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Portada del diario ABC [Ampliar] Suponemos que la ilustración justifica el rechazo a Marx |
Juan Manuel
Bethencourt | El periódico madrileño ABC [que se hizo muy notable por las inmorales atrocidades mediáticas contra el presidente Hugo Chávez Frías] nos regaló el
pasado domingo, a través de 13 páginas muy bien editadas, un exotismo
sorprendente. Dedicó un dosier especial a certificar lo que en portada era
definido de modo solemne como “el final de la superioridad moral de la
izquierda”, todo ello acompañado por una ilustración a toda página en la que
destacaban la imagen de Karl Marx y la alegórica figura de la hoz y el
martillo. Cuando un diario conservador dedica semejante alarde a los símbolos
del enemigo es que estamos ante una anomalía digna de ser observada, y en este
sentido lo primero que sorprende es la aseveración de primera plana, porque si
se decreta el final de la superioridad moral de cualquier corriente ideológica,
de la izquierda en este caso, es que se está asumiendo que tal ventaja en el
plano de los principios políticos existió algún día. En esto no reparó el
editorialista del centenario y querido periódico, por más obvio que resulte.
Acto seguido, y en refuerzo de la tesis inicial, aparece una
serie de reportajes y encuestas con personas relevantes, un esfuerzo bien
trabajado, aunque sin duda condicionado por la tesis de partida, lo que en
periodismo siempre es un problema, aunque un problema tan frecuente que no vale
la pena hacerse ilusiones al respecto. En defensa de la ideología de derecha
hay una entrevista con Esteban González Pons -¿es de derechas?; ¿es de centro?,
¿es de izquierda?, ¿ha expuesto González Pons alguna
idea política tras varias
décadas de actividad política?-, así como un extenso artículo del filósofo
Gabriel Albiac, mascarón de proa de todo el trabajo y sin duda la pieza menos
afortunada del mismo. Es bastante común, a la hora de atizar en los medios al
pensamiento izquierdista, la aparición de algún excomunista lo bastante
rencoroso y narcisista como para prestarse al juego de la descalificación,
porque ya se sabe que los revolucionarios de ayer son los reaccionarios de hoy,
amparadas ambas corrientes en un sectarismo pueril. Albiac, que ya desde el
primer párrafo asegura que él lo vio todo antes que nadie, quiere ser André
Glucksmann a la hora de abjurar de todos los libros rojos -cosa que,
obviamente, no consigue-, y riza el rizo al recordar la Historia del siglo XX
para aseverar que la izquierda está en el germen de los dos totalitarismos más
brutales que el mundo ha conocido, el comunismo soviético y el fascismo alemán
e italiano. Ese constituye, según su criterio, un pecado original inequívoco.
Pues sí, Mussolini y Hitler fueron unos izquierdistas de mucho cuidado, y esa
es precisamente la razón por la cual se llevaron tan bien con Franco.
Título
original: “Superioridad moral”