14/8/14

Karl Marx, Blade Runner e la filosofia

Karl Marx ✆ Dale Edwin Murray 
Roberto Sidoli, Daniele Burgio & Lorenzo Leoni   |   Pitagora, il geniale filosofo e matematico, un protocomunista? Aristotele, un sostenitore accanito della schiavitù e della proprietà privata dei mezzi di produzione? Locke e Voltaire, due filosofi illuministi, allo stesso tempo sostenitori della legittimità della schiavitù e del traffico di schiavi africani verso le colonie europee in America? Il sofisticato filosofo Martin Heidegger, un pensatore antisemita e anticomunista, capace a volte di scavalcare “a destra” lo stesso nazismo genocida?

Sembrano spunti quasi paradossali, ma la realtà della dinamica reale di sviluppo della filosofia occidentale, da circa 2000 anni e fino all’inizio del nostro terzo millennio, ha riprodotto al suo interno la coesistenza e lotta quasi ininterrotta tra due tendenze principali, alternative tra loro, rispetto ai problemi e alle opzioni politico-sociali: e cioè tra una “linea nera” (partendo da Trasimaco e Aristotele) che accettava e legittimava più o meno criticamente l’esistenza e la riproduzione delle multiformi formazioni economico-sociali classiste (schiavistiche, feudali o capitalistiche) basate sullo sfruttamento dell’uomo sull’uomo, e una “linea rossa” (inaugurata da Pitagora e dalla sua scuola di pensiero) che ha via via effettuato invece una precisa scelta di campo collettivistica ed egualitaria, a favore di rapporti sociali di produzione (e politico-sociali) fondati sulla cooperazione e la fraternità tra gli uomini, le diverse nazioni e i sessi, in assenza di proprietà privata e di sfruttamento tra gli esseri umani, attraverso un percorso multiforme che arriva fino a J. Derrida e A. Tosel passando per Dolcino, Winstanley, Marx, Engels e Lenin, per citare solo pochi nomi.

El Capital del Siglo XXI | Comentario crítico desde la Economía Política

Héctor Vega   |   El libro de Thomas Piketty, Le Capital au XXIè siècle. Seuil, Les Libres du Nouveau Monde, 2013 [976 páginas con tablas y estadísticas], tiene el gran mérito de contribuir al esclarecimiento de la desigualdad de ingresos en algunos países [34] de Europa y EEUU. La estadística de la obra sobre el capital, según lo aclara el autor, proviene esencialmente de fuentes fiscales e intenta describir un mapa de la distribución de riquezas. El capital en Piketty tiene una acepción diferente al concepto en Marx. Se trata de una diferencia no sólo en lo conceptual sino además en la intención. Para Marx el propietario de los medios de producción, sean estos capital físico o en dinero, maneja un medio de explotación. En Marx la tasa de explotación, es decir la proporción de trabajo excedente con respecto al trabajo necesario es el concepto genérico aplicable a todas las sociedades de explotación. La plusvalía sólo se aplica al capitalismo, donde el producto del trabajo asume la forma de valor. Marx desentraña el sentido de la explotación en su forma capitalista, es decir mediante la plusvalía, la cual se extrae del trabajador en un proceso en el cual éste vende su fuerza de trabajo pero no vende el valor trabajo que crea. Los reformadores del modelo no buscan cambiarlo. La obra de Marx es el paso central para desactivarlo. Es decir, desactivar una situación de poder.

Los escritos de Karl Marx sobre el colonialismo

Karl Marx ✆ A.d. 
Juan Manuel Olarieta   |   La burguesía nacionalista, especialmente en Latinoamérica, siempre ha deplorado los escritos de Marx y Engels relativos a la colonización, que consideran como un apoyo al expansionismo europeo, un embellecimiento fruto de una supuesta deformación eurocéntrica que llevó a los fundadores del socialismo científico a convertirse en unos vulgares apologistas de las conquistas y el saqueo del Tercer Mundo. Es típico de la obnubilación patriotera que considera siempre mejor lo autóctono que lo foráneo: aquí estábamos muy bien hasta que desde fuera llegaron los colonos (o los emigrantes). Los males de una nación siempre proceden de fuera. Los extranjeros son tanto peores en cuanto que los nacionalistas son capaces de vestir lo propio con las mejores galas. En el caso de la colonización, las críticas a la rapiña siempre han solapado la verdadera situación previa a la conquista. Los nacionalistas han creado la falsa impresión de que los problemas de la India, por ejemplo, empiezan con la colonización británica. A veces los problemas también acaban con la propia colonización. Ellos nunca reconocerán la evidente superioridad (tecnológica, económica y militar) de los colonialistas, ni que la relativa facilidad con la que se extendió el colonialismo en todo el mundo fue -en parte- consecuencia de la profunda descomposición de las sociedades locales, que distaban mucho de ser idílicas.