Arte universal ✆ Joaquín Torres García |
► El marxismo en Uruguay hizo desde hace muchas
décadas un gran esfuerzo por construir su propia identidad nacional
► La necesidad de un nuevo esfuerzo de elaboración teórica de la izquierda uruguaya impone construir también una nueva relación con la intelectualidad cuyo papel y relaciones con la política orgánica han cambiado radicalmente
Esteban Valenti | El
discurso de Tabaré Vázquez en [la ciudad de] Maldonado en el 44 aniversario del Frente Amplio
colocó el acento en el papel del batllismo
a principios del siglo XX, su impronta en los destinos del país y la influencia
del Frente Amplio a principios de este siglo, de cierta manera las influencias,
circunstancias y diferencias entre las grandes corrientes políticas e
ideológicas nacionales entre dos siglos.
Qué importante que la izquierda de un país tenga ésta entre
sus preocupaciones principales. Un tema muy interesante, no solo, ni
principalmente para construir un discurso, sino para analizar los complejos
procesos de influencia, cambio y transformación de las ideas y la cultura
política en nuestro país, un pequeño territorio y población con una identidad
muy marcada en el ámbito regional, desde el propio proceso independentista y
federal encabezado por José Artigas.
En mi anterior artículo sobre este tema intenté mostrar la
potente influencia del pensamiento y de la acción de José Batlle y Ordóñez en
la izquierda uruguaya, pero tratando de marcar también las diferencias, en
particular la fuerte influencia del pensamiento artiguista e incluso del nacionalismo avanzado de determinados
sectores del Partido Nacional, en particular de Wilson Ferreira Aldunate, hoy
quiero enfocarme en otro aspecto, en el papel de los sectores marxistas o
marxianos en la izquierda uruguaya.
El nacimiento del Frente Amplio, su desarrollo, el terrible
pasaje por la dictadura no podrían explicarse de ninguna manera sin
considerar el papel de las fuerzas de origen marxista (socialistas, comunistas
y otras formaciones con una fuerte influencia marxista) que han sido
fundamentales en la propia pluralidad y profundidad de las definiciones
unitarias del Frente Amplio.
Comencemos por un aspecto clave, el proceso político
uruguayo tuvo en las organizaciones sociales, en particular en la unidad de los
sindicatos de trabajadores en una sola central y en su estrecha relación con el
movimiento estudiantil y de la cultura una de las bases para la formación y la
identidad del Frente Amplio.
Los sectores marxistas fueron durante décadas las mayorías
en la conducción del movimiento sindical y cultural del país, tuvieron un peso
político con una fuerte concentración metropolitana y urbana y una larga
trayectoria en las disputas electorales. Con variados resultados.
No pretendo hacer un recuento de ese proceso, sino anotar un
rasgo específico de la izquierda uruguaya: la confluencia de corrientes muy
diversas en su origen, incluso en sus definiciones ideológicas y filosóficas,
como los marxistas, los cristianos, los batllistas,
nacionalistas progresistas, anarquistas, independientes y otros sectores. Esa
diversidad tuvo un peso muy importante en el moldeado de la identidad
programática, en la propia acción política y en el peso creciente y
determinante de una visión democrática en la izquierda uruguaya, que culminó en
una etapa importante en la batalla contra la dictadura pero sobre todo en la
reconstrucción posterior hasta la llegada al poder en el año 2005.
La estructura social y cultural del bloque de los cambios en
el Uruguay tuvo siempre una fuerte impronta del mundo del trabajo,
específicamente de los trabajadores organizados y de la intelectualidad como
núcleo central al que se incorporaron con toda su carga política e ideológica
sectores de las capas medias, de pequeños y medianos productores y que sectores
de muy bajos recursos y condición social. También sectores de la propia
burguesía nacional.
La trayectoria obrera tuvo y tiene sin duda una fuerte
presencia en la elaboración programática y cultural del Frente Amplio, con
cambios importantes en todos estos 44 años.
Reducir la influencia del marxismo solo al peso de
determinados sectores sociales, sería una simplificación peligrosa. Ideas de
matriz marxista tuvieron y tienen un peso importante y a su vez han sido
fecundadas, influidas por un amplio espectro de ideas de otro origen y en
particular de clara raíz nacional. Catalogar al batllismo simplemente de socialdemocracia, es otra simplificación o
reducir las ideas nacionalistas avanzadas a determinados sectores de la
burguesía nacional, en particular del interior y del medio rural sería
reduccionista.
