Víctor Augusto
Piemonte | La Unión Soviética se vio sumida en la
Segunda Guerra Mundial a partir de la invasión alemana en su territorio, a
partir de la ejecución de la Operación Barbarroja en junio de 1941. Esto sin
duda alguna motivó la parálisis definitiva de la Internacional Comunista, a la
que Stalin nunca había dado mayores créditos y que llevaba seis años sin
celebrar sus congresos.
De igual modo, la ruptura del tratado de no-agresión
por parte del Tercer Reich, producida en vísperas de la celebración del X
Congreso nacional del PCA, influyó en el rumbo que tomó este último en los años
subsiguientes. En su congreso de 1941 el PCA volvió a contar con la
participación de Victorio Codovilla y Rodolfo Ghioldi, de regreso en el país
tras prolongados períodos de ausencia. La presencia de ambos fue crucial para
la elaboración de los materiales que fueron tratados en dicha instancia y para
la reestructuración de la dirección partidaria. Proponemos aquí, por lo tanto,
que la expulsión de aquella tendencia intrapartidaria que fue denunciada por
generar supuestas controversias redundó en una profundización todavía mayor de
la ortodoxia stalinista en la praxis del PCA. Es por ello que este artículo recorre temporalmente los
primeros años de contradicciones comunistas emergidas con motivo de la Segunda
Guerra Mundial, pasando por la eliminación virtual de la IC en 1941 hasta
llegar a su disolución formal definitiva dos años más tarde. La dependencia
teórica que acompañó al PCA durante la mayor parte de su existencia, así como
la autodestrucción del organismo que centralizaba el desarrollo de esta
dinámica, conllevó al surgimiento de un período de intensa confusión que perjudicó
el efecto de las tareas dirigidas a conquistar políticamente las masas. La
recomposición de la dirección del