9/10/13

El valor de uso en el marxismo de Bolívar Echeverría

Foto: Bolívar Echeverría
Jaime Ortega Reyna  |  El presente texto busca dar un seguimiento del desarrollo que ha tenido el concepto de valor de uso, primero en la tradición del marxismo occidental. Posteriormente se analizará el aporte latinoamericano que se expresa muy puntualmente en la obra de Bolívar Echeverría. El concepto de valor de uso en dicho autor supone una particular lectura de El Capital de Marx, así como la utilización de conceptos poco comunes en la tradición marxista. De igual forma ubica planos no sólo en el ámbito de la economía, sino también en el discurso de la modernidad, la política y la cultura.

Con el presente texto buscamos dar cuenta de la situación que guarda el desarrollo del concepto de valor de uso en el marxismo contemporáneo. En un primer apartado se describe brevemente un estado de la cuestión: las vicisitudes de su enunciación, recepción y desarrollo. Interesa destacar la ambivalencia que provocó el concepto, mientras que algunas tradiciones lo consideraron superfluo, otras encontraron una posibilidad heurística y política en su utilización. Esto en lo que respecta al marxismo occidental, con especial énfasis en la obra del marxista italiano Toni Negri, pero donde trataremos de ubicar su obra en una perspectiva más amplia, tanto en términos históricos como geográficos. Posteriormente pasamos a describir los principales aportes al respecto del filósofo ecuatoriano-mexicano Bolívar Echeverría, objeto central de nuestra investigación. Es, desde nuestra perspectiva, el que más ha intentado problematizar y desarrollar el concepto de valor de uso, a través de una lectura muy particular de El Capital. Considero válida la anotación que hace Carlos Oliva entorno a que: “La obra de Bolívar Echeverría tiene como eje interno el estudio del uso o la utilidad que damos a las cosas en nuestro proceso de socialización. A partir de este índice, desarrolla un montaje que supone, por detrás del uso, la existencia de una forma natural.” (Oliva en prensa: 138).
El valor de uso en la tradición marxista.
Valor de uso es un concepto que aparece formulado por Carlos Marx como uno de los dos factores de la mercancía (Marx 2007: 43-51) en su crítica a las concepciones de la economía política clásica y la utilización que Hegel hacía de ellas en su célebre Filosofía del Derecho.

El concepto tuvo un destino poco afortunado a través de la historia de la corriente política que se adjudicó el legado de Marx. Si bien como concepto aparece apropiado con miras a ser desarrollado claramente desde los Grundrisse, texto redactado en 1857, será en El Capital, particularmente en su volumen primero, aquel que Marx pudo ver publicado aún en vida, en donde nos proporcione, de forma más bien esporádica intentos de continuar la línea trazada por la dicotomía valor/valor de uso.

La tradición política del marxismo que siguió a la muerte del fundador no prestó mucha atención al concepto en cuestión. La primera gran generación de marxistas como fueron Lenin, Rosa Luxemburgo o Gramsci, tuvo una preocupación que podemos definir de tipo político, centrada en los problemas del Estado, la revolución o la construcción del partido político como sujeto colectivo. El Capital aparecía como un texto más bien de “economía” que se debía de actualizar según las nuevas tendencias que ellos observaban. De aquí nacen la reformulación de los llamados esquemas de reproducción del capital que hace Luxemburgo, los trabajos de Lenin a propósito del capital financiero/imperialismo y el intento de Gramsci por entender el significado político, cultural y en el orden de la hegemonía que tenía la aparición del americanismo como una nueva concepción de la vida.

