4/10/15

El “A cada quien de acuerdo a sus necesidades” de Marx: Una interpretación antiutópica

Karl Marx ✆ Allan Cavanagh
Óscar de Pablo   |   En la moral ideológicamente dominante de la sociedad capitalista, así como en el núcleo de su sistema jurídico, el derecho penal, impera un tipo de justicia enraizado en la tradición escolástica medieval, que ha sido llamada retributiva y que podríamos denominar también idealista. De acuerdo a ella, lo que cada persona merece, como ente espiritual, no tiene nada que ver con lo que necesita para cumplir sus funciones como ente social. Por el contrario, el merecimiento depende de lo que cada persona haya aportado, ya sea en términos de sufrimiento subjetivo o de mérito objetivo, es decir, de los beneficios que su trabajo le rinda a Dios, a la sociedad o a algún particular encargado de recompensarlo. El ejemplo clásico de la justicia retributiva es el sistema de premios y castigos de la justicia divina. Esta concepción pone al albedrío humano por encima de las relaciones causales que dominan el mundo material, para ubicarlo por encima de toda determinación exterior. Se trata de una expresión ideológica, más o menos mistificada, de la regla básica que regía el juego mercantil desde mucho antes del nacimiento del capitalismo: el intercambio de equivalente por equivalente.

En su Crítica al programa de Gotha, Karl Marx describió esta justicia retributiva e idealista y le enfrentó otra, totalmente contrapuesta, que podríamos llamar “materialista” en el sentido de que no abstrae la moral humana del mundo material de las relaciones causales. Posteriormente, el filósofo liberal John Rawls popularizó este principio bajo el nombre de “justicia distributiva”, aunque aplicándolo más limitadamente.[1] Para simplificar, en este trabajo usaré el término de Rawls.

Notas sobre el valor de la fuerza de trabajo en ‘El capital monopolista’ de Paul Sweezy & Paul Baran

Jesús Ruiz Moreno   |   Paul Sweezy y Paul Baran lanzaron hace casi ya 50 años El capital monopolista, primera edición en EEUU en 1966, con objeto de señalar las diferencias que existirían en el capitalismo monopolista frente al capitalismo de competencia, en el funcionamiento de la economía estadounidense. Aunque el texto parece lejano para escribir hoy sobre él, su relevancia se muestra en que la primera edición española es de 1968 y la que hemos trabajado nosotros, de 1982, es la décimo séptima. Confrontan el capitalismo de competencia que sería el que estudió Marx en El Capital, al capitalismo monopolista desde una especificidad propia, puesto que, Baran y Sweezy, entienden que los análisis del capitalismo monopolista hasta entonces, salvo textos esporádicos de Mao y Lenin, solo habían repetido de manera ampliada las categorías del capitalismo de competencia por lo que sus análisis eran erróneos.
No es que Marx haya ignorado la existen­cia del monopolio en la economía británica de su tiempo, verdadero sistema histórico real del cual sacó su modelo teórico. Pero como los economistas clásicos antes que él, Marx consideró los monopolios no como elementos esenciales del capitalismo sino más bien como un remanente del pasado feudal y mercanti­lista del que había que abstraerse para poder obtener la visión más clara posible de la es­tructura básica y de las tendencias del capita­lismo. (p. 9)

Determinaciones Simultánea y Temporal en la Teoría Económica Marxista

Karl Marx ✆ JiWyCi
A. Sebastián Hdez. Solorza & Alan A. Deytha Mon   |  Existen dos vertientes generales dentro de la teoría económica marxista por la manera en que determinan los conceptos más relevantes (el valor, los precios, la tasa de ganancia, etc.): la simultaneista y la temporalista.

Todas las corrientes que sostienen la determinación simultánea, sin importar su origen, sus intenciones, o su “apego” a las palabras de Marx, concluyen (consciente o inconscientemente) que la teoría del valor de Marx es innecesaria (redundante), que Marx fue inconsistente al explicar la determinación de los precios (el famoso “problema” de la transformación), que el plustrabajo no es la única fuente de plusvalor (ganancia) y que Marx se contradice porque la tasa de ganancia tiende a subir y no a bajar cuando se ahorra trabajo vivo por incrementos en las fuerzas productivas (‘tecnología’).

La determinación simultánea de los conceptos en la teoría económica marxista se ha aceptado por dos vías: 1) la aceptación por convencimiento y 2) la aceptación por falta de conocimiento.