Georgy V. Plejánov ✆ A.d. |
1.- Premisas
Históricas
Entre 1860 y finales del siglo Rusia se convirtió en un país
capitalista. En veinticinco años, de 1866 a 1890, el número de fábricas pasó de
2.500-3.000 a 6.000 y el de obreros se duplicó con creces. Pero el
latifundismo, el poder de los terratenientes nobles y otros vestigios del
régimen de servidumbre estorbaban la expansión del capitalismo, razón por la
cual transcurría por la llamada vía prusiana. La clase obrera comenzó a despertar y a enfrentarse con los
capitalistas ya en la década de los 70, pero entonces este movimiento tenía aún
carácter espontáneo, estaba dirigido contra tal o cual capitalista y no contra
la burguesía en conjunto. El proletariado, desprovisto todavía de conciencia
política, no actuaba coma clase en lucha revolucionaria contra la clase
capitalista y la autocracia zarista protectora de los intereses de los
latifundistas y la burguesía.
Las primeras organizaciones obreras —la Unión de
Obreros del Sur de Rusia (1875), la Unión de Obreros Rusos del Norte (1878) y
otras—intentaron conferir carácter político al movimiento obrero espontáneo,
pero no lo consiguieron porque carecían de un programa de lucha claro,
científico. Los primeros círculos marxistas que aparecen en la Rusia de los 80
—el grupo de Dmitri Blagoev,
el de Pavel Tochisski y otros— carecían de un
estrecho contacto con el movimiento obrero y no podían aún fundir la doctrina
del socialismo científico con este último. Las ideas del marxismo y sus
concepciones filosóficas no se propagaron con amplitud hasta mediada la década
de los 90, aunque eran patrimonio de los pocos revolucionarios que por entonces
había. «En el transcurso de casi medio siglo —escribió Lenin—, aproximadamente
de 1840 a 1890, el pensamiento avanzado en Rusia, bajo el yugo del despotismo
inaudito del zarismo salvaje y reaccionario, buscaba ávidamente una teoría revolucionaria
justa, siguiendo con celo y atención admirables cada "última palabra"
de Europa y América en este terreno. Rusia hizo suya la única teoría
revolucionaria justa, el marxismo, en medio siglo de torturas y de sacrificios
inauditos, de heroísmo revolucionario nunca visto, de energía increíble y de búsquedas
abnegadas, de estudio, de pruebas en la práctica, de desengaños, de
comprobación, de comparación con la experiencia de Europa»[1]
[1] .
Un obstáculo grave para el marxismo era la ideología populista predominante en el movimiento revolucionario de los años 80 y 90, en particular su corriente liberal, que cundió en esta última década. Los revolucionarios populistas sostenían que Rusia habría de llegar al socialismo por una vía propia —a través de la comunidad campesina—, que no serían los proletarios sino los campesinos la fuerza fundamental de la revolución socialista. Los ideólogos del populismo entendían que no eran las masas populares, sino los héroes, los individuos de pensamiento crítico, los que constituían el principal motor de la historia.
Los primeros marxistas rusos tuvieron que refutar las
concepciones idealistas de los populistas así como la idea errónea que tenían
del marxismo, al que juzgaban inaplicable en Rusia y presentaban como
"materialismo económico", como doctrina que negaba el papel de los
ideales avanzados y del individuo en la historia, como un fatalismo que
obligaba a todos los pueblos a seguir una trayectoria preestablecida. Para
eliminar la influencia del populismo en el movimiento revolucionario, los
marxistas rusos, como los de otros países, tenían que elaborar y resolver
importantes problemas del movimiento obrero: las vías de la transformación
revolucionaria de la sociedad y el destino histórico de ésta, el papel de las
masas populares y del individuo en la historia, el papel de las ideologías y su
influencia sobre la base económica de la sociedad, etc. Tenían que demostrar
que el marxismo era aplicable a Rusia, unirlo al movimiento obrero, fundamentar
ideológicamente y preparar la creación del partido marxista de la clase obrera.
Tales eran las tareas que ante sí tenía ya en la década de
los 80 el marxismo en Rusia, pionero del cual fue Gueorgui Valentínovich
Plejánov, quien en 1883 fundó en Ginebra la primera organización marxista rusa,
el grupo Emancipación del Trabajo
2.- Comienzo de la
actividad marxista de Plejánov y su lucha contra el populismo | Aplicación del
socialismo científico a la vida social de Rusia
Vida y actividad de Plejanov
Gueorgui Valentínovich Plejánov nació en 1856 en el seno de
una familia noble con pocas tierras. En 1875, siendo estudiante del Instituto
de Minería de San Petersburgo, se unió al movimiento populista revolucionario.
En diciembre de 1876, en un fogoso discurso pronunciado en la primera manifestación
obrera que se efectuó en San Petersburgo, ante la catedral de Nuestra Señora de
Kazán hizo un llamamiento a emprender una lucha política contra la autocracia.
En 1879, al escendirse la organización populista Tierra y Libertad, de la que
era miembro activo, se puso a la cabeza de la organización populista
revolucionaria Reparto Negro.
Es sus años juveniles fue seguidor del materialismo y del
democratismo revolucionario de Chernishevski, luego experimentó la influencia
de las concepciones populistas de Lavrov y Bakunin y hasta 1882 compartió la
idea populista acerca del "exclusivismo económico de Rusia". Pero ya
en aquel tiempo reparó en la clase obrera, comenzó a ver en ella una seria
fuerza política y desplegó propaganda revolucionaria entre 1 obreros. De 1880 a
1917 vivió en el extranjero como exiliado político, conoció de cerca el
movimiento obrero de Europa Occidental y estudió a fondo las obras de Marx En
1882-1883 se adhirió al marxismo. El grupo Emancipación del Trabajo, fundado
por él e integrado por Vera Zasúlich, Pável Axelrod, Lev Deich y Vasili
Ignátov, rompió con las concepciones populistas y anunció la edición de la
Biblioteca del Socialismo Contemporáneo, de signo marxista. Plejánov y otros
componentes del grupo vertieron al ruso y publicaron una serie de obras de los
fundadores del marxismo: Trabajo asalariado y capital; Miseria de la filosofía,
Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana, El Dieciocho
brumario de Luis Bonaparte y otras.
Engels saludó cálidamente la formación del grupo Emancipación
del Trabajo y comentó con aprobación las primeras obras marxistas de su
fundador, Plejánov: «... estoy orgulloso —escribió a Vera Zasúlich en 1885— de
que entre la juventud rusa exista un partido que sinceramente y sin reservas
haya adoptado las grandes teorías económicas e históricas de Marx y haya roto
decididamente con todas las tradiciones anarquistas y un tanto eslavófilas de
sus predecesores... Es un progreso que tendrá enorme significación para el
desarrollo del movimiento revolucionario en Rusia. Para mí, la teoría histórica
de Marx es condición fundamental para toda táctica revolucionaria coherente y
consecuente»[2] [2].
