13/5/15

Sobre el trabajo de cuidado de los mayores y los límites del marxismo

Silvia Federici   |   No es innovación tecnológica lo que se necesita para afrontar la cuestión del cuidado de los mayores. Lo que se necesita es una transformación de la división social y sexual del trabajo y, por encima de todo ello, el reconocimiento del trabajo reproductivo como trabajo. Este es el eje de este artículo, que revisa los límites del marxismo y la izquierda radical, que cometen un grave error al ignorar esta cuestión crucial, de la que depende la posibilidad de crear una solidaridad generacional y de clase. Sin enfrentar esta tarea, resulta imposible avanzar hacia un mundo más igualitario y emancipado.

El «trabajo de cuidados», especialmente en lo relativo al cuidado de los mayores, se ha situado en los últimos años en el centro de la atención pública en los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), como respuesta a las corrientes que han provocado la crisis de numerosas formas de asistencia y cuidados. La primera de estas tendencias ha sido y es el aumento, tanto en términos absolutos como relativos, de la población anciana y de la esperanza de vida, que, sin embargo, no ha conllevado un aumento de los servicios de asistencia a los mayores1. También se ha producido un importante aumento en el número de mujeres empleadas de manera asalariada fuera de los hogares, lo que ha provocado una reducción de la contribución de estas a la reproducción de sus familias2

Tres derroteros del marxismo: pseudociencia, historia, ontología

Marc Saint Upéry   |   Una de las paradojas de la trayectoria histórica del pensamiento de Karl Marx es, además de su deformación e instrumentalización al servicio de los más feroces sistemas de dominación y envilecimiento del ser humano, la enorme acumulación de malentendidos que generaron las espurias construcciones doctrinarias conocidas bajo el nombre de «marxismo», incluso en sus versiones supuestamente heterodoxas. Más allá de lo que queda de válido en sus brillantes análisis de las contradicciones del capitalismo y del devenir histórico, es necesario entender y recuperar críticamente los parámetros y las fuentes de la antropología filosófica y de la ontología del ser social esbozadas por Marx.

1. En su relato autobiográfico publicado bajo el título de Abendlicht [Luz de atardecer], el poeta comunista disidente nacido en Alemania oriental Stefan Hermlin confiesa que, durante cerca de 40 años, un extraño lapso cognoscitivo le había impedido asimilar la formulación exacta de una famosa frase de Karl Marx: «El libre desarrollo de cada uno es la condición del libre desarrollo de todos» (MC). Inconsciente y sistemáticamente, su mentalidad, forjada por el culto estalinista del colectivo orgánico encarnado en el Partido-Estado, lo llevaba a leer esta frase al revés: «el libre desarrollo de todos es la condición del libre desarrollo de cada uno».