2/12/13

Propagación de la filosofía marxista en Rusia en los años 80-90 del siglo XIX | La actuación de Plejánov

Georgy V. Plejánov ✆ A.d.
1.- Premisas Históricas
               
Entre 1860 y finales del siglo Rusia se convirtió en un país capitalista. En veinticinco años, de 1866 a 1890, el número de fábricas pasó de 2.500-3.000 a 6.000 y el de obreros se duplicó con creces. Pero el latifundismo, el poder de los terratenientes nobles y otros vestigios del régimen de servidumbre estorbaban la expansión del capitalismo, razón por la cual transcurría por la llamada vía prusiana. La clase obrera comenzó a despertar y a enfrentarse con los capitalistas ya en la década de los 70, pero entonces este movimiento tenía aún carácter espontáneo, estaba dirigido contra tal o cual capitalista y no contra la burguesía en conjunto. El proletariado, desprovisto todavía de conciencia política, no actuaba coma clase en lucha revolucionaria contra la clase capitalista y la autocracia zarista protectora de los intereses de los latifundistas y la burguesía. 

Las primeras organizaciones obreras —la Unión de Obreros del Sur de Rusia (1875), la Unión de Obreros Rusos del Norte (1878) y otras—intentaron conferir carácter político al movimiento obrero espontáneo, pero no lo consiguieron porque carecían de un programa de lucha claro, científico. Los primeros círculos marxistas que aparecen en la Rusia de los 80 —el grupo de Dmitri Blagoev,
el de Pavel Tochisski y otros— carecían de un estrecho contacto con el movimiento obrero y no podían aún fundir la doctrina del socialismo científico con este último. Las ideas del marxismo y sus concepciones filosóficas no se propagaron con amplitud hasta mediada la década de los 90, aunque eran patrimonio de los pocos revolucionarios que por entonces había. «En el transcurso de casi medio siglo —escribió Lenin—, aproximadamente de 1840 a 1890, el pensamiento avanzado en Rusia, bajo el yugo del despotismo inaudito del zarismo salvaje y reaccionario, buscaba ávidamente una teoría revolucionaria justa, siguiendo con celo y atención admirables cada "última palabra" de Europa y América en este terreno. Rusia hizo suya la única teoría revolucionaria justa, el marxis­mo, en medio siglo de torturas y de sacrificios inauditos, de heroísmo revolucionario nunca visto, de energía increíble y de búsquedas abnegadas, de estudio, de pruebas en la práctica, de desengaños, de comprobación, de comparación con la expe­riencia de Europa»[1] [1] .

Plejánov, en el centro de la fotografía con su inseparable sombrero, junto con otros delegados
de la Conferencia de la Internacional Socialista celebrada en Ámsterdam (Holanda) en 1904
Plejánov era para entonces una destacada figura del socialismo internacional
Foto: Cornelius Leenheer

Un obstáculo grave para el marxismo era la ideología populista predominante en el movimiento revolucionario de los años 80 y 90, en particular su corriente liberal, que cundió en esta última década. Los revolucionarios populistas sostenían que Rusia habría de llegar al socialismo por una vía propia —a través de la comunidad campesina—, que no serían los proletarios sino los campesinos la fuerza fundamental de la revolución socialista. Los ideólogos del populismo entendían que no eran las masas populares, sino los héroes, los individuos de pensamiento crítico, los que constituían el principal motor de la historia.

Los primeros marxistas rusos tuvieron que refutar las concepciones idealistas de los populistas así como la idea errónea que tenían del marxismo, al que juzgaban inaplicable en Rusia y presentaban como "materialismo económico", como doctrina que negaba el papel de los ideales avanzados y del individuo en la historia, como un fatalismo que obligaba a todos los pueblos a seguir una trayectoria preestablecida. Para eliminar la influencia del populismo en el movimiento revolucionario, los marxistas rusos, como los de otros países, tenían que elaborar y resolver importantes problemas del movimiento obrero: las vías de la transformación revolucionaria de la sociedad y el destino histórico de ésta, el papel de las masas populares y del individuo en la historia, el papel de las ideologías y su influencia sobre la base económica de la sociedad, etc. Tenían que demostrar que el marxismo era aplicable a Rusia, unirlo al movimiento obrero, fundamentar ideológicamente y preparar la creación del partido marxista de la clase obrera.
               
Tales eran las tareas que ante sí tenía ya en la década de los 80 el marxismo en Rusia, pionero del cual fue Gueorgui Valentínovich Plejánov, quien en 1883 fundó en Ginebra la primera organización marxista rusa, el grupo Emancipación del Trabajo

2.- Comienzo de la actividad marxista de Plejánov y su lucha contra el populismo | Aplicación del socialismo científico a la vida social de Rusia
Vida y actividad de Plejanov
Gueorgui Valentínovich Plejánov nació en 1856 en el seno de una familia noble con pocas tierras. En 1875, siendo estudiante del Instituto de Minería de San Petersburgo, se unió al movimiento populista revolucionario. En diciembre de 1876, en un fogoso discurso pronunciado en la primera manifesta­ción obrera que se efectuó en San Petersburgo, ante la catedral de Nuestra Señora de Kazán hizo un llamamiento a emprender una lucha política contra la autocracia. En 1879, al escendirse la organización populista Tierra y Libertad, de la que era miembro activo, se puso a la cabeza de la organización populista revolucionaria Reparto Negro.
               
Es sus años juveniles fue seguidor del materialismo y del democratismo revolucionario de Chernishevski, luego experi­mentó la influencia de las concepciones populistas de Lavrov y Bakunin y hasta 1882 compartió la idea populista acerca del "exclusivismo económico de Rusia". Pero ya en aquel tiempo reparó en la clase obrera, comenzó a ver en ella una seria fuerza política y desplegó propaganda revolucionaria entre 1 obreros. De 1880 a 1917 vivió en el extranjero como exiliado político, conoció de cerca el movimiento obrero de Europa Occidental y estudió a fondo las obras de Marx En 1882-1883 se adhirió al marxismo. El grupo Emancipación del Trabajo, fundado por él e integrado por Vera Zasúlich, Pável Axelrod, Lev Deich y Vasili Ignátov, rompió con las concepciones populistas y anunció la edición de la Biblioteca del Socialismo Contemporáneo, de signo marxista. Plejánov y otros componentes del grupo vertieron al ruso y publicaron una serie de obras de los fundadores del marxismo: Trabajo asalariado y capital; Miseria de la filosofía, Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana, El Dieciocho brumario de Luis Bonaparte y otras.
               