La crítica del idealismo y de la sociología subjetiva de los populistas
En las primeras obras marxistas de Plejánov —El socialismo y
la lucha política (1883), Nuestras discrepancias (1885) y otras—lleva a cabo
una crítica persuasiva de la ideología del populismo y de sus concepciones
idealistas en filosofía y, particularmente, en sociología, al tiempo que aclara
de un modo científico que el marxismo es aplicable a las condiciones de Rusia.
Frente a las afirmaciones populistas de que Rusia no debía seguir la vía del
capitalismo, Plejánov establece que la estaba siguiendo ya y se desarrollaba
conforme a las leyes inherentes al capitalismo. Bajo la influencia de éste,
escribe, la comunidad campesina se disgrega en polos contrapuestos, el de los
kulaks y el de los campesinos pobres, los braceros, mientras se incrementa en
el país el proletariado industrial, a quien pertenece el futuro.
Tiene particular importancia la lucha ideológica de Plejánov
contra la teoría idealista subjetiva populista de los "héroes" y la
"muchedumbre". Plejánov demuestra que la vida ha refutado las ideas
populistas acerca de los "héroes" artífices de la historia, el
encumbramiento del papel de los intelectuales y la actitud despectiva de los
populistas hacia el movimiento revolucionario de las masas, de la clase obrera.
«Los intelectuales —escribe exponiendo las opiniones de los populistas— han cumplido
en nuestros cálculos revolucionarios el papel de bienhechora providencia del
pueblo ruso, de cuya voluntad depende hacer girar la rueda de la historia en
uno u otro sentido...
La dura experiencia no tardó en demostrar a nuestros
revolucionarios que entre las lamentaciones sobre la carencia de tierra y la
elaboración de una determinada conciencia de clase hay una distancia infinita y
que de las revueltas ocurridas hace cien y doscientos años no se puede deducir
la disposición del pueblo a rebelarse en el momento presente»[3] [3] .
Plejánov rompe con su pasado populista, y en una carta
abierta a Lavrov, escrita en 1884, muestra que los programas utópicos y los
métodos conspirativos y terroristas dimanantes de la teoría idealista subjetiva
de los "héroes" y la "muchedumbre" estorban el despliegue
de la lucha revolucionaria de las masas populares de Rusia. «Las tareas
sociales de la Rusia de hoy día -escribe— no pueden hallar solución
satisfactoria en el tradicional programa conspirativo del blanquismo. Poco a
poco, ese trillado programa se irá convirtiendo para la revolución rusa en el
lecho de Procusto. A sus objetivos fantásticos, fantasmales, serán sacrificadas
una tras otra las formas de acción, los elementos del movimiento que constituían
su fuerza y condicionaban su influencia»[4] [4] .
Aplicación de la doctrina marxista a la vida social de Rusia
Al aplicar los principios del materialismo dialéctico y del
materialismo histórico al análisis de la vida social de Rusia, Plejánov hace
importantes deducciones para el movimiento revolucionario de Rusia:
«1) La revolución comunista de la clase obrera no puede brotar en modo alguno del socialismo pequefioburgués-campesino cuyos propagadores actuales son casi todos nuestros revolucionarios (es decir, los populistas. —Autores).
2) Por la índole interna de su organización, la comunidad rural tiende ante todo a ceder su lugar no a las formas comunistas de convivencia, sino a las burguesas. En la transición a las formas comunistas, el papel de la comunidad rural no será activo, sino pasivo; no está en condiciones de hacer avanzar a Rusia por la vía del comunismo; todo lo más que puede es oponer menos resistencia a ese movimiento que la pequeña propiedad agraria individual.
3) La iniciativa del movimiento comunista puede ser asumida únicamente por la clase obrera de nuestros centros industriales, la clase
4) cuya liberación sólo puede ser alcanzada mediante sus propios esfuerzos conscientes»[5] [5] .
Plejánov refuta las concepciones idealistas de los
populistas, para los cuales la filosofía marxista predisponía a una
"plácida contemplación" de la realidad, y establece que la doctrina marxista
proporciona un vasto campo de actividad consciente a las fuerzas avanzadas de
la sociedad de cara al derrocamiento del zarismo y a la subsiguiente revolución
socialista. El marxismo, dice, es el sucesor y heredero legítimo de las doctrinas
revolucionarias y socialistas de Occidente y Rusia; sólo él ofrece una
respuesta científica a los interrogantes políticos y teóricos que plantea el
pensamiento social avanzado.
3. La lucha de
Plejánov por una concepción científica materialista del mundo y contra el
revisionismo en el movimiento obrero de Rusia e internacional
La labor teórica de Plejánov no se circunscribe a Rusia. Es
un militante activo del movimiento obrero internacional, un eminente teórico
marxista de la II Internacional. En el I Congreso de ésta, celebrado en 1889,
pronuncia un fogoso discurso en el que dice que «el movimiento revolucionario
de Rusia puede triunfar únicamente como movimiento revolucionario de los
obreros». Plejánov difunde y defiende la concepción científica materialista del
mundo, tanto en el movimiento revolucionario de Rusia como en el ámbito
internacional. Escribe y publica en la prensa socialdemócrata extranjera
múltiples trabajos teóricos, entre ellos Ensayos de historia del materialismo, el
libro Chernishevski, el artículo En el sesenta aniversario de la muerte de
Hegel, el folleto Anarquismo y socialismo, una serie de cartas y artículos
sobre el arte, etc.
Como señaló Lenin, en las obras de Plejánov y, sobre todo,
en su libro Acerca del desarrollo de la concepción monista de la historia (1895),
se educó toda una generación de marxistas rusos.
Crítica del idealismo y del evolucionismo vulgar de los revisionistas
En la difusión y defensa de la cosmovisión materialista
dialéctica tuvieron particular importancia las obras escritas por Plejánov
entre 1898 y 1902 contra la revisión neokantiana del marxismo: Bernstein y el
materialismo, Konrad Schmidt contrA Carlos Marx y Federico Engels, Materialismo
o kantismo y otras, así como los artículos contra Piotr Struve. Lenin escribió
en 1908 acerca de estas obras: «...Plejánov fue el único marxista dentro de la
socialdemocracia internacional que hizo, desde el punto de vista del
materialismo dialéctico consecuente, la crítica de aquellas increíbles
banalidades acumuladas por los revisionistas»[6] [6]
Este autor criticó en sus obras las concepciones
revisionistas de Bernstein, Schmidt y otros renegados del marxismo, que
reemplazaban el materialismo dialéctico de Marx y Engels por el evolucionismo
vulgar y el idealismo kantiano. Es reseñable la particular dureza con que
criticó a Bernstein por apartarse de la teoría marxiana de la lucha de clases y
la doctrina de la revolución, señalando que los oportunistas renunciaban a la
dialéctica en razón de su paso al campo de los abogados y de los panegiristas
del régimen burgués. Plejánov luchó asimismo contra una modalidad del revisionismo
en el movimiento obrero ruso llamada "economicismo" y contra su
teoría de la espontaneidad y la negación de la lucha política e ideológica. El
compendio de artículos de Plejánov sobre los "economicistas" (el Vademecum)
fue, como dijo Lenin, "un verdadero grito contra el economicismo vulgar,
contra "la vergüenza y el oprobio" de la socialdemocracia"[7] [7] .
