8/10/16

Karl Marx, yesterday and today

The nineteenth-century philosopher’s ideas may help us to understand the economic and political inequality of our time.
Karl Marx
✆ Roberto de Vicq de Cumptich

Louis Menand

On or about February 24, 1848, a twenty-three-page pamphlet was published in London. Modern industry, it proclaimed, had revolutionized the world. It surpassed, in its accomplishments, all the great civilizations of the past—the Egyptian pyramids, the Roman aqueducts, the Gothic cathedrals. Its innovations—the railroad, the steamship, the telegraph—had unleashed fantastic productive forces. In the name of free trade, it had knocked down national boundaries, lowered prices, made the planet interdependent and cosmopolitan. Goods and ideas now circulated everywhere.
Just as important, it swept away all the old hierarchies and mystifications. People no longer believed that ancestry or religion determined their status in life. Everyone was the same as everyone else. For the first time in history, men and women could see, without illusions, where they stood in their relations with others. The new modes of production, communication, and distribution had also created enormous wealth. But there was a problem. The wealth was not equally distributed. Ten per cent of the population possessed virtually all of the property; the other ninety per cent owned nothing. As cities and towns industrialized, as wealth became more concentrated, and as the rich got richer, the middle class began sinking to the level of the working class.

El joven Marx y la construcción del comunismo crítico

Diálogo con Nicolás González Varela, autor de "Crónicas marxianas. Marx & marxismo" que se publicará en breve

Karl Marx ✆ Manuel Loayza
Juan Dal Maso
En el libro que vas a publicar le prestas mucha atención al joven Marx ¿Cómo describirías las distintas etapas de la formación de su pensamiento?
En esa formidable ciencia llamada “Marxología” en realidad al joven-joven Marx (hablamos de su desarrollo filosófico-político entre 1837 y 1843) se le desconocía o se le minimizaba, el foco se colocaba sobre el ya no tan joven Marx, en especial el “existencialista” de los Manuscritos de 1844. Al parecer nada interesante ni productivo había, salvo para la Historia monumental o anticuaria, en su práctica y en su pensamiento ex ante de la mítica cesura de 1845. Este canon fue grabado a fuego ya desde la fosilización de Marx en los años 20’s en la escolástica del Dia-Mat soviético, y se hizo un lugar común en Occidente después de 1945. El prestigio académico de esta posición ideológica vino de la mano de Althusser y su famoso “corte epistemológico”, que ponía en un manto de sospecha a todo aquel que quisiera “valorizar” para las tareas políticas presentes al Marx juvenil que presentaba como una conspiración pérfida. Y no es un asunto de mera Filología: ya Lenin intentó llevar al gran público este Marx desconocido o el mismo Gramsci desde la cárcel intentaba editar los textos menos “oficiales” y perdidos del joven Marx que estaba difundiendo el trágico David Riazanov.

Los que nos descubre este Marx recuperado es que no desarrolló la idea comunista a partir de una parcial recuperación del corpus preexistente o deducida de una negación aséptica del objeto filosófico, sino que el neue Kommunismus (el mismo Engels denomina a la nueva idea comunista en esta época como “Comunismo crítico”), se configuró a través de una discusión crítica (despiadada) con las formas teórico-prácticas de comunismo y socialismo existentes; y que el valor de esta Kritik a la propia izquierda es para Marx servir de insustituible propedeútica y acceso real al problema de la plusvalía. Es decir: contra el Dia-Mat y contra Althusser, el origen del Comunismo crítico entre 1845-1846 revela que es inseparable el Marx político del Marx filósofo, que no puede entenderse su crítica y su método sino desde un análisis unificado de las dos dimensiones.