10/3/15

György Lukács y el estalinismo

Nicolás Tertulian   |   Son escasos los que actualmente, evocando la lucha de los intelectuales contra los regímenes totalitarios del Este, hacen referencia a otras formas de oposición que no sea la de los disidentes. EL mérito de estos hombres valientes que, desde Andrei Sajarov a Vaclav Havel y de Leszek Kolakowski a Alenxandre Sojénistsyn han adquirido una legítima audiencia, no debería sin embargo hacernos olvidar, por un reflejo anticomunista comprensible pero no por ello simplista, el hecho que la contestación ha comenzado en el interior mismo del sistema y que intelectuales marxistas como Bertolt Brecht, Ernst Bloch o George Lukács han denunciado ardientemente las prácticas Stalinianas y el "socialismo de cuartel". El contenido y la finalidad de sus críticas eran evidentemente diferentes a las de sus disidentes: deseaban la reforma radical de estas sociedades, su reconstrucción sobre bases auténticamente socialistas, y no la restauración del capitalismo. En 1958, Ernst Bloch confiaba con amargura a su amigo Joachim Schumacher que él mismo y sus discípulos habían sido objeto de una represión brutal en la RDA. En su carta, enviada por prudencia desde Austria, explicaba a su interlocutor que su crítica contra la "Satrapen-Misswirtschaft" (desastrosa economía de sátrapas) había sido durante un tiempo tolerada, y de mejor o peor grado aceptada, pero que desde la aparición del movimiento contestatario húngaro – el círculo Petofi se comienza a reunir en 1956- la situación había cambiado completamente. Se sucedían las vejaciones y prohibiciones. Prohibición de enseñar, prohibición de publicar el tercer volumen del libro Principio Esperanza. Bloch presentaba la situación con una fórmula lapidaria: "Man brauchte einen deutschen Luckács…" (1)

‘Hegemonía y estrategia socialista’: Treinta años de una teoría política postmarxista

José Ramón Martín Largo   |   Hace unos días, en una conversación televisiva con Pablo Iglesias, explicaba Chantal Mouffe cuál fue la acogida que recibió este libro en el momento de su publicación en Londres, allá por 1985: ferozmente crítica por parte de los marxistas ortodoxos, que encontraron su contenido “pequeñoburgués” y “revisionista”, en contraste con la muy favorable recepción que el mismo tuvo entre los nuevos movimientos sociales. Éstos últimos vieron en el libro una puerta abierta a su incorporación, en calidad de protagonistas, a un proyecto emancipador, mucho más allá del papel subordinado y contingente que el pensamiento marxista tradicional les había adjudicado. Hegemony and socialist strategy. Towards a radical democratic politics fue publicado en el ámbito anglosajón por la editorial Verso, convirtiéndose pronto en obra de referencia para la izquierda inglesa y norteamericana, y dos años después, traducido al castellano y publicado en Buenos Aires por Fondo de Cultura Económica, inició su influyente andadura en Latinoamérica. De la vigencia de este libro, ahora también en Europa, da fe el hecho de que sea uno de los fundamentos sobre los que Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero e Íñigo Errejón vienen construyendo su teoría política. Hegemonía y estrategia socialista apareció en un momento en el que se apreciaba una creciente quiebra entre las realidades contemporáneas del capitalismo y lo que la tradición marxista podía legítimamente ofrecer, en el campo teórico y político, en respuesta a aquéllas.