Elí de Gortari |
Presentamos aquí un fragmento de uno de los temas incluidos en la
investigación acerca de La generalidad y la particularización del método
materialista dialéctico, sobre la cual trabajamos actualmente en el Centro de
Estudios Filosóficos de la Universidad Nacional Autónoma de México. El programa
que nos hemos propuesto comprende tres partes principales. En la primera parte
-que ya se encuentra terminada- estudiamos los aspectos generales del método
científico. Así, han quedado tratados los siguientes temas: 1. El método como
procedimiento planeado para la investigación científica; 2. Objetividad del
método científico; 3. Racionalidad del método científico; 4. Constitución
histórica y sistemática del método materialista dialéctico; 5. La dialéctica
como síntesis superior de la deducción y de la inducción; 6. La fase deductiva
del método dialéctico; 7. La fase inductiva del método dialéctico, y 8. La
generalidad del método materialista dialéctico.
En la segunda parte -que se encuentra ahora en trance de
realización- se estudian detalladamente los varios aspectos lógicos y
epistemológicos del método materialista dialéctico. Por Io tanto, esta parte
abarca los temas que siguen: 9. Universalidad y particularidad de la
contradicción; 10. Relaciones de determinación y de conversión recíprocas, entre
la cualidad y la cantidad; 11. Interpenetración de los opuestos; 12. La
negación de la negación y su evolución; 13. Procedimientos metódicos de
investigación; 14. Observación y experimentación científicas; 15. Conexión
sistemática de los resultados experimentales; 16. Interpretación racional de
las conexiones sistemáticas; 17. Estructura lógica de las teorías científicas;
18.Prueba experimental de las hipótesis; 19. Demostración metódica del
conocimiento científico, y 20. Exposición metódica del conocimiento logrado en
las investigaciones científicas.
Finalmente, en la tercera parte culminará la investigación nuestra,
con el estudio de la particularización del método materialista dialéctico en la
física -tomada como un ejemplo de las ciencias naturales- y en la economía
-considerándola como ilustración en el dominio de las ciencias sociales-. De
esta manera, quedará mostrada en su misma actividad la función que desempeña el
método materialista dialéctico, como operador cognoscitivo, en dos de los
campos en que la crítica filosófica. se agudizay en donde existe una amplia
controversia de interpretaciones. En sus rasgos más destacados, los resultados de
esta investigación han sido sometidos a la discusión penetrante y fecunda de
los catedráticos y de los alumnos que participan en el Seminario sobre el
Método del Materialismo Dialéctico, que viene trabajando bajo nuestra dirección,
en la Escuela Nacional de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de
México, desde el año de 1953. Por ello, expresamos nuestro cumplido
reconocimiento para los asistentes a dicho Seminario, por las sugestiones presentadas
y por los esclarecedores desarrollos que han suscitado. Hechas estas explicaciones
necesarias, pasamos a exponer el fragmento de la fase deductiva que hemos escogido
para su publicación anticipada.
1. Formulación del juicio
El juicio tiene, en rigor, únicamente dos términos lógicos,
que se encuentran ligados funcionalmente. En virtud de esta relación funcional,
se puede hacer variar uno de los términos en forma independiente, determinando
entonces variaciones correspondientes en el otro término, que dependerán de las
que experimente el primero, para el mantenimiento de la relación establecida.
Pero toda función que se establezca entre dos términos conceptuales es
recíproca y, por lo tanto, lo que puede hacerse con uno de los términos también
podrá ejecutarse con el otro. Así, en un caso se puede asignar a uno de los
términos el carácter de variable independiente,resultando ser el otro,
entonces,una variable dependiente; pero, inversamente, también se
siguecumpliendola función cuandoes el segundo término el que asume el papel de
variable independiente, haciendo que el primero sea el que sufra variaciones condicionadas.