Engels saludó cálidamente la formación del grupo Emanci­pación del Trabajo y comentó con aprobación las primeras obras marxistas de su fundador, Plejánov: «... estoy orgulloso —escribió a Vera Zasúlich en 1885— de que entre la juventud rusa exista un partido que sinceramente y sin reservas haya adoptado las grandes teorías económicas e históricas de Marx y haya roto decididamente con todas las tradiciones anarquistas y un tanto eslavófilas de sus predecesores... Es un progreso que tendrá enorme significación para el desarrollo del movimiento revolucionario en Rusia. Para mí, la teoría histórica de Marx es condición fundamental para toda táctica revolucionaria cohe­rente y consecuente»[2] [2].
La crítica del idealismo y de la sociología subjetiva de los populistas
En las primeras obras marxistas de Plejánov —El socialismo y la lucha política (1883), Nuestras discrepancias (1885) y otras—lleva a cabo una crítica persuasiva de la ideología del populismo y de sus concepciones idealistas en filosofía y, particularmente, en sociología, al tiempo que aclara de un modo científico que el marxismo es aplicable a las condiciones de Rusia. Frente a las afirmaciones populistas de que Rusia no debía seguir la vía del capitalismo, Plejánov establece que la estaba siguiendo ya y se desarrollaba conforme a las leyes inherentes al capitalismo. Bajo la influencia de éste, escribe, la comunidad campesina se disgrega en polos contrapuestos, el de los kulaks y el de los campesinos pobres, los braceros, mientras se incrementa en el país el proletariado industrial, a quien pertenece el futuro.

Tiene particular importancia la lucha ideológica de Plejá­nov contra la teoría idealista subjetiva populista de los "héroes" y la "muchedumbre". Plejánov demuestra que la vida ha refutado las ideas populistas acerca de los "héroes" artífices de la historia, el encumbramiento del papel de los intelectuales y la actitud despectiva de los populistas hacia el movimiento revolucionario de las masas, de la clase obrera. «Los intelectuales —escribe exponiendo las opiniones de los populistas— han cumplido en nuestros cálculos revoluciona­rios el papel de bienhechora providencia del pueblo ruso, de cuya voluntad depende hacer girar la rueda de la historia en uno u otro sentido...
                 
La dura experiencia no tardó en demostrar a nuestros revolucionarios que entre las lamentaciones sobre la carencia de tierra y la elaboración de una determinada conciencia de clase hay una distancia infinita y que de las revueltas ocurridas hace cien y doscientos años no se puede deducir la disposición del pueblo a rebelarse en el momento presente»[3] [3] .
               
Plejánov rompe con su pasado populista, y en una carta abierta a Lavrov, escrita en 1884, muestra que los programas utópicos y los métodos conspirativos y terroristas dimanantes de la teoría idealista subjetiva de los "héroes" y la "muchedum­bre" estorban el despliegue de la lucha revolucionaria de las masas populares de Rusia. «Las tareas sociales de la Rusia de hoy día -escribe— no pueden hallar solución satisfactoria en el tradicional programa conspirativo del blanquismo. Poco a poco, ese trillado programa se irá convirtiendo para la revolución rusa en el lecho de Procusto. A sus objetivos fantásticos, fantasmales, serán sacrificadas una tras otra las formas de acción, los elementos del movimiento que consti­tuían su fuerza y condicionaban su influencia»[4] [4] .
Aplicación de la doctrina marxista a la vida social de Rusia
Al aplicar los principios del materialismo dialéctico y del materialismo histórico al análisis de la vida social de Rusia, Plejánov hace importantes deducciones para el movimiento revolucionario de Rusia:
«1) La revolución comunista de la clase obrera no puede brotar en modo alguno del socialismo pequefioburgués-campesino cuyos propagadores actuales son casi todos nuestros revolucionarios (es decir, los populistas. —Autores).
 2) Por la índole interna de su organización, la comunidad rural tiende ante todo a ceder su lugar no a las formas comunistas de convivencia, sino a las burguesas. En la transición a las formas comunistas, el papel de la comunidad rural no será activo, sino pasivo; no está en condiciones de hacer avanzar a Rusia por la vía del comunismo; todo lo más que puede es oponer menos resistencia a ese movimiento que la pequeña propiedad agraria individual.
3) La iniciativa del movimiento comunista puede ser asumida únicamente por la clase obrera de nuestros centros industriales, la clase
4)  cuya liberación sólo puede ser alcanzada mediante sus propios esfuerzos conscientes»[5] [5] .
Plejánov refuta las concepciones idealistas de los populistas, para los cuales la filosofía marxista predisponía a una "plácida contemplación" de la realidad, y establece que la doctrina marxista proporciona un vasto campo de actividad consciente a las fuerzas avanzadas de la sociedad de cara al derrocamiento del zarismo y a la subsiguiente revolución socialista. El marxismo, dice, es el sucesor y heredero legítimo de las doctrinas revolucionarias y socialistas de Occidente y Rusia; sólo él ofrece una respuesta científica a los interrogantes políticos y teóricos que plantea el pensamiento social avanzado.

3. La lucha de Plejánov por una concepción científica materialista del mundo y contra el revisionismo en el movimiento obrero de Rusia e internacional

La labor teórica de Plejánov no se circunscribe a Rusia. Es un militante activo del movimiento obrero internacional, un eminente teórico marxista de la II Internacional. En el I Congreso de ésta, celebrado en 1889, pronuncia un fogoso discurso en el que dice que «el movimiento revolucionario de Rusia puede triunfar únicamente como movimiento revolucio­nario de los obreros». Plejánov difunde y defiende la concepción científica materialista del mundo, tanto en el movimiento revolucionario de Rusia como en el ámbito internacional. Escribe y publica en la prensa socialdemócrata extranjera múltiples trabajos teóricos, entre ellos Ensayos de historia del materialismo, el libro Chernishevski, el artículo En el sesenta aniversario de la muerte de Hegel, el folleto Anarquismo y socialismo, una serie de cartas y artículos sobre el arte, etc.
               
Como señaló Lenin, en las obras de Plejánov y, sobre todo, en su libro Acerca del desarrollo de la concepción monista de la historia (1895), se educó toda una generación de marxistas rusos.
Crítica del idealismo y del evolucionismo vulgar de los revisionistas
En la difusión y defensa de la cosmovisión materialista dialéctica tuvieron particular importancia las obras escritas por Plejánov entre 1898 y 1902 contra la revisión neokantiana del marxismo: Bernstein y el materialismo, Konrad Schmidt contrA Carlos Marx y Federico Engels, Materialismo o kantismo y otras, así como los artículos contra Piotr Struve. Lenin escribió en 1908 acerca de estas obras: «...Plejánov fue el único marxista dentro de la socialdemocracia internacional que hizo, desde el punto de vista del materialismo dialéctico consecuente, la crítica de aquellas increíbles banalidades acumuladas por los revisionistas»[6] [6] 

Este autor criticó en sus obras las concepciones revisionistas de Bernstein, Schmidt y otros renegados del marxismo, que reemplazaban el materialismo dialéctico de Marx y Engels por el evolucionismo vulgar y el idealismo kantiano. Es reseñable la particular dureza con que criticó a Bernstein por apartarse de la teoría marxiana de la lucha de clases y la doctrina de la revolución, señalando que los oportunistas renunciaban a la dialéctica en razón de su paso al campo de los abogados y de los panegiristas del régimen burgués. Plejánov luchó asimismo contra una modalidad del revisionismo en el movimiento obrero ruso llamada "economicismo" y contra su teoría de la espontaneidad y la negación de la lucha política e ideológica. El compendio de artículos de Plejánov sobre los "economicistas" (el Vademecum) fue, como dijo Lenin, "un verdadero grito contra el economicismo vulgar, contra "la vergüenza y el oprobio" de la socialdemocracia"[7] [7] .

