Nicolás
Tertulian | Son escasos los que actualmente, evocando la
lucha de los intelectuales contra los regímenes totalitarios del Este, hacen
referencia a otras formas de oposición que no sea la de los disidentes. EL
mérito de estos hombres valientes que, desde Andrei Sajarov a Vaclav Havel y de
Leszek Kolakowski a Alenxandre Sojénistsyn han adquirido una legítima
audiencia, no debería sin embargo hacernos olvidar, por un reflejo
anticomunista comprensible pero no por ello simplista, el hecho que la
contestación ha comenzado en el interior mismo del sistema y que intelectuales
marxistas como Bertolt Brecht, Ernst Bloch o George Lukács han denunciado
ardientemente las prácticas Stalinianas y el "socialismo de cuartel". El contenido y la finalidad de sus críticas eran evidentemente diferentes a las
de sus disidentes: deseaban la reforma radical de estas sociedades, su
reconstrucción sobre bases auténticamente socialistas, y no la restauración del
capitalismo. En 1958, Ernst Bloch confiaba con amargura a su
amigo Joachim Schumacher que él mismo y sus discípulos habían sido objeto de
una represión brutal en la RDA. En su carta, enviada por prudencia desde
Austria, explicaba a su interlocutor que su crítica contra la "Satrapen-Misswirtschaft"
(desastrosa economía de sátrapas) había sido durante un tiempo tolerada, y de
mejor o peor grado aceptada, pero que desde la aparición del movimiento
contestatario húngaro – el círculo Petofi se comienza a reunir
en 1956- la situación había cambiado completamente. Se sucedían las vejaciones
y prohibiciones. Prohibición de enseñar, prohibición de publicar el tercer
volumen del libro Principio Esperanza. Bloch presentaba la
situación con una fórmula lapidaria: "Man brauchte einen deutschen
Luckács…" (1)
Editor: Omar Montilla — Lo mejor de la actualidad sobre Karl Marx y el marxismo en un solo sitio
10/3/15
‘Hegemonía y estrategia socialista’: Treinta años de una teoría política postmarxista
José Ramón Martín
Largo | Hace unos días, en una conversación
televisiva con Pablo Iglesias, explicaba Chantal Mouffe cuál fue la acogida
que recibió este libro en el momento de su publicación en Londres, allá por
1985: ferozmente crítica por parte de los marxistas ortodoxos, que encontraron
su contenido “pequeñoburgués” y “revisionista”, en contraste con la muy
favorable recepción que el mismo tuvo entre los nuevos movimientos sociales.
Éstos últimos vieron en el libro una puerta abierta a su incorporación, en
calidad de protagonistas, a un proyecto emancipador, mucho más allá del papel
subordinado y contingente que el pensamiento marxista tradicional les había
adjudicado. Hegemony and socialist
strategy. Towards a radical democratic politics fue publicado en el ámbito
anglosajón por la editorial Verso, convirtiéndose pronto en obra de referencia
para la izquierda inglesa y norteamericana, y dos años después, traducido al
castellano y publicado en Buenos Aires por Fondo de Cultura Económica, inició
su influyente andadura en Latinoamérica. De la vigencia de este libro, ahora
también en Europa, da fe el hecho de que sea uno de los fundamentos sobre los
que Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero e Íñigo Errejón vienen construyendo su
teoría política. Hegemonía y estrategia
socialista apareció en un momento en el que se apreciaba una creciente
quiebra entre las realidades contemporáneas del capitalismo y lo que la
tradición marxista podía legítimamente ofrecer, en el campo teórico y político,
en respuesta a aquéllas.