Aunque con un retraso de varios años, Plejánov combatió en
1901 y 1902 el "marxismo legal" de Struve, este "reflejo del
marxismo en la literatura burguesa", modalidad de la revisión neokantiana
del marxismo. En sus artículos contra Struve mostró que, pese a las
afirmaciones metafísicas de éste, en la época histórica presente, como en las
sociedades anteriores, el progreso de la sociedad no se efectúa "embotando"
las contradicciones en el seno de la misma ni con el recurso a las reformas,
sino mediante la lucha de clases, la cual conduce a los saltos, a las
revoluciones sociales. "...En las sociedades en desarrollo ascensional
—escribió Plejánov— el crecimiento de las contradicciones entre las nuevas
necesidades sociales y el viejo régimen social viene acompañado de ordinario
por un endurecimiento de la lucha..."[8] [8] Mientras tanto,
los ideales de los "marxistas legales", tan afanosos de
"progreso ininterrumpido", dice Plejánov, «no van más allá de un "ininterrumpido"
remiendo de los agujeros de la sociedad capitalista»[9]
[10][9][11] .
Al criticar el evolucionismo de Struve, según el cual
"el intelecto no tolera saltos", razón por la cuál éstos no pueden
existir en la realidad, Plejánov escribió: «Si el concepto de revolución social
es inconsistente porque la naturaleza no realiza saltos y el intelecto no los
tolera, es evidente que estos argumentos decisivos han de referirse en igual
medida tanto a la revolución de la burguesía como a la revolución del
proletariado. Y si la revolución de la burguesía tuvo efecto hace ya tiempo, a
pesar de que los saltos son "imposibles" y los cambios son "ininterrumpidos",
tenemos todas las razones para pensar que, llegado el momento, se producirá
también la revolución del proletariado...»[12]
[10] .
Plejánov trató de preservar el movimiento obrero de las
concepciones idealistas y metafísicas que penetraban en él y ostentaban un
carácter conservador, burgués. «El ideólogo actual de la clase obrera
–escribió— no tiene derecho a desentenderse de la filosofía. Particularmente en
Rusia. Los teóricos de nuestra burguesía revisten con bastante habilidad de
velos filosóficos la parte antiproletaria de sus concepciones. Para vencerles
hay que saber combatirlos con esa misma arma filosófica... El velo filosófico
que envuelve la parte antiproletaria de las actuales teorías burguesas está
empapado de idealismo. El idealismo filosófico es ahora (en el sentido social) un
arma espiritual conservadora»[13] [11] .
Defensa de la dialéctica materialista y su aplicación a la comprensión de la sociedad
En sus obras escritas entre 1883 y 1903, contra el
revisionismo, Plejánov combate como resuelto partidario de la dialéctica
materialista, que para él es la analogía del mundo objetivo, el reflejo de las
leyes objetivas de la naturaleza y la sociedad en la mente del hombre. La
dialéctica es, según Plejánov, el método de estudio para todos los fenómenos de
la naturaleza, la sociedad, el pensamiento humano, es la fundamentación teórica
de la necesidad y las leyes de las transformaciones revolucionarias. La
filosofía marxista, su método, dice Plejánov, «partiendo de los que existe y de
lo que se extingue... sabe juzgar lo que está en vías de formación».[14] [12]
En la historia del pensamiento dialéctico Plejánov destaca
el valor de la dialéctica de Hegel como "álgebra del progreso",
considerando que es a la metafísica de los siglos XVII y XVIII lo que "las
matemáticas superiores a la aritmética del estancamiento". Al propio
tiempo ve la diferencia radical que existe entre la dialéctica materialista de
Marx y la dialéctica idealista de Hegel. En más de una ocasión dice que Marx
heredó a Hegel como Júpiter a Saturno, derribándolo del trono. La dialéctica «en
la filosofía de Marx... —escribe— se convierte en lo diametralmente opuesto de
lo que es en Hegel. Para Hegel, la dialéctica de la vida social, como por lo
demás toda dialéctica de lo finito, tiene en última instancia una causa
mística, la naturaleza del espíritu infinito, absoluto. En Marx depende de
causas perfectamente reales: del desarrollo de los medios de producción de que
la sociedad dispone»[15] [13] .
En su crítica a Bernstein, a Struve y a otros adversarios de
la dialéctica, que decían de ésta que era la trampa hegeliana en la que habían
"caído" los marxistas y que sostenían que había envejecido, Plejánov
indica que el desarrollo social de finales del siglo XIX y comienzos del XX,
lejos de haber "abolido" la dialéctica, proporcionaba nuevas pruebas
irrefutables de su desarrollo, de la negación de las viejas y caducas formas de
vida. «Todo fenómeno —afirma— es contradictorio en el sentido' de que él mismo
desarrolla, partiendo de él, los elementos que tarde o temprano ponen fin a su
existencia, lo convierten en su propio contrario. Todo fluye, todo cambia, y no
hay fuerza capaz de detener ese fluir constante, de hacer parar ese eterno
movimiento; no hay fuerza que pueda oponerse a la dialéctica de los fenómenos»[16] [14]
Plejánov considera la revolución como ley irreversible de la
vida social; su atención se centra en la ley de la transformación de los
cambios cuantitativos en cambios cualitativos, en las transformaciones
revolucionarias mediante saltos. En este contexto critica la teoría, muy
extendida en Rusia - y en Occidente, de la "evolución pacífica y
tranquila", que niega los saltos en el desarrollo social y que sostiene
que las contradicciones se "atenúan" en el curso del desarrollo de
la sociedad. La "lógica de la contradicción", demuestra Plejánov,
encuentra su confirmación en la lucha de clases, y el olvido de ésta lleva a la
incomprensión absoluta de todo cuanto acontece en una sociedad dividida en
clases. Plejánov aporta en sus obras gran número de ejemplos que ilustran la
acción de la ley de la unidad y la lucha de los contrarios en los fenómenos de
la naturaleza y de la sociedad, y establece que la ley de la contradicción
interna es una ley universal del desarrollo que concierne no sólo al pasado,
sino también al presente y al futuro. Sin embargo, la exposición de la
dialéctica en las obras de Plejánov se reduce en ocasiones a un conjunto de
ejemplos, sin que quede de manifiesto que su esencia, su núcleo, es la ley de
la unidad y la lucha de los contrarios, la ley principal de la dialéctica que
condiciona todas las transiciones, los saltos, la negación de la negación, etc.
