4/7/14

Marx a la puerta de Utopía

Karl Marx ✆ Ottmar Hörl, en Trier | Foto: Pierre Wolfer
“A las puertas de Utopía, los poderes divinos pusieron la maleza de las doctrinas…” [1]

Arturo Leyte   |  Seguramente nada habrá corrompido tanto la figura de Marx como su éxito. Su imagen, reproducida al lado de las de Lenin, Stalin, Mao y otros protagonistas de la revolución política en el siglo XX, se ha vuelto un icono entre beatífico y siniestro, tal vez muy extraño a su propio descubrimiento filosófico. Resulta difícil imaginar un filósofo anterior capaz de figurar como estandarte de movimientos políticos y sociales a veces extraños entre sí, excepto por compartir un difuso sentido de liberación y hasta de utopía. Resulta difícil también encontrar una figura tan reverenciada como al mismo tiempo demonizada. Presumiblemente, esta disparidad no procedió solo de la pasión que pudiera despertar el tratamiento de un problema lógico-filosófico, sino de los intereses por rentabilizar una

Recuerdos de Marx

Paul Lafargue
✆ A. J. Alexandrovitch 
“Era un hombre, en todo y por todo, como no espero hallar otro semejante.” | Shakespeare, Hamlet, Acto I, Escena 2.

Paul Lafargue   |   Conocí a Karl Marx en febrero de 1865. La Primera Internacional había sido fundada el 28 de septiembre de 1864 en una reunión celebrada en Saint Martin's Hall, Londres y me dirigí a Londres, desde París, para informar a Marx del desarrollo de la joven organización en aquella ciudad. M. Tolain, ahora senador en la república burguesa, me dio una carta de presentación.  Tenía entonces 24 años. Recordaré mientras viva la impresión que me produjo aquella primera visita. Marx no estaba bien de salud. Trabajaba en el primer volumen de El capital, que no se publicó sino dos años después, en 1867. Temía no poder terminar su obra y se sentía contento de recibir visitas de jóvenes. "Debo preparar a otros para que puedan continuar, a mi muerte, la propaganda comunista" —solía decir.

Karl Marx era uno de esos escasos hombres que pueden ser, al mismo tiempo, grandes figuras de la ciencia y de la vida pública: estos dos aspectos estaban tan estrechamente unidos en él que sólo era posible entenderlo tomando en cuenta tanto al intelectual como al luchador socialista. Marx sostenía la opinión de que la ciencia debe ser cultivada por sí misma, independientemente de los

Estructura y síntoma: dos contribuciones de Marx al análisis lacaniano de discurso

Jacques Lacan
✆ Gustavo López Cháves
David Pavón-Cuéllar   |   Un análisis de discurso es lacaniano cuando se inspira en las elaboraciones teóricas e indicaciones metodológicas del psicoanalista francés Jacques Lacan. Si consideramos que Lacan era seguidor de Freud, podemos prever que haya una cierta coloración freudiana en todo análisis lacaniano de discurso. Lo que parece menos probable es que el análisis lacaniano involucre una tonalidad marxiana o marxista. Sabemos que Lacan se inclinaba por la derecha, que no tenía una orientación marxista y que más de una vez dirigió críticas a Marx y especialmente a sus seguidores. Podríamos suponer entonces que Marx y el marxismo no deberían de tener una presencia e influencia considerables en la perspectiva lacaniana. Lo cierto, sin embargo, es que toda la obra de Lacan está penetrada, impregnada, empapada hasta su médula por sutiles sustancias conceptuales marxianas y marxistas.

El propio Lacan reconoce abiertamente a Marx una serie de aportaciones fundamentales que forman parte esencial del psicoanálisis lacaniano. Según Lacan, Marx inauguró el estructuralismo, descubrió que no hay metalenguaje, refutó la concepción clásica del conocimiento e inventó el síntoma del que se ocupa el psicoanálisis, esto es, el síntoma como revelación de la verdad en la falla de un saber. Lacan también piensa que Marx fue el primero en comprender que no hay realmente ni sociedad ni relación sexual. Por si fuera poco, Lacan parece tener la convicción de que Marx presintió el objeto causa de deseo, rectificó del discurso constitutivo de la