El marxismo en Uruguay hizo desde hace muchas décadas un
gran esfuerzo por construir su propia identidad nacional, por aprender de las
tradiciones históricas y culturales del país y de su sociedad, por utilizar la
propia visión materialista y dialéctica para su desarrollo y no para adecuar un
recetario importado y dogmático. Esto no nos exime de haber tenido nuestros
largos periodos de intentar enseñarle nuestras verdades a toda costa al país y
a su gente.
Sería un grave error olvidar las peripecias ideológicas y
políticas en las visiones internacionales de la izquierda uruguaya en
particular de los marxistas, tanto en la presencia y desmoronamiento del
sistema socialista mundial, como la propia experiencia cubana y su proceso. Si
pudimos sortear esas realidades sin que el mundo se nos callera encima fue en
primer lugar por razones políticas y por el Frente Amplio.
El cambio más importante que le aportó el Frente Amplio a la
propia izquierda marxista fue la necesidad de aprender de otros, de incorporar
la visión de otros actores políticos y sociales de la izquierda en temas
fundamentales como las relaciones sociales, de propiedad, de producción y sobre
todo en relación a la superestructura cultural, institucional democrática, la
visión de otras corrientes e ir expulsando la idea de que eran compañeros para
un tramo de nuestra ruta liberadora a los que invariablemente deberíamos convencer
y convertir.
Sin esa influencia mutua, sin ese proceso que nos transformó
a todos y que cambió para siempre nuestra identidad y a la propia sociedad
uruguaya nunca hubiéramos ganado las elecciones y menos hubiéramos gobernado
por dos periodos consecutivos y nos aprestaríamos a ejercer otros cinco años el
gobierno nacional.
Es posible que este último tramo del recorrido político de
la izquierda uruguaya no haya sido acompañado por una elaboración teórica a la
altura de los cambios que nosotros mismos produjimos y que se han producido en
nuestro propio pensamiento e identidad, analizados desde una visión histórica
marxista. Más que posible esta carencia es segura.
La necesidad de un nuevo esfuerzo de elaboración teórica de
la izquierda uruguaya impone construir también una nueva relación con la
intelectualidad cuyo papel y relaciones con la política orgánica han cambiado
radicalmente. No hay teoría política, ni nuevos niveles de elaboración
ideológica y cultural sin el aporte central de los intelectuales, nunca será
una simple derivación de la práctica.
La propia teoría de la acumulación de fuerzas, si no quiere
reducirse a una simple suma de caudales electorales analizados desde la breve
perspectiva de lo circunstancial, si pretende darle continuidad en el tiempo y
sobre todo en la profundidad de los nuevos cambios requeridos por nuestro país
para avanzar hacia nuevas formas de libertad, de desarrollo económico
productivo, pero sobre todo de desarrollo social y libertad, con avances
estructurales en la justicia social, en los derechos conquistados, en nuevos
valores democráticos y morales y en los nuevos desafíos globales como el medio
ambiente requieren de una teoría o de varias teorías en pugna, frotándose y
chispeando ideas y arriesgando previsiones. Conviene recordar que Marx pensaba
que el socialismo permitiría a la humanidad supeditar el terreno de la
necesidad al de la libertad. Cicerón era muy categórico: ''La libertad no consiste en tener un buen
amo, sino en no tenerlo'' y todavía tenemos amos.
No se trata de una teoría del pasado reciente, sino de una
base teórico política de nuevas prospectivas para el progresismo, para la
izquierda en el Uruguay, en esta región con tantas nuevas experiencias y
tensiones y en un mundo con portentosas posibilidades, desigualdades y
peligros.
No se reivindica una visión marxista, socialista, de
izquierda difundiendo y citando sus textos históricos, reconstruyendo las
páginas de nuestro largo y accidentado camino, sino ejerciendo todos los días
la implacable labor de la crítica y del aprendizaje de la realidad, desde
claves que hemos aprendido que ellas también están en constante cambio y
actualización. ''La crítica no
arranca de las cadenas las flores imaginarias para que el hombre soporte las
sombrías y escuetas cadenas, sino para que se las sacuda y puedan brotar las
flores vivas.'' Marx en Crítica
de la Filosofía del Derecho de Hegel. Una de las principales cadenas que
hemos roto es la de cualquier dogma.
Lo que queda pendiente es nada menos que sacudirse las cadenas
de la explotación, una batalla que será interminable.
Título original: “Frente Amplio y
marxismo”
http://www.bitacora.com.uy/ |