Karl Marx & Friedrich Engels ✆ João Pinheiro |
Manuel
Taibo |
En septiembre de 1847, Marx escribe a Engels desde Bruselas denunciándole la
existencia de ciertas maniobras. “Por
medio de los alemanes de aquí —le decía— todos los elementos descontentos de nosotros y de nuestra acción han
formado una coalición para derribarnos, a ti y a mí, a todos los comunistas en
general y hacer competencia a la Asociación Obrera”. (La asociación local
creada por Marx y Engels). Marx le informaba que algunos elementos, con un tal
Moras, se lamentaba por todas partes de que eran tratados con indiferencia.
Moras está enfadado, de otra parte, “por no haber ganado para las ideas de
Heinze el periódico Le Journal de
Bruxeles, Cruger y Moras —añadía— se lamentan e intrigan.” Marx y Engels
desde el primer momento tienen que luchar en contra de las maniobras de los
“intrigantes”, los roedores en el seno del movimiento obrero.
El segundo Congreso de la Liga, primero de la etapa de la Liga Comunista,
celebrase en Londres a finales de noviembre y primeros de diciembre de 1847, al
que asistieron Marx y Engels. Los grupos de París habían adoptado una
resolución para que fuera elaborada una nueva Profesión de Fe Comunista. Esta
proposición favorecía los propósitos de Marx y Engels de sustituir la Profesión
por un documento político de otro tipo. Así, Engels escribía a Marx desde París
diciéndole: “Reflexiona un poco sobre la
Profesión de Fe. Lo mejor que haríamos, a mí juicio, sería renunciar a la forma
de catecismo que tiene y de tomar como título el de Manifiesto del Partido
Comunista.” Aquí aparece por primera vez la idea del Manifiesto Comunista,
de esa pieza magistral a la que Stalin llamó “el Cantar de los Cantares del marxismo”. La obra inmortal del
verdadero socialismo. La fuente ideológica en la que beberían las generaciones
futuras del socialismo.
El 26 de noviembre de 1847, desde París, poco
antes de salir para Londres, Engels escribe de nuevo a Marx para comunicarle
que, al fin, había podido entrevistarse con Luis Blanc.
“Naturalmente —le decía—, había en su casa una masa de imbéciles, entre ellos Ramón de la Sagra, que me entregó un folleto que te envío. Yo aún no lo he leído. Finalmente aproveché la oportunidad para cambiar con él algunas palabras sobre nuestros asuntos. El me declaró, vacilando, que aún no había tenido tiempo para leer tu libro (Miseria de la filosofía). Lo he ojeado —me dijo— y he visto que Proudhon es atacado vivamente”.
Por esta cita de Engels sabemos que De la
Sagra, un español, fourierista, más tarde proudhoniano,
que jugaba un papel importante en los círculos revolucionarios españoles de
aquella época, redactor del periódico Democracia Pacífica, estaba al corriente
de los trabajos de Marx y Engels y de todo cuanto se refería a la Liga
Comunista y al Congreso que iba a celebrarse, sin que estos contactos se
hubiesen aprovechado, por cuya razón los españoles no aparecen en la primera
etapa de la Liga Comunista, ni en sus Congresos. Este contacto directo con
Engels en 1847 pudo tener una gran trascendencia para el movimiento obrero
español, pero el de haber sido con un elemento proudhoniano, que desde el
primer momento muestra una hostilidad a Marx, refiriéndose a su libro Miseria de la filosofía, malogró las
consecuencias de una entrevista que pudo ser tan decisiva en aquellos momentos
para el desarrollo y la orientación de la clase obrera española.
En aquella época existían en España diversos grupos de tendencias sociales avanzadas; publicábanse numerosos periódicos en los que se reflejan las inquietudes revolucionarias de esos grupos, todos ellos influidos por las ideas anarquistas y por las teorías del socialismo utópico.
Diez días duró el Congreso (30 noviembre-8 diciembre). Marx y Engels, que asistían al mismo, fueron encargados oficialmente de la redacción del Manifiesto Comunista. Esa fue su principal y trascendental resolución. La labor de los dos Gigantes del socialismo había dado sus frutos. Con el Manifiesto Comunista aparece una nueva etapa del movimiento obrero.
En aquella época existían en España diversos grupos de tendencias sociales avanzadas; publicábanse numerosos periódicos en los que se reflejan las inquietudes revolucionarias de esos grupos, todos ellos influidos por las ideas anarquistas y por las teorías del socialismo utópico.
Diez días duró el Congreso (30 noviembre-8 diciembre). Marx y Engels, que asistían al mismo, fueron encargados oficialmente de la redacción del Manifiesto Comunista. Esa fue su principal y trascendental resolución. La labor de los dos Gigantes del socialismo había dado sus frutos. Con el Manifiesto Comunista aparece una nueva etapa del movimiento obrero.
“En esta obra —decía Lenin— está trazada, con claridad y brillantez geniales, la nueva concepción del mundo: el materialismo consecuente, aplicado también al campo de la vida social; la dialéctica, como la doctrina más completa y profunda; la teoría de la lucha de clases y del papel revolucionario histórico universal del proletariado, creador de la sociedad nueva, de la sociedad comunista” (Marx-Engels-Marxismo, Lenin).
La Organización del Trabajo, La Atracción,
Democracia Pacífica, La Fraternidad, El Porvenir, La Reforma Económica, El Eco
de la Juventud, La Asociación. Mejor dicho, la historia escrita.
En 1847, la historia de la organización social que ha precedido a toda la historia escrita, la prehistoria, era casi desconocida. Después Haxthausen ha descubierto en Rusia la propiedad comunal de la tierra; Maurer ha demostrado que ésta era la base social de la que partieron históricamente todas las tribus teutonas, y se ha ido descubriendo poco a poco que la comunidad rural, con la posesión colectiva de la tierra, era o es, la forma primitiva de la sociedad, desde las Indias hasta Irlanda. Por fin, la estructura de esta sociedad comunista primitiva ha sido puesta en claro, en lo que tiene de típico, por el descubrimiento decisivo de Morgan, que ha hecho conocer la verdadera naturaleza de la gens y su lugar en la tribu. Con la disolución de estas comunidades primitivas comenzó la división de la sociedad en clases distintas y, finalmente, antagónicas.
He intentado analizar este proceso en la obra Der Ursprung der Familie, des Privateigentum und des Staats (El origen de la familia, de la propiedad privada y del Estado), 2ª ed., Stuttgart, 1886 a la (Nota de F. Engels a la edición inglesa de 1888).
En 1847, la historia de la organización social que ha precedido a toda la historia escrita, la prehistoria, era casi desconocida. Después Haxthausen ha descubierto en Rusia la propiedad comunal de la tierra; Maurer ha demostrado que ésta era la base social de la que partieron históricamente todas las tribus teutonas, y se ha ido descubriendo poco a poco que la comunidad rural, con la posesión colectiva de la tierra, era o es, la forma primitiva de la sociedad, desde las Indias hasta Irlanda. Por fin, la estructura de esta sociedad comunista primitiva ha sido puesta en claro, en lo que tiene de típico, por el descubrimiento decisivo de Morgan, que ha hecho conocer la verdadera naturaleza de la gens y su lugar en la tribu. Con la disolución de estas comunidades primitivas comenzó la división de la sociedad en clases distintas y, finalmente, antagónicas.
He intentado analizar este proceso en la obra Der Ursprung der Familie, des Privateigentum und des Staats (El origen de la familia, de la propiedad privada y del Estado), 2ª ed., Stuttgart, 1886 a la (Nota de F. Engels a la edición inglesa de 1888).
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