En las obras de Plajánov abundan las ideas profundas sobre
la negación de la negación, la dialéctica de la forma y el contenido, la
libertad y la necesidad, la tesis de que la verdad es siempre concreta y
depende de las circunstancias, del tiempo y lugar, etc. Asimismo encontramos en
ellas múltiples referencias a la dialéctica del proceso de conocimiento. En el
prefacio al libro de Engels Ludwig Feuerbach... escribe Plejánov que «sin la
dialéctica, la teoría materialista del conocimiento es incompleta, unilateral.
Diremos más, imposible»[17] [15] . Pero no
elabora esta idea, como tampoco otras muchas tan acertadas como ella, en una
doctrina global de la dialéctica como teoría del conocimiento y de la lógica.
Plejánov pone al descubierto principal-mente la esencia materialista de la
gnoseología marxista, pero no repara en que la dialéctica es justamente la
teoría del conocimiento del marxismo, y éste es el hecho esencial[18] [16] , Plejánov no
dedicó la atención debida a la elaboración de la dialéctica materialista como
ciencia filosófica. Ya lo indicó así Lenin al decir que Plejánov había escrito
cerca de mil páginas sobre filosofía, pero nada sobre la dialéctica propiamente
dicha como ciencia filosófica. Además, aunque afirmó que la "verdad es
siempre concreta", más de una vez echó en olvido este principio de la
dialéctica. Así, al redactar el Programa del Partido Obrero Socialdemócrata de
Rusia ante su II Congreso y, particularmente, en el período menchevique de su
actividad, resolvió a menudo de modo abstracto y especulativo los problemas de
la revolución rusa, prescindiendo de las particularidades históricas del
desarrollo de Rusia y de la revolución rusa y enjuiciándolas por analogía con
las revoluciones burguesas de Occidente.
Con todas sus deficiencias y sus errores en la comprensión
de la dialéctica marxiana, Plejánov, a diferencia de muchos teóricos de la II
Internacional, vio que la filosofía de Marx y Engels no era la mera
continuación de las doctrinas materialistas del pasado y que se distinguía de
ellas por su carácter dialéctico y su concepción materialista de la historia.
En su discurso Las concepciones filosóficas y sociales de Carlos Marx mostró
que «la aparición de la filosofía materialista de Marx es una auténtica
revolución, la más grande de cuantas registra la historia del pensamiento
humano»[19] [17] .
En Ensayos sobre la historia del materialismo (1896), que
fue un valioso intento de elaboración marxista de la historia de la filosofía,
critica los defectos fundamentales del materialismo premarxiano y señala que «el
materialismo metafísico era revolucionario sólo a medias. Para él, la
revolución era únicamente el medio (y, además, sólo por carecer de pacíficos) de
alcanzar de una vez para siempre el puerto seguro y apacible... Dos almas,
¡ay!, vivían en su pecho, como en Fausto y en la burguesía, cuyos
representantes más avanzados fueron los materialistas del siglo XVIII»[20] [18] . Plejánov
establece que el materialismo dialéctico, a diferencia del materialismo
premarxiano, es la filosofía de la transformación del mundo, la filosofía que
fundamenta la actividad revolucionaria del proletariado basa-da en las leyes
objetivas del desarrollo social. "El materialismo dialéctico —escribe— es
la filosofía de la acción".
Defensa de las bases materialistas de la filosofía marxista | Crítica del machismo y de otras corrientes idealistas del siglo XX
Materialista militante en 1882-1883, lucha activamente por
la cosmovisión materialista científica en el movimiento obrero, especialmente
hasta 1903, momento a partir del cual adopta las. posiciones políticas del
menchevismo. En los años de la reacción, tras la derrota de la revolución de
1905-1907, defiende de nuevo las bases filosóficas del marxismo, aunque en sus
obras de este período comete errores.
En los duros años que siguen a la derrota de la primera
revolución rusa (1907-1911) escribe varias obras: Materialismus militans, Sobre
las llamadas búsquedas religiosas, Idealismo medroso, El escepticismo en
filosofía, Henri Bergson y recensiona libros de Windelband, Rickert,
Guershensón y otros idealistas. En estos trabajos critica con brillantez las
doctrinas de la burguesía reaccionaria (el berkeleísmo y el humismo, el
neokantismo, el pragmatismo, el intuitivismo y otras), el revisionismo
filosófico de los machistas y el de los constructores de Dios y las
concepciones de otros renegados del marxismo.
Plejánov explica las raíces sociales de la epidemia
idealista subjetiva que aqueja a la filosofía de principios del siglo XX y
muestra de forma convincente que a medida que una clase social dada se aproxima
a su ocaso aumenta su grado de hipocresía inconsciente, en virtud de lo cual
los pensadores de la clase dominante vuelven la espalda a cuanto pueda
estorbarles la identificación de lo útil con lo verdadero. En una fase
posterior, una actitud consciente se añade a esa hipocresía inconsciente y cita
a título de ejemplo la filosofía del pragmatismo, que falsea conscientemente la
realidad identificando lo útil con lo verdadero.
Plejánov sostiene que la razón, ascendida a la categoría de
demiurgo por los neokantianos, no es en realidad la creadora de la historia. La
ciencia moderna rechaza el idealismo, en particular la filosofía de Kant y de
los neokantianos. «Trasladémonos mentalmente —escribe— a la época en que en la
Tierra existían sólo antepasados muy remotos del hombre, por ejemplo a la era
secundaria. Y nos preguntamos ¿qué era entonces del espacio, el tiempo y la
causalidad? ¿De quién eran entonces formas subjetivas? ¿Formas subjetivas de
los ictiosaurios? ¿Y la razón de quién dictaba entonces sus leyes a la naturaleza?
¿La razón del arqueopterix? La filosofía de Kant no puede dar respuesta a estas
preguntas. Y ha de ser rechazada por ser absolutamente incompatible con la
ciencia contemporánea»[21] [19] .
Los positivistas y algunos otros idealistas afirman que
puesto que cada paso dado en el perfeccionamiento de las herramientas recaba
nuevos esfuerzos del intelecto, éste es el motor principal del progreso
histórico. Plejánov rechaza ese punto de vista del idealismo y establece que el
hombre, al operar sobre la naturaleza, modifica la suya propia y desarrolla sus
aptitudes, entre ellas la de "hacer herramientas". Pero en cada
época, la medida de esa aptitud viene determinada por el grado de desarrollo
alcanzado por las fuerzas productivas. «Toda vez que el instrumento de trabajo
se convierte en objeto de producción, la posibilidad misma de fabricarlo, así
como su mayor o menor grado de perfección, depende por entero de los
instrumentos de trabajo con que se produce«[22]
[20] .
