✆ Etten Carvallo |
Joaquín López Mujica
| ¿Podemos pensar que el “alivio
planetario” o global que significó la victoria de Obama, es comparable a ese
pequeño sorbo de agua que se le proporciona a un navegante luego de un severo
naufragio? Ese pueblo norteamericano que es el hijo permanente de la guerra y
hostilidad hacia otros países; que subsiste en una economía desigual construida
por una opulencia nacida del sometimiento a otras regiones; instaurada en una
escala de valores de odio, violencia y la tragedia, sabe que la paz no es el
laberinto de la agresión sionista.
¿Cómo construir el camino de paz? Ha habido un historia
cruenta: devastadas las poblaciones originarias; el latifundio que estranguló a
México, la condena a las tempranas emancipaciones de Cuba y Haití, las tantas
invasiones en América y el Caribe, el insólito y absurdo bloqueo a Cuba, las
conspiraciones y la hipoteca a las conciencias de miles de intelectuales y
periodistas.
Nuevamente la falacia de la existencia de un ataque con armas
químicas invade con descaro la historia contemporánea. ¿Contra su propio
pueblo? ¿Quiénes creerán eso?, solo fingiendo en la existencia de un ataque
químico del Gobierno sirio contra el pueblo, simulando una mentira más –como
cuando Iraq- de la maquinaria mediática de Wasington, Londres y París, países
que corean otra guerra, ya que el marketing de la masacre entre pueblos se les
cae. Somos de los que creemos que se trata de un globo de ensayo: una
agresividad socialmente expuesta. Todo para precipitar las respuestas de Rusia
e Irán, que son alianzas que tiene Siria y que dificultan el ataque.
Entre tanto hay pruebas de montaje, confesiones de un alto
funcionario; es público y notorio el consentimiento de Siria para permitir que
los inspectores de la ONU inspeccionen la zona; presentación de fotos vía
satélite con disparos desde la zona de los rebeldes. China, Rusia y el Papa
desde el Vaticano plantean una reunión urgente con Obama, e Irán –con su
paciencia contenida-trata de persuadir al neoterrorismo de USA, Francia e
Inglaterra.
En fin, ¿cuántas veces ha sido violado el suelo terráqueo y
jurídico de los pueblos? Con todo eso y con su desproporcionada riqueza aun en
los emporios económicos ya comienza a aflorar la vergüenza. Quizas porque en el
mundo de hoy, se nos muestra con mayor eficiencia y visibilidad el escenario
atroz de las nuevas formas de enajenación, tanto en el cuerpo social, el
espacio individual, la estructura jurídico-política, la superestructura
cultural, el espacio mediático y virtual, es por esas razones y otras, que
pueda resultar interesante evaluar la potencialidad de la concepción
materialista de la historia frente a lo que sería una fase terminal del
capitalismo que vive Obama y que fue enfocada por Hugo Chávez como la raíz de los
males: el neoliberalismo.
Si partimos de los datos empíricos, el alto y creciente
indice de pobreza ; desempleo mundial, el descalabro socio-económico; resulta
hasta alarmante que sean los países altamente industrializados, donde se
muestran claramente las anomalías del neoliberalismo. Pero, algo más grave, es
que ha ocurrido una barbarie, el fenómeno impune, por el hecho de que el poder
financiero global logró casi derrumbar el Estado Social –europeo –aquella
lejana tierra de la ilustración- “al socializar” las pérdidas de los bancos,
trasladando insólitamente al ciudadano común, el peso de sus acreencias,
estructuradas en base a la desregulación, los negocios fraudulentos, las
burbujas inmobiliarias, el reflujo de capitales electrónicos errantes en la autopista
de la información, vulnerando a los ciudadanos. Los llamados rescates,
anunciados día a día en los noticieros mundiales, en el capitalismo tardío, han
sido un largo filme de truculencias y atentados a la soberania del
Estado-nación.
Una deuda que es de los bancos, en complicidad con las
democracias corruptas, un corpus jurídico justificador del neoliberalismo,
disparó a Grecia, Portugal, España e Italia. Se trasladó a los ciudadanos, una
inaudita bomba mata-gente, tiene su raiz en el Tratado de Lisboa, un marco
regulatorio que constitucionalmente –paradójica y contradictoriamente sin
proceso constituyente- convirtió al neoliberalismo en la religion absoluta e
irrefutable. La tragedia histórica –como se refiere el camarada Presidente
Maduro- es el epicentro de los niveles de barbarie alcanzados en Europa –en
España, sobre todo- allí se han suicidado tres ancianos promedio por mes, ante
el inminente desalojo de sus viviendas.
