► "Con esfuerzos casi sobrehumanos, nos
entregamos en un país increíblemente arruinado, con las fuerzas del
proletariado agotadas, a la labor más difícil: colocar los cimientos de una
economía verdaderamente socialista"
Foto: Lenin leyendo a Pravda, 1918 |
Vladimir Ilich Ulianov
– Lenin | Cada
giro singular de la historia da lugar a algunos cambios en la forma de las
vacilaciones pequeñoburguesas, que siempre existen al lado del proletariado y
penetran siempre en tal o cual grado en su medio. El reformismo pequeño
burgués, es decir, el servilismo ante la burguesía encubierto con bondadosas
frases democráticas y «social»-democráticas e impotentes deseos así como el
radicalismo pequeñoburgués, temible, inflado y vanidoso de palabra y nulidad de
división, dispersión e insensatez en realidad, son las dos «corrientes» de esas
vacilaciones. Son inevitables en tanto subsistan las raíces más profundas del
capitalismo. Su forma cambia hoy en virtud del conocido viraje de la política
económica del poder soviético.
El lema fundamental de los menchevizantes es: «Los bolcheviques han dado vuelta atrás, hacia
el capitalismo, y ahí sucumbirán. La revolución es, pese a todo, burguesa,
¡incluida la de Octubre! ¡Viva la democracia! ¡Viva el reformismo!». Se diga
esto puramente a lo menchevique o a lo eserista, en el espíritu de la II
Internacional o de la Internacional II y media, el fondo es el mismo.