Aunque con un retraso de varios años, Plejánov combatió en 1901 y 1902 el "marxismo legal" de Struve, este "reflejo del marxismo en la literatura burguesa", modalidad de la revisión neokantiana del marxismo. En sus artículos contra Struve mostró que, pese a las afirmaciones metafísicas de éste, en la época histórica presente, como en las sociedades anteriores, el progreso de la sociedad no se efectúa "embotando" las contradicciones en el seno de la misma ni con el recurso a las reformas, sino mediante la lucha de clases, la cual conduce a los saltos, a las revoluciones sociales. "...En las sociedades en desarrollo ascensional —escribió Plejánov— el crecimiento de las contradicciones entre las nuevas necesidades sociales y el viejo régimen social viene acompañado de ordinario por un endurecimiento de la lucha..."[8] [8] Mientras tanto, los ideales de los "marxistas legales", tan afanosos de "progreso ininterrum­pido", dice Plejánov, «no van más allá de un "ininterrumpido" remiendo de los agujeros de la sociedad capitalista»[9] [10][9][11] .

Al criticar el evolucionismo de Struve, según el cual "el intelecto no tolera saltos", razón por la cuál éstos no pueden existir en la realidad, Plejánov escribió: «Si el concepto de revolución social es inconsistente porque la naturaleza no realiza saltos y el intelecto no los tolera, es evidente que estos argumentos decisivos han de referirse en igual medida tanto a la revolución de la burguesía como a la revolución del proletariado. Y si la revolución de la burguesía tuvo efecto hace ya tiempo, a pesar de que los saltos son "imposibles" y los cambios son "ininterrumpidos", tenemos todas las razones para pensar que, llegado el momento, se producirá también la revolución del proletariado...»[12] [10] .
               
Plejánov trató de preservar el movimiento obrero de las concepciones idealistas y metafísicas que penetraban en él y ostentaban un carácter conservador, burgués. «El ideólogo actual de la clase obrera –escribió— no tiene derecho a desentenderse de la filosofía. Particularmente en Rusia. Los teóricos de nuestra burguesía revisten con bastante habilidad de velos filosóficos la parte antiproletaria de sus concepciones. Para vencerles hay que saber combatirlos con esa misma arma filosófica... El velo filosófico que envuelve la parte antiproletaria de las actuales teorías burguesas está empapado de idealismo. El idealismo filosófico es ahora (en el sentido social) un arma espiritual conservadora»[13] [11] .
Defensa de la dialéctica materialista y su aplicación a la comprensión de la sociedad
En sus obras escritas entre 1883 y 1903, contra el revisionismo, Plejánov combate como resuelto partidario de la dialéctica materialista, que para él es la analogía del mundo objetivo, el reflejo de las leyes objetivas de la naturaleza y la sociedad en la mente del hombre. La dialéctica es, según Plejánov, el método de estudio para todos los fenómenos de la naturaleza, la sociedad, el pensamiento humano, es la fundamentación teórica de la necesidad y las leyes de las transforma­ciones revolucionarias. La filosofía marxista, su método, dice Plejánov, «partiendo de los que existe y de lo que se extingue... sabe juzgar lo que está en vías de formación».[14] [12]
               
En la historia del pensamiento dialéctico Plejánov destaca el valor de la dialéctica de Hegel como "álgebra del progreso", considerando que es a la metafísica de los siglos XVII y XVIII lo que "las matemáticas superiores a la aritmética del estancamiento". Al propio tiempo ve la diferencia radical que existe entre la dialéctica materialista de Marx y la dialéctica idealista de Hegel. En más de una ocasión dice que Marx heredó a Hegel como Júpiter a Saturno, derribándolo del trono. La dialéctica «en la filosofía de Marx... —escribe— se convierte en lo diametralmente opuesto de lo que es en Hegel. Para Hegel, la dialéctica de la vida social, como por lo demás toda dialéctica de lo finito, tiene en última instancia una causa mística, la naturaleza del espíritu infinito, absoluto. En Marx depende de causas perfectamente reales: del desarrollo de los medios de producción de que la sociedad dispone»[15] [13] .
               
En su crítica a Bernstein, a Struve y a otros adversarios de la dialéctica, que decían de ésta que era la trampa hegeliana en la que habían "caído" los marxistas y que sostenían que había envejecido, Plejánov indica que el desarrollo social de finales del siglo XIX y comienzos del XX, lejos de haber "abolido" la dialéctica, proporcionaba nuevas pruebas irrefutables de su desarrollo, de la negación de las viejas y caducas formas de vida. «Todo fenómeno —afirma— es contradictorio en el sentido' de que él mismo desarrolla, partiendo de él, los elementos que tarde o temprano ponen fin a su existencia, lo convierten en su propio contrario. Todo fluye, todo cambia, y no hay fuerza capaz de detener ese fluir constante, de hacer parar ese eterno movimiento; no hay fuerza que pueda oponerse a la dialéctica de los fenómenos»[16] [14]  
Plejánov considera la revolución como ley irreversible de la vida social; su atención se centra en la ley de la transformación de los cambios cuantitativos en cambios cualitativos, en las transformaciones revolucionarias mediante saltos. En este contexto critica la teoría, muy extendida en Rusia - y en Occidente, de la "evolución pacífica y tranquila", que niega los saltos en el desarrollo social y que sostiene que las contradiccio­nes se "atenúan" en el curso del desarrollo de la sociedad. La "lógica de la contradicción", demuestra Plejánov, encuentra su confirmación en la lucha de clases, y el olvido de ésta lleva a la incomprensión absoluta de todo cuanto acontece en una sociedad dividida en clases. Plejánov aporta en sus obras gran número de ejemplos que ilustran la acción de la ley de la unidad y la lucha de los contrarios en los fenómenos de la naturaleza y de la sociedad, y establece que la ley de la contradicción interna es una ley universal del desarrollo que concierne no sólo al pasado, sino también al presente y al futuro. Sin embargo, la exposición de la dialéctica en las obras de Plejánov se reduce en ocasiones a un conjunto de ejemplos, sin que quede de manifiesto que su esencia, su núcleo, es la ley de la unidad y la lucha de los contrarios, la ley principal de la dialéctica que condiciona todas las transiciones, los saltos, la negación de la negación, etc.
               
En las obras de Plajánov abundan las ideas profundas sobre la negación de la negación, la dialéctica de la forma y el contenido, la libertad y la necesidad, la tesis de que la verdad es siempre concreta y depende de las circunstancias, del tiempo y lugar, etc. Asimismo encontramos en ellas múltiples referen­cias a la dialéctica del proceso de conocimiento. En el prefacio al libro de Engels Ludwig Feuerbach... escribe Plejánov que «sin la dialéctica, la teoría materialista del conocimiento es incompleta, unilateral. Diremos más, imposible»[17] [15] . Pero no elabora esta idea, como tampoco otras muchas tan acertadas como ella, en una doctrina global de la dialéctica como teoría del conoci­miento y de la lógica. Plejánov pone al descubierto principal-mente la esencia materialista de la gnoseología marxista, pero no repara en que la dialéctica es justamente la teoría del conocimiento del marxismo, y éste es el hecho esencial[18] [16] , Plejánov no dedicó la atención debida a la elaboración de la dialéctica materialista como ciencia filosófica. Ya lo indicó así Lenin al decir que Plejánov había escrito cerca de mil páginas sobre filosofía, pero nada sobre la dialéctica propiamente dicha como ciencia filosófica. Además, aunque afirmó que la "verdad es siempre concreta", más de una vez echó en olvido este principio de la dialéctica. Así, al redactar el Programa del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia ante su II Congreso y, particularmente, en el período menchevique de su actividad, resolvió a menudo de modo abstracto y especulativo los problemas de la revolución rusa, prescindiendo de las particu­laridades históricas del desarrollo de Rusia y de la revolución rusa y enjuiciándolas por analogía con las revoluciones burguesas de Occidente.
               
