producto interior bruto que se
refiere exclusivamente a la producción dentro del territorio nacional)
disminuye y la tasa de ganancia aumenta.
Y explorar también el papel de la sobreexplotación de los
trabajadores del tercer mundo con el fin de otorgar mayores ventajas a los
trabajadores de las metrópolis y así "comprar" su complicidad con el
capitalismo, neutralizando así mediante la "exportación" de la explotación
la potencialidad revolucionaria de las clases medias europeas y
norteamericanas, pero acentuando, y esta es la cuestión decisiva para
desarrollar una táctica revolucionaria efectiva y acorde a los tiempos
actuales, la conciencia revolucionaria entre las clases medias del llamado
Tercer Mundo, al observar éstas que el supuesto liberalismo comercial (acuerdos
del Gatt para eliminar aranceles y favorecer el comercio
"equitativo"), lo único que favorece es la exportación de capital del
primer al tercer mundo, sin ayudar a cambio, al desarrollo de industrias
nacionales poderosas y competitivas en los países receptores de esa supuesta
ayuda. Esto hace que la miseria crezca y que las posibilidades de desarrollo
real de estos países (véase el caso sangrante de Argentina que ha perdido ¡dos
tercios! de su renta per cápita en los últimos años) son nulas puesto que lo
que interesa al capital es que ofrezcan productos primarios baratos (por
ejemplo la carne en el caso argentino que se sigue exportando aunque en el país
se mueran de hambre), y que no puedan desarrollar nunca una industria nacional
competitiva que pueda ir contra los beneficios oligopólicos de las
multinacionales del mundo desarrollado (ver el extraordinario y casi
desconocido trabajo de Stephen H. Hymer sobre las multinacionales: La compañía
multinacional: Un enfoque radical)
4) Nuevas industrias y desarrollo tecnológico
Recordamos principalmente la tesis de Schumpeter sobre la
destrucción creativa como vía de enorme incremento de la productividad del
trabajo en base a los descubrimientos tecnológicos y a la renovación constante
del capital fijo con el consiguiente efecto "problemático" sobre O y
P'.
Compartimos la tesis de que el desarrollo tecnológico ha
permitido una elevación de la productividad del trabajo tan enorme que ha
ocasionado que se pueda detraer una gran masa de plusvalía en sectores
improductivos como los de la enorme industria montada alrededor de la
publicidad y el marketing, así como el ya mencionado papel del Estado del bienestar
en intentar paliar mínimamente los efectos perversos de la libre concurrencia
mediante la llamada estructura redistributiva basada en el impuesto sobre la
renta y en las llamadas transferencias de riqueza (seguro de paro y pensiones
de jubilación) que tratan de mantener la capacidad de consumo de los individuos
cuando el "libre mercado" ya no les protege.
5) Importancia de los monopolios y los oligopolios en la estructura capitalista actual
La progresiva centralización y concentración del capital la
conoce hasta un estudiante de primero de económicas que sin haber oído hablar
nunca de Marx, sabe que el monopolio o el oligopolio proporcionan mayores tasas
de beneficios a los capitalistas que las empresas que actúan en mercados
perfectamente competititvos de los que están repletos todos los manuales
académicos de economía (que por cierto se basan en el texto canónico de
Marshall que tiene un siglo de antiguedad), y los economistas ortodoxos de los
dos últimos siglos se han "devanado los sesos" tratando de justificar
la violación flagrante de los supuestos de la competencia perfecta (infinitos
vendedores y compradores sin poder sobre el mercado que producen un producto
homogéneo que venden a un precio sobre el que no tienen influencia en
absoluto), y la inserción de los mercados oligopolistas en sus modelos.
Nosotros no vamos a hacer ese esfuerzo baldío porque desde el marxismo, la
concentración del capital en pocas manos y el tamaño creciente de las unidades
productivas es "esencial" y no accidental al proceso de acumulación
del capital, pero sin embargo, y he aquí su aspecto dialéctico, es un proceso
que lleva dentro de si mismo la semilla de su propia destrucción (cual de si un
caballo de Troya se tratara), pero no nos adelantemos a un análisis más detallado
y digamos solamente que la estructura oligopólica de los mercados facilita
enormemente la concentración y centralización progresivas del capital con
vistas a asegurar la existencia de una tasa de beneficio máxima y de un nivel
máximo también de las ventas a través sobre todo del enorme aparato marketing y
de distribución de estas grandes corporaciones. Así pues, lejos de ser una
deformación de la teoría económica de la competencia pura y cristalina en su
limbo teórico, la oligopolización ha sido el mecanismo de defensa más
importante del capital para " quitarle la razón a Marx" en su teoría
del derrumbe del capitalismo por sus contradicciones internas, si bien el único
fallo de Marx fue quizás no prever las enormes consecuencias de la concentración
y aumento de tamaño de las unidades empresariales para conseguir que las causas
contrarrestantes compensen y superen incluso a las que provocan una caída de la
tasa de ganancia, y por tanto, no advertir la importancia esencial de este
proceso para el sostenimiento del capitalismo y el intento (esperemos que
temporal y frustrado en su objetivo), de preservación de este régimen
productivo de apropiación y de explotación del hombre por el hombre mediante la
aplicación de mecanismos keynesianos de estímulo de la demanda agregada
"puenteando" a las fuerzas libres del mercado.
