Lenin rojo ✆ Andy Warhol |
M. Roca Monet
El gran debate sobre el imperialismo, en los medios
marxistas, se produce en la coyuntura de la Primera Guerra Mundial (1914-1918).
A la determinación del carácter imperialista de esta guerra, une la
“traición socialdemócrata”, encabezada por el partido rector de la II
Internacional, que es el alemán, que vota los créditos de guerra y
realiza la colaboración de clase conocida por la “unión sagrada” con la
burguesía. De esa afloración del oportunismo reformista, y sus variantes en la
coyuntura bélica ( socialimperialismo, socialchovinismo y socialpacifismo),
sólo queda enteramente libre el partido bolchevique ruso que dirige Vladímir
Ilich Uliánov (Lenin, 1870-1924), y aquellos grupos de extrema izquierda que
luchan contra la socialdemocracia oficial en sus respectivos países. En esas
circunstancias, Lenin es el que encabeza la lucha del internacionalismo
revolucionario, en cuya perspectiva acomete la exposición de la teoría marxista
del
imperialismo, en la primavera de 1916, con su folleto El imperialismo,
fase superior del capitalismo.
Con anterioridad, otros autores marxistas habían
analizado los nuevos fenómenos de la época, si cabe con mayores pretensiones,
produciendo algunos libros importantes, como fueron el El capital
financiero de R. Hilferding (1912), La acumulación de Capital (1913)
de Rosa Luxemburg, y La economía mundial y el imperialismo (1915)
de N. Bujarin. Justamente, en el prefacio a esta última obra, destacaba Lenin tres
cuestiones de gran interés: 1) que el imperialismo es el problema más esencial
“en la esfera de la ciencia económica que estudia el cambio de la forma de
capitalismo en la época contemporánea”; 2) que el no entenderlo así conduce a
reducir “el concepto científico de imperialismo a una especie de expresión injuriosa”, y
3) la consideración de la supremacía del capital financiero, como el “amo” del
mundo, por ser éste “particularmente móvil y flexible,
particularmente entrelazado dentro del país y en el orden internacional
...particularmente impersonal y separado de la producción directa, se presta a
la concentración con particular facilidad...”.
Ahora bien, la pregunta obligada es ¿qué aporta, qué
distingue El imperialismo, fase superior del capitalismo respecto a
los textos anteriores de inspiración marxista? La respuesta es que en el
pensamiento de Lenin, no hay sólo una descripción de los nuevos fenómenos
característicos de la época imperialista, sino una teoría completa del
imperialismo que desborda su propio libro, aunque está señalada en el mismo.
¿Por qué y cómo? Es sabido que El imperialismo, fase superior
del capitalismo surgió de un encargo de la editora Parus de Petersburgo,
de cara a realizar un folleto de divulgación legal sobre la economía mundial
contemporánea. Cosa que Lenin -exiliado en Zurïch- aprovechó para estudiar el
imperialismo con mayor acopio de publicaciones y estadísticas, cuyas notas y
materiales preparatorios son los Cuadernos sobre el imperialismo.
Aunque la publicación del libro, bajo la censura zarista, obligó a
Lenin a utilizar un “lenguaje a lo Esopo”, en algunas cuestiones peliagudas, él
mismo lo justifica en sus prólogos posteriores, en nombre de la obligatoriedad
que tienen los revolucionarios de aprovechar, en las circunstancias adversas,
“los pequeños resquicios de la legalidad”, para difundir sus ideas, más allá de
los círculos militantes clandestinos
Continuando con la exposición de “La teoría del imperialismo
de Lenin. Bases teóricas”, iniciada en Laberinto nº 3, retomamos el propósito
de establecer un punto de partida, alejado de la frecuente lectura economicista
del conocido texto de Lenin El imperialismo, fase superior del capitalismo.
Para quienes perdieron la pista, vale recordar la definición emblemática: “El
imperialismo es el capitalismo en la fase de desarrollo en la que ha tomado
cuerpo la dominación de los monopolios y del capital financiero, ha adquirido
señalada importancia la exportación de capitales, ha empezado el reparto del
mundo por los trusts internacionales y ha terminado el reparto de toda la
Tierra entre los países capitalistas más importantes”. Entonces examinábamos las
implicaciones del análisis que comporta la fase imperialista y las
consecuencias estratégicas, políticas e ideológicas. Ahora, en esta segunda
parte, se tratará de exponer las aplicaciones que esta teoría conoce en vida de
Lenin, en cuanto teoría abierta a posteriores desarrollos, estrechamente ligada
al restablecimiento del internacionalismo proletario, a la Revolución de
Octubre y a la perspectiva de revolución mundial, plasmada en la creación de la
III Internacional.
