Fabio Moraga Valle | Durante
la breve la etapa 1931-1932 distintos sectores de la sociedad chilena
(estudiantes, artistas, intelectuales, líderes obreros, militares, etc.) dieron
vida a una gran variedad de organizaciones que estaban a medio camino entre los
típicos círculos intelectuales o los grupos universitarios, y un partido
político formal; a éstas las hemos llamado “vanguardias políticas” porque
recogieron la actitud básica de las vanguardias artísticas y la llevaron al
plano de la crítica al sistema político. En este trabajo analizamos dos organizaciones:
el Partido Socialista de Magallanes y el Partido Socialista Marxista de la zona
central; ambos se fusionaron entre sí y en 1933 ingresaron al Partido
Socialista de Chile. A parte de integrar en igualdad de condiciones a mujeres y
jóvenes, las propuestas de los “socialistas marxistas” tenían un inequívoco
signo moderno y muchas aún tienen vigencia: voto femenino, divorcio, igualdad
salarial, derechos indígenas, entre otros.
Una sociedad en
crisis
Desde inicios del siglo XX y hasta la década de 1930, Chile
vivió un largo proceso de profundos cambios sociales y políticos que provocaron
una crisis de la institucionalidad decimonónica. Este régimen político de tipo
parlamentarista, instalado después de la Guerra Civil de 1891, consolidó a la
oligarquía como único grupo capaz de dirigir la nación a través de los partidos
del sistema. Conservadores, nacionales, liberales, radicales y, en menor
medida, democráticos se habían enfrentado en a una confrontación típica de una
sociedad tradicional: los conflictos clericales o