Plejánov establece una distinción precisa entre las leyes
del pensamiento y las leyes del mundo objetivo, pero al mismo tiempo no admite
que exista una separación entre estos dos tipos de leyes y pone de manifiesto
la prioridad de las leyes objetivas respecto a su reflejo en la conciencia del
hombre. «Que el desarrollo —escribe— del pensamiento humano, o más exactamente,
la combinación de conceptos y representaciones del hombre, posee sus leyes
propias, esto, hasta donde nosotros sabemos, no lo ha negado ningún
materialista "económico" (así llamaban los populistas a los
marxistas. — Autores). Por ejemplo, ninguno de ellos ha identificado las leyes
de la lógica con las leyes de la circulación mercantil. Más, sin embargo,
ningún materialista de este género ha considerado posible buscar en las leyes
del pensamiento la última causa, el motor fundamental del desarrollo
intelectual de la humanidad. Esto es lo que diferencia favorablemente a los
"materialistas económicos" de los idealistas y, en especial, de los
eclécticos»[23] [21] .
En pos de Marx y Engels, Plejánov defiende la proposición
materialista de que la humanidad puede conocer el mundo y que ese conocimiento
es susceptible de conducir a la verdad objetiva. Nuestro conocimiento, dice
Plejánov, envuelve una contradicción, pues el nivel de saber alcanzado hoy por
la humanidad no es definitivo y seguirá ahondándose en el curso del desarrollo
de la sociedad y la ciencia. Ahora bien, las contradicciones, lejos de negar la
verdad objetiva, conducen a ella. Los descubrimientos de Copérnico y de Darwin,
los descubrimientos de Marx, son ejemplos de verdad objetiva.
Plejánov no cree que la verdad objetiva sea un dogma muerto,
una verdad "de última instancia"; para él la verdad es un proceso.
"¿Pero no se detiene el pensamiento humano en lo que usted llama
descubrimiento o descubrimientos de Marx?", preguntaban a Plejánov.
"Nada de eso —respondía—. El pensamiento seguirá haciendo nuevos
descubrimientos, que completarán y confirmarán la teoría de Marx, del mismo
modo que los nuevos descubrimientos en astronomía completaron y confirmaron el
descubrimiento de Copérnico»[24] [22] .
Al criticar los intentos de los revisionistas encaminados a
fundir "fragmentos" de la concepción materialista de la historia por
ellos vulgarizada con el idealismo kantiano o positivista con el fin de
resolver el problema cardinal de la filosofía, Plejánov establece que todos los
aspectos de la cosmovisión marxiana se hallan en estrecha concatenación, por lo
cual no se puede discriminar arbitrariamente uno de ellos y suplirlo por tales
o cuales opiniones extraídas de una concepción completamente distinta.
Aspectos débiles y errores en las opiniones filosóficas de Plejánov
Aunque Plejánov defendió la concepción materialista y
científica del marxismo en la lucha contra la filosofía burguesa y el
revisionismo, sus obras, sobre todo las del período menchevique, presentan
puntos débiles y erróneos en la exposición e interpretación del materialismo
dialéctico. Estos puntos débiles, que aparecen ya en el primer período de su
actividad marxista (1883-1903), se deben, en primer lugar, a que los largos años
en que permaneció alejado del movimiento obrero de Rusia y se dejó llevar
unilateralmente por la experiencia de los partidos euro occidentales de la II
Internacional, le impidieron aplicar la dialéctica materialista de un modo
consecuente, histórico-concreto, a la estrategia y la táctica de la revolución
rusa. Plejánov no se percataba de que en las postrimerías del siglo XIX el
centro del movimiento. revolucionario se iba trasladando de Occidente a Rusia y
que el proletariado de este país iba pasando a ser la fuerza dirigente de la
revolución democrático-burguesa, al tiempo que subestimaba la alianza de la
clase obrera con los campesinos en la revolución rusa. En segundo lugar,
subestimaba la dialéctica, como teoría marxista del conocimiento. No supo
aplicarla coherentemente a la ciencia, en concreto a la revolución en las
ciencias naturales acaecida a finales del siglo XIX y principios del XX, y
tampoco supo valorar de forma adecuada su' repercusión en el campo de la
filosofía.
Plejánov también cometió algunos errores en la exposición de
la gnoseología del materialismo dialéctico. En una acotación a la primera
edición rusa del Ludwig Feuerbach... de Engels escribe: «Nuestras sensaciones
son a modo de jeroglíficos que nos ponen en conocimiento de lo que ocurre en la
realidad. Los jeroglíficos no se parecen a los fenómenos de los cuales son
exponentes. Pueden, sin embargo, transmitir con fidelidad absoluta tanto los
mismos acontecimientos como —y esto es lo principal— las relaciones que existen
entre ellos»[25] [23] . Más tarde
emitió juicios análogos en los artículos escritos contra Bernstein y otros
neokantianos.
Estas afirmaciones, según las cuales las sensaciones humanas
no ofrecen un reflejo de las cosas objetivamente existentes, sino tan sólo
"jeroglíficos", "signos convencionales", son muestra
fehaciente de que por entonces Plejánov enfocaba acríticamente la teoría de los
símbolos de Helmholtz (de la que consideraba partidario, erróneamente, a
Séchenov). Si bien Plejánov no era agnóstico ni fue el autor de la teoría de
los "símbolos" ("jeroglíficos"), este error en su
exposición de la teoría materialista dialéctica del conocimiento es una
concesión al agnosticismo. En Materialismo y empiriocriticismo, Lenin somete a una
justa crítica este error, así como la imprecisa y errónea fórmula de Plejánov
acerca de cómo hay que entender la experiencia. Plejánov defendía el
materialismo filosófico contra sus "nuevos" críticos, pero no puso la
debida atención en la idea engelsiana de que cada descubrimiento que hace época
en las ciencias naturales confiere una nueva forma al materialismo.
En 1904, al preparar la segunda edición de Acerca del
desarrollo de la concepción monista de la historia, Plejánov escribe:
«...las ciencias naturales contemporáneas rebaten justamente el idealismo, y no la dialéctica. La dialéctica se hace ella misma materialista, según vemos en Marx y Engels, y éste es justamente el método de que se valen las ciencias modernas de la naturaleza y la sociedad, las ciencias naturales y la sociología. Pero los naturalistas y sociólogos actuales lo utilizan por lo común sin tener conciencia de ello, y de ahí que no tengan una idea justa del mismo ni de su gran alcance»[26] [24] .Sin embargo, Plejánov no desarrolló esta idea atinada en sus obras. A diferencia de Lenin, subvalora el peligro de las corrientes idealistas en las ciencias naturales y no las critica en sus obras filosóficas, hecho que indudablemente contribuyó a disminuir la eficacia y la fuerza de su lucha contra el "novísimo" idealismo filosófico.
En su período menchevique Plejánov, al criticar a los
machistas de Rusia, entre los cuales, junto a los mencheviques Valentínov,
Yushkévich y otros, también había algunos bolcheviques (Bogdánov, Lunacharski
y otros), intentó fraccionar el bolchevismo aproximando de forma infundada la
filosofía machista a la táctica bolchevique.