Con todas sus deficiencias y sus errores en la comprensión de la dialéctica marxiana, Plejánov, a diferencia de muchos teóricos de la II Internacional, vio que la filosofía de Marx y Engels no era la mera continuación de las doctrinas materialis­tas del pasado y que se distinguía de ellas por su carácter dialéctico y su concepción materialista de la historia. En su discurso Las concepciones filosóficas y sociales de Carlos Marx mostró que «la aparición de la filosofía materialista de Marx es una auténtica revolución, la más grande de cuantas registra la historia del pensamiento humano»[19] [17] .
               
En Ensayos sobre la historia del materialismo (1896), que fue un valioso intento de elaboración marxista de la historia de la filosofía, critica los defectos fundamentales del materialismo premarxiano y señala que «el materialismo metafísico era revolucionario sólo a medias. Para él, la revolución era únicamen­te el medio (y, además, sólo por carecer de pacíficos) de alcanzar de una vez para siempre el puerto seguro y apacible... Dos almas, ¡ay!, vivían en su pecho, como en Fausto y en la burguesía, cuyos representantes más avanzados fueron los materialistas del siglo XVIII»[20] [18] . Plejánov establece que el materialismo dialéctico, a diferencia del materialismo premarxiano, es la filosofía de la transformación del mundo, la filosofía que fundamenta la actividad revolucionaria del proletariado basa-da en las leyes objetivas del desarrollo social. "El materialismo dialéctico —escribe— es la filosofía de la acción".
Defensa de las bases materialistas de la filosofía marxista | Crítica del machismo y de otras corrientes idealistas del siglo XX
Materialista militante en 1882-1883, lucha activamente por la cosmovisión materialista científica en el movimiento obrero, especialmente hasta 1903, momento a partir del cual adopta las. posiciones políticas del menchevismo. En los años de la reacción, tras la derrota de la revolución de 1905-1907, defiende de nuevo las bases filosóficas del marxismo, aunque en sus obras de este período comete errores.
               
En los duros años que siguen a la derrota de la primera revolución rusa (1907-1911) escribe varias obras: Materialismus militans, Sobre las llamadas búsquedas religiosas, Idealismo medroso, El escepticismo en filosofía, Henri Bergson y recensiona libros de Windelband, Rickert, Guershensón y otros idealistas. En estos trabajos critica con brillantez las doctrinas de la burguesía reaccionaria (el berkeleísmo y el humismo, el neokantismo, el pragmatismo, el intuitivismo y otras), el revisionismo filosófico de los machistas y el de los constructores de Dios y las concepciones de otros renegados del marxismo.
               
Plejánov explica las raíces sociales de la epidemia idealista subjetiva que aqueja a la filosofía de principios del siglo XX y muestra de forma convincente que a medida que una clase social dada se aproxima a su ocaso aumenta su grado de hipocresía inconsciente, en virtud de lo cual los pensadores de la clase dominante vuelven la espalda a cuanto pueda estorbarles la identificación de lo útil con lo verdadero. En una fase posterior, una actitud consciente se añade a esa hipocresía inconsciente y cita a título de ejemplo la filosofía del pragmatismo, que falsea conscientemente la realidad identifi­cando lo útil con lo verdadero.
               
Plejánov sostiene que la razón, ascendida a la categoría de demiurgo por los neokantianos, no es en realidad la creadora de la historia. La ciencia moderna rechaza el idealismo, en particular la filosofía de Kant y de los neokantianos. «Trasladémonos mentalmente —escribe— a la época en que en la Tierra existían sólo antepasados muy remotos del hombre, por ejemplo a la era secundaria. Y nos preguntamos ¿qué era entonces del espacio, el tiempo y la causalidad? ¿De quién eran entonces formas subjetivas? ¿Formas subjetivas de los ictiosau­rios? ¿Y la razón de quién dictaba entonces sus leyes a la naturaleza? ¿La razón del arqueopterix? La filosofía de Kant no puede dar respuesta a estas preguntas. Y ha de ser rechazada por ser absolutamente incompatible con la ciencia contemporánea»[21] [19] .
               
Los positivistas y algunos otros idealistas afirman que puesto que cada paso dado en el perfeccionamiento de las herramientas recaba nuevos esfuerzos del intelecto, éste es el motor principal del progreso histórico. Plejánov rechaza ese punto de vista del idealismo y establece que el hombre, al operar sobre la naturaleza, modifica la suya propia y desarrolla sus aptitudes, entre ellas la de "hacer herramientas". Pero en cada época, la medida de esa aptitud viene determinada por el grado de desarrollo alcanzado por las fuerzas productivas. «Toda vez que el instrumento de trabajo se convierte en objeto de producción, la posibilidad misma de fabricarlo, así como su mayor o menor grado de perfección, depende por entero de los instrumentos de trabajo con que se produce«[22] [20] .
               
Plejánov establece una distinción precisa entre las leyes del pensamiento y las leyes del mundo objetivo, pero al mismo tiempo no admite que exista una separación entre estos dos tipos de leyes y pone de manifiesto la prioridad de las leyes objetivas respecto a su reflejo en la conciencia del hombre. «Que el desarrollo —escribe— del pensamiento humano, o más exactamente, la combinación de conceptos y representaciones del hombre, posee sus leyes propias, esto, hasta donde nosotros sabemos, no lo ha negado ningún materialista "económico" (así llamaban los populistas a los marxistas. — Autores). Por ejemplo, ninguno de ellos ha identificado las leyes de la lógica con las leyes de la circulación mercantil. Más, sin embargo, ningún materialista de este género ha considerado posible buscar en las leyes del pensamiento la última causa, el motor fundamental del desarrollo intelectual de la humanidad. Esto es lo que diferencia favorablemente a los "materialistas económicos" de los idealistas y, en especial, de los eclécticos»[23] [21] .
               
En pos de Marx y Engels, Plejánov defiende la proposición materialista de que la humanidad puede conocer el mundo y que ese conocimiento es susceptible de conducir a la verdad objetiva. Nuestro conocimiento, dice Plejánov, envuelve una contradicción, pues el nivel de saber alcanzado hoy por la humanidad no es definitivo y seguirá ahondándose en el curso del desarrollo de la sociedad y la ciencia. Ahora bien, las contradicciones, lejos de negar la verdad objetiva, conducen a ella. Los descubrimientos de Copérnico y de Darwin, los descubrimientos de Marx, son ejemplos de verdad objetiva.
               
Plejánov no cree que la verdad objetiva sea un dogma muerto, una verdad "de última instancia"; para él la verdad es un proceso. "¿Pero no se detiene el pensamiento humano en lo que usted llama descubrimiento o descubrimientos de Marx?", preguntaban a Plejánov. "Nada de eso —respondía—. El pensamiento seguirá haciendo nuevos descubrimientos, que completarán y confirmarán la teoría de Marx, del mismo modo que los nuevos descubrimientos en astronomía completaron y confirmaron el descubrimiento de Copérnico»[24] [22] .
               
