16/12/13

El concepto de formación socio-económica en la obra de José María Aricó | Un cotejo con las fuentes marxianas

José María Aricó
✆  R. Olcelli 
Constanza Bosch Alessio & Laura Catena  |  El presente trabajo se propone analizar la recepción del concepto de formación socio-económica en la obra de José María Aricó, a la luz de la reciente edición de Nueve lecciones sobre economía y política en el marxismo (2012). Nos proponemos demostrar que la interpretación de Aricó difiere del sentido original que Marx le imprime al término, distanciándose, consecuentemente, del uso que le da el marxismo de la Segunda Internacional.

Introducción

En 1973 el grupo nucleado en torno a José María Aricó publicó en sus Cuadernos de Pasado y Presente un volumen dedicado íntegramente al análisis del concepto de formación económico-social (Luporini, Cesare et al.). Reconociendo el lugar central que la categoría ocupa en el materialismo histórico, los editores presentaban una serie de artículos –originalmente publicados entre 1966 y 1972- que reflejaban diversos posicionamientos teóricos en torno al significado del concepto. Los ensayos de mayor envergadura pertenecían a Cesare Luporini y Emilio Sereni, ambos miembros del Partido Comunista italiano entre las décadas del cuarenta y sesenta. Por entonces, el PCI estrechaba fuertes vínculos con el PCUS, a través de su dirigente, Palmiro Togliatti. En uno de los

Las insuficiencias del Marxismo Crítico y los problemas del mundo contemporáneo

Karl Marx ✆ Sara Almudhaf
H.C.F. Mansilla  |  El rápido colapso del socialismo en Europa Oriental a partir de 1989, la dramática descomposición de la Unión Soviética y la no tan sorpresiva declinación de instituciones y prácticas asociadas consuetudinariamente al marxismo han reavivado el debate en torno al fundamento teórico de estos sistemas. Su fracaso histórico abre nuevamente el viejo debate sobre el valor analítico y prognóstico del marxismo (1), sobre la solidez de su base científica y las implicaciones éticas de esta doctrina. Aunque el marxismo exhibió desde un comienzo una notable pluralidad programática e interpretativa y aunque el destino fáctico de los regímenes socialistas no conlleva imprescindiblemente una condena definitiva de la teoría que los inspiró, lo cierto es que ningún edificio conceptual queda incólume si la praxis le es adversa de manera persistente.

Los méritos del marxismo son substanciales y bien reconocidos; después de todo, el mundo contemporáneo ha sido moldeado parcialmente por las ideas y los ideales de sus partidarios. La contribución teórica del marxismo para comprender los fenómenos de enajenación y alienación --parte constitutiva de la modernidad-- es indispensable y válida aun hoy (2). Como afirmó Friedrich Engels en 1883 (en su Oración fúnebre consagrada a su amigo Marx), la doctrina marxista brindó al proletariado la percepción

Sobre el marxismo ortodoxo de György Lukács

György Lukács
✆ Allan Macdonald 
Manuel Sacristán  |  Alrededor del comienzo de la primera guerra mun­dial, cuando entre los intelectuales europeos «ortodoxia marxista» sonaba a vulgaridad y estupidez, uno de los es­critores más brillantes y sutiles de Centroeuropa, Gyórgy —o Georg, según la portada de sus muchas obras ale­manas— Lukács, abandonó el trabajado estilo concep­tista que ya le había dado fama entre sus colegas y, mientras buscaba un lenguaje de simple decir cosas y exhortar a practicarlas, escribió un ensayo titulado ¿Qué es marxismo ortodoxo? en el que construía una tajante manifestación de ortodoxia marxista. «Esa ortodoxia» —escribe nada más empezar el ensayo— «es la convic­ción científica de que en el marxismo dialéctico se ha descubierto el método de investigación correcto, que ese método no puede continuarse, ampliarse ni profundizar­se más que en el sentido de sus fundadores. Y que, en cambio, todos los intentos de 'superarlo' o de corregirlo han conducido y conducen necesariamente a su deformación superficial, a la trivialidad, al eclecticismo» (HCC 2)1. Han pasado casi cincuenta años desde que Lukács, muerto hace poco, publicó esa declaración de ortodoxia marxista. Durante ese medio siglo Lukács ha estado siempre presente en la autoconsciencia del mar­xismo. La noción de ortodoxia marxista, que es el cen­tro de toda reflexión del marxista sobre sí mismo, pun­túa la obra de Lukács en este medio siglo. Es un tema adecuado para hacer memoria del viejo filósofo desa­parecido, uno de los últimos intelectuales comunistas de los que intervinieron activamente en 1917-1919.

Lukács y la dialéctica de la naturaleza de Engels

Friedrich Engels
✆ Estampilla de la URSS, 1935
Joseph Ferraro  |  Como el lector ha de saber, una de las primeras personas que negó, en contra de Engels,que hubiese una dialéctica en la naturaleza, fue Georg Lukács. Su razonamiento para rechazar la existencia de esta dialéctica es bastante sencillo: “la dialéctica materialista es una dialéctica revolucionaria” y, por tanto, trata de la íntima relación que existe entre la teoría y la praxis, no sólo en el sentido de que la teoría se convierte en la ”fuerza material en cuanto que afecta a las masas“, sino que “hay que encontrar además, en la teoría y en el modo como ella afecta a las masas, los momentos, las determinaciones que hacen de la teoría, del método dialéctico, el vehículo de la revolución”. (1) Lo esencial de la dialéctica, como vimos en el párrafo anterior, según Lukács, es su aspecto revolucionario. Pero la claridad acerca de esta función de la teoría ha quedado oscurecida en el Anti-Dühring. En una palabra, la exposición de Engels queda incompleta y, tal vez, hasta inadmisible (Lukács. 1985: 3).

1. La dialéctica equivocada de Engels, según Lukács

Dándonos algunos detalles para defender su postura, Lukács nos dice que en la obra citada, Engels “describe la formación de conceptos propios del método dialéctico poniéndola en contraposición con la ‘metafísica“‘. Engels “subraya con gran energía que

Deliberaciones en torno al Estado | Marx contraataca

Karl Marx ✆ Moore
Arsinoé Orihuela  |  No suelo extender palabras de agradecimiento. Me parece un protocolo obtuso e innecesario. Pero acaso esta ocasión sí lo amerite. Y con absoluto sentido de gratitud agradézcole a Camilo González, politólogo cortazariano, la respuesta al artículo “Estado y represión” que Rebelión tuvo el gesto de publicarnos, y su puntual tratamiento de un tema tan crucial en el marco de la discusión política contemporánea, máxime en el contexto de la crisis ideológica que atraviesan los poderes constituidos. Sírvase el presente a modo de contra respuesta a Una reflexión más sobre el Estado de C. González. También con dedicación afectuosa a los no tan ilustres Almond y Verba, cándidos politólogos con circenses aspiraciones teórico-weberianas. ¡A su salud!

Un par de glosas marginales antes de introducirnos en los grisáceos terrenos de la teoría. Primero, se alcanza a advertir una cierta preocupación en nuestro interlocutor, que curiosamente no pocos politólogos comparten, en relación con la