6) Evolución de la población y el subsiguiente efecto sobre el precio y el volumen de la fuerza de trabajo
Trataríamos aquí de explorar la relación entre la tasa de
ganancia del capital y el aumento de la población, pensando por ejemplo en el
"baby boom" americano y europeo de los años cincuenta y sesenta
relacionado con unas tasas de ganancia del capital nunca hasta entonces
conocidas, y también en la actual importancia del desequilibrio enorme entre
las tasas de natalidad del mundo desarrollado y las del mundo subdesarrollado y
su posible conexión con el valor de la fuerza de trabajo, el tamaño del
ejército de reserva de trabajadores desempleados y la tasa de explotación.
7) Consumo improductivo del capital (importancia creciente de sectores parasitarios y del sector servicios y de distribución en la estructura productiva)
Sólo decir por último que la importancia de este punto 7 es
enorme dado que uno de los secretos de la supervicencia del capitalismo en los
últimos 50 años ha sido, como ya ha sido mencionado, aumentar de una forma
enorme los canales de distribución y marketing para asegurar la no existencia
de crisis de realización de la plusvalía. Es decir, presionando sobre las
ventas a través de la publicidad desbocada y de la presión compulsiva al
consumo (sólo hay que encender cualquier día el televisor y observar el aparato
publicitario del capital en su desesperado esfuerzo por aumentar las ventas),
el sistema perfecciona los métodos para conseguir compensar en la medida de lo
posible la tendencia al subconsumo o a la sobreproducción que no dejan de ser
dos caras de la misma moneda (aunque por ejemplo Sweezy se haya devanado los
sesos.
Además, los marxistas debemos estudiar (de cara a establecer
una táctica revolucionaria para la clase media y los llamados trabajadores
autónomos), la forma en que el capital "compra" los servicios (como
indicamos en el punto 3 anterior) de una masa enorme de sujetos que no podrían
ser empleados productivamente dada la elevadísima composición orgánica del
capital (O), y que lo son en los hipertrofiados sectores improductivos
(insistir mucho con el riesgo de ser pesados, en el tratamiento
"problemático" de esta cuestión y en la intervención poderosa de papá
Estado en el mismo) e investigar hasta qué punto la plusvalía extraída en el
sector servicios del trabajo humano compensa la detracción de plusvalía
productiva de otros sectores económicos para mantener y desarrollar estos
sectores "terciarios". Esta es la cuestión "problemática" a
que nos estamos refiriendo, es decir, hasta qué punto la plusvalía extraída del
sector servicios se utiliza para compensar la pérdida de plusvalía que comporta
la propia existencia de esos sectores improductivos (esperamos que se comprenda
esta aparente paradoja), entendiendo por improductivo no un concepto peyorativo
que ponga a unos sectores por encima de otros en una supuesta y ridícula escala
moral en la producción, sino aquella parte del capital que no se emplea en la
producción de mercancías sino en el mantenimiento de servicios anexos más o
menos superfluos (no desde el punto de vista moral como ya hemos aclarado),
sino considerando superfluo todo proceso económico que no comporta la
producción de mercancías vendibles en un mercado. Hablando más explícitamente y
siguiendo a Gramsci en lo que a táctica de lucha revolucionaria se refiere y
dejando una vez más la profundización en este aspecto clave de nuestro análisis
para sucesivas ampliaciones de este trabajo, se trataría en mi opinión de
explorar la manera de establecer la hegemonía revolucionaria en sectores muy
importantes de población que viven "engañados" creyéndose partícipes
de las ganancias del capital cuando en realidad sólo están siendo utilizados
por ese "Moloch" (como se observa en los períodos de crisis aguda
como en la Alemania de los años 30 y se empieza a observar ahora mismo en
cuanto hay una "amenaza" fascista (Le Pen en Francia)), pero por
desgracia para ellos, en cuanto llega una crisis se ven abocados a una condición
proletaria de la que creían haber escapado.
Conclusión
Repetir sólo finalmente que en nuestra opinión un estudio
fructífero de estas cuestiones tan "vitales" y urgentes para un
viraje necesario que haga pasar al hombre de su prehistoria a realizar su
propia historia y a controlar las fuerzas que sobre el actúan (como dice
Spinoza: "Todo aquel que habla o calla o realiza una acción cualquiera por
un libre mandato del alma, sueña con los ojos abiertos"), ese viraje
decimos que conllevaría inevitablemente la profundización histórico-concreta en
el conocimiento de la influencia de cada una de ellas en cada totalidad social
y la creación a partir de este diagnóstico de una táctica revolucionaria lo más
adecuada a los hechos y por tanto, lo más "potente" posible
ideológicamente hablando.