Al criticar los intentos de los revisionistas encaminados a fundir "fragmentos" de la concepción materialista de la historia por ellos vulgarizada con el idealismo kantiano o positivista con el fin de resolver el problema cardinal de la filosofía, Plejánov establece que todos los aspectos de la cosmovisión marxiana se hallan en estrecha concatenación, por lo cual no se puede discriminar arbitrariamente uno de ellos y suplirlo por tales o cuales opiniones extraídas de una concepción completamente distinta.
Aspectos débiles y errores en las opiniones filosóficas de Plejánov
Aunque Plejánov defendió la concepción materialista y científica del marxismo en la lucha contra la filosofía burguesa y el revisionismo, sus obras, sobre todo las del período menchevique, presentan puntos débiles y erróneos en la exposición e interpretación del materialismo dialéctico. Estos puntos débiles, que aparecen ya en el primer período de su actividad marxista (1883-1903), se deben, en primer lugar, a que los largos años en que permaneció alejado del movimiento obrero de Rusia y se dejó llevar unilateralmente por la experiencia de los partidos euro occidentales de la II Interna­cional, le impidieron aplicar la dialéctica materialista de un modo consecuente, histórico-concreto, a la estrategia y la táctica de la revolución rusa. Plejánov no se percataba de que en las postrimerías del siglo XIX el centro del movimiento. revolucionario se iba trasladando de Occidente a Rusia y que el proletariado de este país iba pasando a ser la fuerza dirigente de la revolución democrático-burguesa, al tiempo que subestimaba la alianza de la clase obrera con los campesinos en la revolución rusa. En segundo lugar, subestimaba la dialéctica, como teoría marxista del conocimiento. No supo aplicarla coherentemente a la ciencia, en concreto a la revolución en las ciencias naturales acaecida a finales del siglo XIX y principios del XX, y tampoco supo valorar de forma adecuada su' repercusión en el campo de la filosofía.
               
Plejánov también cometió algunos errores en la exposición de la gnoseología del materialismo dialéctico. En una acotación a la primera edición rusa del Ludwig Feuerbach... de Engels escribe: «Nuestras sensaciones son a modo de jeroglíficos que nos ponen en conocimiento de lo que ocurre en la realidad. Los jeroglíficos no se parecen a los fenómenos de los cuales son exponentes. Pueden, sin embargo, transmitir con fidelidad absoluta tanto los mismos acontecimientos como —y esto es lo principal— las relaciones que existen entre ellos»[25] [23] . Más tarde emitió juicios análogos en los artículos escritos contra Berns­tein y otros neokantianos.
               
Estas afirmaciones, según las cuales las sensaciones huma­nas no ofrecen un reflejo de las cosas objetivamente existentes, sino tan sólo "jeroglíficos", "signos convencionales", son muestra fehaciente de que por entonces Plejánov enfocaba acríticamente la teoría de los símbolos de Helmholtz (de la que consideraba partidario, erróneamente, a Séchenov). Si bien Plejánov no era agnóstico ni fue el autor de la teoría de los "símbolos" ("jeroglíficos"), este error en su exposición de la teoría materialista dialéctica del conocimiento es una concesión al agnosticismo. En Materialismo y empiriocriticismo, Lenin somete a una justa crítica este error, así como la imprecisa y errónea fórmula de Plejánov acerca de cómo hay que entender la experiencia. Plejánov defendía el materialismo filosófico contra sus "nuevos" críticos, pero no puso la debida atención en la idea engelsiana de que cada descubrimiento que hace época en las ciencias naturales confiere una nueva forma al materialismo.
               
En 1904, al preparar la segunda edición de Acerca del desarrollo de la concepción monista de la historia, Plejánov escribe:
 «...las ciencias naturales contemporáneas rebaten justamente el idealismo, y no la dialéctica. La dialéctica se hace ella misma materialista, según vemos en Marx y Engels, y éste es justamente el método de que se valen las ciencias modernas de la naturaleza y la sociedad, las ciencias naturales y la sociología. Pero los naturalistas y sociólogos actuales lo utilizan por lo común sin tener conciencia de ello, y de ahí que no tengan una idea justa del mismo ni de su gran alcance»[26] [24] .
 Sin embargo, Plejánov no desarrolló esta idea atinada en sus obras. A diferencia de Lenin, subvalora el peligro de las corrientes idealistas en las ciencias naturales y no las critica en sus obras filosóficas, hecho que indudablemente contribuyó a disminuir la eficacia y la fuerza de su lucha contra el "novísimo" idealismo filosófico.

En su período menchevique Plejánov, al criticar a los machistas de Rusia, entre los cuales, junto a los mencheviques Valentínov, Yushkévich y otros, también había algunos bolche­viques (Bogdánov, Lunacharski y otros), intentó fraccionar el bolchevismo aproximando de forma infundada la filosofía machista a la táctica bolchevique.
               
La defección política de Plejánov después del II Congreso del ROSDR, su paso a los mencheviques a fines de 1903, y, en particular, su actitud socialchovinista en la primera guerra mundial, se deben a una falta de comprensión del carácter de la nueva época histórica, la época del imperialismo y de las revoluciones proletarias, a no haberse percatado del papel dirigente del proletariado en las revoluciones de la nueva época. El oportunismo táctico que manifestó después de 1903, sus intentos de conciliar a los bolcheviques revolucionarios con los mencheviques oportunistas (aunque actuó contra los liquidadores, en favor de mantener el partido marxista), influyen ciertamente en sus concepciones filosóficas, le impo­nen desviaciones de la dialéctica marxiana, especialmente a la hora de interpretar los problemas del movimiento obrero revolucionario, y le impiden desarrollar la filosofía marxista a tono con las nuevas circunstancias históricas del siglo XX.
               
A pesar de los puntos débiles y de los sensibles errores que muestra la labor teórica de Plejánov, sobre todo después de 1903, sus obras marxistas enfiladas contra la filosofía burguesa y el revisionismo filosófico desempeñaron un papel positivo en la lucha por la concepción científica materialista, del mundo. Cuando critica el oportunismo táctico, de Plejánov, Lenin señala en 1908 que "en filosofía hace una buena obra".
               
Lenin juzgaba excelentes los escritos de Plejánov contra las teorías idealistas de los populistas, los oportunistas y los machistas y consideró que eran inmensos en el pasado los méritos personales de Plejanov [27] [25] .

4. -  Las obras de Plejánov sobre materialismo histórico, estética e historia de la filosofía
               
En las obras filosóficas de Plejánov ocupan un lugar central los problemas del materialismo histórico.
Las leyes del desarrollo de la sociedad y el papel de las masas populares y de los individuos en la historia
Tal como antes hicieran Marx y Engels, Plejánov muestra en ellas que los cambios en las fuerzas productivas y los que a su vez se originan debido a ello en las relaciones de producción comportan mutaciones en el "estado de las mentes", ' en las ideas, en los sentimientos, en las creencias. Ahora bien, _qué impulsa el desarrollo de las fuerzas productivas y cambia su nivel? Al responder, Plejánov resuelve acertadamente, en lo fundamental, el problema del papel del medio geográfico, considerándolo uno de los supuestos del desenvolvimiento de las fuerzas productivas, aunque a veces hace formulaciones imprecisas como la de que el medio geográfico es la base primaria de la vida social y de él depende que el hombre logre poner en funcionamiento su "aptitud de inventor". Por lo demás, Plejánov considera acertadamente que las causas de la expansión de las fuerzas productivas residen en el modo de producción material que impera en una época histórica dada.
               
