29/1/14

El Segundo Libro de El Capital después de la MEGA2 | Ensayo sobre los volúmenes MEGA2 II: 11, 12 & 13

Karl Marx ✆ Michael Wiesner
Roberto Fineschi  |  La segunda sección de la MEGA2, dedicada a El Capital y a los trabajos de preparación de esta obra, está cambiando radicalmente las bases materiales de la investigación sobre este texto1. Si hasta ahora se ha dedicado más atención, por lo menos en el contexto italiano, al primer libro, la salida de los manuscritos correspondientes al II y al III, además de la reedición crítica de la versión impresa de Engels, ha despertado un renovado interés sobre estos textos. En esta ocasión quiero tratar especialmente algunas cuestiones relacionadas con el segundo libro, haciendo referencia a los tres volúmenes recientemente publicados ya citados al principio. Antes de todo, quizás sea útil especificar algunas diferencias generales que existen entre los varios volúmenes que componen El Capital.

Un punto fundamental es que el mismo Marx publicó varias ediciones del libro I: dos ediciones alemanas (1867 y 1872-3) y una edición francesa (1872-75). A pesar de que la elaboración del texto fuese obstaculizada y la obra se quedara en parte inacabada, el contenido fue impreso varias veces con la autorización de Marx. Si bien es cierto que una parte importante de su legado es inédita y que ésta contiene fragmentos valiosos, etc., no se puede olvidar el principio metodológico fundamental que reconoce una autoridad indiscutible a los textos publicados. Si este criterio es válido respecto a los manus­critos de preparación – desde los
Grundrisse a muchos textos juveniles – también lo es para los materiales siguientes, o sea los numerosos ma­nuscritos para el II y el III libro. Vale aún más para la enorme cantidad de extractos y apuntes en vías de publicación en la cuarta sección de la MEGA. Naturalmente esto no significa que estos textos no sean dignos de gran interés y que no ofrezcan buenas ocasiones de interpretación. Sin embargo, no hay que creer que aquel manus­crito desmienta el primer libro de El Capital, o que lo haga aquel apunte o aquella página cuya publicación no ha sido nunca autorizada por Marx. Se trata del principio de jerarquía de las fuentes.

Después de haber reconocido, por así decir, la autoridad de primer nivel a los textos auto­rizados, me parece razonable reconocer otra de segundo nivel a los manuscritos orgánicos, aquellos textos que los filólogos consideran «obras», es decir, escritos organizados y desa­rrollados según una consistencia lógica com­probada (aquí es posible luego matizar más). Además, hay que atribuir un tercer nivel a los extractos y a las notas, en particular a los que no han sido reutilizados ni para el primero, ni para el segundo nivel. Aún consciente de la complejidad de tal distinción y del hecho de que existen casos límites en los que es difícil asignar una prioridad a éste o a aquel texto2, creo que prescindir de esta jerarquización significa entrar en el terreno del «todo es posible», o sea de la nada.

Llegando al segundo libro, Marx no publicó nunca ningún texto que tratara el proceso de circulación del capital. Aquí nos situamos en el segundo nivel. Aún tenemos numerosos ma­nuscritos, más o menos desarrollados, a partir de los cuales Engels publicó en 1885 el texto tradicionalmente conocido como segundo libro de El Capital. Es necesario recordar que este libro no existe como obra autorizada por el autor, y que la edición de Engels, aunque dotada de autoridad, es una adaptación de los manuscritos ya nombrados y no es la última versión elaborada de Marx. Prescindiendo de la valoración positiva o negativa que se quiera dar al trabajo editorial de Engels, nada puede cambiar el hecho de que los distintos materiales marxianos se quedaron inacabados. Después de haber aceptado y asumido esta realidad, tampoco se debe cometer el error opuesto: o sea, pensar que no existe un desarrollo orgánico– aunque inacabado– de la teoría de la circula­ción del capital y que Marx se limitó a escribir apuntes ocasionales; al contrario, se dieron numerosos intentos de redactar el segundo libro. La «función histórica» de la MEGA consiste justamente en ofrecer la posibilidad a quien lo desee de abordar de manera detallada estas cuestiones con los textos en mano, dejando de lado las discusiones «en general».

Después de establecer esta premisa, intentaré reconstruir la posición del segundo libro en la arquitectura general de la teoría del capital y explicar cómo Marx llegó a la estructura «final».

Traducción del italiano por Elisa Altinier



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