La defección política de Plejánov después del II Congreso
del ROSDR, su paso a los mencheviques a fines de 1903, y, en particular, su
actitud socialchovinista en la primera guerra mundial, se deben a una falta de
comprensión del carácter de la nueva época histórica, la época del imperialismo
y de las revoluciones proletarias, a no haberse percatado del papel dirigente
del proletariado en las revoluciones de la nueva época. El oportunismo táctico
que manifestó después de 1903, sus intentos de conciliar a los bolcheviques
revolucionarios con los mencheviques oportunistas (aunque actuó contra los
liquidadores, en favor de mantener el partido marxista), influyen ciertamente
en sus concepciones filosóficas, le imponen desviaciones de la dialéctica
marxiana, especialmente a la hora de interpretar los problemas del movimiento
obrero revolucionario, y le impiden desarrollar la filosofía marxista a tono
con las nuevas circunstancias históricas del siglo XX.
A pesar de los puntos débiles y de los sensibles errores que
muestra la labor teórica de Plejánov, sobre todo después de 1903, sus obras
marxistas enfiladas contra la filosofía burguesa y el revisionismo filosófico
desempeñaron un papel positivo en la lucha por la concepción científica
materialista, del mundo. Cuando critica el oportunismo táctico, de Plejánov,
Lenin señala en 1908 que "en filosofía hace una buena obra".
Lenin juzgaba excelentes los escritos de Plejánov contra las
teorías idealistas de los populistas, los oportunistas y los machistas y
consideró que eran inmensos en el pasado los méritos personales de Plejanov [27] [25] .
4. - Las obras de Plejánov sobre materialismo histórico,
estética e historia de la filosofía
En las obras filosóficas de Plejánov ocupan un lugar central
los problemas del materialismo histórico.
Las leyes del desarrollo de la sociedad y el papel de las masas populares y de los individuos en la historia
Tal como antes hicieran Marx y Engels, Plejánov muestra en
ellas que los cambios en las fuerzas productivas y los que a su vez se originan
debido a ello en las relaciones de producción comportan mutaciones en el
"estado de las mentes", ' en las ideas, en los sentimientos, en las
creencias. Ahora bien, _qué impulsa el desarrollo de las fuerzas productivas y
cambia su nivel? Al responder, Plejánov resuelve acertadamente, en lo
fundamental, el problema del papel del medio geográfico, considerándolo uno de
los supuestos del desenvolvimiento de las fuerzas productivas, aunque a veces
hace formulaciones imprecisas como la de que el medio geográfico es la base
primaria de la vida social y de él depende que el hombre logre poner en
funcionamiento su "aptitud de inventor". Por lo demás, Plejánov
considera acertadamente que las causas de la expansión de las fuerzas
productivas residen en el modo de producción material que impera en una época
histórica dada.
Las relaciones sociales erigidas en modo de producción material
y las leyes que rigen su desarrollo son objetivas, independientes de la
conciencia y la -voluntad. Las relaciones materiales, de producción, existentes
al margen de la conciencia humana condicionan la actividad consciente de los
hombres, de los grupos sociales, de las clases en la sociedad. «...Las
relaciones sociales de los hombres —escribe Plejánov— no representan el fruto
de su actividad consciente. Los hombres persiguen conscientemente sus fines
particulares, personales. Cada uno de ellos tiende conscientemente, supongamos,
a redondear su fortuna, mientras que del conjunto de sus distintas acciones
derivan ciertos resultados sociales, que, acaso, no deseaban en absoluto y de
seguro no preveían»[28] [26] ,
En las obras sobre los problemas del materialismo histórico,
Plejánov brinda modelos de análisis marxista de los fenómenos sociales. En Acerca
del papel del individuo en la historia pone al descubierto la dialéctica de lo
general, lo singular y lo único en 1 el desarrollo sujeto a leyes de la vida
social. Considerando que la causa general y última del movimiento histórico de
la humanidad es el avance de las fuerzas productivas que origina los sucesivos
cambios en las relaciones sociales, Plejánov exige que en los estudios
sociológicos se aclare también las causas particulares del movimiento histórico
de los pueblos, esto es, la situación histórica específica en cuyo marco se
efectúa la expansión de las fuerzas productivas del pueblo en cuestión. Al
mismo tiempo es preciso tener presente las manifestaciones exclusivas de esas
causas, o sea las peculiaridades específicas de los individuos que actúan en la
historia y las distintas casualidades históricas «gracias a las cuales los
acontecimientos adquieren, por último, su fisonomía individual»[29] [27] .
Plejánov considera que las masas populares son artífices de
la historia de la sociedad y demuestra que no puede darse ningún gran paso
hacia el progreso histórico de la humanidad sin la participación de un
sinnúmero de personas, es decir, de las masas. «¿Quién destruyó la Bastilla?
—pregunta—. ¿Quién combatió en las barricadas en julio de 1830 y en febrero de
1848? ¿Qué armas hicieron morder el polvo al absolutismo en Berlín? ¿Quién
derribó a Metternich en Viena? El pueblo, el pueblo, el pueblo, es decir, la
clase necesitada de los trabajadores, o lo que es lo mismo, los obreros
principalmente... Ningún sofisma podrá borrar de la historia el hecho de que
el papel decisivo en la lucha de los países eurooccidentales por su
emancipación política ha pertenecido al pueblo y sólo al pueblo»[30] [28] .
En la crítica de las teorías idealistas subjetivas de la "muchedumbre
inerte" y el "héroe todopoderoso", Plejanov indica que, dadas
las peculiaridades de su intelecto y su carácter, las "personalidades influyentes"
pueden modificar tan sólo la fisonomía individual de los sucesos y algunas de
sus consecuencias particulares, pero jamás puede cambiar su orientación
general, determinada, en última instancia, por el desarrollo de las fuerzas
productivas de la sociedad. El papel de los hombres genuinamente grandes, dice
Plejánov, consiste en que comprenden antes que los demás las nuevas necesidades
sociales y desean con más fuerza que los demás cambios en las relaciones
sociales. «El gran hombre es el... iniciador porque ve más lejos que los demás
y quiere con más fuerza que los demás; cumple las tareas científicas que la
marcha anterior del desarrollo intelectual de la sociedad ha puesto a la orden
del día; señala las nuevas necesidades sociales creadas por el desarrollo
precedente de las relaciones sociales; asume la iniciativa en la satisfacción
de esas necesidades»[31] [29] . Las
personalidades públicas de vanguardia prevén antes y mejor que los demás los
cambios que deben acontecer en las relaciones sociales. La conciencia de la
necesidad absoluta de un fenómeno dado, sostiene Plejánov, multiplica la
energía del hombre y hace de él una de las fuerzas concurrentes al advenimiento
de ese fenómeno.
Elaboración de la doctrina marxista de la ideología
Plejánov criticó de forma convincente las teorías idealistas
según las cuales el derecho, la filosofía, el arte y otras ideologías se
desarrollan mediante una "filiación de ideas" desvinculada de la vida
económica de la sociedad. También combatió la ecléctica "teoría de los
factores", según la cual en la vida de la sociedad son equivalentes los
factores materiales y los espirituales. En su lucha contra el idealismo en
sociología puso al descubierto las leyes del movimiento de las ideologías, la
independencia relativa de éstas y el mecanismo de su acción inversa sobre la
economía.