La necesidad de organizar una nueva internacional fue
planteada por Lenin en 1914, inmediatamente después de la capitulación de los
principales partidos de la Segunda Internacional Socialista en la Primera
Guerra Mundial (1914-1918). El internacionalismo proletario fue duramente
puesto a prueba en esa coyuntura, por cuanto en lugar de la lealtad a la clase
revolucionaria, se impuso la “defensa de la patria” y la “unión sagrada” de las
organizaciones socialdemócratas con la burguesía y el Estado imperialista de
cada país beligerante. El Partido Bolchevique de Rusia, con Lenin a la cabeza
es el único partido que mantiene en alto la bandera de la revolución y el que
se encontrará por tanto en mejores condiciones para aprovechar la coyuntura
revolucionaria derivada de la gran guerra imperialista. Al año siguiente de
editarse el El imperialismo...(1916), con el que se trata de actualizar las
contradicciones del capitalismo y combatir las ideas erróneas vertidas en
nombre del marxismo, caso del “centrista” Kautsky, la teoría del imperialismo
de Lenin será confirmada ejemplarmente por la Revolución de Octubre (1917). Dos
meses antes Lenin saca a la luz el libro El Estado y la Revolución, destinado a
defender la teoría marxista del Estado, y fijar la atención en las modificaciones del
Estado bajo la fase imperialista. “El problema del Estado -dirá Lenin en el
Prefacio- adquiere en la actualidad una importancia singular tanto en el
aspecto teórico como en el político y práctico. La guerra imperialista ha
acelerado y enconado extraordinariamente el proceso de transformación del
capitalismo monopolista en capitalismo monopolista de Estado”.
El debate sobre el imperialismo está nuevamente de gran
actualidad en las controversias teóricas y político-ideológicas de la
transformación social. A este fin clarificador ha de contribuir el conocimiento
histórico de aquellas teorías que han tenido un gran papel en la lucha del
movimiento obrero revolucionario y en los movimientos de liberación de los
pueblos, y entre las cuales ocupa un lugar de primer orden la teoría del
imperialismo de Vladímir Ilich. Lenin. En el nº 3 de Laberinto iniciamos la
exposición del análisis leninista, sin reducirla, como a veces ha ocurrido, al
enfoque económico del célebre texto de 1916: “El imperialismo, fase superior
del capitalismo”, lo que hubiera sido restringir el pensamiento de su autor,
que ya advirtiera en su momento de la limitación, debida, por ser un texto
legal, a la censura zarista. Por el contrario, ayudados por otros textos de la
ingente obra de Lenin, prestábamos atención a los cambios o modificaciones
políticas e ideológicas que comportaba la fase imperialista. Las “Bases
Teóricas” del planteamiento de Lenin, expuestas en la primera entrega lo eran,
por tanto, de la economía, la política y la ideología imperialista, y de sus
consecuencias prácticas para la estrategia del movimiento obrero.
Nuestra exposición prosiguió en el nº 8 de Laberinto, con
una segunda entrega referida al “Imperialismo y revolución mundial: la
creación de la III Internacional (1919-1920)”, en la que se trataba de destacar
las aportaciones de Lenin ante la magnitud del proceso teórico y político
práctico emprendido por la Internacional Comunista, en sus dos primeros
Congresos. Vladímir Ilich participó activamente en las labores fundacionales de
estos dos congresos, al formar parte de las comisiones más importantes y en la
elaboración de los proyectos de las principales resoluciones.
En esta tercera entrega, exponemos el análisis y
resoluciones del III y IV Congreso de la Internacional Comunista, los dos
últimos realizados en vida de Lenin, si bien la participación activa de éste no
pasó del III Congreso (1921), interviniendo apenas en el siguiente. En el IV
Congreso (noviembre de 1922), Lenin ya enfermo, hizo el informe relativo a los
“Cinco años de la revolución rusa y perspectivas de la revolución mundial”. El
21 de enero de 1924, a las siete menos diez de la tarde, moría Lenin en Gorki,
de un derrame cerebral. Su muerte tendría consecuencias incalculables para el
porvenir de la Internacional y de la revolución rusa.