José Mansilla | Estamos
en un pub de Manchester. Marx pide una pinta mientras Engels ojea la prensa.
- Ahora sale un informe del Tribunal de Cuentas en España
señalando que algunos servicios ofrecidos tradicionalmente por las
administraciones públicas son más baratos y ofrecen mayor calidad que si los
hace la empresa privada – señala Engels.
- Bue… [cónchale], es que lo que están haciendo no tiene
nombre…. bueno sí, se llama acumulación
por desposesión, creo que un tal Harvey tiene la patente del nombre, aunque
hay que decir que está basado en mis tesis – replica Marx.
- A ver, ¿cómo que en 'tus' tesis, será en nuestras tesis? – apunta Engels.
- Bueno, no te pongas quisquilloso, en nuestras tesis.
- Tuyas o mías, qué más da. De todas formas, ¿me recuerdas
un poco esta tesis nuestra? Ahora mismo no me acuerdo…
- Lo tenemos escrito en el primer tomo de El Capital, ese
volumen que fue el único que me dio a mi tiempo a acabar. Los otros los sacaste
tú y se lió parda [se formó un zaperoco]. Pero bueno, a lo que vamos. A ver, tal y como
mostramos en el libro, la función final del capital es su reproducción. En este
sentido es
como un tiburón, tiene que ir hacia adelante o muere. El capital
siempre debe estar en movimiento y esto hace que el sistema capitalista sea un
sistema económico explotador, pero dinámico, muy dinámico. Hay una
transformación constante de Bienes a Capital y posteriormente de nuevo a
Bienes, o de Capital a Bienes, para posteriormente pasar de nuevo a Capital. A
lo largo de este proceso es cuando se lleva a cabo la producción de la
plusvalía, extraída de los trabajadores/as, y su captación por las élites
burguesas que utilizan una parte para mantener el ciclo del capital en
movimiento. Esto es lo que yo denominé, perdón, denominamos, “proceso de
acumulación del capital”.
- Ah, sí, ahora creo que me acuerdo… – comenta Engels –
Pero, ¿esto que tiene que ver con las privatizaciones?
- Sí, sí, ahora voy a esto. Durante la fase expansiva
primigenia del capital, en el origen del mismo hace ya algunos siglos, se
produjo una acumulación originaria que dio lugar, posteriormente, al proceso de
industrialización en Europa. Esta fase expansiva del capital basado en la
industria ha durado, con sus más y sus menos, hasta los años 70 del siglo XX.
Durante todos estos años ha sufrido innumerables ciclos alcistas y bajistas, ha
habido revoluciones en su contra, como la rusa, o intentos (insulsos) de
domesticarlo, como la socialdemocracia. Sin embargo, el capitalismo no se puede
dominar, no se puede encauzar, como no se puede encauzar a un tiburón.
- Que te pierdes con los tiburones Karl, estábamos en los
años 70.
- Ah, sí, perdón. Pues a mediados de esa década, las
políticas económicas de corte keynesiano, que pretendían esa absurda idea de
controlar los ciclos del capitalismo, dieron a su fin. Se mostraron incapaces
de gestionar una de las crisis progresivas que manifiesta el sistema. Los factores
fueron múltiples y diversos, y seguro que hay gente que no lo verá igual que
yo, pero el resultado es que se produjo una falla en el proceso de acumulación.
Ya no había de dónde sacar plusvalías, el sistema basado en la producción
industrial estaba agotado en Occidente. Así llegó el neoliberalismo. Ciertas
teorías, hasta ese momento reducidas a ámbitos académicos minoritarios, fueron
acogidas por las élites como una tabla de salvación, mostrando de qué forma el
sistema podía continuar hacia adelante, como el tiburón. La clave estaba en la
desregularización de la industria financiera, esto es, los bancos, las bolsas,
las preferentes, las hipotecas subprime,
etc., y en la desmantelación de todo lo público, del Estado del Bienestar,
las industrias, los servicios, etc. David Harvey llama a este proceso “acumulación por desposesión” porque, en
realidad se produce una desposesión real de la población, con mayor incidencia
en la clase obrera, de bienes y servicios que antes eran de todos, que suponían
parte del salario indirecto de muchas familias. Esta privatización conllevaba
desposesión y, por tanto, desigualdad y pobreza. ¡¡Claro que los servicios, la
recogida de basura, el agua, la sanidad, la educación, el alumbrado público,
etc., son más caros y de peor calidad si lo llevan a cabo las empresas
privadas!! Eso se sabía desde el principio, pero la cuestión no es esa. La
cuestión esencial es que el capital debía seguir su camino, su destino,
reproduciéndose y acumulándose, y lo comenzó a hacer de nuevo basándose en el
argumento populista del ahorro y la eficiencia. Eso sí, sin olvidar la
estigmatización de todo lo público como los médicos, los profesores, o los
funcionarios en general.
- Ahh… vale, vale.Y de ahí llegamos a lo que está pasando
en España [..y en muchos países del mundo], no?
- Exacto! Aunque yo ahí añadiría un toque propio,
mafiosillo, lo que llaman el capitalismo de amiguetes [panas], y donde el gran
pastel se lo reparten entre unos pocos.
- Joer [¡Qué vaina tan buena!], si que está
claro todo, Karl.
- Ya te digo Friedrich. Oye, ¿pagas tu no? Anda, pídeme otra
pinta que te voy a seguir hablando de tiburones, de los que compran tanquetas
antidisturbios que lanzan chorros de agua…