Las relaciones sociales erigidas en modo de producción material y las leyes que rigen su desarrollo son objetivas, independientes de la conciencia y la -voluntad. Las relaciones materiales, de producción, existentes al margen de la concien­cia humana condicionan la actividad consciente de los hom­bres, de los grupos sociales, de las clases en la sociedad. «...Las relaciones sociales de los hombres —escribe Plejánov— no representan el fruto de su actividad consciente. Los hombres persiguen conscientemente sus fines particulares, personales. Cada uno de ellos tiende conscientemente, supongamos, a redondear su fortuna, mientras que del conjunto de sus distintas acciones derivan ciertos resultados sociales, que, acaso, no deseaban en absoluto y de seguro no preveían»[28] [26] ,
               
En las obras sobre los problemas del materialismo histórico, Plejánov brinda modelos de análisis marxista de los fenómenos sociales. En Acerca del papel del individuo en la historia pone al descubierto la dialéctica de lo general, lo singular y lo único en 1 el desarrollo sujeto a leyes de la vida social. Considerando que la causa general y última del movimiento histórico de la humanidad es el avance de las fuerzas productivas que origina los sucesivos cambios en las relaciones sociales, Plejánov exige que en los estudios sociológicos se aclare también las causas particulares del movimiento histórico de los pueblos, esto es, la situación histórica específica en cuyo marco se efectúa la expansión de las fuerzas productivas del pueblo en cuestión. Al mismo tiempo es preciso tener presente las manifestaciones exclusivas de esas causas, o sea las peculiaridades específicas de los individuos que actúan en la historia y las distintas casualidades históricas «gracias a las cuales los acontecimientos adquieren, por último, su fisonomía individual»[29] [27] .
               
Plejánov considera que las masas populares son artífices de la historia de la sociedad y demuestra que no puede darse ningún gran paso hacia el progreso histórico de la humanidad sin la participación de un sinnúmero de personas, es decir, de las masas. «¿Quién destruyó la Bastilla? —pregunta—. ¿Quién combatió en las barricadas en julio de 1830 y en febrero de 1848? ¿Qué armas hicieron morder el polvo al absolutismo en Berlín? ¿Quién derribó a Metternich en Viena? El pueblo, el pueblo, el pueblo, es decir, la clase necesitada de los trabajadores, o lo que es lo mismo, los obreros principalmen­te... Ningún sofisma podrá borrar de la historia el hecho de que el papel decisivo en la lucha de los países eurooccidentales por su emancipación política ha pertenecido al pueblo y sólo al pueblo»[30] [28] .
               
En la crítica de las teorías idealistas subjetivas de la "muchedumbre inerte" y el "héroe todopoderoso", Plejanov indica que, dadas las peculiaridades de su intelecto y su carácter, las "personalidades influyentes" pueden modificar tan sólo la fisonomía individual de los sucesos y algunas de sus consecuencias particulares, pero jamás puede cambiar su orientación general, determinada, en última instancia, por el desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad. El papel de los hombres genuinamente grandes, dice Plejánov, consiste en que comprenden antes que los demás las nuevas necesida­des sociales y desean con más fuerza que los demás cambios en las relaciones sociales. «El gran hombre es el... iniciador porque ve más lejos que los demás y quiere con más fuerza que los demás; cumple las tareas científicas que la marcha anterior del desarrollo intelectual de la sociedad ha puesto a la orden del día; señala las nuevas necesidades sociales creadas por el desarrollo precedente de las relaciones sociales; asume la iniciativa en la satisfacción de esas necesidades»[31] [29] . Las personalidades públicas de vanguardia prevén antes y mejor que los demás los cambios que deben acontecer en las relaciones sociales. La conciencia de la necesidad absoluta de un fenómeno dado, sostiene Plejánov, multiplica la energía del hombre y hace de él una de las fuerzas concurrentes al advenimiento de ese fenómeno.
Elaboración de la doctrina marxista de la ideología
Plejánov criticó de forma convincente las teorías idealistas según las cuales el derecho, la filosofía, el arte y otras ideologías se desarrollan mediante una "filiación de ideas" desvinculada de la vida económica de la sociedad. También combatió la ecléctica "teoría de los factores", según la cual en la vida de la sociedad son equivalentes los factores materiales y los espiritua­les. En su lucha contra el idealismo en sociología puso al descubierto las leyes del movimiento de las ideologías, la independencia relativa de éstas y el mecanismo de su acción inversa sobre la economía.
               
Al formular la tarea del materialis­mo histórico escribe: «Explicar desde nuestro punto de vista materialista el desarrollo del arte, la religión, la filosofía y demás ideologías equivale a dar una nueva y robusta confirmación del materialismo en su aplicación a la historia. Y eso es muy importante»[32] [30] .
               
Plejánov establece con datos procedentes de la historia de la filosofía, de las doctrinas políticas, del arte, etc., que si en última instancia la ideología está condicionada por el desarrollo de la vida económica de la sociedad, la lucha de clases y la superestructura —el régimen político, las formas que adopta la conciencia social, el "bagaje de ideas" heredado de las épocas anteriores, etc.— ejercen gran influencia sobre el contenido, y especialmente sobre la forma, de los distintos fenómenos ideológicos. «El movimiento de la humanidad —escribe—... no se realiza nunca en el plano de la economía exclusivamente... El camino de un punto de viraje a otro pasa siempre por la "superestructura". La economía no triunfa casi nunca por sí. misma, de ella nunca se puede decir: fará da se. No, nunca da se, sino únicamente y siempre por intermedio de la superestructura, únicamente y siempre por intermedio de ciertas instituciones políticas... La humanidad nunca puede pasar de un punto de viraje de su movimiento económico a otro sin vivir previamen­te toda una revolución en sus conceptos»[33] [31] .
               
Plejánov refuta las concepciones materialistas vulgares de Shuliátikov, Bogdánov, Eleutheropulos y otros, que considera­ban todas las manifestaciones de la vida espiritual como i resultante directo de la producción material e incluso de la técnica; para ellos cualquier imagen artística, noción científica o idea filosófica era expresión directa de los intereses de clase.
               
Sin circunscribirse a ofrecer una explicación de las raíces sociales del idealismo filosófico y de la religión, Plejánov aclara desde un punto de vista científico sus raíces gnoseológicas. «El hombre observa sus propios actos —escribe— y ve que "les preceden las apetencias respectivas, o —para emplear una expresión más próxima a su modo de pensar— que tales actos son suscitados por esas apetencias. Por ello cree que los fenómenos de la naturaleza que le sorprenden han sido suscitados por voluntad de alguien. Los supuestos seres por cuya voluntad han sido suscitados los fenómenos de la naturaleza que le sorprenden son inaccesibles a sus sentidos exteriores. Por eso los juzga semejantes al alma humana que, como sabemos, es inmaterial en el sentido antes indicado»[34] [32] .
               
