4/7/16

Classi e lotta di classe dopo la “crisi del marxismo”?

Karl Marx ✆ Zeppo 
Alessandro Mazzone
In nessun Paese europeo quanto in Inghilterra il senso della gerarchia sociale è presente immediatamente nel medium di ogni incontro e comunicazione - la lingua. Non solo diversa ricchezza di sintassi, vocabolario, registri espressivi distinguono i ceti, ma già la pronuncia di ogni parola e frase (pronuncia, le cui differenze “verticali”, appunto di appartenenza a strati superiori o inferiori, sono più importanti di quelle “orizzontali”, di regione). Questo biglietto da visita che si manifesta col solo aprir bocca, immediatamente, è un tratto tipico, che, nel centro primo del capitalismo e del maggiore impero moderno (anche se ora subordinato al cugino-nemico statunitense), si chiama appunto class; e poiché è evidente e onnipresente, non c’è - di solito - alcun bisogno di dirlo.

Ma nello stesso tempo, l’uso della parola class, nell’inglese corrente, ricorda anche che in quel Paese il movimento operaio, pur forte e glorioso in certe fasi, è rimasto quasi sempre subalterno; e che il concetto e sentimento dell’autonomia di classe dei lavoratori, morale prima ancora che politica, è rimasto, colà, marginale. Il senso proprio di “classe”, che appunto non significa appartenenza a un certo gruppo, categoria, ambiente, ma si riferisce ai rapporti di produzione e alla forma capitalistica della riproduzione sociale complessiva [2], non è entrato, là, nel senso comune. [3

3/7/16

Reducción del tiempo de trabajo — Una propuesta post-marxista y de economía radical

Karl Marx ✆ Donatien Mary
Pedro María Rey Araújo

El colapso definitivo del modelo de crecimiento español durante el período 1995-2007 se revela no como una crisis estrictamente de su modelo productivo, sino que afecta a la práctica totalidad de las instituciones económicas, políticas y sociales que habían regulado la convivencia social durante el período en cuestión. La amplitud de sus efectos dislocadores no se corresponde pues con una interrupción coyuntural de sus mecanismos reguladores, sino con la quiebra definitiva de sus elementos institucionales constitutivos, es decir, asistimos en la actualidad a una crisis orgánica de la formación social española, en la cual el retorno al modelo anterior se muestra imposible, y el cariz de su futura rearticulación apenas se puede vislumbrar. Las dinámicas estructurales del modo de producción capitalista no pueden ser estudiadas en abstracto sin atender al contexto en el cual se presentan. Es necesario atender a su manifestación concreta en cada instancia particular para aprehender cómo sus componentes se relacionan entre sí, así como cuales son las tendencias contradictorias que alberga en su seno.

El presente artículo hará uso de la teoría de las Estructuras Sociales de Acumulación (ESA) para aprehender el carácter estructural de las tendencias que irrevocablemente dirigían al antaño aclamado modelo de crecimiento español hacia su eventual disolución. Uno de los postulados fundamentales de la teoría reza que, una vez la ulterior contención de sus contradicciones internas se demuestra imposible, un período de reconfiguración institucional dará comienzo para sentar las bases institucionales del próximo período de estabilidad. Sin embargo, entendemos que los términos de la resolución política de la crisis están relativamente poco desarrollados en la literatura correspondiente. Con tal motivo, proponemos combinar la atención a las dinámicas estructurales del proceso de acumulación propia de la teoría de las ESA con las teorías de la hegemonía y el populismo del pensador argentino Ernesto Laclau.

Marxismo y Dialéctica

Un repaso por algunos debates sobre el marxismo y sus fundamentos filosóficos. 

Hegel, Karl Marx & Ludwig Feuerbach
Juan Dal Maso

Si reparamos en la situación actual del marxismo, la dialéctica es uno de sus componentes más desprestigiados. Durante los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, jugaron un rol central las oposiciones entre marxistas hegelianos y estructuralistas hasta el ascenso de lucha de clases de los años 70 y su posterior derrota. Luego vino una suerte de giro "antidialéctico" que acompañó la reacción intelectual de las décadas de retroceso y restauración burguesa.

Cierta izquierda (que como decía un personaje de la novela El Péndulo de Foucault, terminó citando a Nietzsche y a Cèline) buscó un pensamiento sin mediaciones (partido, soviets, Estado de transición) para conciliar el radicalismo intelectual con las condiciones de la derrota. Desde la otra vereda, para los derechistas, el repudio a Hegel y su dialéctica fue una forma elegante de pegarle a Marx sin quedar como anticomunistas reaccionarios y dar por superada la controversia con el marxismo.