1/9/13

El análisis de Marx acerca de la centralidad del conflicto entre capital y trabajo en la relación de clase para construir la superación del capitalismo

Work-ing Marx | Imagen tomada de un 
un cartel de la Facultad de Filosofía y
Letras de la UNAM
Luciano Vasapollo |  Planteamos de inmediato algunos conceptos claves del análisis de Marx, aunque para aquellos lectores que quieren mostrarse “sofisticados”, aclaramos que toda esta exposición, necesariamente, contiene un carácter sintético, y por tanto, de alguna manera, de aproximación; lo importante en este artículo es que el lector comprenda de manera simple la actualidad, la coherencia lógica del análisis de Marx y su fuerte capacidad de ser hasta hoy pensamiento-guía para la superación del capitalismo.

La “economía política” clásica a partir de Smith y Ricardo, si bien por un lado colocaba de manera revolucionaria el trabajo en la base del progreso humano, por el otro, sin embargo, identificaba al sistema capitalista, fundado sobre la propiedad privada de los medios de producción y sobre el trabajo asalariado, como único sistema económico racional y por tanto, natural.

Foto: Luciano Vasapollo
En tales presupuestos teóricos se inserta el estudio y el crecimiento del pensamiento de Marx. La primera y fundamental mistificación de la “economía política”, según Marx, es la de hacer pasar un cierto tipo de economía, una forma social particular de la reproducción humana, por “la economía” y “la sociedad”. La economía política no ve el capitalismo como una realización histórica, aunque en cuanto a esta, si ha tenido un inicio, tendrá seguramente un final.

Para aclarar esta contradicción, en sus Manuscritos económico-filosóficos Marx usa los resultados del despiadado análisis al que la “economía política” somete a la sociedad industrial moderna. Los teóricos de la “economía política” afirman que el valor de una mercancía esta dado por el trabajo socialmente necesario para producirla, pero del mismo modo, demuestran que con el salario al obrero le llega solo

Marxismo, feminismo y liberación de la mujer

Mujer con libro ✆ Pablo Picaso
Sharon Smith  |  Inessa Armand, la primera dirigente del Departamento de la Mujer en la Revolución Rusa de 1917, hizo la siguiente observación: “Si la liberación de la mujer es impensable sin el comunismo, el comunismo es también impensable sin la liberación de la mujer”. Esta afirmación es un perfecto resumen de la relación entre la lucha por el socialismo y la lucha por la liberación de la mujer: no es posible una sin la otra.

La tradición marxista asume, desde sus orígenes, con los escritos de Karl Marx y Friedrich Engels, la lucha por la liberación de la mujer. Ya desde el “Manifiesto Comunista”, Marx y Engels argumentaron como la clase dominante oprime a las mujeres, relegándolas a “ciudadanas de segunda clase” en la sociedad y dentro de la familia: “el burgués ve en su mujer un mero instrumento de producción…, no sospecha siquiera que el verdadero objetivo que perseguimos [los comunistas] es el de acabar con esa situación de las mujeres como mero instrumento de producción”.

Marx no dedicó mucho espacio en El Capital a describir el papel que cumple el trabajo domestico de las mujeres bajo el capitalismo. Tampoco examinó el origen de la opresión de la mujer en la sociedad de clases, a pesar de que tomó extensas notas etnológicas sobre este tema hacia el final de su vida. Después de la muerte de Marx, Engels utilizó algunas de aquellas notas para su libro: “El Origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado”, donde analizaba el surgimiento de la opresión de las mujeres como el producto de la aparición de la sociedad de clases y de la familia nuclear. A pesar de que han sido necesarias varias revisiones para actualizar las tesis del libro de Engels, fueron pioneras, en su momento,

Todas las madres son marxistas...

Ternura
✆ Oswaldo Guayasamín
Javier Romo  |  Siempre quieren lo mejor para sus hijos. Reparten todo lo que tienen a partes iguales entre sus hijos. Trata a todos sus hijos por igual. Se alegran con sus triunfos, sufren con sus desgracias. Si tienen un hijo  más afortunado que otro, siempre hacen lo que pueden para que su hijo menos afortunado este en las mismas condiciones que el más afortunado. Gracias a ellas sus hijos pueden sobrevivir, hasta que ellos puedan valerse por sí mismos, y si uno no puede valerse por sí mismo, ella cuidará de él durante toda su vida. No se guían por elementos materiales a la hora de darles cariño. Si una madre tiene un hijo discapacitado, dedica más tiempo a ese porque él verdaderamente lo necesita, para que al fin y al cabo con su ayuda disponga de las mismas oportunidades y condiciones de igualdad en la sociedad que sus otros hijos sin discapacidad alguna. Se encargan de fomentar la igualdad, la libertad y la fraternidad entre sus hijos.

Eso sí, nunca piden ni pedirán nada a cambio. Los padres al igual que las madres también se mueven por esa lógica natural, que emana de la madre naturaleza desde que un hijo nace, una lógica que les hace ser marxistas por naturaleza con sus hijos e hijas. Por eso incluso llegan a adoptar hijos desafortunados, para aplicar ese amor marxista con ellos. En conclusión, las madres viven y se desviven por y para sus hijos.

Al igual que las madres, lo natural y ético sería tener una “madre estado” que impulsara esos ideales ¿Por qué hemos de seguir empeñados en defender una madre estado que ayuda y quiere más a los hijos que más tienen, y que les pide más sacrificios y discrimina más a sus hijos minusválidos?

Marxismo y cuestión nacional | Conversatorio con Néstor Kohan

  • No es casual que los documentos de Santa Fe IV, elaborados por los estrategas político-militares del Pentágono, identifiquen a Simón Bolívar (junto con la teología de la liberación y Antonio Gramsci) como uno de los principales enemigos actuales de Estados Unidos.
-¿Qué pensó Marx sobre el problema nacional?
-La posición histórica del marxismo no ha sido unívoca ni uniforme. En sus primeros escritos Marx y Engels tenían, junto a su humanismo universalista y al internacionalismo, un punto de vista cosmopolita, sintetizado en la expresión “los trabajadores no tienen patria” del Manifiesto comunista (1848). Ese mismo año Engels escribía: “En América hemos presenciado la conquista de México la que nos ha complacido. Constituye un progreso, también, que un país ocupado hasta el presente exclusivamente de sí mismo, desgarrado por perpetuas guerras civiles e impedido de todo desarrollo, un país que en el mejor de los casos estaba a punto de caer en el vasallaje industrial de Inglaterra, que un país semejante sea lanzado por la violencia al movimiento histórico. Es en interés de su propio desarrollo que México estará en el futuro bajo la tutela de los Estados Unidos” (1848). Apenas un año después Engels se pregunta: “¿O acaso es una desgracia que la magnífica California haya sido arrancada a los perezosos mexicanos, que no sabían qué hacer con ella?" (1849). En sus artículos sobre “La dominación británica en la India” (1853) Marx justifica la penetración del colonialismo inglés en el oriente en nombre del “progreso histórico” (aún cuando se queja en el terreno ético de los métodos salvajes de los británicos).