En las obras de Plejánov se analizan las representaciones surgidas en la mente del hombre primitivo bajo la influencia de su modo de vida y muestra que en una etapa posterior, ya dentro de una sociedad dividida en clases, las ideologías se desarrollan bajo una fuerte influencia de las relaciones sociales, de la lucha de clases.
               
Plejánov fundamenta la proposición sobre el papel activo de las ideas en la vida de la sociedad. «...La idea es una gran cosa —escribe—. Mas para que pueda cumplir su gran papel debe ser una idea racional, debe saber captar y expresar el decurso verdadero de la historia. Bajo esta condición es una fuerza irresistible. En caso contrario, será fuente de debilidad, de decepción, de declive mental y moral...»[35] [33] .
Elaboración de los problemas de la estética
En las obras que tratan problemas de estética (Cartas sin dirección, El arte y la vida social, etc.), Plejánov aplica a este tema la teoría marxiana del materialismo histórico y critica de forma aguda y convincente las teorías idealistas y las corrientes reaccionarias del arte burgués. En Cartas sin dirección indica que «de ahora en adelante la crítica (más exactamente, la teoría científica de la estética) sólo podrá avanzar si se apoya en la interpretación materialista de la historia. Creo también —dice refiriéndose a la crítica democrática revolucionaria rusa— que en su desarrollo anterior fue adquiriendo bases más sólidas conforme sus exponentes se aproximaban a la concepción histórica que yo sustento»[36] [34] .
               
Plejánov defiende el punto de vista marxista sobre el arte considerándolo como una forma específica de la conciencia social, forma cuyo desarrollo en última instancia está condicio­nado por la actividad laboral del hombre y depende de la economía de la sociedad. «El arte de cada pueblo... siempre se halla en estrecha conexión causal con su economía escribe—. Por ello, al emprender el estudio del arte de los pueblos primitivos debo señalar ante todo los principales rasgos distintivos de la economía primitiva»[37] [35] . Al aparecer las clases, el arte queda sometido a los fluctuaciones de la lucha entre ellas que influye sobre la psicología de las clases contendientes. El arte no es una esfera aislada de creación individual, sino un fenómeno social. La medida objetiva de la perfección de una obra de arte es la consonancia entre la forma de esa obra y su contenido, la idea; la unidad de forma y contenido es la ley que rige el desarrollo del arte. En contra de las concepciones idealistas, según las cuales el arte sólo permite expresar sentimientos y no hay lugar en él para las ideas, Plejánov subraya el papel cognoscitivo del arte, considerándolo como «pensamiento en imágenes». «...El arte —escribe-- comienza en el mismo momento en que el hombre vuelve a provocar en sí mismo los sentimientos y las ideas que ha experimentado bajo la influencia de la realidad circundante y los expresa mediante determinadas imágenes»[38] [36] La peculiaridad del arte como forma de conciencia social reside en que expresa el sentir y el pensar no de modo abstracto, sino en imágenes vivas.
               
Plejánov somete a análisis crítico las corrientes formalistas en arte, estudia su disgregación ideológica dentro de la sociedad burguesa y establece que el capitalismo hace inex­presivo el arte y lo contagia de individualismo burgués, con lo que el artista se ve privado del manantial de la verdadera inspiración. Al arte corruptor de la burguesía reaccionaria opone Plejánov los brotes del arte realista avanzado que expresa los intereses de la clase obrera, de las masas-populares.
Los problemas de la historia de la filosofía
Considerando que una importante misión de la ciencia histórico-filosófica es aclarar que el pensamiento filosófico depende en última instancia de las relaciones económicas y de la lucha de clases, Plejánov ve el papel específico de la historia de la filosofía en el análisis científico del proceso mismo del movimiento del pensamiento filosófico, de su lógica interna, esto es, de las leyes del desarrollo de la filosofía. «Antes de responder —escribe— a la pregunta de por qué el desarrollo de las ideas transcurrió de un modo u otro, primeramente hay que aclararse a sí mismo cómo se desenvolvió ese desarrollo. Aplicándolo al objeto de nuestros ensayos, esto significa que no se puede aclarar por qué la filosofía materialista se desenvolvió tal como lo hizo en Holbach y Helvecio en el siglo XVIII y en Marx en el siglo XIX hasta después de mostrar claramente qué era en realidad esa filosofía tan a menudo interpretada torcidamente e incluso adulterada por completo»[39] [37] .
               
En la investigación de la historia de la filosofía, como en la de la historia de otras ideologías, Plejánov centra la atención en el problema de la evolución continua del pensamiento social y de la cultura de la humanidad. Las causas de la evolución continua de las ideas filosóficas radican en las necesidades de la vida económica y del progreso de la ciencia. Ciertas ideas filosóficas del pasado, las que corresponden a los intereses de un desarrollo económico dado, son admitidas y sustentadas, mientras que otras, las que no se ajustan directamente a dichos intereses, pueden ser reelaboradas con espíritu crítico para crear nuevas ideas., Ciertas ideas filosóficas antiguas no pueden sino frenar el desenvolvimiento de lo nuevo, razón por la cual son rechazadas por las fuerzas progresistas y asumidas de buena gana por las reaccionarias. Utilizando ampliamente el recurso lógico de la antítesis para aclarar la evolución del pensamiento filosófico, Plejánov trata de demostrar que la filosofía de cada época se convierte en la negación, la antítesis, de las ideas filosóficas de la época anterior (por ejemplo, los filósofos de la Francia del siglo XVIII eran ateos; sus seguidores, los utópicos franceses del siglo XIX, tendían casi todos al misticismo); esta proposición adolece de cierto esquematismo.
               
Plejánov pone en guardia contra una identificación vulgari­zadora y simplista entre opiniones políticas y filosóficas, y establece que, aun estando entroncadas, no todo revoluciona­rio en política es un progresista en filosofía y no cada adepto de las ideas sociopolíticas reaccionarias es reaccionario en filosofía. Así, defendiendo la dialéctica de Hegel, acusada de reaccionaria, escribe: «...los epítetos reaccionario o progresista no caracterizan en modo alguno los méritos o los errores teóricos de un filósofo dado. Quien quiera aniquilar a ese filósofo ante los hombres que piensan, ha de refutar la parte teórica de su doctrina. Sólo después de esa refutación tendrá derecho a hablar de la aspiración práctica o de la influencia del medio social que impulsaron al pensador a deformar la verdad o le impidieron llegar hasta ella. Si observamos esta condición, la indicación de las simpatías políticas del pensador (reaccionario, progresista, etc.) nos ayudará a poner en claro la génesis (el origen) de sus equivocaciones»[40] [38] .

En contra de los materialistas vulgares, como Shuliátikov que sólo veía la significación social de las doctrinas filosóficas sin comprender su sentido cognoscitivo, Plejánov subraya la independencia relativa de la filosofía como forma específica de la conciencia social. La trayectoria de las ideas filosóficas deriva del "bagaje de ideas" que nos legaron los precursores y está relacionada con el estado y el nivel en que se hallan las demás ideologías y la ciencia. Si bien el carácter y el contenido de las ideas filosóficas dependen en última instancia de la vida económica de la sociedad, ello no implica que todos los filósofos de las clases dominantes falsearan de modo consciente la realidad. Los ilustrados franceses, los representantes de la filosofía clásica alemana y otros muchos pensadores estaban sinceramente convencidos de que su concepción del mundo era la única cierta, concurría al progreso y al desarrollo de la ciencia, etc.; en virtud de la limitación histórica de sus tiempos y de su clase no podían proporcionar todavía un conocimiento adecuado del mundo y de sus leyes.
               
