Karl Marx ✆ Ludilo Zezanje |
Jorge Luis Acanda
González | En el capítulo anterior [Ñángara Marx: 'El
marxismo en la época de Gramsci'] expliqué
las deformaciones, presentes en el marxismo vulgar, con respecto a la verdadera
esencia del pensamiento de Marx. Ahora pasaré a explicar los elementos
fundamentales de la teoría política marxiana. Como ha ocurrido con otros muchos
aspectos de la obra de Marx, su pensamiento sobre el Estado y la política ha
sido apreciado frecuentemente a través del prisma de las adaptaciones - e
incluso tergiversaciones - hechas por continuadores o adversarios posteriores.
También se ha adolecido de no entender la conexión orgánica entre su
pensamiento político y su crítica económica al modo de producción capitalista.
Muchos
han afirmado que en la obra de Marx no se encuentra una teoría sobre el Estado.
No han comprendido que, más que una teoría positiva, lo que Marx desarrolla es
una crítica al Estado.1 Una teoría crítica del Estado. El elemento
anti-estatista es central en la concepción marxiana. Juan Carlos Portantiero ha
resaltado un momento seminal al afirmar que, en Marx, poder y transición forman
un sólo haz unitario. La conquista del poder por los grupos revolucionarios se
analiza como proceso que tiene como objetivo la eliminación de la enajenación
económica y política. Si bien continuó al pensamiento hegeliano en el rechazo
al jusnaturalismo
expresado en la filosofía política liberal, Marx se separó de
Hegel al potenciar hasta el extremo la tradición liberal de total subordinación
del Estado a la sociedad. Es importante destacar esta tesis: su pensamiento
político constituyó una radicalización democrática del pensamiento liberal. La
relación de Marx con el liberalismo no fue de simple rechazo nihilista, sino de
crítica y superación democrática (en el sentido hegeliano del Aufheben) de los momentos de libertades
negativas individuales y limitación del poder estatal. La diferencia radical
estribaba en que para el liberalismo la sociedad es impensable sin el Estado y
debe mantenerse separada de él (precisamente porque la concibe como sociedad
burguesa, basada en la explotación), mientras que para Marx, la desenajenación de la sociedad debía llevar a
la extinción del Estado, entendida como recuperación por la sociedad de los
poderes alienados por aquel.
La crítica al liberalismo
político
Portantiero
ha llamado la atención al hecho de que el enemigo irreconciliable para Marx con
respecto al tema del Estado, en el seno del movimiento socialista, no era el
anarquismo, sino el lassalleanismo.3 La idea central en Marx es la de la
existencia de un corte, de una escisión, entre el Estado y la sociedad. El
Estado es el mediador entre el hombre y su libertad. Confisca la fuerza de la
sociedad, la enajena, y se autonomiza. En sus trabajos de 1843-1844, Marx
sometió a crítica tanto la concepción liberal clásica sobre el Estado como las
concepciones hegelianas. El centro de su ataque a la concepción del Estado de
Hegel consistió en señalar que éste, mientras advertía acertadamente la
separación entre el Estado y la sociedad burguesa, afirmaba su reconciliación
en el Estado mismo. En el sistema hegeliano la contradicción se resolvía
suponiendo que, en el Estado, se hallan representados la realidad y el
significado auténtico de la sociedad burguesa. La alienación del individuo
respecto del Estado, y la contradicción entre el hombre como bürger (miembro
privado de la sociedad, preocupado únicamente por sus intereses particulares) y
el hombre como citoyen (ciudadano, miembro de la sociedad política)
encontrarían sus solución en el Estado, considerado como expresión de la
realidad última de la sociedad. Pero Marx afirmó que esto no era una solución,
sino una mistificación. La contradicción entre el Estado y la sociedad es una
realidad. De hecho, la enajenación política que implica es el elemento
fundamental de la sociedad burguesa moderna, puesto que el significado político
del hombre se separa de su condición real como individuo privado, mientras que,
en realidad, es esta condición la que lo determina como ser social.
La
preocupación central de Marx, en sus escritos tempranos, se centraba en la
cuestión del Estado, de su naturaleza y de su relación con la sociedad. Ralph
Milliband ha afirmado que “Marx completó su emancipación del sistema
hegeliano en gran parte a través de su crítica a la concepción del Estado de
Hegel”.4 En aquellos primeros textos, Marx resaltó la
necesidad de abandonar la especulación en al tratamiento de este tema, y de
analizarlo en su concreción, en la inserción del Estado dentro del conjunto de
las relaciones sociales. Como señala Milliband, la insistencia en la necesidad
de considerar “la naturaleza de las circunstancias” constituye el centro del
extenso manuscrito redactado por Marx en el verano de 1843, y en el que sometió
a una profunda crítica a la filosofía hegeliana del Estado y del derecho.5 Este
manuscrito, publicado póstumamente con el título de Crítica de la Filosofía
del Derecho de Hegel, y el artículo “Sobre la Cuestión Judía”, publicado en
1844, son los dos primeros textos donde Marx se ocupa especialmente de la
cuestión del Estado y de la sociedad civil burguesa (bürgerliche
Gesellschaft), y se han convertido en referencia obligada para todos los
que se ocupan del tratamiento marxiano del tema, por lo que me referiré a ellos
con cierto detenimiento.
El
punto de partida de Marx en este manuscrito es la demostración del carácter
especulativo de la concepción hegeliana sobre el Estado. Para ello, se apoyó en
una idea presentada anteriormente por Ludwig Feuerbach, quien había destacado
que la esencia de la especulación hegeliana consistía en realizar
abstracciones, haciendo de los conceptos la esencia de lo real, y de la idea el
sujeto creador del mundo. De ahí que Feuerbach concluyera que, para llegar a la
verdad, era necesario hacer del sujeto el atributo, y del atributo el sujeto.
Es la famosa tesis de la inversión, que Marx retomó como fundamento metodológico
de su crítica del hegelianismo. Como ya hemos visto, él consideraba que sólo
era posible entender las instituciones políticas estudiándolas en su conexión
con las relaciones sociales, y no partiendo de consideraciones generales y
abstractas.
Un
momento significativo de la crítica de Marx al misticismo especulativo
hegeliano lo constituyó su reflexión sobre la caracterización que hacía Hegel
del Estado como organismo. En el parágrafo 269 de la Filosofía del
Derecho se presentaba a la idea del Estado no sólo como elemento
constitutivo de la maquinaria estatal, sino de toda estructura interna de la
sociedad, y se justificaba al Estado como “organismo general”. Para Marx, la
consideración del Estado como un organismo vivo constituyó un importante paso
de avance, limitado empero por el panlogismo hegeliano, que llevó a que el
concepto de organismo perdiera la concreción que debía tener en tanto
conceptualización de una totalidad, y se tornara vacío. La cuestión sobre la diferenciación
de distintos organismos al interno de la sociedad, y sobre la esencia de su
interrelación, no podía obtener respuesta dentro de los marcos de la filosofía
hegeliana.
Este es un fragmento tomado del
libro ‘Traducir a Gramsci’ de Jorge
Luis Acanda González, Cap. VI - Editorial de Ciencias Sociales, La Habana,
2007, 292 pp.
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