◆ Este ensayo fue
publicado inicialmente en la revista mexicana “Dialéctica”, N° 21, Julio de 1991
Karl Marx ✆ Eric |
Gabriel Vargas Lozano | “Todo
lo que surge es digno de perecer", decía Mefistófeles en la obra clásica de Goethe. "Todo lo que un día fue real se torna
irreal, pierde su necesidad, su razón de ser", escribía Engels
comentando a Hegel en su célebre obra Ludwig
Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana. Y hoy, cerca del final
del siglo X X y a partir de los cambios económico-sociales
que ha experimentado el sistema capitalista; del desarrollo de nuevas formas
filosóficas; de descubrimientos científico-técnicos; y del derrumbe del llamado
socialismo real, nos preguntamos: ¿y
esto es verdad también para el marxismo en general y su filosofía en
particular?
Si queremos ser coherentes, debemos responder
afirmativamente. Toda concepción teórico-práctica, como es el caso del
marxismo, deviene, cambia, se transforma o pasa a formar parte de la historia.
Pero cuando se trata de explicar con toda objetividad dichos cambios, se
requiere hacer varias distinciones: en primer término, la distinción entre la
vigencia de la propia teoría (y dentro de ella, a su vez, entre el contenido
científico, el ideológico y el filosófico) y las condiciones de recepción que
propician eclipses cortos o largos, vinculados a los intereses dominantes en
una sociedad dada.