Plejánov critica las concepciones burguesas en la historia de la filosofía (Lange, Soury, Ueberweg y otros), que circunscri­bían el objeto de la historia de la filosofía a la historia de las concepciones ontológicas y gnoseológicas, y muestra que una parte inseparable de la historia de la filosofía es la historia de las ideas sociológicas, estéticas y éticas.
El lugar de Plejanov en la historia de la filosofía marxista
Las obras filosóficas marxistas de Plejánov defendieron la concepción materialista del mundo y contribuyeron a difundir-la en la época prerrevolucionaria. Pero Plejánov no pudo elevar el marxismo y su filosofía a un nivel más elevado, el que recababa el movimiento obrero revolucionario de la nueva época histórica, la del imperialismo, la de la novísima revolución en la ciencia. La fase superior en el desarrollo del marxismo y su filosofía está vinculada a las obras teóricas y la actividad de Lenin.
               
Las obras escritas por Plejánov durante su período menchevique (1903-1918), una nueva época revolucionaria cuyo carácter y peculiaridades no supo comprender, contienen sensibles errores y desviaciones del marxismo revolucionario; se percibe en ellas un divorcio entre la teoría y la actuación práctica del movimiento obrero revolucionario. Plejánov, incapaz de comprender el papel dirigente del proletariado en la revolución democrático-burguesa y el significado de la alianza de la clase obrera y los campesinos, se opuso a la insurrección armada de 1905 - en Moscú. Ahondando la ruptura entre la teoría marxista y la práctica de los partidos socialdemócratas, ruptura propia de la II Internacional, y siguiendo el dogma de ésta, según el cual la revolución socialista podía empezar sólo en países altamente industrializa-dos, Plejánov acogió negativamente la Gran Revolución Socialista de Octubre por considerarla «una infracción, de todas las leyes históricas».
               
Entre 1904 y 1913, Plejánov siguió propagando las ideas filosóficas del marxismo en el seno del movimiento obrero, al tiempo que combatía las corrientes de la filosofía burguesa y del revisionismo filosófico. Pero el punto débil de su labor en aquellos tiempos fue su incapacidad para desarrollar con espíritu creativo el marxismo a tono con las nuevas circunstan­cias históricas. Esta tarea sólo podía cumplirla, y la cumplió, el partido marxista de nuevo tipo creado por Lenin, el partido inconciliable con el oportunismo, el partido que unió la teoría con la práctica del movimiento obrero revolucionario.
               
Lo mejor del legado de Plejánov son sus obras filosóficas marxistas, escritas principalmente antes de 1903, cuando era un representante del marxismo revolucionario en la II Internacional. Después de la muerte de Plejánov, en 1921, Lenin escribió que "no se puede ser comunista consciente, de verdad, sin estudiar —precisamente estudiar— todo lo que Plejánov escribió de filosofía, pues constituye lo mejor de toda la literatura marxista internacional"[41] [39] .

Notas

[1] [1] V.I. Lenin. La enfermedad infantil del” izquierdismo” en el comunismo. O.C., t41, p´gas 7-8
[2] [2] C. Marx y F. Engels. Obras, t. 36, pág 260.
[3] [3] G. V. Plejanov. Obras filosóficas escogidas, en cinco tomos. Moscú, 1956, t. I, págs. 154-155.
[4] [4] Ibídem, pág. 127.
[5] [5] Ibídem, pág. 347
[6] [6] V.I. Lenin. Marxismo y revisionismo. O.C., t. 17, pág. 20.
[7] [7] V.I. Lenin. Carta a N. Krupskaya. O.C. t. 46, Pág. 35
[8] [8] G.V. Plejanov.Obras filosóficas escogidas, en cinco tomos, t. II, pág. 527.
[9] [9] Ibídem, pág. 619.
[12] [10] Ibídem, pág. 604.
[13] [11] G. V. Plejanov. Obras. Moscú-Leningrado, 1925, t. XVIII, pág, 294.
[14] [12] G. V. Plejánov. Obras filosóficas escogidas, en cinco tomos, t. I, pág. 441.
[15] [13] G. V. Plejánov. Obras filosóficas escogidas, en cinco tomos, t. II, pág. 162.
[16] [14] G. V. Plejánov. Obras filosóficas escogidas, en cinco tomos, t. I, págs. 566-567.
[17] [15] G. V. Plejánov. Obras filosóficas escogidas, en cinco tomos, t. III, pág. 83.
[18] [16] Véase V. I. Lenin. Sobre el problema de la dialéctica. O. C., t. 29, pág. 321.
[19] [17] G. V. Plejánov. Obras filosóficas escogidas, en cinco tomos, t. II, pág. 450.
[20] [18] Ibídem, pág. 127.
[21] [19] G.V. Plejánov. Obras filosóficas escogidas, en cinco tomos, t. I, págs. 484-485.
[22] [20] Ibídem, pág. 615.
[23] [21] Ibídem, págs. 663-664.
[24] [22] Ibídem, págs. 669-670.
[25] [23] Ibídem, pág. 501.
[26] [24] Legado literario de G. V. Plejánov. Recop. IV. Moscú, 1937, pág. 207.
[27] [25] Véase V.I. Lenin. Acerca del aventuresrismo. O.C., t. 25, pág 222.
[28] [26] G. V. Plejánov. Obras filosóficas escogidas, en cinco tomos, t. I, pág. 594.
[29] [27] G. V. Plejánov. Obras filosóficas escogidas, en cinco tomos, t. II, pág. 332.
[30] [28] G. V. Plejánov. Obras. Moscú-Petrogrado, 1923, t. III, pág. 402
[31] [29] G. V. Plejánov. Obras filosóficas escogidas, en cinco tomos, t. II, pág. 333.
[32] [30] Legado literario de G. V, Plejánov. Recop. III. Moscú, 1936, pág. 90
[33] [31] G. V. Plejánov. Obras filosóficas escogidas, en cinco tomos, t. II, pág. 216.
[34] [32] G. V. Plejánov. Obras filosóficas escogidas, en cinco tomos, t. III, pág. 338.
[35] [33] G. V. Plejánov. Obras, 3a ed., Moscú-Leningrado, 1928, t. III, pág. 264.
[36] [34] G. V. Plejánov. Obras filosóficas escogidas, en cinco tomos. Moscú, 1958, t. V, pág. 312.
[37] [35] Ibídem, pág 318
[38] [36] Ibídem, pág 285.
[39] [37] G. V. Plejánov. Obras filosóficas escogidas, en cinco tomos. Moscú, 1958, t. II, pág. 35.
[40] [38] Legado literario de G. V, Plejánov. Recop. V. Moscú, 1938, págs. 172-173
[41] [39] V. I. Lenin. Insistiendo sobre los sindicatos, el momento actual y los errores de Trotsky y Bujarin. O. C., t. 42, pág. 290

Historia de la Filosofía. Tomo II, ‘Historia de la filosofía marxista-leninista y su lucha contra la filosofía burguesa’, Cap. V, Págs 113-140. Editorial progreso, Teoría Marxista-Leninista. Moscú, 1978