22/12/14

Karl Marx y la técnica desde la perspectiva de la vida | Para una teoría marxista de las fuerzas productivas

 Si bien las fuerzas productivas son el corazón del metabolismo social, la pasión —en tanto fuerza esencial de la humanidad— es el corazón de las fuerzas productivas

Rolando Espinosa   |   En los dos ensayos incluidos en esta publicación Jorge Veraza se dedica cuidadosamente a esclarecer tres grandes problemas: qué son las fuerzas productivas, cómo fueron concebidas en el análisis materialista de la historia desarrollado por Marx y por qué constituyen el fundamento del desarrollo histórico de la humanidad. En el primero de los ensayos, del cual toma su título este libro (“Karl Marx y la técnica desde la perspectiva de la vida”), Veraza nos demuestra por qué la posibilidad de la revolución comunista depende, más que cualquier otra revolución, del desarrollo de las fuerzas productivas. De hecho —insiste el autor—, la propia revolución comunista es una fuerza productiva y su gran objeto de transformación es, simultáneamente, el mundo capitalista en su conjunto y todos aquellos modos heredados con que hemos producido la historia de la humanidad hasta nuestros días. 

Revoluciones agrícolas en la ecología-mundo capitalista [1450-2010]

El capitalismo ha mandado la "comida barata" 
al cubo de la basura de la historia
Jason Moore   |   En 2001, la comida era más barata que en cualquier otro momento de la historia moderna mundial. Esto cambió en 2002, mientras los precios de la comida crecían -lentamente al principio, mucho más rápido después-, éstos alcanzan un máximo en 2008 y de nuevo lo harían en los primeros meses de 2011. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), los precios de la comida son más altos hoy que en 2008. Resumiendo, la «crisis» alimentaria –aún no queda claro de qué tipo de crisis se trata ya que implica mucho más que simplemente hambre– nunca se fue. Los precios de las mercancías alimentarias en abril de 2014 fueron un 134% mayor que en 2002. Algunos alimentos, como los aceites vegetales de los cuales dependen muchos de los pobres del mundo para cocinar, aumentaron un 186% (cálculos de FAO, 2014). El final no se vislumbra. El Capitalismo ha mandado la «comida barata» – uno de sus principios organizativos centrales– al cubo de la basura de la historia.