Francisco
Rojas Claros
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Mitin en el barrio ✆ Renato Guttuso
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Como
afirma Pedro Ribas, tras la victoria de Franco en la Guerra civil y
hasta los años Sesenta, «el marxismo quedó desterrado y sólo se
habló de él desde posiciones antimarxistas»1. No obstante, durante
el segundo franquismo se consiguió publicar en España un acervo
bibliográfico importante de textos marxistas, impensable apenas unos
años antes. Ello permitió una recuperación y renovación del
marxismo en distintas áreas — ciencias sociales, cultura,
pensamiento —, basándose principalmente en
dos tipos de fuentes fundamentales: traducciones de autores marxistas
contemporáneos y recuperación de escritos de autores clásicos. Los
textos de Galvano Della Volpe y Antonio Gramsci, dos importantes
representantes del marxismo occidental2, formaron parte sustancial de
aquel proceso. No es el propósito de este trabajo entrar en los
aspectos doctrinales de sus ideas, sino exponer el enfrentamiento
dialéctico entre la disidencia editorial y el dirigismo cultural del
régimen. Todo ello, gracias a los fondos documentales del ministerio
de Información y Turismo, contenidos en el Archivo General de la
Administración — en adelante, AGA —, en Alcalá de Henares
(Madrid).
Dirigismo
cultural y disidencia editorial durante el segundo franquismo
El
«dirigismo cultural» puede definirse como la tendencia exacerbada
de las autoridades del régimen franquista al control y represión de
toda manifestación política y cultural que no se adecuase a sus
presupuestos ideológicos, fomentando al mismo tiempo la prevalencia
de los mismos, con una función tanto represiva como promocional. Una
estrategia de propaganda y a la vez parte sustancial de un sistema
represivo mucho más amplio, destinado a defender el régimen de
cualquier conato de oposición que pudiera surgir en la sociedad
española, fruto de una clara perversión del
concepto de orden público.