Karl Marx ✆ David Levine |
Miguel Candioti
1. Un nuevo enfoque: la distinción entre materialismo práctico y materialismo histórico
Nuestro estudio de la obra de Marx nos ha llevado a la
conclusión de que, para una adecuada comprensión de sus ideas, es necesario ser
capaz de distinguir básicamente entre dos marcos teóricos generales que han
llegado a coexistir en su pensamiento: el materialismo
práctico y el materialismo histórico.
El primero, que es también el más antiguo, resulta de una traducción social de
las críticas feuerbachianas de la enajenación religiosa y
filosófico-especulativa; es el enfoque predominante en la etapa que va desde su
Crítica de la filosofía del derecho de
Hegel (1843) hasta las llamadas Tesis
sobre Feuerbach (1845) inclusive. El segundo, que prevalece a partir de La
ideología alemana (1845-46) y recibe su más famosa formulación en el prefacio
de la Contribución a la crítica de la
economía política (1859), es el producto de una transposición a la economía
del concepto hegeliano del desarrollo histórico, y pretende subsumir al
materialismo práctico bajo leyes generales del movimiento social 1 .
Si el presupuesto básico de la moral y de la ética normativa
es algún tipo de diferenciación entre “ser” y “deber ser”2 , entonces quizás
hay que descartar desde el inicio que el llamado materialismo histórico 3 suponga alguna relación constitutiva con
aquéllas. Porque esta teoría se encuentra fuertemente inspirada por la noción
hegeliana de que «lo que es racional es real y lo que es real es racional»4 o,
dicho de otro modo, que sólo es lo que debe ser, y viceversa. Según esta
perspectiva, resulta completamente vano y “utópico” enfrentar a la realidad
social con un ideal de transformación; se trata más bien de descubrir,
describir y suscribir las transformaciones que “de hecho” se están dando ya en
esa realidad, las cuales siempre se corresponden con lo que “racionalmente”
debe ser. Un conocido pasaje de La
ideología alemana reza así: