Karl Marx ✆ Thierry Ehrmann |
Rolando Astarita |
Una de las mayores dificultades que enfrenta la economía
neoclásica o keynesiana radica en la teoría del dinero. Una y otra vez los
autores deben admitir abiertamente esta situación. Por ejemplo, en el inicio de
su libro El dinero John Galbraith, economista keynesiano de renombre,
constataba que las respuestas a la pregunta sobre “qué es exactamente el
dinero… son invariablemente incoherentes” (p. 13). Decía también que los
profesores de economía o materias que tienen que ver con el dinero empiezan sus
explicaciones “con definiciones auténticamente sutiles… que se copian
cuidadosamente, se aprenden fatigosamente de memoria y se olvidan con una
sensación de alivio” (ídem). De todas maneras tranquilizaba al lector
informándole que, después de todo, el dinero es lo que el lector siempre se
había imaginado que era, a saber, “lo que se da o se recibe generalmente por la
compra o la venta de artículos, servicios u otras cosas” (ídem). Pero reconocía
a continuación que “las diferentes formas de dinero y lo que determina qué se
puede comprar con él, es harina de otro costal” y que el propósito del libro
era precisamente aclarar esta cuestión. Por su parte Arrow y Hahn, pilares del
modelo neoclásico más elaborado sobre valor y precios, aceptan que el mismo “no
puede producir una descripción formal satisfactoria del papel del dinero” y que
las razones por las cuales la gente pueda querer tener dinero, o el dinero
medie los intercambios, representan “problemas colosales” (Arrow y Hahn, 1977,
p. 395).