Si una teoría social como la marxista –adaptada a los
tiempos presentes- puede develar y dar cuenta de estas afectaciones del cuerpo
social global, por ello resultó oportuna y comprensible, la convocatoria que
hizo el Comandante Supremo Hugo Chávez, en aquella reunión multitudinaria, en
pleno Foro Mundial de Sao Paulo, al proclamar el Socialismo –que denominó del
Siglo XXI- .Esta directriz más que bienvenida, es figura antagónica de lo
establecido. Hoy es tarea de multitudes y en nuestro contexto del intelectual
orgánico, o militante revolucionario, o científico social con práctica de
compromiso; es expandir la identidad parcial ante el objeto que estudia, y
proceder al análisis de las facetas de esa degeneración, y mostrar en su
praxis, su naturaleza e interioridad. La teoría marxista logra precisar la
estructura de ese todo de lo político, social, económico, cultural y mediático
por ello el eterno retorno a Marx.
En dos zonas bibliográficas encontramos importantes
postulados metodológicos. Uno: en su obra máxima El Capital, allí activa como
premisa fundamental: el trabajo –reivindicado por el presidente Maduro- como la
mediación inicial del hombre con la naturaleza, la cual le atribuye ser fuente
creadora universal, que en el devenir del tiempo de trabajo productivo, supone
un progreso lineal de las condiciones sociales y sus representaciones
ideológico-culturales y simbólicas.
Un segundo postulado, a la altura de su famoso Prólogo a la
Contribución de la Economía Política donde se figura al hombre –entendido como
ser genérico- que se relaciona con los otros hombres e interactúa en la producción
social de la base de la sociedad, en la cotidianidad de las relaciones, que son
de producción, autónomas y heterónomas, voluntarias e involuntarias, naturales
e históricas, cambiantes en el desarrollo del tiempo y que están circunscritas
a una etapa del desarrollo de la humanidad.
Una situación revolucionaria, deviene inmediatamente con una
crisis del capitalismo global como es la actual, es la culminación de un
proceso, descrita en su perfil como antagonismos de clase, si cambia la base
económica, según Marx, entonces cambia la sociedad, ello como periodización, ha
ocurrido constantemente en las diferentes etapas de la humanidad : esclavismo,
feudalismo, capitalismo.
Lo cierto es que el debate contemporáneo focaliza los nuevos
agentes históricos y de cambio, más allá del clásico choque entre dos clases ;
se manifiestan en determinadas prácticas en el hecho cotidiano, como alguna vez
expresaron Gramsci, Althusser o Foucault al sobrevalorar prácticas
intelectuales, culturales, sexuales, creativas o raciales, etc. La grave
situación que vive en este momento Europa y Estados Unidos, situación
inimaginable en otras ocasiones, que parte del hecho de la conmoción
polivalente y policlasista que aqueja a una multitud indeferenciada de
profesionales; estudiantes, artistas, obreros, exemprendedores, exempresarios
al verse inesperadamente sin futuro.
La rebelión de los indignados y el movimiento 99%, por
ejemplo, hizo resucitar las teorías del bloque histórico de Gramsci. Esos
grupos, a pesar de no tener líder visible, han hecho renacer a la política y lo
contestatario, se trasmite de generación en generación, en el tiempo de la
instantaneidad cibernética, las redes sociales e Internet.
La valoración del movimiento de los indignados supone la
restauración del ciudadano, hoy sometido a la desconstrucción del Estado Social
–la restauración de sus condiciones objetivas, como expresaría la teoría
marxista del trabajo- ajenos a la inclusión social, inequidad y falta de
oportunidades- podrían constituirse en un acontecimiento vital para la historia
de la humanidad, y no una mera versión utilitarista como han querido expresar
sus detractores.
Marx hoy enfrenta a Obama en combate perpetuo. En su teoría
como un momento de la praxis, levantó el reclamo como condición fundamental de
toda historia, de la eliminación de la explotación del hombre por el hombre, la
producción de la vida material; creación de un instrumental tecnológico; para
así cubrir la necesidad básica y más allá impulsar el ritmo regular de la
reproducción y la capacidad para que los hombres y mujeres vivamos felices en
sociedad.