Branko Milanovic |
Siempre es instructivo hablar con Joe Stiglitz. En una conversación que
tuvimos en París, luego de su charla en la Conferencia INET [The
Institute for New Economic Thinking], me observó que la elasticidad de
la sustitución entre capital y trabajo mayor que 1 –un supuesto habitual en el
libro de Piketty El capital
en el siglo XXI— combinada con un progreso tecnológico que no cayera
como maná del cielo, sino que se desarrollara en respuesta a los precios de los
factores, traería consigo un proceso explosivo que sólo podría terminar con un
capital en posesión de todo el ingreso neto de un país. ¿Cómo?
Supóngase que tenemos un tipo de interés dado, r (de un 5%,
pongamos por caso, como a menudo supone Piketty), y un salario dado, w. Supóngase
que con esa proporción de los precios de los factores resulta rentable invertir
en procesos más intensivos en capital (en procesos, esto es, que reducen el
coste por unidad del producto). Así, los capitalistas reemplazarán trabajo con
capital y las proporciones C/T y C/producto crecerán. Puesto que la sustitución
de T por C es mayor que 1, r sólo decrecerá ligeramente, mientras que los
salarios (w) crecerán sólo ligeramente. Aun cuando los precios de los factores,
siendo rígidos, no variarán mucho, tendrían que seguir moviéndose ligeramente
en punto a hacer aún más atractivos los procesos de intensificación de capital.
De modo que se diera una nueva ronda de acrecida inversión en capital, la cual,
de nuevo, haría crecer las proporciones C/T y C/producto con sólo unos mínimos
efectos en los precios.
► English |
Eso continuará ronda tras ronda, hasta que el entero
producto sea producido prácticamente usando sólo capital y, acaso, una ínfima
cantidad de trabajo. Tanto r como w seguirán casi igual que al comienzo, pero
en vez de, pongamos por caso, 100 máquinas y 100 trabajadores, lo que tendremos
al final serán 100 robots y un trabajador. Casi todo el producto pertenecerá a
los propietarios de capital. El alfa de Piketty se acercará a 1. De aquí que, en mi interpretación, lo que Stiglitz sostiene
es que la elasticidad de sustitución superior a 1 combinada con progreso
tecnológico endógeno conduce finalmente a un equilibrio explosivo. Ahora bien,
esta es, como dicho, una interpretación mía, y es muy posible que Stiglitz no
esté de acuerdo o que yo me haya perdido algo.
Lo cierto es que, luego de hablar con Joe Stiglitz, de
regreso al hotel, pensé en otra cosa. ¿No es eso, en un cierto sentido, casi lo
contrario, y en otro sentido, muy similar a aquel proceso, apuntado por Marx,
de crecimiento de la “composición orgánica del capital” que habría de llevar a
la eutanasia del capitalista (por servirnos del léxico de Keynes en un marco
marxista)? En Marx, el supuesto es que más procesos de intensificación de
capital son siempre más productivos. De modo que los capitalistas tienden a
acumular más y más capital y a substituir el trabajo (de modo muy similar a lo
que acabamos de ver en el ejemplo de Stiglitz). Eso, en un marco marxista,
significa que cada vez hay menos trabajadores y que éstos, obviamente, producen
cada vez menos plusvalía (absoluta): y esa plusvalía menguada en relación con
una acrecida masa de capital significa que cae la tasa de beneficio.
¿Cómo afectará al capitalismo el auge de los robots? Joseph
Stiglitz y Karl Marx nos proporcionan algunas claves.
El resultado es idéntico, si ponemos el proceso marxiano en
un marco neoclásico y suponemos que la elasticidad de sustitución es menor que
1. Entonces, simplemente, r va cayendo en cada ronda sucesiva de inversión
intensiva en capital, hasta aproximarse a cero. Como escribió Marx, cada
capitalista individual tiene interés en invertir en procesos más intensivos en
capital, a fin de vender más barato que los otros capitalistas, pero cuando
todos hacen lo mismo, la tasa de beneficio cae para todos. De modo que lo que
hacen, a fin de cuentas, es “quitarse del negocio”, o más exactamente, moverse
hacia una tasa cero de beneficio.