Al formular la tarea del materialismo histórico escribe:
«Explicar desde nuestro punto de vista materialista el desarrollo del arte, la religión,
la filosofía y demás ideologías equivale a dar una nueva y robusta confirmación
del materialismo en su aplicación a la historia. Y eso es muy importante»[32] [30] .
Plejánov establece con datos procedentes de la historia de
la filosofía, de las doctrinas políticas, del arte, etc., que si en última instancia
la ideología está condicionada por el desarrollo de la vida económica de la
sociedad, la lucha de clases y la superestructura —el régimen político, las
formas que adopta la conciencia social, el "bagaje de ideas" heredado
de las épocas anteriores, etc.— ejercen gran influencia sobre el contenido, y
especialmente sobre la forma, de los distintos fenómenos ideológicos. «El
movimiento de la humanidad —escribe—... no se realiza nunca en el plano de la
economía exclusivamente... El camino de un punto de viraje a otro pasa siempre
por la "superestructura". La economía no triunfa casi nunca por sí.
misma, de ella nunca se puede decir: fará da se. No, nunca da se, sino únicamente
y siempre por intermedio de la superestructura, únicamente y siempre por
intermedio de ciertas instituciones políticas... La humanidad nunca puede pasar
de un punto de viraje de su movimiento económico a otro sin vivir previamente
toda una revolución en sus conceptos»[33]
[31] .
Plejánov refuta las concepciones materialistas vulgares de
Shuliátikov, Bogdánov, Eleutheropulos y otros, que consideraban todas las
manifestaciones de la vida espiritual como i resultante directo de la
producción material e incluso de la técnica; para ellos cualquier imagen
artística, noción científica o idea filosófica era expresión directa de los
intereses de clase.
Sin circunscribirse a ofrecer una explicación de las raíces sociales
del idealismo filosófico y de la religión, Plejánov aclara desde un punto de
vista científico sus raíces gnoseológicas. «El hombre observa sus propios actos
—escribe— y ve que "les preceden las apetencias respectivas, o —para
emplear una expresión más próxima a su modo de pensar— que tales actos son suscitados
por esas apetencias. Por ello cree que los fenómenos de la naturaleza que le
sorprenden han sido suscitados por voluntad de alguien. Los supuestos seres por
cuya voluntad han sido suscitados los fenómenos de la naturaleza que le
sorprenden son inaccesibles a sus sentidos exteriores. Por eso los juzga semejantes
al alma humana que, como sabemos, es inmaterial en el sentido antes indicado»[34] [32] .
En las obras de Plejánov se analizan las representaciones surgidas
en la mente del hombre primitivo bajo la influencia de su modo de vida y
muestra que en una etapa posterior, ya dentro de una sociedad dividida en
clases, las ideologías se desarrollan bajo una fuerte influencia de las
relaciones sociales, de la lucha de clases.
Plejánov fundamenta la proposición sobre el papel activo de
las ideas en la vida de la sociedad. «...La idea es una gran cosa —escribe—.
Mas para que pueda cumplir su gran papel debe ser una idea racional, debe saber
captar y expresar el decurso verdadero de la historia. Bajo esta condición es
una fuerza irresistible. En caso contrario, será fuente de debilidad, de
decepción, de declive mental y moral...»[35]
[33] .
Elaboración de los problemas de la estética
En las obras que tratan problemas de estética (Cartas sin dirección,
El arte y la vida social, etc.), Plejánov aplica a este tema la teoría marxiana
del materialismo histórico y critica de forma aguda y convincente las teorías
idealistas y las corrientes reaccionarias del arte burgués. En Cartas sin
dirección indica que «de ahora en adelante la crítica (más exactamente, la
teoría científica de la estética) sólo podrá avanzar si se apoya en la
interpretación materialista de la historia. Creo también —dice refiriéndose a
la crítica democrática revolucionaria rusa— que en su desarrollo anterior fue
adquiriendo bases más sólidas conforme sus exponentes se aproximaban a la
concepción histórica que yo sustento»[36]
[34] .
Plejánov defiende el punto de vista marxista sobre el arte
considerándolo como una forma específica de la conciencia social, forma cuyo
desarrollo en última instancia está condicionado por la actividad laboral del
hombre y depende de la economía de la sociedad. «El arte de cada pueblo...
siempre se halla en estrecha conexión causal con su economía escribe—. Por
ello, al emprender el estudio del arte de los pueblos primitivos debo señalar
ante todo los principales rasgos distintivos de la economía primitiva»[37] [35] . Al aparecer
las clases, el arte queda sometido a los fluctuaciones de la lucha entre ellas
que influye sobre la psicología de las clases contendientes. El arte no es una esfera
aislada de creación individual, sino un fenómeno social. La medida objetiva de
la perfección de una obra de arte es la consonancia entre la forma de esa obra
y su contenido, la idea; la unidad de forma y contenido es la ley que rige el
desarrollo del arte. En contra de las concepciones idealistas, según las cuales
el arte sólo permite expresar sentimientos y no hay lugar en él para las ideas,
Plejánov subraya el papel cognoscitivo del arte, considerándolo como
«pensamiento en imágenes». «...El arte —escribe-- comienza en el mismo momento
en que el hombre vuelve a provocar en sí mismo los sentimientos y las ideas que
ha experimentado bajo la influencia de la realidad circundante y los expresa
mediante determinadas imágenes»[38] [36] La peculiaridad
del arte como forma de conciencia social reside en que expresa el sentir y el
pensar no de modo abstracto, sino en imágenes vivas.
Plejánov somete a análisis crítico las corrientes
formalistas en arte, estudia su disgregación ideológica dentro de la sociedad
burguesa y establece que el capitalismo hace inexpresivo el arte y lo contagia
de individualismo burgués, con lo que el artista se ve privado del manantial de
la verdadera inspiración. Al arte corruptor de la burguesía reaccionaria opone
Plejánov los brotes del arte realista avanzado que expresa los intereses de la
clase obrera, de las masas-populares.
Los problemas de la historia de la filosofía
Considerando que una importante misión de la ciencia
histórico-filosófica es aclarar que el pensamiento filosófico depende en última
instancia de las relaciones económicas y de la lucha de clases, Plejánov ve el
papel específico de la historia de la filosofía en el análisis científico del
proceso mismo del movimiento del pensamiento filosófico, de su lógica interna,
esto es, de las leyes del desarrollo de la filosofía. «Antes de responder —escribe—
a la pregunta de por qué el desarrollo de las ideas transcurrió de un modo u
otro, primeramente hay que aclararse a sí mismo cómo se desenvolvió ese
desarrollo. Aplicándolo al objeto de nuestros ensayos, esto significa que no se
puede aclarar por qué la filosofía materialista se desenvolvió tal como lo hizo
en Holbach y Helvecio en el siglo XVIII y en Marx en el siglo XIX hasta después
de mostrar claramente qué era en realidad esa filosofía tan a menudo
interpretada torcidamente e incluso adulterada por completo»[39] [37] .
