11/12/13

Las concepciones de Marx sobre el Estado y la Política

Karl Marx ✆ Ludilo Zezanje
Jorge Luis Acanda González  |  En el capítulo anterior [Ñángara Marx: 'El marxismo en la época de Gramsci'] expliqué las deformaciones, presentes en el marxismo vulgar, con respecto a la verdadera esencia del pensamiento de Marx. Ahora pasaré a explicar los elementos fundamentales de la teoría política marxiana. Como ha ocurrido con otros muchos aspectos de la obra de Marx, su pensamiento sobre el Estado y la política ha sido apreciado frecuentemente a través del prisma de las adaptaciones - e incluso tergiversaciones - hechas por continuadores o adversarios posteriores. También se ha adolecido de no entender la conexión orgánica entre su pensamiento político y su crítica económica al modo de producción capitalista.

Muchos han afirmado que en la obra de Marx no se encuentra una teoría sobre el Estado. No han comprendido que, más que una teoría positiva, lo que Marx desarrolla es una crítica al Estado.1 Una teoría crítica del Estado. El elemento anti-estatista es central en la concepción marxiana. Juan Carlos Portantiero ha resaltado un momento seminal al afirmar que, en Marx, poder y transición forman un sólo haz unitario. La conquista del poder por los grupos revolucionarios se analiza como proceso que tiene como objetivo la eliminación de la enajenación económica y política. Si bien continuó al pensamiento hegeliano en el rechazo al jusnaturalismo
expresado en la filosofía política liberal, Marx se separó de Hegel al potenciar hasta el extremo la tradición liberal de total subordinación del Estado a la sociedad. Es importante destacar esta tesis: su pensamiento político constituyó una radicalización democrática del pensamiento liberal. La relación de Marx con el liberalismo no fue de simple rechazo nihilista, sino de crítica y superación democrática (en el sentido hegeliano del Aufheben) de los momentos de libertades negativas individuales y limitación del poder estatal. La diferencia radical estribaba en que para el liberalismo la sociedad es impensable sin el Estado y debe mantenerse separada de él (precisamente porque la concibe como sociedad burguesa, basada en la explotación), mientras que para Marx, la  desenajenación de la sociedad debía llevar a la extinción del Estado, entendida como recuperación por la sociedad de los poderes alienados por aquel.

La crítica al liberalismo político

Portantiero ha llamado la atención al hecho de que el enemigo irreconciliable para Marx con respecto al tema del Estado, en el seno del movimiento socialista, no era el anarquismo, sino el lassalleanismo.3 La idea central en Marx es la de la existencia de un corte, de una escisión, entre el Estado y la sociedad. El Estado es el mediador entre el hombre y su libertad. Confisca la fuerza de la sociedad, la enajena, y se autonomiza. En sus trabajos de 1843-1844, Marx sometió a crítica tanto la concepción liberal clásica sobre el Estado como las concepciones hegelianas. El centro de su ataque a la concepción del Estado de Hegel consistió en señalar que éste, mientras advertía acertadamente la separación entre el Estado y la sociedad burguesa, afirmaba su reconciliación en el Estado mismo. En el sistema hegeliano la contradicción se resolvía suponiendo que, en el Estado, se hallan representados la realidad y el significado auténtico de la sociedad burguesa. La alienación del individuo respecto del Estado, y la contradicción entre el hombre como bürger (miembro privado de la sociedad, preocupado únicamente por sus intereses particulares) y el hombre como citoyen (ciudadano, miembro de la sociedad política) encontrarían sus solución en el Estado, considerado como expresión de la realidad última de la sociedad. Pero Marx afirmó que esto no era una solución, sino una mistificación. La contradicción entre el Estado y la sociedad es una realidad. De hecho, la enajenación política que implica es el elemento fundamental de la sociedad burguesa moderna, puesto que el significado político del hombre se separa de su condición real como individuo privado, mientras que, en realidad, es esta condición la que lo determina como ser social.

La preocupación central de Marx, en sus escritos tempranos, se centraba en la cuestión del Estado, de su naturaleza y de su relación con la sociedad. Ralph Milliband ha afirmado que “Marx completó su emancipación del sistema hegeliano en gran parte a través de su crítica a la concepción del Estado de Hegel”.4 En aquellos primeros textos, Marx resaltó la necesidad de abandonar la especulación en al tratamiento de este tema, y de analizarlo en su concreción, en la inserción del Estado dentro del conjunto de las relaciones sociales. Como señala Milliband, la insistencia en la necesidad de considerar “la naturaleza de las circunstancias” constituye el centro del extenso manuscrito redactado por Marx en el verano de 1843, y en el que sometió a una profunda crítica a la filosofía hegeliana del Estado y del derecho.5 Este manuscrito, publicado póstumamente con el título de Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel, y el artículo “Sobre la Cuestión Judía”, publicado en 1844, son los dos primeros textos donde Marx se ocupa especialmente de la cuestión del Estado y de la sociedad civil burguesa (bürgerliche Gesellschaft), y se han convertido en referencia obligada para todos los que se ocupan del tratamiento marxiano del tema, por lo que me referiré a ellos con cierto detenimiento.

El punto de partida de Marx en este manuscrito es la demostración del carácter especulativo de la concepción hegeliana sobre el Estado. Para ello, se apoyó en una idea presentada anteriormente por Ludwig Feuerbach, quien había destacado que la esencia de la especulación hegeliana consistía en realizar abstracciones, haciendo de los conceptos la esencia de lo real, y de la idea el sujeto creador del mundo. De ahí que Feuerbach concluyera que, para llegar a la verdad, era necesario hacer del sujeto el atributo, y del atributo el sujeto. Es la famosa tesis de la inversión, que Marx retomó como fundamento metodológico de su crítica del hegelianismo. Como ya hemos visto, él consideraba que sólo era posible entender las instituciones políticas estudiándolas en su conexión con las relaciones sociales, y no partiendo de consideraciones generales y abstractas.

Un momento significativo de la crítica de Marx al misticismo especulativo hegeliano lo constituyó su reflexión sobre la caracterización que hacía Hegel del Estado como organismo. En el parágrafo 269 de la Filosofía del Derecho se presentaba a la idea del Estado no sólo como elemento constitutivo de la maquinaria estatal, sino de toda estructura interna de la sociedad, y se justificaba al Estado como “organismo general”. Para Marx, la consideración del Estado como un organismo vivo constituyó un importante paso de avance, limitado empero por el panlogismo hegeliano, que llevó a que el concepto de organismo perdiera la concreción que debía tener en tanto conceptualización de una totalidad, y se tornara vacío. La cuestión sobre la diferenciación de distintos organismos al interno de la sociedad, y sobre la esencia de su interrelación, no podía obtener respuesta dentro de los marcos de la filosofía hegeliana.

Este es un fragmento tomado del libro ‘Traducir a Gramsci’ de Jorge Luis Acanda González, Cap. VI - Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2007, 292 pp.
 



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