Cuando el marxismo transitó hacia una ligera institucionalización en la vida cultural e intelectual, las diversas disciplinas del conocimiento social se apropiaron de partes o segmentos de la obra de Marx que consideraban afines a sus intereses heurísticos. Sin embargo esta transformación en la forma en que se desarrollaban las principales preocupaciones –una vez derrotada la posibilidad de una revolución de características mundiales- tampoco trajo un gran interés por el problema del valor de uso. Antes bien, algunas de las corrientes del marxismo que alcanzaron mayor difusión eran abiertamente contrarias a estudiar el problema del valor de uso. Quizá el caso más emblemático de esto es lo que representa el marxista norteamericano Paul Sweezy, para quien: “Marx excluía el valor de uso –o como ahora se le llamaría, la “utilidad”- de la esfera de investigación de la economía política, en virtud de que no da cuerpo directamente a una relación social” (Sweezy 1945: 36). Tan fuerte es el desprecio por el problema del valor de uso que el resto de los conceptos que Marx desarrolla en los primeros capítulos de su principal obra –trabajo abstracto, por ejemplo- pierden una presencia central. Esto lleva a que Sweezy piense el problema del fetichismo de la mercancía, pero de manera tan limitada que sólo alcanza a presentarlo como un problema de ideología y más concretamente de falsa conciencia: “En su doctrina del Fetichismo de la Mercancía, Marx fue el primero en percibir este hecho y darse cuenta de su decisiva importancia para la ideología de la época moderna”(1945: 45). No se crea, por cierto, que esta perspectiva dejó de ser importante, no hace mucho tiempo un marxista mexicano escribía que:
“…el valor de uso no da a la mercancía ningún carácter particular. Los objetos de consumo humano en todas las épocas y bajo cualquier forma de sociedad posee de igual manera valor de uso. El valor de uso expresa ciertas relaciones entre el consumidor y el objeto consumido. La economía política, por otra parte, es una ciencia social, es decir, de las relaciones entre los hombres. Se sigue de aquí que el valor de uso como tal queda fuera del campo de la investigación de la economía política. Marx excluía el valor de uso, o lo que ahora se llamaría utilidad, de la esfera de la investigación de la economía política en virtud de que no da cuerpo directamente a una relación social”. (Guillén 1988: 62)
Como se ve, Guillén reactualiza un viejo argumento –Marx creía que el valor de uso no era tema de investigación- sino que además equipara el problema del valor de uso al de la utilidad. Y peor aún, lo limita en el sentido que ni siquiera hay una relación social pues se trata de un consumidor y un objeto a consumir. Para rematar lleva al valor de uso no a la época del capitalismo, sino de la producción mercantil simple: “Comencemos por extraer las implicaciones del hecho de que los valores uso son producidos por trabajos privados, ejecutados independientemente unos por otros” (Guillén 1988: 62). Claramente es una visión que rompe con el orden metodológico de Marx que se juega en el terreno de lo lógico conceptual sin desatender la historicidad de las categorías (Oliver y Savoia 2011: 283). Lo que en Marx aparece como una diacronía, en estas corrientes del marxismo aparece como el dominio de la linealidad. Daniel Bensaid lo dice muy claramente cuando explica por que Marx comienza por la mercancía:
“No porque ella precedería cronológicamente al capital, sino porque es el resumen y el holograma. La primera sección del Libro I articula dos discursos y dos temporalidades, lógica e histórica, donde una corrige y contradice sin cesar la otra. No trata de un orden mercantil capitalista ni de un capitalismo realmente existente, sino de un capitalismo virtual, sin capital”. (Bensaid, 1995:21)
En donde sí hubo recepción al problema del valor de uso fue en las obras de Isaac Rubin, un especialista soviético posterior a los primeros años de la revolución de octubre, encargado de las ediciones de Marx. En la Unión Soviética siguieron su línea algunos trabajos en donde el concepto del valor de uso no sólo aparece, sino que se desarrolla en diversos niveles. Tal es el caso de las obras de Vitaly Vygotsky (1981)1, Evald Ilyenkov (2007) y un trabajo conjunto entre Afanásiev y Lantsov (1986), sin embargo por motivos de espacio no podremos entrar en el desarrollo de sus perspectivas. Tampoco nos detendremos, aunque nos parece pertinente señalarlo, en visiones más contemporáneas tanto del marxismo producido en países anglosajones como en América Latina, en donde el concepto del valor de uso comienza a ser desarrollado de manera más clara, en gran medida por el acento que se pone en el volumen primero de El Capital. Un ejemplo de ello son las obras recientes de Harvey (2010), Jameson (2011) y Heinrich (2011). En América Latina Iñigo Carrera (2007) desde la perspectiva del trabajo social privatizado, Franz Hinkelammert y Henry Mora (2008) desarrollan el tópico del valor de uso de manera paralela a Bolívar Echeverría, aunque sin aparente diálogo, así como el hoy vicepresidente de Bolivia Álvaro García Linera (2009), quien si reconoce abiertamente la deuda con Bolívar Echeverría.