¿Cuáles son las similitudes y las diferencias entre los dos
resultados? En ambos casos, el trabajo será reemplazado por capital a un grado
extremo, de manera que en ambos casos el grueso de la producción la llevarán a
cabo robots. El empleo será insignificante. En Marx, el equilibrio último se
daría con un r cercano a cero y un w (el supuesto de Marx) a nivel de
subsistencia, evidentemente con un enorme “ejército de reserva de
desempleados”. En el caso de Stiglitz, los capitalistas terminarían con un r igual y embolsándose todo el producto
neto. En el equilibrio de Stiglitz, el único trabajador subsistente tendrá un
salario mayor, pero nadie más tendrá empleo.
El ingreso neto, en el equilibrio marxiano, será bajo porque
sólo el trabajo produce “nuevo valor”, y puesto que muy pocos trabajadores
tienen empleo, el “nuevo valor” será bajo (con independencia de lo alta que sea
la tasa de plusvalía que los capitalistas consigan extraer). Para visualizar el
equilibrio marxiano, imaginemos a miles de robots trabajando en una gran
factoría y a un solo trabajador controlándolos, siendo de un solo año la vida
útil de los robots: eso significa que hay que reemplazar continuamente los
robots, es decir, unos enormes costos anuales de depreciación y reinversión. La
composición del PIB sería muy interesante. Si el PIB total es 100, podríamos
tener un consumo = 5, una inversión neta = 5 y una depreciación = 90.
Viviríamos en un país con un PIB per
capita de 500.000 dólares, pero 450.000 dólares serían de depreciación.
Para ver cómo funciona esto, imaginemos que se tienen unos
ingresos de 1.100 dólares anuales ganados para poder comprar un ordenador
portátil que cuesta 1.000 dólares y cuya vida útil –todo el mundo está de
acuerdo— es de un año. Cada año tienes que gastar el grueso del ingreso en
reemplazar el ordenador portátil, y el ingreso neto disponible se mantiene
pequeño. Para hacer las cosas peor, supóngase que, con cada año que pasa, en la
medida en que compites con otros tipos con ordenadores portátiles, necesitas
incrementar en un 5% el número de ordenadores portátiles; tu ingreso neto irá
descendiendo, aun cuando vives en una cornucopia de ordenadores portátiles.
El equilibrio de Stiglitz, en ciertos sentidos, tiene una
apariencia muy similar: tendríamos las mismas factorías inmensas atestadas de
miles de robots, pero su producto marginal sería elevado y todo el producto
neto se lo apropiarían los capitalistas.
Para el trabajo, en ambos casos, no resta casi nada, por el
sencillo motivo de que prácticamente nadie tiene empleo. Una utopía harto
negativa, sea como fuere. Pero no del todo: en el caso de Stiglitz, podríamos
cargar con impuestos a los capitalistas y usar ese ingreso para tener a los
potenciales trabajadores felices disfrutando de mucho ocio, mirando TV y
jugando divertidos juegos en sus ordenadores portátiles. En el equilibrio
marxiano, el ingreso neto sería bajo, aun cuando viviríamos en un mundo
rebosante de complicadas máquinas. Así que no habría mucho que redistribuir.
¿Con qué se quedan ustedes?
Branko Milanovic es un economista
serbio-norteamericano. Especialista desarrollo y desigualdades, es profesor
visitante en el Graduate Center de la City University of New York (CUNY),
así como investigador titular en el Luxemburg Income Study (LIS).
Anteriormente, fue economista jefe en el Departamento de Investigación del
Banco Mundial.
Traducción del inglés por Mínima Estrella
Traducción del inglés por Mínima Estrella
http://www.sinpermiso.info/ |