En la investigación de la historia de la filosofía, como en
la de la historia de otras ideologías, Plejánov centra la atención en el
problema de la evolución continua del pensamiento social y de la cultura de la
humanidad. Las causas de la evolución continua de las ideas filosóficas radican
en las necesidades de la vida económica y del progreso de la ciencia. Ciertas
ideas filosóficas del pasado, las que corresponden a los intereses de un
desarrollo económico dado, son admitidas y sustentadas, mientras que otras, las
que no se ajustan directamente a dichos intereses, pueden ser reelaboradas con
espíritu crítico para crear nuevas ideas., Ciertas ideas filosóficas antiguas
no pueden sino frenar el desenvolvimiento de lo nuevo, razón por la cual son
rechazadas por las fuerzas progresistas y asumidas de buena gana por las
reaccionarias. Utilizando ampliamente el recurso lógico de la antítesis para
aclarar la evolución del pensamiento filosófico, Plejánov trata de demostrar
que la filosofía de cada época se convierte en la negación, la antítesis, de
las ideas filosóficas de la época anterior (por ejemplo, los filósofos de la
Francia del siglo XVIII eran ateos; sus seguidores, los utópicos franceses del
siglo XIX, tendían casi todos al misticismo); esta proposición adolece de
cierto esquematismo.
Plejánov pone en guardia contra una identificación vulgarizadora
y simplista entre opiniones políticas y filosóficas, y establece que, aun
estando entroncadas, no todo revolucionario en política es un progresista en
filosofía y no cada adepto de las ideas sociopolíticas reaccionarias es
reaccionario en filosofía. Así, defendiendo la dialéctica de Hegel, acusada de
reaccionaria, escribe: «...los epítetos reaccionario o progresista no caracterizan
en modo alguno los méritos o los errores teóricos de un filósofo dado. Quien
quiera aniquilar a ese filósofo ante los hombres que piensan, ha de refutar la
parte teórica de su doctrina. Sólo después de esa refutación tendrá derecho a
hablar de la aspiración práctica o de la influencia del medio social que
impulsaron al pensador a deformar la verdad o le impidieron llegar hasta ella.
Si observamos esta condición, la indicación de las simpatías políticas del
pensador (reaccionario, progresista, etc.) nos ayudará a poner en claro la
génesis (el origen) de sus equivocaciones»[40]
[38] .
En contra de los materialistas vulgares, como Shuliátikov
que sólo veía la significación social de las doctrinas filosóficas sin
comprender su sentido cognoscitivo, Plejánov subraya la independencia relativa
de la filosofía como forma específica de la conciencia social. La trayectoria
de las ideas filosóficas deriva del "bagaje de ideas" que nos legaron
los precursores y está relacionada con el estado y el nivel en que se hallan
las demás ideologías y la ciencia. Si bien el carácter y el contenido de las
ideas filosóficas dependen en última instancia de la vida económica de la
sociedad, ello no implica que todos los filósofos de las clases dominantes
falsearan de modo consciente la realidad. Los ilustrados franceses, los
representantes de la filosofía clásica alemana y otros muchos pensadores
estaban sinceramente convencidos de que su concepción del mundo era la única
cierta, concurría al progreso y al desarrollo de la ciencia, etc.; en virtud de
la limitación histórica de sus tiempos y de su clase no podían proporcionar
todavía un conocimiento adecuado del mundo y de sus leyes.
Plejánov critica las concepciones burguesas en la historia
de la filosofía (Lange, Soury, Ueberweg y otros), que circunscribían el objeto
de la historia de la filosofía a la historia de las concepciones ontológicas y
gnoseológicas, y muestra que una parte inseparable de la historia de la
filosofía es la historia de las ideas sociológicas, estéticas y éticas.
El lugar de Plejanov en la historia de la filosofía marxista
Las obras filosóficas marxistas de Plejánov defendieron la
concepción materialista del mundo y contribuyeron a difundir-la en la época
prerrevolucionaria. Pero Plejánov no pudo elevar el marxismo y su filosofía a
un nivel más elevado, el que recababa el movimiento obrero revolucionario de la
nueva época histórica, la del imperialismo, la de la novísima revolución en la
ciencia. La fase superior en el desarrollo del marxismo y su filosofía está
vinculada a las obras teóricas y la actividad de Lenin.
Las obras escritas por Plejánov durante su período
menchevique (1903-1918), una nueva época revolucionaria cuyo carácter y
peculiaridades no supo comprender, contienen sensibles errores y desviaciones
del marxismo revolucionario; se percibe en ellas un divorcio entre la teoría y
la actuación práctica del movimiento obrero revolucionario. Plejánov, incapaz
de comprender el papel dirigente del proletariado en la revolución
democrático-burguesa y el significado de la alianza de la clase obrera y los
campesinos, se opuso a la insurrección armada de 1905 - en Moscú. Ahondando la ruptura
entre la teoría marxista y la práctica de los partidos socialdemócratas,
ruptura propia de la II Internacional, y siguiendo el dogma de ésta, según el
cual la revolución socialista podía empezar sólo en países altamente
industrializa-dos, Plejánov acogió negativamente la Gran Revolución Socialista
de Octubre por considerarla «una infracción, de todas las leyes históricas».
Entre 1904 y 1913, Plejánov siguió propagando las ideas
filosóficas del marxismo en el seno del movimiento obrero, al tiempo que
combatía las corrientes de la filosofía burguesa y del revisionismo filosófico.
Pero el punto débil de su labor en aquellos tiempos fue su incapacidad para
desarrollar con espíritu creativo el marxismo a tono con las nuevas circunstancias
históricas. Esta tarea sólo podía cumplirla, y la cumplió, el partido marxista
de nuevo tipo creado por Lenin, el partido inconciliable con el oportunismo, el
partido que unió la teoría con la práctica del movimiento obrero
revolucionario.
Lo mejor del legado de Plejánov son sus obras filosóficas
marxistas, escritas principalmente antes de 1903, cuando era un representante
del marxismo revolucionario en la II Internacional. Después de la muerte de
Plejánov, en 1921, Lenin escribió que "no se puede ser comunista consciente,
de verdad, sin estudiar —precisamente estudiar— todo lo que Plejánov escribió
de filosofía, pues constituye lo mejor de toda la literatura marxista
internacional"[41] [39] .
Notas
[3] [3] G. V. Plejanov. Obras
filosóficas escogidas, en cinco tomos. Moscú, 1956, t. I, págs. 154-155.
[41] [39] V. I. Lenin. Insistiendo
sobre los sindicatos, el momento actual y los errores de Trotsky y Bujarin. O.
C., t. 42, pág. 290
Historia
de la Filosofía. Tomo II, ‘Historia de la filosofía marxista-leninista y su lucha
contra la filosofía burguesa’, Cap. V, Págs 113-140. Editorial progreso, Teoría
Marxista-Leninista. Moscú, 1978