En consecuencia, por medio del juicio se determinan mutuamente sus dos
términos; ya que tanto se establece cierta determinación para un término,
definida por el carácter de la relación, como también el otro término resulta
determinado, a su vez, por el primero, sólo que en distinto sentido. Por lo
tanto, si sucediera, como se afirma por parte de algunos lógicos, que la
determinación radicara exclusivamente en uno de los términos, en tanto que el
otro sólo tuviera el carácter de ser una "materia del conocimiento" que
fuera lo único por determinar, entonces el juicio no sería una función, porque
carecería de una característica fundamental e indispensable en toda función, o
sea, la reciprocidad de la conexión establecida entre sus términos. Además, en
semejante suposición se encuentra involucrada la consideración del predicado
como un concepto definitivo e inmutable, lo cual jamás ocurre con los conceptos
científicos. Ahora bien, la relación formulada en el juicio es simétrica en
cuanto a la inversión de la conexión funcional; pero, en cambio, generalmente es
asimétrica en cuanto a la mutua determinación de sus términos. Es decir, que
uno de los términos puede ser determinante del otro, en mayor grado de lo que
éste sea determinante del primer término, o viceversa. En esta asimetría de la
determinación es en lo que se apoya la distinción aparente de los términos, por
la cual se destaca a uno como sujeto y al otro como predicado del juicio. No
obstante, en sentido estricto, nunca se puede considerar uno de los términos
judicativos como determinante exclusivo, ni tampoco el otro como simple
determinado, porque la conexión funcional del juicio constituye una
determinación mutua entre sus dos términos. De esta manera, ambos términos del
juicio son simultáneamente determinados y determinantes y, por consiguiente,
cada uno de ellos es a la vez sujeto y predicado; o, mejor aún, ninguno de los
dos es propiamente sujeto, ni tampoco es definidamente predicado.
El juicio científico se formula como una relación que
identifica dos términos diversos. Como identidad determinada, el juicio es una
identificación de lo diferente. La simple enunciación de la identidad de un
concepto' consigo mismo, esto es, la expresión de que: x =x, carece de la
cualidad peculiar del juicio, que es su carácter determinante. Por lo tanto, la
tautología rigurosa no constituye un juicio; aunque su expresión sí puede
ofrecer tal apariencia, cuando se utilizan dos vocablos sinónimos para
representar el mismo concepto. En el juicio, lo que se establece es la
equiparación lógica entre dos términos conceptuales diferentes, o sea, que se
expresa la ecuación: x =y. Por consiguiente, el juicio mismo contiene el meollo
de una contradicción, puesto que identifica relativamente a un término con otro
término diverso. Es decir, que el juicio formula una identidad entre un cierto
término y aquello que dicho término no es y que, por lo tanto, constituye un
término opuesto; porque el otro término, y, es no-x y, entonces, la ecuación
judicativa presenta el aspecto de que: x =no-x. Pero, a la vez, el propio
juicio expresa la solución de la contradicción entre sus dos términos, la cual
está representada justamente por la relación determinante entre ambos términos.
De este modo, el juicio es una determinación sintética, que comprende los dos
términos contradictorios y su mutua oposición.
Para expresar con mayor facilidad y, a la vez, con pleno
rigor y necesidad a las formas del juicio, recurrimos a su representación
simbólica, valiéndonos de las ecuaciones matemáticas. Con esta precisión en su
expresión, se hacen' mucho más sencillas las inferencias deductivas, resulta
ser mucho más estricto su manejo y se ponen al descubierto una gran cantidad de
formas de inferir, que la lógica tradicional ni siquiera pudo sospechar. Para
la expresión simbólica de las formas del juicio, utilizamos la notación
introducida por Boole,' por ser la más simple y fácil de operar -debido a su
estrecha analogía con el álgebra elemental- y porque ella permite ejecutar
todas las operaciones deductivas de la lógica simbólica, con mayor sencillez y
elegancia que cualquiera otra de la multitud de notaciones propuestas por los
lógicos matemáticos posteriores. Por lo tanto, únicamente hemos introducido
algunas modificaciones menores en la notación de Boole, que han sido
indispensables para poder representar y conectar también las formas del juicio
no descubiertas por Boole, para sintetizar las otras formas y, al propio
tiempo, para poder practicar en estas ecuaciones todas las operaciones
deductivas posibles. En todo caso, el resultado ha sido el de obtener todavía
mayor simplicidad en la representación simbólica y en la ejecución de las
operaciones y, sobre todo, se ha conseguido la construcción de expresión es más
generales, desde el punto de vista lógico y matemático.
Nota del Editor:
Este trabajo del eminentísimo profesor mexicano Elí Eduardo de Gortari (Ciudad
de México, 28 de abril de 1918 – 29 de julio de 1991) lógico, filósofo de
la ciencia, historiador de la ciencia e ingeniero, fue publicado en ‘Diánoia’, revista de Filosofía del
Instituto de Investigaciones Filosóficas de la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM), correspondiente al Vol. 1 N° 1 de 1955.
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